sábado, 30 de junio de 2007

POESIA: Luis Fernando Chueca


Primera muerte

“Entra”, me dicen. El cuarto luce pulcro, el Cristo colgado en la pared, las cortinas cerradas. En la cama está mi abuelo. Imagino –a falta de precisión en el recuerdo- sus ojos cerrados. Los míos también porque he comenzado a llorar. Me abrazo a su cuerpo, lo acaricio, beso su rostro. Rezo: que no sea él el muerto sino yo. Pero suena en mis oídos la ley que ordena que los hijos entierren a sus padres y a los padres de sus padres. No puedo imaginar cuántas veces tendré que ver quebrado este principio.

Mi abuela sigue de pie junto a la cama. No dice nada pero sus manos tiemblan como si hubiera sostenido un peso mayor que el de sus fuerzas. Alguien habla con la agencia funeraria.

Salgo de la habitación con una marca que tambalea mis doce años. El desfile ha comenzado.

*Poema de LUIS FERNANDO CHUECA que aparece en el libro Contemplación de los cuerpos (Estruendomudo, 2005)


** Con este poema inicio una sección dedicada a compartir con los esporádicos visitantes de este blog mi apasionada afición por aquella poesía que uno no se cansa de releer. ¿Por qué este poema para empezar? Bueno, porque en los últimos diez años -por lo menos- la lectura de un poema no me había estremecido tanto como en este caso. Y es que, más allá de las virtudes poéticas de Luis Fernando, los versos de este poema, con el que se inicia el estupendo libro Contemplación de los cuerpos, me transportaron a una escena similar que, a pesar de algunos años transcurridos, aún no he podido asimilar del todo.

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