domingo, 8 de junio de 2008

Entrevista a MIGUEL GUTIÉRREZ


Miguel Gutiérrez ha trazado a lo largo de los años una obra de indudable relieve. Sin embargo, muchos de sus libros resultan inubicables para la incondicional legión de lectores que posee. Por suerte acaba de aparecer, gracias a una feliz iniciativa del grupo Santillana, una reedición de El mundo sin Xóchitl (Punto de lectura, 2008). Y, al mismo tiempo, resulta una inmejorable oportunidad para volver a charlar con él y advertir, en cada frase esbozada, su inconmensurable pasión por la literatura.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

El mundo sin Xóchitl es una novela cuyo argumento ya estaba planteado en El viejo saurio se retira
Sí, en esa mi primera novela están todos los elementos de esta historia que tardé cuarenta años en escribirla. Y la inicié por el estímulo de una serie fotográfica que mi amigo Julio Olavaria me mostró. Era una serie fotográfica en homenaje a su hermano que había fallecido. Y allí aparecía una jovencita, prepúber, vestida de negro, descalza, con un paisaje que anuncia una sequía. Entonces recordé esa vieja historia, y a partir de allí la escribí con mucha facilidad.

Fue como una revelación…
Sí, observando las fotos de Olavaria la historia se me presentó, además, ligada con el arte de la ópera. Y comprendí que en la novela El mundo sin Xóchitl la ópera debía cumplir dos funciones principales: debía servir como fondo musical y también ser uno de los modelos constructivos y temáticos de mi ficción. Y como mi cultura operística era precaria leí todos los libros que cayeron en mis manos sobre la forma y la historia de la ópera.

La novela nos presenta la necesidad de recuperación del pasado que tiene el protagonista, Wenceslao, sobre todo para volver a sentir cerca a Xóchitl…
El evoca para reconstruir ese pasado, para recuperar la imagen de Xóchitl. Pero al mismo tiempo, mientras va escribiendo, se da cuenta que ellos pertenecen a un mundo social, a una familia. Entonces, simultáneamente van surgiendo otras historias, secundarias. Por ejemplo, los amores de Don Elías, que es el padre de los chicos, pero a quienes engendró cuando tenía setenta años, con una mujer a quien amó sin ser correspondido.

Un elemento importante en la novela es la casa…
Efectivamente, esa casa aparece en El viejo saurio se retira. Y esa casa existe, pero yo nunca la vi por dentro, entonces tuve que imaginármela y reconstruir su probable arquitectura.

Al igual que en otras novelas, aquí está muy presente el tema de la muerte.
Justamente estaba leyendo un trabajo que se ha hecho para un doctorado sobre La violencia del tiempo. Y hay una observación muy interesante sobre la imagen de la muerte y, sobre todo, del duelo. Yo no era completamente consciente de esta imagen del duelo. Y este muchacho ve que hay imágenes de la muerte, del duelo, del luto, repartidas a lo largo de las 900 páginas de la novela. Entonces, no me sorprende que esté la muerte acá en esta novela. En ésta se trata de una muerte privada, pero en otras novelas la muerte tiene manifestaciones a nivel colectivo.

Otra recurrencia es la presencia de mujeres dominantes, como es el caso de Xóchitl.
Claro, ella es la que domina y Guencho se somete a esa servidumbre de amor. En mis novelas hay todo tipo de mujeres: delicadas, combativas, apasionadas. Está, digamos, el tema de Antígona que se reparte en varias de mis novelas. Tamara Fiol, el personaje de la novela que espero publicar este año, es también una suerte de Antígona. La mujer vengadora, la mujer rebelde. Algo de eso también tiene Xóchitl. Pero son personajes capaces de la ternura, también.

¿A qué se debe eso?
A diferentes razones. Pero también porque me parecía que los personajes femeninos de la narrativa peruana eran escasos. O en todo caso no suficientemente trabajados. En Arguedas, por ejemplo, había dos arquetipos de mujeres: la prostituta y la mujer idealizada. En el caso de Vargas Llosa está la imagen como objeto compartido. En La ciudad de los perros, a Teresa la aman tres personajes. Y la niña mala de su última novela, es un poco como el objeto estético al cual se quiere poseer. Creo que hay en mis novelas toda una galería de personajes femeninos que se ha ido formando a lo largo de los años.

*Entrevista publicada en Correo el domingo 8/06/08.

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