martes, 7 de octubre de 2008

Entrevista a ROBERTO AMPUERO


Roberto Ampuero acaba de publicar El caso Neruda (Editorial Norma, 2008), una novela en la que su célebre personaje, el detective Cayetano Brulé, conoce al poeta Pablo Neruda. A propósito de este libro -y gracias a la generosidad de Pilar Silva (del Grupo Carvajal)- pude entrevistar a este exitoso escritor chileno. A continuación, la entrevestia completa (una versión editada apareció en el diario Correo).

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Foto-ilustración: IVÁN PALOMINO

¿Por qué eligió a Neruda como personaje? ¿Cómo llegó a tomar esa decisión?
Pablo Neruda lo tuvo todo: mujeres, fama, dinero, amigos, hasta el Nobel. Estuvo presente en coyunturas claves de la historia del siglo XX y tuvo nexos con figuras de talla internacional en política y cultura. Pero nadie ha mencionado un anhelo esencial de su vida, que nunca se cumplió, algo que revela en La pródiga, un poema del libro Los versos del capitán: “Y yo te pregunto: ¿dónde está mi hijo?” De ahí surge El caso Neruda. Al final de su vida, en 1973, cuando intuía que estaban cerca su fin y el del gobierno de su amigo Salvador Allende, tiene que haber sospechado que la trascendencia no la dan los poemas, sino los hijos (que no tuvo), no la tinta sino la sangre. Por eso le encarga a Cayetano Brulé, un joven cubano instalado en Valparaíso, que averigüe si la hija que tuvo una amante casada en la Ciudad de México de 1943, la engendró él o el esposo de la mujer. Neruda necesita resolver el mayor misterio de su vida, y en ese sentido la búsqueda de la supuesta hija es la búsqueda de la esperanza en un Chile que a comienzos de 1973 caminaba a la guerra civil. Neruda siempre me “persiguió” pues su casa La Sebastiana, de Valparaíso, hoy un magnífico museo con vista a la bahía, estaba cerca de la casa de mis padres. Yo crecí sabiendo que allí vivía un gran poeta universal, pero no me atreví a tocar su puerta pues yo era un niño. Por fortuna Cayetano Brulé se atrevió a hacerlo, y el vate le cambió la vida: lo convirtió en investigador privado mediante las novelas del inspector Maigret. Neruda era u gran lector de novelas policiales, y es curioso que nadie haya usado este género para presentarlo.

¿Cómo fue el proceso de documentación sobre la vida de Neruda?
Me pasé noches leyendo libros y artículos sobre él, visitando sus casas y viendo fotograf=C 3as suyas en la biblioteca de la Universidad de Iowa, que cierra a las 2am. En algún momento mi mujer debe haber pensado que mi cita nocturna era con alguien diferente. Me interesaba lo que pocos conocieron: el Neruda íntimo, fuera de la corte de amigos y aduladores que lo rodeó. Ese Neruda que al final del día, cuando sentía la muerte cerca, se quedaba solo, revisando sus acciones y omisiones a lo largo de su existencia. Consulté textos, documentales y grabaciones de su voz. Entre los textos esenciales están los de Sarita Vial, Margarita Aguirre, Virginia Vidal, Inés María Cardone, Matilde Urrutia, Pili García Tello, y los de Hernán Loyola, David Schidlovsky, Enrico Mario Santi, Hernán Concha, Volodia Teitelboim, y los de Jorge Edwards y Antonio Skarmeta, desde luego. Pero las mujeres fueron las fuentes claves porque me transmitieron lo que yo buscaba: la percepción del amor y el desamor, los anhelos frustrados y la infidelidad, la fugacidad de la existencia, y el poder del olvido. También volví a Confieso que he vivido, memorias generosas con Valparaíso, y a sus columnas del Oriente.
La reacción de los lectores ha sido apabullante: desde que salió la novela está en el primer lugar del ranking en Chile, esta semana aparece en América Latina, luego en España, Brasil, Italia y Alemania. Lo curioso es que la gente lee la novela como historia real, y ese es el poder de la literatura. Solo una novela podía explorar esa dimensión desconocida del poeta: la de sus grandes amores y la de esa hija que supuestamente tuvo.

¿Es cierto que entre los textos testimoniales que buscó y leyó sobre Neruda puso énfasis en aquellos provenientes de mujeres?
Absolutamente. Sólo los textos y las entrevistas de mujeres que estuvieron cerca de Neruda o son expertas en él me permitían acercarme a ese aspecto idealizado de Neruda: la de su contradictoria relación con las mujeres que tuvo, la de su oportunismo y la de su falta de fidelidad. Neruda vivió convencido de que sólo podría escribir gran poesía si tenía un gran amor a su lado, y en El caso Neruda aparecen esas mujeres y su tránsito de una a otra, causando dolor y resentimientos. La novela tiene como protagonistas a Pablo Neruda y Cayetano Brulé, pero las mujeres y la hija de Neruda son en verdad sus ejes centrales. Al final de su vida Neruda piensa en las amantes que tuvo, en lo que él les dio y recibió. Es un hombre arrepentido de muchas cosas en materia de amor, pero ya es muy tarde...

De la biografía de Cayetano Brulé se tenían poco referencias en los libros anteriores. Ahora se conocen más detalles, por ejemplo, la identidad de la chilena que apenas menciona en la primera novela de la saga (Ángela Undurraga Cox). ¿Qué lo lleva a tomas esa decisión?
Cayetano Brulé es el investigador más popular que dado la literatura chilena. Lleva cerca de 200.000 libros vendidos sólo en Chile, sin contar los pirateados, tiene una legión de fieles seguidores y seis volúmenes, que están traducidos a numerosos idiomas, entre otros al griego, italiano y francés. Todos querían saber cómo comenzó Cayetano, pues las novelas que se conocían hasta el momento hablaban del Chile de vuelta a la democracia. Fue el día en que Valparaíso me declaró Hijo Ilustre por mi contribución literaria que yo me paseé por La Sebastiana y me dije: pero si Neruda y Cayetano tienen que haberse conocido en 1973 pues vivían en la misma ciudad. Y esa causalidad me permitió narrar los inicios de Cayetano: en 1973 acababa de llegar a Chile desde Miami, siguiendo a su aristocrática mujer, Angela Undurraga Cox, hija de u n empresario acaudalado, que convence a Cayetano de ir a conocer y respaldar la revolución socialista de Salvador Allende. Después del golpe militar, Ángela se marcha al exilio con un charanguista de un grupo de folklore y deja a Cayetano naufragando en su nuevo país. Después del golpe, la derecha sospecha de él por ser cubano y la izquierda por ser cubano venido de Miami. Neruda es quien forma a Cayetano y lo hace prestándole novelas policiales de George Simenon.

En la novela encuentro un tributo a la novela policial: Neruda le da a Brulé célebres novelas policiales para que las lea.
Neruda fue un gran lector de novelas policiales, en especial de Georges Simenon, Graham Greene y Edgar Allan Poe. En sus casas-museo aun se conservan repisas llenas con esos textos. Neruda piensa que Cayetano puede aprender de las novelas, nada mejor que la literatura para aprender de la realidad, le dice el poeta. Pero Cayetano pronto descubre que los detectives del mundo industrial fracasarían estrepitosamente en nuestras peligrosas y caóticas ciudades latinoamericanas. Me resultó fascinante vincular la vida de un poeta tan legendario como Neruda con elementos de la novela político-policial. Y los lectores lo refrendan mediante su masivo interés por la novela.

La novela nos presenta una mirada sobre el gobierno de Allende y los primeros años de la dictadura de Pinochet.
El caso Neruda ocurre entre marzo y setiembre de 1973, aunque su primer y también el último capítulo corresponden al Chile moderno de la actualidad. Se trata de los últimos meses del gobierno de Allende, en medio de la crisis económica y política nacional, de fuertes divisiones, y después aborda el día del golpe de estado con el bombardeo a La Moneda y el comienzo de la dictadura, y por último el Chile actual. Es una mirada sobre el golpe de estado y el comienzo de la dictadura, una mirada que intenta ser objetiva y narrada desde el punto de vista de una persona corriente como Cayetano y de un poeta universal como Neruda, apabullados ambos por circunstancias totalmente ajenas a su control. Pero la novela es más que Chile, donde Cayetano habla con Neruda y Allende. Está ambientada también en el México de los 70, en las inmediaciones de Siqueiros, Trotzky, Frida Kahlo y Tina Modotti; en la isla de Cuba, donde Cayetano se encuentra con el poeta disidente Heberto Padilla y el saxofonista Paquito De Rivera; en el antiguo Berlín Oriental, donde el investigador se reúne con Markus Wolf, el legendario ex jefe del espionaje germano-oriental; en La Paz, donde contacta a gente vinculada con la guerrilla del Che Guevara. En cierto sentido, esta novela es también un homenaje a Valparaíso, a destacados artistas y personalidades que conocí en un exilio que comenzó en 1973 y que aun no termina, y que me llevó a vivir en Chile, Cuba, Alemania Oriental, Alemania Occidental, Suecia y ahora Estados Unidos.

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