martes, 14 de agosto de 2007

Entrevista a EDGAR O'HARA


La nostalgia, el humor y la ironía, características predominantes de la poética de Edgar O’Hara, confluyen en el libro Cada ovillo, cada cordel (Fauno editores, 2007), su más reciente entrega.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Tanto Por el agua oscura como este nuevo poemario, Cada ovillo, cada cordel, son extensos.
La visión de ese libro se dio en un lapso de ocho años. En ese tiempo los poemas empezaron a ir en distintas direcciones. Yo te menciono solamente dos: el mundo absolutamente de la vida cotidiana y ese mundo invisible que envuelve a la vida cotidiana y que sería lo sacro. Pero hay otras líneas también. Y de pronto me vi en la encrucijada de proponerlos como unidad, por sus contrastes. Y ese es el resultado.

Este poemario reúne todas aquellas inquietudes o necesidades expresivas de tus libros anteriores…
Sí, claro, pero estaban presentes a través de formas poéticas que son no sé si distintas pero que para mí son menos aferradas a lo que yo quería decir. Y de pronto ahora puedo encontrar poemas que pueden ser más largos o en prosa y que son en algunos casos narraciones, pero que más o menos me orientan en una dirección en la que me siento cómodo.

Un tema recurrente en tu poesía es la nostalgia, los recuerdos…
Yo creo que eso es algo que ha estado siempre en mí: el recuerdo y la posibilidad o el intento de atrapar un momento, una escena. Si tú vieras los libritos que he publicado hace muchos años hay también eso. Por supuesto que ahora más agudizado por la experiencia o por la edad. Pero desde que empecé a escribir había una especie de nostalgia o de tajo existencial que me obligaba a tratar de recuperar ciertos momentos.

Otro elemento presente es la reflexión sobre la escritura.
Eso también es de siempre. Como en mi primer libro, Situaciones, del año 1974. Es decir, la relación con el sueño, y cómo en el sueño aparecen ciertas imágenes que pueden al despertar no convertirse en poemas. O las puedo olvidar. Eso está desde el comienzo, pero ahora trabajado de otra manera. Incluso hay un libro del año 1984 que se titula Trayectos para el hereje, cuya primera parte son crónicas de poemas que no lograron ser formados. Y yo reflexiono sobre qué circunstancias o registros de la realidad pueden o no convertirse en poemas.

Y en este libro confluye todo eso…
Claro, en este libro está unificado todo, en lugar de estar separado. Cada poema o cada texto pretende dar cuenta de muchas cosas. Es ambicioso. Yo no sé si logro algo con eso. Pero lo que quiero es crear un efecto.

Tú perteneciste a los fundadores de La Sagrada Familia. ¿Qué recuerdas de esa época?
Claro, fundamos La Sagrada Familia con Kike Sánchez Hernani, Lucho Castillo, Roger Santiváñez y Willy Niño de Guzmán. Recuerdo los lazos de amistad que nos unían, recuerdo tal vez los excesos que nos llevaron a pensar que era fácil hacer una poética de la realidad peruana. Eso duró dos años; sacamos libros y revistas. Fue un momento importante, por lo menos para mí. Aprendí a optar por ciertos caminos y a evitar otros. Y a partir de La Sagrada Familia me di cuenta de que la experiencia grupal no la repetiría. Ya la viví; si otros lo quieren hacer está bien.

¿Por qué?
Considero que para mí ya no tiene sentido. Pero en el momento en el que estaba en La Sagrada Familia sí lo tenía. Por ejemplo, Carlos López Degregori se incorporó a La Sagrada Familia muy brevemente y después salió. Pero él tenía muy claro que ese camino grupal no era para él. Yo no lo tenía tan claro en ese momento.

MAS DATOS
Edgar O’Hara tiene listo un libro sobre las poéticas de Blanca Varela titulado Tiene más de avispero la casa, que incluye un dossier fotográfico de Herman Schwarz. Saldría publicado en España.

*Fotografía de LUIS IPARRAGUIRRE.
**Entrevista publicada el martes 14 de agosto del 2007 en el diario Correo.

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