jueves, 24 de agosto de 2006

Gastón Fernández y sus poemas


Hace no mucho tiempo supe de un autor llamado Gastón Fernández. Confieso, sin embargo, que apenas era un nombre, una idea algo vaga rondándome por allí. Y es que recién pude leer algo de Gastón Fernández gracias a la inclusión de un texto suyo en una antología de cuentos de viaje realizada por Iván Thays. Ahora, para mi sorpresa y deleite, acabo de recibir, de manos de Renato Gómez, un libro que recoge su poesía bajo el título de Breviario. La edición ha estado a cargo de Renato Gómez y ha sido publicada bajo el sello de tRpode editores.
Iván Thays, quien conoce más de cerca la obra de Fernández, ha escrito un breve testimonio sobre su relación con la obra de este autor consideraro "raro" en nuestra literatura.

martes, 22 de agosto de 2006

Reynoso y Estruendomudo

En el suplemento Radar Libros, del emblemático diario bonaerense Página/12 (entre cuyos fundadores estuvo, si no me equivoco Jorge Lanatta), apareció una nota de la escritora argentina Mariana Enriquez sobre la reedición de Los inocentes realizada por la editorial Estruendomudo. Enriquez resalta la trascendencia del libro de Oswaldo Reynoso: "Algunos libros son tan intensos y marcan de tal modo una literatura, que son no sólo clásicos, sino talismanes". También apunta la vigencia de los relatos: "Los inocentes es mucho más que una galería de personajes: es un retrato de adolescencia amarga y exaltada incomparable, y una apuesta estética que todavía sacude".

lunes, 21 de agosto de 2006

Entrevista a Carlos Calderón Fajardo


Alejado del ruido mediático, Carlos Calderón Fajardo ha sido considerado, por muchos escritores de generaciones posteriores, como un preciado autor de culto. Tras una larga ausencia, Calderón Fajardo publica La segunda visita de William Burroughs (Fondo editorial de la UNMSM, 2006), novela en la que indaga sobre la vocación literaria. A continuación la versión completa de la conversación que mantuvimos en su casa.

CARLOS M. SOTOMAYOR: En la novela, el personaje Portillo, a diferencia de Montero que tiene el “don” de la inspiración, posee quizás algo más valioso: la perseverancia...
CARLOS CALDERON FAJARDO:
Hay el escritor que a veces no tiene el don y perdura y persiste. Escribe libro tras libropensando que va a llegar el día en que escriba la gran novela, el gran poema, pero luego, en un determinado momento, a eso de los 40 o 45 años, se da cuenta que no tiene talento; pero ya se ha convertido en su vida, en el objetivo de su existencia. Y él sabe que no lo va a dejar.

CMS: Algunos piensan que Montero y Portillo son en realidad los nombres cambiados de escritores reales...
CC:
Los personajes de la novela parten de personajes reales, pero son finalmente ficticios. Hay un punto de partida en algunos personajes. Pero con la llegada de William Burroughs a la novela, la ficción invade a la realidad y todo se convierte en ficción, en un mundo ficticio que sólo existe en la cabeza de Portillo.

CMS: Hay un juego de máscaras, impuesto por el mismo Portillo...
CC:
Claro. Toda la novela está dentro de la cabeza de Portillo, todo gira alrededor de él. En realidad yo pretendí escribir la novela de esta manera. En un determinado momento la novela se empezó a escribirse sola. Es una típica novela metanarrativa (novela dentro de la cual se elabora otra novela).

CMS: Incluso, podría parecer un ajuste de cuentas...
CC:
Sí, podría parecer un ajuste de cuentas con alguna persona, con un escritor que podría ser Montero. Pero no es cierto. Porque la persona que inspira a Montero es muy evidente, y con la cual tengo muchísima amistad. Y no se parece en nada al Montero de la novela, salvo por algunos rasgos del Montero de la fiesta (que se relata al inicio). La persona real, además, ha perseverado en la escritura a diferencia del Montero de la novela.

CMS: ¿Cómo fue su acercamiento a los beatnicks?
CC:
Cuando llegué a París, me encontré con el surrealismo. Y en esa época conozco a la generación Beat, sobretodo Jack Kerouac y Los vagabundos del Drama, que fue el primero libro que leí. Y él no corregía. Yo era alumno de Roland Barthes en París, y Barthes tenía una idea muy parecida. Y Burroughs también, con su estética de las asociaciones libres: cortar una frase de un texto y pegarlas con otros textos.

CMS: ¿Es consciente que muchos lo consideran un autor de culto?
CC:
Para mí es un gran halago. Pero también siempre me han dicho autor raro, y raro no soy (ríe). Iwasaki acusó una vez a Thays, quien siempre hablaba bien de mí, por ser partidario “de un autor raro, huraño”. Y no es así. Lo que si no soy muy sociable, pero tímido no soy. No soy de ir a reuniones.

CMS: Usted ha señalado que sus primeros libros era “oscuros” ¿Cómo podría definir su literatura actual?
CC:
No es una literatura fácil para el mercado, pero sí para el goce estético del lector.

CMS: ¿En qué momento se produce este cambio?
CC:
Me enfermé. Me dio una enfermedad terrible que le da a una persona entre un millón de personas. Te levantas a las ocho de la mañana, perfectamente bien, a las diez te empiezas a cansar, a las doce del día estás bastante cansado y a las tres de la tarde estás echado en la cama. Estuve dos o tres años inutilizado, movilizándome con una enfermera. Lo único que podía mover eran las dedos. Fueron varios años que me dediqué a escribir novelas y cuentos. Esta es una primera novela de una serie de novelas, libros de cuentos, libros de ensayos. Poco a poco me fui recuperando y ahora estoy sano nuevamente. Por eso presenté el libro, yo nunca había presentado un libro en mi vida. Este lo presenté porque era un rito de renacimiento.

CMS: ¿Cómo ve la narrativa última?
CC:
A mí me parece muy interesante. Primero por su diversidad. A mí me da pena esta discusión entre andinos y costeños, porque, además, tengo amigos en ambos lados. Yo veo que en esa heterogeneidad, como la llamaba Antonio Cornejo Polar, radica la riqueza de la literatura peruana. Tiene mil formas de expresión, desde la literatura andina como Colchado y otros hasta esta literatura metanarrativa de mundos imaginarios que es la que escriben algunos escritores de estruendomudo.

CMS: ¿Y los premios...?
CC: Es bueno que escritores peruanos ganen premios. Me parece una tontería tener envidia. Si los ganaron, los ganaron pues. Haber ganado el Alfaguara o el Herralde es bueno para la literatura peruana, eso hace que las editoriales del mundo se interesen por autores de acá.

Entrevista a Mario Montalbetti


Mario Montalbetti es, además de lingüista, un estupendo poeta. Una prueba ineludible es, por ejemplo, su más reciente poemario Cinco segundos de horizonte, publicado en una preciosa edición por el Album del universo bacterial. Un acogedor rincón de la librería El Virrey de San Isidro fue el escenario idóneo para una charla que reproduzco a continuación. Se trata de la versión completa de la editada que apareció en el diario Correo.


CARLOS M. SOTOMAYOR: en Cinco segundos de horizonte uno de los versos dice: “Lo que realmente importa no es detectable con facilidad”. Existe incapacidad para ofrecer una mirada honda sobre las cosas...
MARIO MONTALBETTI:
Sí, eso está referido a esta especie de formidable olvido que el pensamiento verbal tiene entre nosotros. Es decir, es desolador ver cómo los peruanos en general no desarrollamos el pensamiento verbal en muchos niveles. Los primeros debates del nuevo Congreso son sobre un perro, sobre el sueldo y sobre las oficinas. Y cada vez que existe la posibilidad que exista un debate sobre algo serio, como lo planteado por las congresistas Uribe y Supa sobre el quechua, es considerado simplemente una incomodidad. Aparentemente se resuelve diciendo “traigan un traductor”. Pero somos incapaces de reflexionar sobre temas que son mucho más serios. En ese sentido, sí, creo que en el libro hay una reflexión sobre la pobreza del pensamiento verbal entre nosotros.

CMS: Usted publica poco...

MM: Creo que es importante escribir, pero no es siempre importante publicar. Distinción que mucha gente no hace y tiende a publicar todo lo que escribe. Escribo constantemente, no sólo poesía, también crítica y sobre lingüística. Poesía no escribo tanto; hace un año que no escribo un verso. Lo cual no me preocupa, vendrá cuando deba venir. Pero no soy un escritor profesional de poesía, en ese sentido.

CMS: ¿Cómo conviven la poesía y la lingüística?
MM:
Muy mal. En lingüística trato de probar que el lenguaje no existe y en poesía trato de probar que estoy equivocado. La materia prima es la misma, de alguna manera, pero es una convivencia muy difícil: del lenguaje bajo la óptica del lingüista y el lenguaje bajo la óptica del poeta.

C: Se ha puesto sobre el tapete, desde fines del gobierno anterior, la posibilidad de un Ministerio de Cultura.
MM:
Si distinguimos, como no sé quién distinguió, que cultura es lo te hacen y arte es lo que haces. El Ministerio de Cultura es algo que te van a hacer, no va a ayudar a que tú hagas arte. Si el Ministerio de Cultura está dedicado a preservar los patrimonios arqueológicos y no arqueológicos de este país, bueno, puede ser. No estoy muy entusiasmado con la idea, y estoy obviamente en desacuerdo de un Ministerio del Arte, por ejemplo, porque esas cosas no van por ahí. Creo que el país tiene problemas más agudos que discutir si necesitamos un Ministerio de Cultura.

C: ¿Qué lo desanima de la idea del Ministerio de Cultura?
MM:
Primero, el hecho de para qué está, para qué sirve un Ministerio de Cultura. Y segundo, que no hay ninguna discusión sobre para qué va a servir, para que va estar ahí. Ese es un caso más en el cual alguien lanza la idea y parece que eso es suficiente, que todo el mundo debe decir sí o no, pero nadie reflexiona sobre qué es lo que debe hacer y qué es lo que no debe hacer. Y en ese sentido, si es que no hay un debate sobre eso, y aquí no hay debate sobre nada, la decisión sobre si hay o no un Ministerio de Cultura terminará siendo un gesto vacío.

C: Es casi como cambiarle simplemente de nombre al INC y llamarlo Ministerio de Cultura...
MM:
Por ejemplo, ¿no es cierto?. Una red de burocratización de lo que ya tenemos, no es muy interesante, en ese sentido.

C: Nunca hubo una política cultural y educativa seria...
MM:
Pero no sólo no ha habido en cultura y en educación, no ha habido en nada. Hagamos un ejercicio de reflexión: en los últimos 50 años qué ideas verbales hemos producidos los peruanos. Un recuento más o menos rápido, independientemente si estás de acuerdo o no con la idea: Flores Galindo, con su idea de la utopía andina; Gustavo Gutiérrez, con la idea de la teología de la liberación; Hernando de Soto con su crítica de la formalidad y la informalidad. ¿Qué más hemos producido? ¿Dónde se producen, quiénes las producen? No hay una práctica de discusión o de crítica. Dejo de lado el periodismo, que en realidad es casi totalmente irrelevante a lo que está pasando en la cultura en este momento. Entonces, no es un problema que no se discutan políticas educativas y políticas culturales, no se discute nada o no se discute nada con seriedad. Te doy un ejemplo. La gastronomía. A alguien se le ocurrió decir, no sé por qué, que era la primera vez que hay un acuerdo nacional en relación a nuestra gastronomía. ¿De dónde han sacado esta idea? Una idea totalmente limeña, creo yo. Salvo el libro de Hinostroza o el libro que va a salir de Mirko y Vera Lauer, todos son libros de fotos y recetas. No hay ninguna discusión sobre qué está pasando con la gastronomía, por qué empieza a ser un tema de discusión. Y cuando quieren discutir algo, se discuten cosas nuevamente ridículas, del tipo si la copita de pisco debe tener barrita o no debe tener barrita. No jodas, pues. Tú lees la página cultural de El Comercio, se dedican a celebrar los cumpleaños de Madona. No hay nada más.

C: No hay una discusión seria sobre el pedido de las congresistas de hablar en quechua...
MM:
Tienen todo el derecho de hablar en Quechua. Es el mismo tipo de postergación del que hablábamos todos hace unos meses, la postergación del pueblo quechua, la postergación del sur del país. Se olvidaron de eso, ahora es simplemente una incomodidad. Tenemos una habilidad para, cada vez que tenemos un tema importante, meterlo bajo la alfombra o hacerlo desaparecer. Y sí discutimos si esta oficina es mía o tuya. Creo que deberíamos de una vez por todas no postergar ciertos debates, como el de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que nunca ha sido discutido. Y nuevamente regreso a lo que tú mencionabas, son reacciones histéricas del Cardenal, de las Fuerzas Armadas, de los partidos políticos, de “no me gusta lo que dijeron”. Probablemente sea uno de los documentos más importantes que se ha producido en este país en los últimos 50 años. Claro, preferimos discutir otras cosas.

C: Usted ha sido discípulo de Chomsky ¿Cómo resumiría su importancia intelectual?
MM:
Su importancia intelectual tiene dos vertientes. La lingüística, pues probablemente Chomsky es responsable de una de las dos ideas lingüísticas más importantes del siglo XX, la teoría conocida como gramática generativa. Y la otra vertiente es la vertiente política, donde tiene una serie de ideas sobre lo que está ocurriendo en el mundo. Pero tal vez lo más importante de Chomsky no sea sólo las ideas que él tiene, con las cuales uno puede o no estar de acuerdo, sino la seriedad de su pensamiento para examinar los hechos que están ocurriendo, el carácter crítico y analítico de su mente.

C: Aquí se le criticó algunas opiniones que dio sobre nuestra realidad política...
MM:
Está bien que lo critiquen, pero que no se den estas reacciones automáticas. Todo el mundo se siente más o menos seguro en la idea de encasillar a Chomsky como un radical izquierdista, antisionista, en fin, todos estos membretes que le ponen. Y yo pienso que la parte más interesante de Chomsky, además de sus ideas, es la forma con la que llega a sus ideas.
No es que Chomsky sea incriticable. Y si es que las versiones que tiene Chomsky sobre la realidad peruana o mundial son equivocadas, entonces alguien tendrá que decir por qué lo son. Y lo que hay que promover ahí es realmente el debate, es decir, el intercambio de ideas, de análisis y de raciocinios, antes que simplemente está cosa fácil de etiquetar, que, además, demuestra ciertas debilidades mentales de quienes hacen estas acusaciones.

Aproximaciones a "Demian" de Hesse


Ni Dios ni el Diablo

Escribe: GUSTAVO KANASHIRO FONKEN*

¿Qué son las reglas sino limitaciones que nos impone una sociedad? ¿De qué sirve una moral si ésta nos va a privar de nuestra plena libertad? ¿Hasta dónde debe el hombre ser capaz de actuar? Demian nos plantea la duda, el eterno cuestionamiento sobre la conducta humana y la falsa libertad a la que muchos estamos atados. Llevar una vida inmaculada no es la respuesta definitiva, así como tampoco lo es el libertinaje sin barreras. ¿Qué es lo que queda entre ambos polos?

Sinclair abre la obra presentando su infancia como la de cualquier niño de familia correcta. Por la forma en como se va expresando en la novela, se deduce que se hallaba encerrado en un bloque de paredes de cristal, clásico caso. Podía ver ese mundo que coexistía con él, del que se hallaba privado paternalmente y que, por el mismo hecho de ser “indebido”, lo llamaba cada vez con más intensidad. Es imposible tratar de tapar el Sol con un dedo, y es imposible vendarle la vista a alguien. Tarde o temprano, la educación clásica colapsará, y dejará al descubierto a una persona llena de vacíos espirituales que esa caja de cristal no pudo llenar, por el mismo hecho de no contener a nadie más que a uno mismo.

La primera ruta de escape de esa falsa paz interna fue Franz. La necesidad que sintió Sinclair de mostrarse “no tan santo” ante esa sociedad que lo presionaba, terminó acorralándolo en un dilema del que sólo supo salvarlo Demian, y luego Pistorius. ¿Cómo se le podría llamar a quien lleva el mismo título de la obra? Las ataduras que le propuso a Sinclair no son esas moralistas ni religiosas, esas que tratan de mostrarnos el camino del bien y el camino del mal, sino más bien unas pertenecientes a la que se le podría llamar una moral “humanista”. Para Demian no hay bien ni mal. Incluso se atrevió a llamar al Dios cristiano como uno incompleto, pues carece de una suerte de lado oscuro. El dios que buscó, Abraxas, carecía de esa dualidad. “Nuestra religión (Abraxas) es practicada como si no lo fuese. Se la presenta como producto de la razón.” Esta misma carencia es la que emplean para salvar a Caín de esa satanización en la que se halla sumergido en los textos de la Biblia. Inclusive, llegan a utilizarlo como imagen para denominar a todos los que dejan de lado aquellas ataduras moralistas: La Marca de Caín.

Caín y todos los marcados presentaban una peculiaridad: por el sólo hecho de encontrarse a sí mismos fueron condenados. Y sin embargo, es ésta actitud la que Demian le impulsa a Sinclair cumplir. Como bien dice al final del libro, en una de sus frases agonizantes, la humanidad, tal como va ahora, va directo a su destrucción. Huyendo de su propia naturaleza, condenando la libertad plena del alma, planteando modelos a seguir. La única salvación visible es la que simboliza la figura del ave en su cascarón. Romper el huevo del mundo para poder nacer y así volar hacia una suerte de salvación personal, la cercanía a Dios.

La evolución a la que Sinclair es expuesto desde su inicial concepción del mundo (en casa el bien, fuera del hogar el mal) hasta la absorción del mensaje de Demian, "El ave rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer ha de romper el mundo. El ave vuela a Dios. Hay un nombre: Abraxas.” Es todo un proceso psicológico que se vio influenciado por distintos ángeles que salvaron a Emil de engañarse con los estereotipos del bien y el mal. Pistorius, Demian, incluso Eva (madre de Max) con su naturaleza femenina. Todos son factores que modifican a Sinclair durante los años que relata en la novela. Sin embargo, la obra abandona por mucho el simple relato de cómo crece un muchacho. Habla de cómo la humanidad no depende de esos esquemáticos modos de vida que quizá nos convierten en esos seres discriminadores, orgullosos y altaneros que somos. Creernos superiores a otros que siguen otro tipo de vida, suponer que el bien debe dejar completamente de lado el mal, que una vida plena no requiere de una libertad humana es como estar encerrados en un cascarón. Más de una vez Demian le recuerda a Sinclair, que los impulsos del alma no deben ser contenidos por las ataduras a las que nos sentimos apegados. Nosotros debemos “ser” esos impulsos, son lo que más nos humaniza. Rechazarlos sería como destruirnos lentamente.

*Estudiante del 5to. de secundaria del Colegio de La Salle.

sábado, 19 de agosto de 2006

Entrevista a Alberto Fuguet


Los personajes de Alberto Fuguet, aquellos que aparecen en libros como el reciente Cortos (Alfaguara) y en su primer largometraje Se arrienda, tienen algo en común: todos ellos buscan evadir la terrible condición de ser “extras” en sus propias vidas. El autor chileno presentó su ópera prima en el Décimo Encuentro Latinoamericano de Cine de Lima y además promocionó Cortos, su última entrega literaria.
CARLOS M. SOTOMAYOR: ¿En qué momento te das cuenta de que llegó la hora de filmar tu propia película?
ALBERTO FUGUET: Hubo un momento, creo que debe haber sido hace cinco o seis de años, que empecé a asustarme. Empecé a darme cuenta de que la cosa se iba a poner antipática en mi vida, que la iba a pasar mal si yo no filmaba, que la literatura ya no me bastaba. Creo que también ayudó un poco la adaptación de Tinta roja en la que yo no participé en nada por decisión mía. Fue algo como frustrante, algo muy ligado a mí que ni siquiera toqué. También tuvo que ver una pasada por Lima mientras filmaban Tinta roja. Pancho Lombardi me invitó al set y creo que ahí fue el momento en que dije: aquí tengo que empezar. Y recuerdo que le pedí consejos a Pancho.
CMS: ¿Encuentras vínculos entre los personajes de tus libros con el personaje de Se arrienda?
AF: Todos vienen de mí, todos tienen sangre mía. Siento que si dos personajes que sin conocerse se encontrasen en un tren podrían empezar a hablar y se harían amigos. Porque todos tienen cosas en común. Sí tengo la idea de que los personajes que hago son míos, en el verdadero sentido del término. Los quiero, conozco cómo huelen. Te voy a confesar algo, tenía tan claro cómo se vestía Gastón (personaje del filme Se arrienda) que todo lo que proponían yo lo rechazaba. Daniela me dijo entonces: es mejor que yo vaya a tu casa. Por eso mucha de la ropa de Gastón es mía.
CMS: En tus personajes hay una intención de no ser extras en sus propias vidas...
AF: Yo creo que todo el mundo, sea artista o no, quiere que su vida tenga sentido y sentirse más o menos protagónico. Es la idea de saber que tienes un rol. En Cortos y en Se arrienda uno de los temas que las atraviesan es tener un lugar en el mundo, saber de dónde eres y si eres útil. Pertenecer a algo. En general mis personajes tienen problemas para pertenecer, están un poco a la deriva, medio perdidos. Y creo que no sólo son mis personajes, ni sólo soy yo, aunque no soy tan perdido, pero algo tengo de eso. Me siento muy cercano a esa gente.
CMS: Cortos, como tu anterior libro, tiene una impronta cinematográfica...
AF: Para mí Cortos era de alguna manera una despedida de la literatura tradicional. Este libro lo publiqué en Santiago un mes antes de rodar (Se arrienda). Lo publiqué porque yo sentía que necesitaba sacar dos libros (con Las películas de mi vida) antes de lanzarme a filmar, antes de pasar al otro lado. Un libro bisagra.
CMS: ¿Una suerte de transición?
AF: Claro, una entrada al cine. Yo quería hacer un combo con Las películas de mi vida: largometraje a color, y con Cortos: cuentos cuestionados en el fondo como estructura, en blanco y negro.
CMS: ¿Cómo concebiste conceptualmente Cortos?
AF: Me di cuenta de que cada cuento debía tener una puesta en escena. Tenía que estar diseñado y escrito teniendo en cuenta que lo visual fuera muy importante. Traté que cada cuento fuera puesto en escena y la puesta en escena debía obedecer a la historia o al personaje principal. Los tres mejores ejemplos, para mí, son “El far west”, “La hora mágica” y ”Road story”.
CMS: ¿Elegirías entre el cine y la literatura?
AF: Si me obligan a elegir con una pistola, yo elijo el cine. Por suerte eso no ocurre y dudo que ocurra. Lo que sí creo que va a pasar es que la literatura va a encontrar su lugar junto con el cine y ambos se van a mezclar, posicionar y encontrar sus propios tiempos. Yo creo que voy a escribir libros distintos a los que escribía antes y creo que también voy a filmar distinto. Estoy preparando un libro actualmente que yo defino como una suerte de Cortos 2, pero de no ficción. Un libro como de retazos, de crónicas, de apuntes, de memoria y de opinión sobre cosas que me interesan y me gustan. Una especie de autobiografía grouppie. Y no tanto escribiendo sobre mí, sino sobre otros que me interesan a mí. Creo que puede salir a fin de año y se llamaría Viajar a solas. Como Piglia, pienso que todo libro o película es un viaje, un viaje que uno emprende a solas. Al otro lado
CMS: Tú has hecho crítica de cine en una época. ¿Cómo ha recibido la crítica tu película en Santiago y qué sensaciones has experimentado al pasarte al otro lado?
AF: Hay dos frases que usaste que me gustan: “Santiago” y “al otro lado”. Sí creo que uno pasa al otro lado, es como pasar a la dimensión desconocida. Creo que de verdad quien ha sido crítico de cine o de libros y luego ha filmado una película o escrito un libro, puede usar esa frase sabiendo realmente el término. Ahora, me preguntas qué opinó la crítica de Santiago, yo me di cuenta rápidamente, antes de hacerla, que yo no estaba haciendo una película sólo para Santiago. Me parece un error el estar preocupado sólo de lo que ocurre en tu villa y en tus cuatro cuadras. Yo creo que un crítico que pasa al otro lado tiene algo de traidor. Por lo tanto, hay parte de la cédula a la cual tú perteneciste que se siente un poco traicionada, lo reconozcan o no. Yo lo puedo decir con claridad y con firmeza. Por lo tanto, yo estrené preparado para que me pasara algo. Curiosamente fue más lo positivo que lo negativo.

viernes, 4 de agosto de 2006

Entrevista a Jorge Herralde

Jorge Herralde, el fundador y director de la prestigiosa editorial Anagrama, conserva intacta la inmensurble pasión por la labor editorial. Apropósito de la Feria Internacional del Libro, Herralde visitó Lima para presentar Para Roberto Bolaño (Estruendomudo, 2006), libro homenaje al celebrado escritor chileno. Aquí, la versión completa de la conversación que apareció editada en el diario Correo.
Testimonio a la amistad
Carlos M. Sotomayor

Correo: En Para Roberto Bolaño usted habla acerca de “ciertos indicios de una despedida” del escritor chileno antes de morir.
Jorge Herralde:
Bueno, yo diría que es una psicología más o menos barata. Es muy difícil meterse en la mente de cualquier persona. Lo que sí es claro es que 2666 es una novela en la que, más que contra la enfermedad, lucha contra la muerte. Y esto atraviesa la novela con una tensión particular.

C: Bolaña quería publicar 2666 en cinco tomos, ¿verdad?
JH:
Cuando estuvo terminando de escribir, contra reloj, la novela 2666, pensó que sería más rentable para el futuro de sus hijos partirla en las cinco partes. Son cinco novelas que son independientes, pero está muy claro que leídas a la vez se potencian mutuamente. Entonces, cuando murió, yo la leí, la devoré, me pareció una novela extraordinaria que marcaría el futuro de la literatura en lengua española. Entonces pensé que la decisión de partirla era un error. Coincidimos con Ignacio Echevarria, gran crítico español y amigo de Roberto, y con la viuda. Y decidimos hacer una primera edición con la obra entera. Por fortuna ha funcionado muy bien, los comentarios de la crítica han sido unánimes sobre lo acertada de la decisión. Y económicamente muy bien, se han vendido casi 40 mil ejemplares. Por ello el año próximo se publicará en cinco tomos en nuestra colección de bolsillo. Aunque quizás nos animemos sólo en dos tomos: dos novelas en uno y tres en el siguiente.

C: ¿Cómo era la relación autor-editor, más allá de la amistad que los unía?
JH:
Como editor puedo decir que los manuscritos de Roberto Bolaño estaban escritos con una pulcritud absolutamente pasmosa. Había minimísimas correciones. En Los detectives salvajes, novela torrencial, habían cuatro de los muchos de capítulos o minicapítulos que yo creí que necesitaban cierta poda. Esto los discutimos largamente y de una forma que yo diría ferozmente cordial. Y aceptó recortar dos, pero se mantuvo en sus trece en los otros dos. Fue el único caso de una minidiscusión.

C: Nocturno de Chile tenía, según tengo entendido, un título originalmente distinto.
JH:
Sí, eso motivó una segunda discrepancia, pero finalmente cedió. El quería titularla Tormenta de mierda. Yo le dije: Roberto, no es que yo o Anagrama sea una editorial precisamente mojigata. Hemos publicado, entre muchos autores salvajes, a Bukowski con títulos como La máquina de follar. No es por problema de ser pacatos pero creo que ese título podía ahuyentar a lectores, y eso sería una pena. Luego me enteré que Juan Villoro, nuestro común amigo, también estaba en contra de ese título. Finalmente Roberto tiró la toalla (risas).

C: Bolaño era muy directo con sus críticas a ciertos autores considerados “vacas sagradas”.
JH:
En la vida normal y cotidiana no era una persona que estuviera despotricando contra autores que no le gustaban, sino más bien hablaba de autores que le gustaban. Y además era muy generoso. Leía a sus contemporáneos, a autores más jóvenes, cosa bastante infrecuente a partir de cierto nivel de rango de un autor. Ahora, en entrevistas, cuando le preguntaban él respondía sinproblemas y sin empachos lo que pensaba. El era muy crítico con aquellos escritores que creía que en aras del mercado habían rebajado su exigencia. Sobretodo ciertos epígonos del realismo mágico, como Isabel Allende o Luis Sepúlveda.

C: Con qué otros autores latinoamericanos ha entablado amistad...
JH:
Con muchos. Empezando por Sergio Pitol, amigo mío en Barcelona cuando aún no era autor de Anagrama, en los años setenta. Y a partir de los ochenta he publicado prácticamente toda su obra. Otro caso, Alfredo Bryce Echenique, a quien también conocí en Barcelona principios de los años sesenta. Y entonces empecé a publicarlo. Mis novelas preferidas de Bryce están en Anagrama. Y algunos más recientes Juan Villoro, Alan Pauls.

C: ¿Conoce nuestra literatura, además de Vargas Llosa y Bryce?
JH:
No le he seguido mucho, porque debo seguir muchas literaturas. Estoy al tanto de nuevos nombres como Roncagliolo. En Estruendomudo han publicado a un autor del que me han hablado bien: Ricardo Sumalavia. Luego también Iván Thays; leí una novela (La disciplina de la vanidad) que publicó en España en torno a un congreso de escritores y me pareció francamente interesante. Como ves mi conocimiento de literatura peruana no es que tenga lagunas de ignorancia sino océanos.

C: Se habla mucho del placer del escritor, pero poco del goce del editor...
JH:
Yo tengo la fortuna de conocer este goce con frecuencia desde 1969. A mi me gusta el trabajo editorial en muchos registros, fundamentalmente el de la lectura, pero también el de planear colecciones. Intervengo mucho en el aspecto físico del libro, escojo ilustraciones, con el grafista trabajo muy mano a mano en el diseño de nuevas colecciones. Me preocupo que las traducciones sean las mejores.

miércoles, 26 de julio de 2006

FIL-LIMA 2006

JORGE HERRALDE
El fundador y director de la prestigiosa editorial ANAGRAMA, Jorge Herralde, presentará el libro Para Roberto Bolaño, editado acá por la editorial ESTRUENDOMUDO del infatigable Alvaro Lasso.
Presentan: Julio Villanueva Chang, Alonso Cueto y Alvaro Lasso
Hora: 07:00 p.m.
Auditorio: Ricardo Palma

CLAUDIA PIÑEIRO
La escritora argentina Claudia Piñeiro, ganadora del Premio Clarín de Novela 2005, presentará la novela con la que se adjudicó dicho galardón, Las viudas de los jueves, publicada en coedición del diario Clarin y la editorial ALFAGUARA.
Presenta: Guillermo Thorndike
Hora: 8:30 p.m.
Auditorio: Ricardo Palma

Entrevista a Santiago Roncagliolo

Santiago Roncagliolo aterrizó en Lima para presentar, de manera oficial, la novela Abril rojo, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2006. Aquí el diálogo completo de la versión editada que apareció hoy en el diario Correo.
Tiempos violentos

Carlos M. Sotomayor

Correo: En Abril rojo, como en tus dos novelas anteriores (especialmente Pudor) el tema de la muerte aparece como una constante. ¿Hay alguna preocupación particular por ese tema?
Santiago Roncagliolo:
Creo que todos la tenemos, queramos o no admitirla. Las religiones son precisamente una promesa de vida más allá de la muerte. Y eso nos alivia el miedo a morir. Ir al gimnasio y tomar yogurt light son cosas que se hacen también por miedo al deterioro físico que desemboca en la muerte. Creo que todos vivimos pendientes de la muerte y de olvidarla. Pero a la vez la muerte es la única certeza que tenemos. Y tiene la doble cualidad de ser la única certeza y la única incertidumbre, porque nunca sabremos qué pasa después, si hay algo después.

C: Existe además una fascinación por lo tanático...
SR:
Sí, creo que hay una fascinación por lo desconocido. Nos da miedo pero a la vez nos atrae porque queremos conocerlo. Eso lo hace un tema muy bueno para novelar, y un tema sobretodo muy universal.

C: No es un secreto que el cine ha influenciado tu literatura. Si bien Pudor será filmada pronto, Abril rojo también tiene una impronta cinematográfica.
SR:
Me resulta muy natural el escribir de manera visual. Yo crecí con novelas que ya no querían contar historias: Joyce, Tres tristes tigres de Cabrera Infante, incluso algunas cosas de Faulkner. La literatura de buena parte del siglo XX consideraba que ya no había que contar historias, que había que ir más allá. Pero a mí siempre me gustaron las historias y la capacidad de perderme en ellas y de viajar a convivir con otros personajes y en otros escenarios, y olvidarme de mi vida. En ese sentido mi referente narrativo fue el cine, donde sí se estaban contando historias. Además he sido guionista, entonces me resulta muy natural trabajar con esos referentes.

C: Además de lo visual de la narración, hay en Abril rojo guiños de cinéfilo.
SR:
Claro, está lleno de guiños. Si tú eres un cinéfilo vas a reconocer películas que has visto.

C: Hacia el final de la novela hay una escena en donde Chacaltana se enfrenta a Carrión en una habitación a oscuras. Un guiño al El silencio de los inocentes.
SR:
Es el enfrentamiento final de género. Yo pensaba, cómo resuelvo esto. Vi El silencio de los inocentes que estaban pasando en la televisión y me dije, esta es la resolución: la oscuridad alrededor, saber que la bala puede venir de cualquier lugar.

C: ¿El “descenso al infierno de Chacaltana” se puede leer como la necesidad de que tenemos como sociedad de mirar ciertas zonas oscuras y escabrosas de nuestro pasado?
SR:
Yo creo que al fiscal Chacaltana le pasa lo que le pasó al Perú durante varios años. Se negó a ver incluso lo evidente, lo que estaba pasando al lado. A veces hay gente que me dice: “¿el fiscal no es un poco bobalicón?”. Y yo pienso que nosotros éramos bastante bobalicones. Todo estaba ocurriendo al costado y no éramos capaces de ver la realidad.

C: Tanto La hora azul de Alonso Cueto como la Abril rojo nos plantean la idea de mirarnos a nosotros mismos...
SR:
Creo que lo que me interesa hacer con la literatura: mostrar un poco lo que no queremos ver de nosotros mismos. En Pudor era de nosotros mismos como seres humanos y cómo familia. En esta novela es como sociedad, no sólo la peruana. Me gustaría que la literatura fuese como un espejo deformante, que te enrostrase las cosas y te diga: “esto eres tú”.

C: Aclarando que la literatura no urge de una visión antropológica...
SR:
La literatura como yo la entiendo es un sucedáneo de la realidad. Vives ciertas cosas que has vivido en tu vida real. Y sientes las emociones que esas cosas te deben producir. En ese sentido producen una reflexión, las cosas que te emocionan suelen hacerte pensar. Porque tocan fibras importantes dentro de ti. Eso no significa que la novela deba tener una tesis o un mensaje. Al contrario, una buena novela no plantea respuestas, plantea preguntas.

C: Mucha gente asocia a Chacaltana con Pantaleón...
SR:
Sí, lo sé, no puedo evitarlo (risas). Yo siempre digo que Vargas llosa es un padre que no se deja matar. Yo admiro mucho a Vargas Llosa pero siempre he pensado que es necesario desmarcarse de la tradición porque tú tienes que aportar algo.

C: Muchos autores que radican fuera escriben sobre el Perú. ¿Es una manera estar vinculado con el país?
SR:
Escribir es una manera de volver. El país, sobretodo uno tan complicado como éste, lo llevas contigo adonde vayas. Es un país que sigues habitando aún cuando no estés físicamente en él. Y escribir es una manera de recuperarlo, de darle sentido y por lo tanto darme sentido a mí mismo.

domingo, 2 de julio de 2006

Entrevista a Eduardo Chirinos

Alvaro Lasso y la editorial Estruendomudo han reeditado Cuadernos de Horacio Morell, el primer poemerio de Eduardo Chirinos. Eduardo estuvo de paso por Lima para presentar dicha reedición en una amena y entrañable ceremonia acaecida en el Jazz Zone (participaron Lorenzo Helguero y Jorge Eslava). Hace algunas semanas atrás, el mismo Eduardo había presentado en España No tengo ruiseñores en el dedo (Pre-textos, 2006), su más reciente conjunto de poemas.

Poesía lúdica

Carlos M. Sotomayor

Correo: Hay en tu poesía una impronta lúdica que la caracteriza...
Eduardo Chirinos: La poesía es el único espacio donde las reglas no están impuestas para ejercer un poder, ni para lidiar con ninguna autoridad, sino para divertirse. Ahora, esta diversión ocurre en la poesía en unos términos también un poco paradójicos de soledad y solidaridad. Pero incluso cuando estás solo pactas contigo mismo; todo acto de escritura es un trato con el lenguaje. Y el lenguaje poético impone ciertas reglas con las que tú te vas a divertir, pero esa diversión ocurre en términos de una diversificación de uno mismo. Y una de esas personas, en las que te desdoblas, es un lector muy exigente.

C: Otra peculiaridad es el juego de máscaras que impones...
ECH:
Lo has dicho muy bien. Un “juego de máscaras”. Pero contra lo que suele pensarse, la invención de la máscara no se produce sólo para ocultarse. Una máscara también es lo que te revela. En este doble juego que oscila entre la revelación y el ocultamiento se da la poesía.

C: En No tengo ruiseñores en el dedo se percibe, además de una reflexión sobre la existencia, una reflexión por la creación...
ECH:
Sí, tal vez todo el libro pueda ser entendido como un gran arte poética. Pero el arte poética es algo que varía con el tiempo y que nos cuestiona. Entonces llega un momento después de 30 años de escribir poemas que uno se da cuenta que pensando qué es la poesía terminas pensando quién eres tú en relación a eso.

C: Hay en este libro un diálogo con tus libros anteriores.
ECH:
Bueno, tal vez tenga que ver, como en la lectura que hiciste, de preguntarse por la propia existencia y el arte poética. Para mí fue muy curioso terminar de escribir este libro al tiempo que me reconciliaba con mi primer libro (Cuadernos de Horacio Morell). El hecho de que el primer libro y el último sean simultáneos te hace mirar atrás para poder seguir adelante. Y es que a los 46 años sientes un poco de nostalgia por todas las personas que fuiste mientras que escribías los distintos libros que te han ido escribiendo a ti y que han hecho que tú seas quien eres en este momento.

C: ¿Cómo era tu relación con tu primer libro?
ECH: Durante muchos años me negué a releer ese libro. No sé explicar por qué, pero creo que tenía que ver con el hecho de que lo sentía muy lejano. Pero lo cierto es que de alguna manera, revisando esos textos, corrigiendo las erratas, corrigiendo algunas palabras que durante mucho tiempo fue como una piedrita en el zapato, y descubriendo quién era yo a los 18 años, me demostraron que tenía la cara limpia y que podía salir de nuevo a ser leídos. La gente hablaba de ese libro pero pocos lo conocían. Y mi esposa, diez años menor que yo, pertenece a esa generación que nunca había visto el libro en librerías y que conocía el libro, como tú, por fotografías.

domingo, 25 de junio de 2006

MESA DE NOCHE (Reporte)

FUEGO DE TU FUEGO
Ricardo Silva-Santisteban
Estupendo poemario publicado originalmente en 1994 y que ahora se reedita en edición bilingüe (español-francés) bajo el sello del Fondo Editorial de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. "Llegó la desolación/ Ha llegado el invierno/ Con el sonido de la sombra/ Los árboles agotaron sus hojas/ Y escuché su rumor/ Cobijado por la húmeda almohada del deseo/ Una a una cayeron/ Y cual árbol que el invierno embiste/ Siento el aguijón de su partida/ Se ha ido para siempre/ Y mis pesares se agotaron como hojas". Así se inicia este largo poema. Sin duda, para mí, Fuego de tu fuego es uno de los mejores poemarios de Ricardo Silva-Santisteban (maestro entrañable). Leerlo nuevamente me causa la misma conmoción de cuando lo leí por primnera vez en Terra Incógnita (título bajo el que se reúne la obra poética de RSS).
LA PRIMERA ANUNCIACIÓN
Cecilia Podestá
Se hizo esperar. Luego de algunos años de la aparición de su ópera prima Fotografías escritas (Dedo crítico), un atractivo conjunto de poemas que allanaban el camino para un importante tránsito por nuestra escena poética, Cecilia Podestá me ha dado hace algunos días un ejemplar de La primera anunciación (Ajos y zafiros, 2006). "Yo quiero que ese niño nazca muerto, María,/ Poco me importa ser el padre de un salvador/ o el santo que acompañe tu vientre/ Tocado por las manos ásperas/ de un dios egoísta". Estos son los primeros versos de un largo e iconoclasta poema cuyo yo poético adopta la voz de José, el carpintero.
SUZUKI BLUES
Renato Sandoval
Víctor Ruiz, entusiasta editor (no hace mucho publicó el tercer poemario de Hinostroza), me hizo llegar Suzuki blues (Lustra editores, 2006) el nuevo poemario de Renato Sandoval, poeta verdadramente exquisito y traductor notable. Conocedor de la poesía zen, Sandoval ha tomado como puntos de partida un haiku, un tanka o un koan para escribor los poemas que conforman este libro estupendo que concilia lo oriental con lo occidental. "Arde el sol sin piedad/ pero el viento es de otoño/ en la ribera del hastío. Solo las calles/ ensanchan el grito/ en perfecto estado de desvelo. Las ventanas/ encierran que de agotas/ se cuela por las ranuras de las puertas/ esmirriadas. Nada turba la siesta/ de los necios en este día comercial/ y sin provecho, apenas/ si el bancario que relame sus legañas/ o el rocpio que aún persiste/ en los geranios". Este poema surge apartir de un texto de Basho.

Entrevista a Iván Thays

Iván Thays tiene una particular relación con los viajes. Si uno revisa sus novelas (Escena de caza, El viaje interior y La disciplina de la vanidad) y su libro de cuentos (Fotografías de Frances Farmer) advertirá que todos sus personajes viajan. Por ello no es extraño que bajo esa línea temática Iván pergueñe una interesante antología de cuentos de escritores peruanos: Pasajeros perdurables (Seix Barral, 2006). Aquí el pretexto para otra grata conversación con Iván, la misma que se publicó hace algunas semanas en el diario Correo.

Tiempo de viaje

Carlos M. Sotomayor

Correo: El tema de los viajes es recurrente en tu literatura. ¿Cómo nace la idea de esta antología que se articula precisamente bajo ese tema?
Iván Thays:
Fue una idea que tuve con mi agente literario. El quería que hiciera una antología de autores peruanos. Y yo le dije que no estaba interesado en hacer una antología canónica. Pero que sí me interesaría mucho era hacer una antología temática. Y de inmediato apareció la idea de hacer un libro de cuentos sobre el exilio. Pues por mi interés personal, los cuentos sobre viajes son los cuentos que hablad de exilios son los que se me quedan más grabados de todos los libros de cuentos que leo.

C: La distancia te permite una mirada más objetiva del país...
IT:
Yo creo que la distancia es una buena manera de ver el país. Pero también es una buena manera de verse a uno mismo. Por Porque yo creo que el tema de la identidad no puede pasar sólo por qué cosa es el Perú, sino por qué soy yo y qué cosa mía pertenece al Perú. Por eso me parece ideal el viaje, porque uno se pregunto primero por quién es y luego a dónde pertenece.

C: Confesaste alguna vez que eres, sin embargo, un mal viajero.
IT:
Soy un mal viajero porque soy una persona que tiene miedo a los riesgos. Eso hace que dude al viajar. Siempre me gusta estar protegido. Y viajar es la vulnerabilidad total. Pero si me considero un buen viajero en el sentido de la curiosidad. Si me agrada caminar, buscar, encontrar. Pero la movilización, tomar un avión, hospedarse en un hotel, comer comida rara, eso si me inquieta.

C: Por eso los personajes de tus novelas viajan, trastadas a tus personajes esa sensación de vulnerabilidad...
IT:
Yo creo que sí, por eso siempre mis personajes son vulnerables por eso. Pero yo envidió muchísimo y me fascina una obra como la de Sergio Pitol, que está llena de viajes, de historias de cómo pasa hambre pero que también le va bien.

C: Tienes una predilección por aquellos autores “raros”. Uno de ellos es Gastón Fernández, a quien incluyes en esta antología.
IT:
Es cierto que aquellos escritores que son inclasificables me gustan mucho. Y el Perú, por supuesto, tiene muchos de ellos. Para mí el más importantes es Gastón Fernández. El cuento que aparece en la antología es un lujo. Es una reflexión sobre el viaje, sobre el movimiento, más que una historia de exilio.

C: Otro autor predilecto es Luis Loayza...
IT:
Loayza no es vendría a ser raro en el sentido de Fernández, pues es un escritor tradicional, pero sí es raro porque es difícil encontrar una persona que tenga una fascinación por la prosa, por la palabra exacta, de esa manera tan notable como la tiene él. Es un escritor que sabe contar historias. Lamentablemente es un autor poco prolífico. Pero los cuatro cuentos que se conocen son todos de lo mejor que se ha escrito en el Perú.

C: En términos estrictamente literarios, uno de los hallazgos de esta antología es el de Jaime Bedoya.
IT:
Jaime Bodoya es, yo creo, uno de los mejores escritores, si no el mejor, de los años noventa. Pero siempre se le ha ubicado en el terreno del periodismo, porque su labor en Caretas es muy célebre y porque es un cronista notable. Sin embargo, Kilómetro cero, que es su segundo libro, tiene para mí algunas crónicas de viaje que saltan el terreno de la mera crónica y se convierten en cuentos.

C: Esta antología tiene, definitivamente, tu sello personal...
IT:
Yo creo que cuando uno hace una antología trata de reflejar su espíritu en ella. Que es más importante que colocar el cuento de uno. La típica cosa de un antologador es poner su propio cuento. A mi me interesaba que quede mi espíritu marcado como una especie de marca de agua, aunque no hubiese ningún cuento mío, salvo el prólogo.

Entrevista a José Güich

A principios de año apareció El mascarón de Proa (Mesa redonda, 2006), libro de cuentos de mi amigo Pepe Güich. Una grata noticia para quienes como yo disfrutamos de su primer libro Año sabático (Editorial San Marcos). Reproduzco una amena conversación que sostuvimos -Manuel Eráusquin y yo- con el autor, en la comodidad del Café de la Paz, en Miraflores. La entrevista apareció, editada, en el diario Correo hace algunos meses atrás.

Universo fantástico

M. EráusquinC.M. Sotomayor

C: A diferencia de Año Sabático, este libro presenta relatos más extensos. ¿A qué se debe esto?
José Güich: Yo creo que para romper la idea del cuento breve del libro anterior. Año sabático es un libro muy breve. Quería, sin abandonar el género de lo fantástico, asumir el reto de escribir historias más desarrolladas, más articuladas. Donde la peripecia fuese más intensa, y que no quedara como una sugerencia velada como pasa en muchos cuentos de Año sabático.

C: ¿Hay una intención de ir hacia la novela?
JG:
Claro, es también una insinuación de que me encantaría en algún momento escribir novelas. Yo no pienso, sin embargo, que el cuento sea una preparación para escribir novelas, como algunos autores, y lo digo con todo respeto, lo asumen. El cuento tiene sus propias exigencias, su autonomía. La novela es otra cosa. Pero también quería jugar con estructuras que, sin salir del objetivo cuentístico, por decirlo de algún modo, pudiesen insinuar alguna estructura más compleja, cercana a la novela corta.

C: Asumiste riesgos...
JG:
Creo que era un riesgo, pero había que correrlo. No quería que Año sabático se perpetúe, que mis cuentos sean permanentes homenajes a los escritores a quienes admiro y admiraré por siempre. Creo que el mejor modo de seguir homenajeándolos es intentar un camino propio. Y creo que Mascarón de proa es un libro más personal.

C: ¿Cómo surge el cuento “En busca de Serling”?
JG:
Es un cuento al que le tengo una especial consideración. Es un cuento inspirado en la vieja serie The Twilight Zone, La dimensión desconocida, un clásico de todos los tiempos. Y revela la intención de un homenaje a alguien a quien considero un enorme autor. Serling no es reconocido por el stablishment como un autor de primer nivel, pero yo sí lo quise reivindicar como un autor historias y de guiones notables. Cambió la percepción de lo fantástico y lo hizo mediático. En este cuento están presentes todas aquellas obsesiones y pasiones mías sobre esa serie. La vi por primera vez cuando tenía seis años.

C: ¿Por qué literatura fantástica?
JG:
Es muy difícil de responder. Creo que es por una insatisfacción, por un deseo, quien sabe soterrado y muy oculto, de que la realidad sea distinta, de poder transformarla. Y no lo hablo en términos políticos; creo que eso siempre está pero en otro camino. Pero sí en términos de una permanente frustración ante el hecho de que las cosas sean de un modo, que la lógica y la razón nos hayan domesticado tanto que no seamos capaces de vislumbrar otras formas de realidad, otras formas de relacionar al hombre con el tiempo y el espacio. Y creo que no es una preocupación sólo mía.

C: ¿Cómo definirías El mascarón de proa?
JG:
Creo que el libro, como sugiere generosamente Diego Otero, es una especie de catálogo de los principales tópicos de la literatura fantástica de todos los tiempos. Y también es un intento por mezclar cosas que en principio no deberían estar mezcladas. Es un libro que si bien no experimente mucho con el lenguaje, sí lo hace con el hecho de la hibridez, con el hecho de que cosas que no están juntas, se mezclen, se entrelacen, como ocurre en “Paisaje con hombre que corre”, que es un policial fantástico.

C: ¿Cómo ves el panorama literario peruano actual?
JG:
Yo estoy convencido de que nuestra literatura se parece mucho a la literatura de México de la década del sesenta. ¿Por qué? Porque hay una explosión de creadores que son absolutamente distintos. Poéticas antagónicas, a veces. Pero creo que estamos presenciando la consolidación de una literatura que en algunos frentes ya ha demostrado sus bondades, como los premios recientes a varios escritores.


martes, 18 de abril de 2006

Entrevista a Edgardo Rivera Martínez

Versión completa de la entrevista
a Edgardo Rivera Martínez que apareció
en Correo, editada, el domingo 16 de abril de 2006
Rivera Martínez concilia, en su literatura, lo andino y lo occidental

Mundos entretejidos

Edgardo Rivera Martínez acaba de publicar Danzantes de la noche y de la muerte y otros cuentos (Alfaguara, 2006), un libro en donde se aprecia, además de una prosa insuflada de lirismo y atmósferas de corte fantástico, la vigencia de un autor apasionado por su arte.

Carlos M. Sotomayor

Una característica de su literatura es la presencia armónica de lo andino con lo occidental...
A Jauja iban no sólo personas de Lima sino de Europa. Un viajero francés cuenta que hacia 1875 encontró en Jauja una pequeña sociedad cultivada conformada tanto por la clase media del lugar como por los extranjeros asentados allí. En Jauja, los curas encargados de la parroquia, desde mucho antes que yo naciera, eran franceses. Uno de ellos, generosamente, accedió a enseñarme francés. Por lo demás, algunos de mis antepasados maternos también amantes de la literatura, eran la clase media. Y tenían un piano, como el que tengo yo acá, del siglo XIX. En mi casa estábamos en contacto con los campesinos, porquen teníamos pequeñas propiedades. Hablábamos con ellos, participábamos de las fiestas. Eso explica esa cercanía de lo andino y lo universal. Reconociendo yo, como muchos de mis paisanos, que nuestras raíces eran, antes que nada, andinas.

Algunos críticos, al referirse de esta convivencia armónica, emplean el término “utopía”.
Es una utopía, pero no en lo que la palabra puede tener de un orden trazado intelectualmente y que se aspira imponer aunque sea por la fuerza, sino la utopía como algo, ojalá talvez, realizable en términos humanos. Con la globalización nos encaminamos a una desaparición de las tradiciones culturales nacionales, a la uniformalización bajo el dominio del capital y del consumo.

Sin embargo, intelectuales como Vargas Llosa manifiestan que ese es el precio para acceder al desarrollo.
Yo pienso de otra manera. Creo que se puede tener desarrollo sin sacrificar lo propio. Ahora, para un país pequeño como el Perú es bien difícil. Si estuviéramos unidos los de la comunidad andina sería más difícil que eso sucediera (sacrificar lo propio). Y seguramente eso que ese fenómeno no se va a dar en China, que tiene un poderío comercial, industrial y militar con el que puede hacer frente al imperio que es EEUU.

En su obra se observa la presencia de elementos mitológicos...
Mi primer libro de cuentos se tituló El unicornio. En ese cuento sucede que un maestro de escuela de los andes se encuentra, en su pequeño pueblo, con un unicornio nada menos, que es un ser de la mitología europea. Después yo recordé que cuando fui al altiplano hay, pues, en las fachadas, en los relieves, sirenas entre ángeles y frutos tropicales. Y las sirenas son de la mitología europea. O está presente el Amaru que sí es un ser de la mitología andina. Incluso hay un relato mío que se titula precisamente “Amaru”, y también está presente en mi novela País de Jauja.

Se observa también su afición por la mitología helénica...
Sí, porque cuando ingresé a la Universidad de San Marcos, a letras, pensé que mi camino estaba orientado a los estudios clásicos, y encontré la ayuda de Fernando Tola, un gran maestro y estudioso de la literatura clásica, formado en Europa, que después se dedicó al estudio del sánscrito y que ahora vive en Buenos Aires. Yo fui su asistente de Griego de Literatura griega. Estudié esas asignaturas a fondo.

La música es otro elemento recurrente en su literatura, incluso, en País de Jauja, el protagonista toca el piano. ¿Usted lo toca?
Tocaba. Ahora poco a poco lo he ido dejando. Pero en una época, cuando era adolescente, pensé en dedicarme a la música. Incluso fui al Conservatorio, pero vi que mi camino estaba más por las letras. Además, para la música hay que empezar muy temprano.

¿Qué le parecen los premios obtenidos recientemente por escritores peruanos?
Lo celebro, pero lamento mucho que en el Perú haya poquísimos premios literarios y que éstos no tengan la misma recompensa ni trascendencia: el COPE el Premio de Novela Corta del Banco Central de Reserva. Sólo dos veces me he presentado a concursos: con Angel de Ocongate gané el Premio de Caretas y País de Jauja fue finalista del Rómulo Gallegos. Después no, porque he pensado que mi temática no es la que prefieren las grandes editoriales. Es otro el tipo que prefiere la industria editorial: una temática actual.

lunes, 13 de marzo de 2006

Entrevista a Santiago Roncagliolo

Entrevista aparecida el domingo 12 de
marzo de 2006 en el diario Correo.

Santiago Roncagliolo, flamante ganador del Premio Alfaguara con Abril rojo, novela que trata el tema de la guerra interna en el Perú

La violencia en la novela

El tema de la violencia política acaecida en nuestro país a finales del siglo XX parece estar de moda en España. El año pasado Alonso Cueto recibió el Herralde con La hora azul y ahora Santiago Roncagliolo mantiene la racha al obtener el importante Premio Alfaguara con la novela Abril rojo, un thriller que, según el jurado, no ofrecerá al lector respiro alguno.

Carlos M. Sotomayor

Correo: Cueto gana el Herralde, Bayly queda finalista del Planeta y ahora tú obtienes el importante Premio de Novela de Alfaguara. ¿Cómo tomas todo esto?
Santiago Roncagliolo: Este año ha sido más que eso. La feria de Guadalajara estuvo dedicada al Perú. La de Chile lo estará. La literatura peruana está despertando un gran interés, porque el Perú es un país con mucho que decir, en mi opinión.

C: Tanto la novela de Cueto como la tuya giran en torno a la temática de la violencia política que padecimos. ¿Crees que más allá de la calidad de ambos, el tema fue un punto a favor? ¿Por qué?
SR:
El tema de la guerra contra el terrorismo es el tema fundamental de la actualidad. Tanto en España como en el mundo, las personas y los gobiernos se preguntan: ¿Hasta dónde debemos llegar en responder al fuego con fuego? ¿Cuánta gente hay que matar para defender la vida? ¿Cuántas libertades hay que restringir en nombre de la libertad? o incluso ¿Cuánta sangre podemos olvidar para construir la paz? Imagino que esa atmósfera ha favorecido a nuestras novelas.

C: Consideras que la aparición de novelas que tocan este tema (Cueto, Ponce, últimamente) se debe en parte a que ahora existe la suficiente distancia temporal como para ofrecer una visión más lúcida de lo ocurrido?
SR:
Nosotros no inauguramos nada. Otros narradores peruanos han tocado el tema antes, como Miguel Gutiérrez, Oscar Colchado, Luis Nieto Degregori o Dante Castro. Al contrario, nuestros premios servirán para que esas novelas se conozcan mejor. Con muchas de ellas, en realidad, las insuficiencias sociales y editoriales del Perú han sido muy injustas.

C: Angeles Mastreta, miembro del jurado, ha resaltado "unas peripecias de novela negra" en Abril rojo…
SR:
Más aún, es un thriller. Tiene influencia de Tabuchi, McEwan y Bolaño, pero también de Seven o El silencio de los inocentes. A mí me gusta trabajar con los géneros que la mayoría de escritores desprecian.

C: Mastreta también ha dicho que en tu novela hay ternura e ironía, elementos que también se advierten en Pudor. Se puede hablar de rasgos que forman parte ya de un estilo?
SR:
Quizá. Creo que ambas novelas mezclan dos figuras que me obsesionan: los psicópatas y los perdedores. Ambos me inspiran esos dos sentimientos.

C: Cuando llegaste a España con el deseo de afianzar su carrera de escritor, pensaste en este momento?
SR:
Jamás. En realidad, me conformaba con poder publicar, algo que nunca había podido hacer en Lima. Mis primeros dos libros no tuvieron gran éxito comercial, pero me daba por satisfecho con que aparecieran.

C: ¿Cómo tomas este premio que de alguna manera te sitúa en un lugar importante en las letras hispanas? ¿Cómo tomas, por ejemplo, aquellas frases que te sugieren como el sucesor de Vargas Llosa y Bryce?
SR:
Como amables exageraciones. Esos escritores llevan décadas siendo geniales. Yo aún estoy a tiempo de ser un fraude.

jueves, 9 de febrero de 2006

Entrevista a Carmen Ollé

Versión completa de la entrevista con Carmen Ol,
cuya versión editada apareció en el diario CORREO
el pasado miércoles 8 de febrero del 2006

Carmen Ollé reedita Noches de adrenalina, poemario que indaga sobre la corporalidad de la mujer

Contemplación del cuerpo

Corregida y aumentada, Noches de adrenalina (Flora Tristán/ Lluvia, 2006) acaba de ser nuevamente reeditada. Carmen Ollé, su autora, reflexiona sobre algunas posturas de la crítica respecto a su obra.

Carlos M. Sotomayor

Correo: Una nueva reedición de Noches de Adrenalina confirma, de alguna manera, su vigencia...
Carmen Ollé: Esta es una reedición corregida y con un poema más, pensando en un lector de esta época. Yo pienso que todo varía, los productos culturales también cambian con el tiempo. Le quité, por ejemplo, esos devaneos vanguardistas que había recogido en España: el último coletaje del vanguardismo catalán. Hice una corrección menos arbitraria de la puntuación, quité algunas palabras que ya no me gustaban: demasiado escandalosas para mi gusto. Han pasado 25 años, pienso de otra manera.

C: A este poemario se le suele endilgar el rótulo de fundacional...
CO: Qué pena, ¿no? Porque eso de lo fundacional me resulta limitante. Generalmente lo fundacional se queda allí. Pero no creo que sea fundacional, porque hubo una tendencia mundial en ese momento a fijarse en el cuerpo físico como un terreno cultural y político, también. Y en esa época Blanca Varela también escribió sobre el cuerpo, las otras chicas también. Pero no a partir de mi libro. Patricia Alba y Mariella Dreyfus se inspiran en la poesía de Moro.

C: Otra apreciación recurrente de cierta crítica es catalogar el libro como poesía erótica...
CO:
Sí. Yo creo que en la segunda parte, a la que no ha llegado la crítica, sí hay erotismo. Hay, incluso, momentos eróticos oscuros. Pero en la primera es más un registro de la corporeidad efímera por nuestro paso por esta tierra. Y el cuerpo, también, como un terreno político y cultural. Yo creo que apenas leyeron de manera sesgada la palabra vagina y pensaron en erotismo, pero no se fijaron en lo que iba desde un principio: se habla de un cuerpo que ha dado a luz, que se ha llenado de un cuerpo nicótico. Eso no tiene nada de erótico.

C: ¿A qué atribuye esa mirada sesgada?
CO
: Hay de parte de ciertos sectores de la sociedad ilustrada un rechazo al cuerpo sexuado y a la voz sexuada en el poema. Pero eso no es nuevo, desde el renacimiento y antes, el cuerpo femenino era un cuerpo velado, oculto, incluso por los médicos. Hablar del cuerpo femenino y de sus flujos es algo “asqueante”, no se toma como algo natural.

C: ¿Cierto desdén a lo erótico?
CO:
Y qué tiene de malo el erotismo. Eielson habla de la masturbación, pero lo hace en un ritmo clásico. Esa musicalización, donde no hay chirrido, hace que se entretenga el lector y no vea claramente de qué está hablando. Entonces, cuando sale la poesía de Rocío Silva Santisteban, por ejemplo, con una musicalidad diferente, con ritmos distintos, con cacofonías, eso llama la atención, ver de manera más directa el tema: no tienes puntos de escape.

C: Hay cierto rechazo a nombrar las cosas por su nombre...
CO:
Como el tema va de lleno al asunto y no encuentra estos subterfugios simbólicos para hablar del cuerpo, de la defecación o de la masturbación de una manera simbólica sino más bien realista, hay un rechazo al realismo en poesía. Esto es absurdo, son tendencias. Tan bueno es Kavafis, totalmente realista, como Mallarmé, totalmente simbolista. Lo que yo veo es una gran intolerancia de la supuesta crítica.

C: ¿Cómo ve a los poetas más jóvenes?
CO:
Entre los más jóvenes hay de todo, pero creo que hay que esperar todavía que eso vaya plasmádose, con más calma y menos angurria, para que de allí salga algo bueno. Pero yo no estoy detrás como Lauer y Montalbetti haciendo registro de los últimos productos juveniles. No tengo tiempo.

C: ¿Sería muy prematuro...?
CO:
Es muy prematuro empezar a poner calificativos a gente joven que después eso la puede condicionar. A la gente joven yo le recomiendo que esté sola, a aparte, y que, además, no busque prólogos para sus libros. Que se pongan a escribir sus cosas en silencio, sin ruido; pero yo lo que veo, y hay que decirlo, es una desesperación por publicar y ser reconocido ya. No tiene sentido.

viernes, 27 de enero de 2006

Cajon de sastre

Mario Vargas en escena

Una hermosa y sobria Vanessa Saba fue el feliz complemento para que Mario Vargas Llosa, a quien ya le conocemos su destreza verbal, hiciera gala de un histrionismo que no se le conocía en el espectáculo La verdad de las mentiras (estrenada el miércoles pasado en el auditorio de Telefónica). Se dio el lujo, incluso, de adoptar el dejo rural del personaje de un relato del mexicano Juan Rulfo ("Diles que no me maten"). Un espectáculo, en resumen, que, sin ser brillante, copó mis expectativas. Un punto en contra, según mi apreciación estética, fue la pésima escenografía. No tanto por lo minimalista (apenas dos sillones y una mesita) sino por el horroroso cuadro que fungía de fondo.

Tras la pista de Zuckerman

En el blog de Iván Thays se da cuenta de un comentario que el escritor argentino Rodrigo fresan ha publicado en el diario bonaerense Página/12 (donde escribía el entrañable Oswaldo Soriano) sobre el libro Zuckerman encadenado, editado por Siex Barral. Este libro reúne una serie de nouvelles, correspondientes a la primera etapa narrativa de Roth, donde aparece el personaje Nathan Zuckerman. Sin ser malas, dice Fresán, “no llegan al nivel de las obras posteriores de Roth”. Para quienes, como yo, no hemos leído estas novelas, resultan bastante atractivas para conocer aún más de Zuckerman, el alter ego del escritor estadounidense. ¿Se podrá conseguir el libro ya en Lima? Por lo pronto, para quienes no lo sabían, Conjura contra América ya se puede encontrar en Crisol en edición de Mondadori.

domingo, 15 de enero de 2006

Entrevista a Alonso Cueto

Versión completa de la entrevista que
salió publicada el domingo 15 de enero
en el diario Correo


"Lo fundamental es que todos
tengamos derecho a la justicia"

Inscrito dentro de la tradición realista, Alonso Cueto –ganador del Herralde 2005- ha publicado La hora azul (Anagrama/PEISA), novela que vuelve a poner en discusión los abusos de las Fuerzas Armadas durante la guerra contra el terrorismo.
M. Eráusquin C.M. Sotomayor

Correo: ¿Cómo tomas el Premio Herralde?
Alonso Cueto: Un premio como el Herralde es una señal muy halagadora por la calidad del jurado, por la calidad también de los últimos ganadores: Villoro, Pauls, Villa Matas y Bolaños, y por la calidad de la editorial que no se ha fijado en las urgencias y necesidades del mercado sino en la calidad de las obras.

C: Con Grandes Miradas y con esta novela tú has afirmado tu inquietud por los fenómenos políticos. ¿Qué te llevó a abordar estos temas?
AC: Cuando publiqué La batalla del pasado, en el año 83, a mí el tema de la vida de la sociedad peruana me interesaba de una manera relativa, no me interesaba como tema literario. Me interesaba más la intimidad de los personajes, las relaciones íntimas entre ellos: el amor, los celos, la inseguridad. Regreso al Perú, en el año 84, y era una época especialmente dura, terminaba el gobierno de Belaunde y empezaba el gobierno de García. De otra manera, vivir en un país en crisis, como sigue siendo el Perú, es un aprendizaje. Estar cerca de la gente que sufre es un proceso de conocimiento de las infinitas reacciones de la gente ante la adversidad. La sociedad peruana es una ocasión para los escritores, porque es una sociedad con tantos contrastes, con tantas diferencias, con tantos conflictos que se abre un paraíso para un escritor.

C: La búsqueda que emprende el protagonista de La hora azul es, de alguna manera, una confrontación consigo mismo...
AC: El personaje tiene una sensación incompleta. Hay una carencia que él no sabe explicar muy bien. El personaje vive en una especie de paraíso artificial. Lo que ocurre allí es que hay un llamado de una fuerza ajena, que vendrían a ser los secretos de la familia. El se entera de una pista que lo va a llevar finalmente a la verdad. Esa búsqueda del conocimiento va a marcar su autoexpulsión del paraíso. Yo siempre he dicho que se trata de un cuento de hadas al revés. En este caso, el personaje vive en un mundo mágico y luego desciende a la realidad.

C: Una realidad vergonzosa...
AC: Una realidad vergonzosa de la que él formaba parte. No es un mundo ajeno el que el descubre, es su mundo; aunque no sabía que era el suyo: era su padre.

C: Un candidato propuso amnistiar a los militares. ¿Qué piensas de ello?
AC: Yo creo que nunca vamos a ser una sociedad sana si es que se permiten los abusos en base a la autoridad y a la prepotencia que te da la autoridad. Yo creo que lo fundamental es que todos tengamos derecho a la justicia. A veces pienso que de los tres poderes, el más importante es el judicial. Que haya justicia para todos de una manera igual.

C: Habría que redefinir las estructuras del Poder Judicial...
AC: Lo que pasa es que las injusticias del Poder Judicial están basadas en las injusticias de la sociedad. No te sirve de nada cambiar a la gente si esos esquemas de injusticia están enraizados cultural y socialmente. Es decir, aquella idea de que tú puedes ser prepotente, abusivo con gente que está a tu servicio. El problema de fondo no es ni económico ni político sino social y cultural. Por ello, el tema de la educación es esencial.

C: La hora azul tiene elementos de la novela policial...
AC: A mí me interesaba eso porque creo que la novela policial lo que hace, de una u otra manera, es plantear la historia como una búsqueda de la verdad. Es decir, vamos a ver la verdad que se encuentra en los datos que hay. Y en los datos hay una serie de pistas, de señales. Hay que interpretar esas señales para llegar a la verdad. En el fondo es un ejercicio intelectual.

C: Cambiando de tema ¿Cómo ves a los críticos?
AC: Un problema que hay es el espacio que se les da. Muchas veces se le da poco espacio para desarrollar ideas. Muchas veces en una columna se pueden dar opiniones, pero no se puede desarrollar ideas; es muy difícil. Creo que un crítico o un comentarista debería interesarle a un lector que incluso no haya leído el libro. Yo leo a los críticos y no busco realmente la opinión sobre tal o cual libro, sino que sea una obra bien escrita, una pieza periodística bien pensada que me diga algo a mí más allá de la opinión sobre el libro.

C: ¿Qué conclusiones sacas de la polémica (andinos vs. Criollos) desatada hace algunos meses?
AC: La polémica se centró en un tema que no era literario. Se centró en el tema de si hay o no una mafia que dirige los medios, escritores que manejan las secciones culturales de los periódicos y el tamaño de las fotos; no fue una polémica sobre lenguajes literarios, diseños de personajes, géneros. No fue una polémica sobre lo que tiene que ver con el trabajo del escritor. Lo que yo saco en conclusión después de varios meses es que efectivamente hay una serie de desigualdades, marginaciones y prejuicios. Los hay, es obvio que los hay. Lo que me parece absurdo es atribuir la existencia de esos prejuicios a la influencia de dos o tres escritores. Eso es ridículo. Pero esa polémica ya ha terminado. Incluso, en el Congreso de Guadalajara, yo me he saludado con todos los escritores, incluyendo a Miguel Gutiérrez, Dante Castro a Oswaldo Reynoso, quien me felicitó por el Premio Herralde y me aclaró que su ataque no era nada personal.

viernes, 23 de diciembre de 2005

Entrevista a Luis Hernán Castañeda

Versión completa de la editada que salió
publicada en el diario Correo, el pasado jueves

Identidades ocultas

Lejos de la tradición realista clásica, Luis Hernán Castañeda propone en Hotel Europa (Peisa, 2005), su segunda novela, una parodia de la novela total.

Carlos M. Sotomayor

Correo: Si bien en Casa de Islandia asumías riesgos, en Hotel Europa el riesgo parece mayor...
Luis Hernán Castañeda: Sí, la idea era incrementar el nivel de riesgo. Y eso fue no por el lado metaliterario de Casa de Islandia, sino por el trabajo con los personajes y con el lenguaje particular de cada personaje. Me preocupe mucho por darles a cada uno una voz particular, una visión del mundo particular y de trabajar un discurso distinto para cada uno. Por ejemplo, Apocalipsis, que es un personaje central en la novela, habla siempre a través de un filtro que podría llamarse pornográfico, tiene una visón pornográfica del mundo. Otro personaje, el padre Castañeda tiene una visión moralista, política. Si en Casa de Islandia habían dos personajes, básicamente, y ambos contenían el mismo discurso, acá hay más puntos de vista.

C: ¿Cómo concibes la novela?
LC: Comencé a escribir Casa de Islandia y Hotel Europa simultáneamente. Hotel Europa era originalmente un cuento largo de unas 30 páginas. Luego vino el trabajo de ampliación, de transformar el cuento en una novela. Eso fue una experiencia de dos años.

C: En Hotel Europa se evidencian referencias a Bellatín...
LC: Bellatín es una de mis mayores influencias, tanto en Casa de Islandia como en Hotel Europa. En esta última la presencia de Bellatín es más obvia pero no la del Bellatín real. Bellatín tiene una obra compleja, es un autor con varias caras. El Bellatín que a mi me gusta tomar y reformular es el Bellatín más radical, que quizás no exista realmente, que prescinde totalmente de los referentes, que intenta algo que puede parecer utópico, crear una realidad completamente ficticia. A mi me interesó la propuesta estética de Bellatín, radicalizada por mí y por la novela.

C: También se podría hablar de referencias con la "novela total"...
LC: La novela es una especie de parodia de la novela total. Se repite la estructura compleja de la novela total, con una serie de puntos de vista distintos, pero esos puntos de vista no tienen un contacto directo con un referente. No representan nada, y si lo hacen es de forma alegórica. No hay la intención representativa de la novela total.

C: La ambigüedad sexual, presente en la novela, tiene que ver con el tema de la identidad...
LC: En este caso el personaje es un hombre que debe aparecer ante los demás como una mujer para poder existir. Es una cuestión de la identidad, que vino con la idea original de por qué la novela se llama Hotel Europa. La idea era que en un hotel las habitaciones no tienen ocupantes fijos, los ocupantes cambian constantemente. Yo me preguntaba, entonces, si podía imaginarse la posibilidad de que cada habitación del hotel tuviera en el fondo un solo ocupante, pero que ingrese o salga con diferentes máscaras o caras. Qué une a todas las caras tan distintas. Es una novela de formación, en la cual el trabajo con la ambivalencia sexual tiene un sentido en la formación del personaje que va a pasar de ser un adolescente a un adulto.

C: ¿Cómo ves a toda esta variedad de escritores que han aparecido últimamente?
LH: Lo que ha pasado es que en un año, un tiempo muy corto, muchos autores han presentado un primer libro de narrativa. Están Johann Page, Edwin Chávez, Carlos Gallardo, Leonardo Aguirre, Ezio Neyra y una serie de escritores nuevos. Me parece que, como se ha ampliado la población de escritores jóvenes, es más difícil encontrar coincidencias. Antes se dijo que lo metaliterario, la reflexión sobre la literatura era el denominador común. Ahora hay mucha más variedad y profundidad. Yo pienso que quizás lo único común entre todos esos escritores es el deseo de ser diferentes y el respeto a la diferencia del otro. Vamos a ver qué pasa con los segundos libros.

C: ¿Cómo ves tu obra en el futuro?
LC: Con la publicación de dos libros estoy abonando para la construcción de un mundo personal. Definitivamente estos dos libros van a seguir presentes en lo que escriba en el futuro. Estoy escribiendo ahora cuentos muy clásicos, a lo Chejov, Maupassant, y además estoy haciendo una novela corta que es muy distinta a la anterior pero sin abandonar las preocupaciones que creo comparten tanto Casa de Islandia como Hotel Europa: el lenguaje, la identidad. Hay un componente de erotismo que me interesa mucho trabajar y que tiene que ver mucho con Bataille. Y siempre mirando la tradición.

domingo, 11 de diciembre de 2005

Entrevista a Rodolfo Hinostroza

Entrevista publicada en Correo
el domingo 11 de diciembre de 2005

Rodolfo Hinostroza retorna a la poesía con Memorial de Casa Grande

Memoria poética

Tras un largo silencio poético –exactamente 34 años luego de la aparición del célebre Contra Natura–, Rodolfo Hinostroza vuelve a sus fueros con Memorial de Casa Grande (Lustra editores, 2005), poemario que será presentado hoy a las 18.00 horas en la Feria del Libro Ricardo Palma (Parque Kennedy, Miraflores).

CARLOS M. SOTOMAYOR

Correo: ¿Por qué un silencio poético tan prolongado?

Rodolfo Hinostroza: Estuve paseándome por otros ámbitos de la palabra. No he estado inactivo, aunque no haya hecho mucha poesía orgánica como para pensar en un libro. Pero hice otras cosas; escribí cuentos, novelas, teatro, ensayos. Me he sacado el gusto de escribir todos los géneros literarios. Me he dado toda la vuelta por todos los géneros literarios -he escrito dos o tres cosas de cada uno- y al fin he caído sobre mis pies, sobre la poesía. Un largo trayecto que ha durado más de 30 años. Y me alegro de haberlo hecho.

C: ¿Cómo se da el proceso de concepción de Memorial de Casa Grande?
RH: Hay un profesor español, Fernando de Diego, de la Universidad de Ottawa, que para facilitar su tarea de trabajar sobre mi obra me pidió que le escriba unas cuantas páginas de autobiografía. Después de pensarlo mucho empecé a escribirlas y me pasé de paginación. Me di cuenta entonces de que había cosas que no podía decirlas en prosa sino en verso. Me di cuenta también de que había una historia que quería contar, pero bajo la forma de poesía. Entonces desarrollé una forma de contar en poesía que procede, creo, de mis largos años de frecuentación de la prosa. Es una poesía contada la que hago en este libro.

C: Más accesible también...
RH: He hecho una poesía accesible a todo el mundo. Antes mi poesía era acusada de hermética, difícil, bastante barroca, digamos. Había gente que no entendía. Incluso Camilo Fernández Cozman, que ha escrito un libro sobre mí, me ha dicho que hay poemas herméticos que no entiende. Y es un especialista; imagínate la gente común y corriente. Entonces me he propuesto simplificar mi poesía, he hecho una cosa más sencilla, con un lenguaje corriente. Lo que sí he cuidado es el ritmo, que es el corazón de la poesía, el vocabulario y el curso dramático que hay en mis poemas.

C: Otra diferencia con respecto a los dos poemarios anteriores sería la presencia de la introspección, que está más marcada en este libro...
RH: Claro. Este es un arreglo de cuentas con mi pasado familiar. Y una especie de fresco histórico de los años 50, de principios del siglo XX, donde discurre la familia Hinostroza, la arruinada familia Hinostroza. Y luego la inmigración extranjera que llega aquí. No es La Comedia Humana de Balzac, sino el devenir de una familia que es la mía, y que representa, de alguna manera, a muchas familias peruanas.

C: La muerte está muy presente en el libro...
RH: Claro, porque todos están muertos; mi padre, mi tío; todos están muertos prácticamente. Claro, eso hay que plantearlo: yo me voy a morir también. Y hay una reflexión en el último poema en torno a la muerte y en torno a los genomas humanos. Son temas necesarios, pero también se habla de la vida, de las nuevas generaciones que se suceden.

C: Has transitado por todos los géneros. Sin embargo, una vez dijiste que esencialmente te sientes un poeta...
RH: Yo creo que es una idea de poetas manejar todos los géneros. Los temas de mis cuentos y novelas son temas de poeta; no se les ocurre a nadie (ríe). Uno debería tener la capacidad de agarrar todas las ideas y poderlas expresar en el género que les conviene mejor. Ese ha sido mi ideal de artista. Lo único que me falta es el cine.

C: Otra de tus grandes pasiones es la gastronomía...
RH: Precisamente está saliendo un libro mío de cocina en España que se llama Primicia de cocina peruana. Dentro de poco llegará a Lima. Es un ensayo sobre cocina peruana que cuenta mis 20 años de cronista gastronómico.

C: Volviendo a la poesía, tu generación se desmarca de la generación anterior en cuanto a los referentes. Los del 50 estaban influenciados por la poesía española...
RH: Sí, es cierto, porque los poetas del 50 se iban becados por el gobierno español, como Romualdo, Delgado y otros. Cada uno tenía su acercamiento a España. Nosotros teníamos una visión más cosmopolita. Como Lucho Hernández, que le gustaba la poesía alemana; yo, por mi parte, disfrutaba la poesía francesa. Lo que teníamos en común era que la poesía española no nos interesaba.

C: ¿Qué proyectos literarios ves a futuro?
RH: Hay un género muy bacán que se llama la nouvelle. Uno de los últimos cuentos que escribí, “El muro de Berlín”, es una nouvelle, o cuento largo. Estoy muy tentado de hacer nouvelle. Tengo varios temas que darían muy bien para eso. Y me gustaría agrupar tres nouvelles en un libro.