domingo, 27 de enero de 2008

Propios como ajenos de ANTONIO CISNEROS


Existen libros difíciles de olvidar. Aquellos que encuentran cobijo en algún espacio privilegiado de la memoria. Allí donde habitan los recuerdos más entrañables, los más perdurables. En mi caso, Propios como ajenos. Antología personal de Antonio Cisneros significó –en aquella edición de Peisa de 1989, que moraba en uno de los anaqueles paternos– mi acercamiento a la obra de uno de los poetas más importantes de habla hispana. Por aquellos años, de sinuosa adolescencia, aquellos versos cobraron inusitada relevancia.

Como le sucedió en su momento a mi amigo el poeta Eduardo Chirinos, Cisneros se convirtió para mí en una suerte de héroe literario. Llegué a memorizar, incluso, muchos de sus poemas. Como, por ejemplo, "Un perro negro" (con el que finaliza el libro Las inmensas preguntas celestes): ”En este país un perro negro sobre un prado verde es cosa de maravilla y de rencor“.

Aquel ejemplar descansa ahora, con una minimalista rúbrica que logré arrebatarle al poeta en algún recital, en los estantes de mi biblioteca. Peisa acaba de reeditar Propios como ajenos. Antología personal en una bonita edición que añade, además de los poemas de su último poemario –Un crucero a las islas Galápagos–, un lúcido y entrañable testimonio del autor a manera de prólogo. Una estupenda manera de apreciar, panorámicamente, uno de los proyectos poéticos más sólidos y celebrados de nuestras letras.

*Publicado en Correo el 8 de enero del 2008.

No hay comentarios.: