domingo, 3 de enero de 2010

MIS LECTURAS DEL 2009

POESÍA:
Durante este año fueron tres los poemarios que atrajeron mi mayor atención. En primer lugar, Teoría de los cambios (Sol negro/Cascahuesos) de Enrique Verástegui. Tiene momentos notables que recuerdan al mejor Verástegui. En segundo término, el póstumo Tren bala (San Marcos/AECID) del desaparecido Pablo Guevara: estupendo. Y, finalmente, Uno rojo (Underwood) de la talentosa Andrea Cabel, quien confirma con este breve poemario que se trata de una de las voces más sólidas de la última década.
Por otro lado, también disfruté mucho de Nocturama (AUB) de Diego Otero, quizás su más logrado libro desde Cinema fulgor. Y, por supuesto, Cadáveres (Mesa Redonda), poemario que evidencia la destreza poética de Alejandro Susti (quien además es un talentoso músico y a quien sigo con atención desde Casa de citas).
También quisiera mencionar los interesantes nuevos libros de cuatro poetas jóvenes: Liebe, la muerte del otro de Víctor Ruiz Velazco, Historia secreta de Paul Guillén, Poemas médicos de Bruno Pólack y Casa de zurdos de Alessandra Tenorio. Todos ellos publicados por Lustra editores dentro de la colección piedra/sangre editada conjuntamente con el Centro Cultural de España.
En el caso de las antologías personales, destaca la aparición de Breviario de Santa Inés (Lustra) del poeta de la generación del 60, Arturo Corcuera.
También habría que resaltar Poetas peruanas de antología (Mascapaycha editores), compilada por Ricardo González Vigil y los dos tomos de Poesía vanguardista peruana (Rectorado PUCP), preparados por Luis Fernando Chueca.
Hubo libros que por diversas razones no pude conseguir. Y me hubiera encantado poder leer Angeles detrás de la niebla (Húnikos) de Tulio Mora, Dorada apocalypsis (Tranvía editores) de mi amigo Domingo de Ramos y Sparagmos (Cascahuesos) de Mauricio Medo: libro del que he oído muy buenos comentarios. Tampoco pude leer el poemario de Mario Montalbetti, un poeta al que aprecio.

CUENTO:

Me gustó El rey siempre está por encima del pueblo (Seix Barral) de Daniel Alarcón. Tiene cuentos estupendos, aunque a nivel de conjunto no alcanza los logros de su primer libro de cuentos Guerra a la luz de las velas. Algo similar me sucedió con La esposa del Rey de las curvas (Peisa) de Alfredo Bryce Echenique. Disfruté varios de sus cuentos, pero el conjunto palidece ante otros notables libros de relatos que tiene en su haber.
Sin embargo, hubo tres publicaciones que me deslumbraron: La palabra del mudo (Seix Barral), en dos tomos que reúnen definitivamente la cuentística completa del celebrado Julio Ramón Ribeyro, Antología íntima (Casatomada) de Carlos Calderón Fajardo y Cuentos incompletos (Lustra) de Rodolfo Hinostroza. También quiero destacar la reedición del primer libro de cuentos de Siu Kam Wen: El tramo final (Casatomada). También pude leer, gracias a una reedición Los olvidados (Estruendomudo) de Rossana Díaz.
Quiero mencionar también Circo (U. Inca Garcilaso) de Nilo Espinoza Haro y El cazador de dinosaurios de mi amigo Gabriel Rimachi Sialer.
Me hubiera gustado leer España, aparta de mí estos premios (Páginas de Espuma) de Fernando Iwasaki.

NOVELA:
Este año, la novela que más disfruté fue Summa caligramática (Editorial Norma) de José de Piérola. También me gustaron El viaje que nunca termina (Ediciones Altazor) de Carlos Calderón Fajardo, La bandera en alto (San Marcos) del desaparecido José B. Adolph, Biografía ilustrada de Mishima (Matalamanga) de Mario Bellatín, Confesiones de Tamara Fiol (Alfaguara) de Miguel Gutiérrez, Memorias de una dama (Alfaguara) de Santiago Roncagliolo y El misterio de la loma amarilla (SM) de José Güich y La paz de los vencidos (Alfaguara/BCR) de Jorge Eduardo Benavides. Me sorprendió gratamente Otra vida para Doris Kaplan (Borrador editores), auspiciosa ópera prima de Alina Gadea.
No puedo dejar de mencionar dos reediciones que me han parecido importantes –ambas las he leído años atrás–. Se trata de El escarabajo y el hombre (Casatomada) de Oswaldo Reynoso y Orquídeas en el Paraíso (Editorial Norma) de Enrique Planas (tengo la primera edición de Los Olivos).
Otra reedición que me pareció importante y que me permitió leerla por primera vez fue la de la novela El último cuerpo de Ursula (SIC) de Patricia de Souza.
A pesar que ya se encuentra en mi mesa de noche, aún no he podido leer Segunda persona (Mesa redonda) de Selenco Vega. Me han dado buenísimas referencias de esta novela que obtuvo el Premio de la Cámara Peruana del Libro.
Me hubiera encantado conseguir y leer Ahí va el señor G de Juan Manuel Chávez y Tapen la tumba de Mirko Lauer.

ENSAYO:
Notable, sin duda, Sables y utopias (Aguilar) de Mario Vargas Llosa. También disfruté Juan Carlos Onetti: el soñador de la penumbra (Fondo de Cultura Económica) de Alonso Cueto, y Mito, cuerpo y modernidad en la poesía de José Watanabe (Cuerpo de la metáfora editores) de Camilo Fernández Cozman.

OTROS:
Un libro que disfruté mucho fue Rostros de memoria: visiones y versiones sobre escritores peruanos (UCH) de Pedro Escribano. Una divertida compilación de singulares anécdotas de autores como Martín Adán, Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, Blanca Varela, entre otros.
También quiero destacar la publicación de Hora zero: los broches mayores del sonido, preparado por Tulio Mora.

INTERNACIONALES:
Dos novelas lograron deslumbrarme. Una de ellas fue Indignación (Mondadori) del genial Philip Roth –que aunque demoró un poco en llegar a Lima, pude finalmente conseguirla a mediados de año–. La otra fue Invisible (Anagrama) de Paul Auster, otro de mis autores predilectos –novela que pude leer antes de que finalice el año, a pesar de que aún no llega a las librerías limeñas, gracias a mi hermana que me la trajo de España–.
Otras novelas que me parecieron estupendas fueron Los vivos y los muertos (Alfaguara) de Edmundo Paz Soldán, El viajero del siglo (Alfaguara) de Andrés Neuman –Andrés: ya me conseguí Bariloche– y Missing (Alfaguara) de Alberto Fuguet -sin duda, una de sus novelas más personales y una de las que más he disfrutado-. Interesante resultó la lectura de La soledad de los números primos (Salamandra) de Paolo Giordano.
Gracias a una reedición de Estruendomudo pude leer el estupendo libro de cuentos Pájaros en la boca de Samanta Schweblin (ganador del Premio Casa de las Américas). La misma editorial hizo posible que lea la interesante novela Sólo te quiero como amigo de Dani Umpi.
No fueron publicadas este año, pero recién pude leerlas y las recomiendo plenamente: Diario de un mal año (DeBolsillo) del brillante J.M. Coetzee, Chesil Beach (Anagrama) de Ian McEwan y La maravillosa vida breve de Oscar Wao (DeBolsillo) de Junot Díaz. Otra novela que recomiendo es El jardín devastado (Alfaguara) de Jorge Volpi –que a pesar de ser del 2008 recién llegó a Lima el 2009–.
Aún no pude conseguirme la última novela de Orham Pamuk: El museo de la inocencia (Mondadori). Ya tengo la trilogía de Stieg Larsson. Espero acometer su lectura muy pronto.

2 comentarios:

Rosa María dijo...

Chesu Carlos.. en qué momento lees tanto!??????????????????????

maurizio medo dijo...

Gracias por la mención, Carlos. Para la próxima un mailcito y el libro va contigo. Mucha suerte, cdt.