jueves, 29 de enero de 2009

Entrevista a RAY LORIGA


Novelista y cineasta. Ray Loriga transita, con inusitada naturalidad, entre la literatura y el cine. Acaba de aparecer en España su nueva novela Ya sólo habla de amor y en Lima se han reeditado, vía Alfaguara, sus libros Lo peor de todo y Tokio ya no nos quiere.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía: Cortesía de ALFAGUARA

Tú escribes novelas, pero también escribes y diriges películas. ¿Qué satisfacciones te da cada género?
Ninguna… (risas). Diría que ninguna. En todo caso, ver las películas de los demás y leer los libros de los demás. Escribirlos es otra cosa.

¿Cómo se da en tu caso el proceso creativo? Cuando surge una idea, ¿en qué momento te das cuenta que funcionaría mejor en una novela o en una película?
Normalmente, son como niños distintos, cada uno viene con su nombre. Cuando una historia pertenece al cine, en el momento en que la pienso viene con imágenes visuales que luego intento reconstruir. Parece muy bobo, pero es así de fácil.

Y en el caso de tu novela Caídos del cielo, ¿cuando la escribías ya pensabas en filmarla luego?
Caídos del cielo es el único caso curioso en ese sentido. Porque venía como una novela basada en muchas películas que me gustaban. Y se convirtió en una novela, en una especie de pop-fiction, refiriéndome a literatura de género que quería reinterpretar en un libro. Y luego volvió a ser lo que había sido en un principio: una película.

Alfaguara ha reeditado Lo peor de todo, tu primera novela. ¿Cómo la ves a la distancia?
La he vuelto a leer para la reedición, pero no la he tocado. No he retocado nada. Pero me parece la novela de otro escritor. Reconozco cosas, recuerdo cosas, pero no sería capaz de escribirla ahora. Es como la novela de un tipo que se me parece.

Acabas de publicar en España Ya sólo habla de amor. ¿Cómo surge esa novela?
En realidad surgió por una casualidad. Surgió por una llamada de Enrique Vila-Matas, quien me llamó para participar en un congreso en Suiza sobre la figura de Robert Walter, y que tenía como tema central la derrota, la derrota como tema clave de la literatura europea. Y de ese congreso al que nunca pude ir surgió la idea de una novela que tratase sobre una derrota.

…una derrota de amor. ¿Cómo la encaraste teniendo en cuanta lo manido que puede resultar ese tema?
Sí, quería escribir una novela romántica, pero que no tuviera los desperfectos de lo que se ha hecho con la novela romántica. Es decir, quería que hablase de la crueldad de esa batalla.

Dijiste en una oportunidad que luego de presentar un nuevo libro te embarcas en un proyecto cinematográfico. ¿Estás trabajando una nueva película?
Sí, estoy con una película nueva. Y sí, tengo la fortuna de poder trabajar en dos campos, por un lado, tan conectados, y por otro, tan separados. Por un lado, una labor tan solitaria como es la literatura. Y por el otro, una labor de equipo, de conjunto. Y tengo la suerte de saltar de un lado a otro.

*Entrevista publicada en Correo el jueves 29/01/09.

martes, 27 de enero de 2009

Fallece JOHN UPDIKE


Lamentable noticia, vía la agencia EFE: “El novelista, poeta, crítico y dos veces ganador del premio Pulitzer, John Updike, de 76 años, falleció de cáncer de pulmón, informaron hoy varios medios de comunicación estadounidenses”.

lunes, 26 de enero de 2009

Lo nuevo de PATRICK MODIANO


Hace unos días empecé a leer El rincón de los niños (Alfaguara) de Patrick Modiano. Se trata de un autor al que llegué, si mal no recuerdo, por algunos comentarios favorables de Patricia de Souza y de Ricardo Sumalavia. Hace poco más de un año encontré (y compré) un par de títulos de Modiano en la librería Crisol del Óvalo Gutiérrez, en San Isidro. Ambos títulos publicados por Alfaguara: Viaje de novios y El rincón de los niños. Leí la primera y dejé para más adelante la segunda. Curiosamente, mientras estoy sumergido en la lectura de El rincón de los niños, me entero por el blog de Patricia de Souza que acaba de aparecer la traducción al español de una nueva novela de este estupendo escritor francés. Se trata de Dora Bruder (Seix Barral).
En la web de la editorial Seix Barral aparece un texto que da mayores luces sobre la trama del libro:
“Una adolescente perdida en los pliegues del pasado resume en su desoladora peripecia vital el sufrimiento de toda una época: el continente europeo en la era hitleriana, visto desde la perspectiva actual, y la aventura moral del escritor que trata de recobrar la verdad de aquel tiempo y aquellos seres.
El 31 de diciembre de 1941, en el periódico Paris-Soir, apareció un anuncio dramático: unos padres buscaban a su hija, de 15 años, que se había fugado de un colegio de monjas. Nueve meses más tarde, el nombre de la muchacha aparece en una lista de deportados al campo de exterminio de Auschwitz. Al filo de estas dos desapariciones sucesivas conocemos el destino de todo un pueblo, de toda Francia y de toda Europa, en un momento de dolor y violencia, en el que la pureza resalta sobre un fondo de destrucción. Pero el tema del libro no es sólo la vida de Dora Bruder, sino la búsqueda del propio autor que trata de reconstruir aquella biografía borrada.
Con un estilo contenido, de una brevedad y exactitud estremecedoras, Patrick Modiano, uno de los mayores autores franceses contemporáneos, ilumina desde elpresente el dolor, el horror y el sufrimiento del pasado, pero también su poesía. «Dora Bruder es su mejor novela. E incluso creo que es una de las mejores novelas aparecidasen los últimos años en Europa… Es Modiano en la cumbre de su narrativa», Adolfo García Ortega”.

jueves, 22 de enero de 2009

VILA-MATAS finalista


Una noticia sobre el estupendo escritor español Enrique Vila-Matas acabo de leerla gracias a la agencia EFE: el autor de El mal de Montano figura, junto a Naomi Klein y Francisco Goldman, entre los finalistas seleccionados para la primera edición del Premio Warwick, anunciada hoy en Londres.
El premio, señala el cable, dotado con 50.000 libras (unos 53.500 euros), “con carácter bienal y financiado totalmente por la Universidad de Warwick, está abierto a escritores de cualquier género y nacionalidad siempre y cuando haya traducción al inglés”. Nada mal.


*Fotogragía tomada de Internet.

VARGAS LLOSA: “Onetti era una persona vulnerable que se escudaba tras su agresividad”


En una entrevista publicada en Montevideo, Mario Vargas Llosa, nuestro celebrado novelista, ha señalado que Juan Carlos Onetti era un hombre frágil, vulnerable, que se escudaba tras su hosquedad y agresividad.
"Es un autor al que admiré desde que conocí sus primeros cuentos y, aunque la de Onetti no es una obra fácil, después de leerlo los premios son tales que justifican el esfuerzo", manifestó nuestro escritor.
En febrero se publicará en Uruguay el libro El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (Alfaguara). El autor de Conversación en la Catedral estará mañana presentándose en la Feria del Libro de Trujillo.


*Fotografía tomada de Internet.

MURAKAMI premiado


Haruki Murakami, uno de mis escritores predilectos, ha obtenido, según me entero por Moleskine literario, el Premio Jerusalén 2009. Una noticia que me resulta muy grata, sin lugar a dudas.
Siguiendo el link que aparece en el blog de Iván Thays, leo que Murakami viajará a Jerusalén en febrero a recibir este premio en la Feria Internacional del Libro. La misma nota señala que entre los ganadores de este premio figuran Arthur Miller, Susan Sontag, Bertrand Russell, Simone de Beauvoir, Octavio Paz, Stefan Heym y Mario Vargas Llosa.


*Fotografía tomada de Internet.

"Un lugar llamado Oreja de perro" de IVÁN THAYS


Cuando leí, hace muchos años, la novela Escena de caza, una frase llamó poderosamente mi atención: “Para las mujeres, los recuerdos del amor son souvenir de un viaje sentimental; para los hombres, restos de un naufragio”. Tiempo después, leídas sus obras ulteriores, creo encontrar una clave en aquella frase: los protagonistas de los libros de Iván Thays resultan siendo, a la luz de los acontecimientos, verdaderos náufragos sentimentales. Un lugar llamado Oreja de perro (Anagrama, 2009) no es la excepción. Se trata de la historia de un hombre golpeado por una tragedia mayúscula: la muerte de su pequeño hijo. Luego, como para completar el cuadro trágico, su esposa decide abandonarlo, dejándole una nota en el interior de su maleta, antes de que parta, en viaje de trabajo, a aquel lugar llamado Oreja de perro. El protagonista es, para mayores señas, un periodista que debe cubrir la visita del presidente Alejandro Toledo a ese pueblo azotado por la violencia política.
Nuevamente un viaje: una constante en la obra literaria de Thays. Si antes fueron Madrid, Busardo (ciudad ficticia) y Málaga, los destinos de las travesías de los personajes de Escena de caza, El viaje interior y La disciplina de la vanidad, en esta ocasión, el protagonista se desplaza a un pueblo peruano llamado Oreja de perro. Y será ese lugar extraño y ajeno el escenario en el cual repasará, en una especie de expiación, su drama particular. En un lagar que aún respira su propio drama colectivo. ¿Es una novela sobre la violencia política? Definitivamente no. Por lo menos no en el sentido en que fueron concebidas La hora azul de Alonso Cueto o Abril rojo de Santiago Roncagliolo. Y, sin embargo, la violencia política está allí, se respira, se siente como una sutil música de fondo a lo largo de la novela. Pero no es la protagonista, obviamente, ni tendría por qué serla.
Es el drama personal del protagonista lo que nos conmueve. Es lo que nos enfrenta con la vulnerabilidad de la condición humana. Un lugar llamado Oreja de perro es una novela lograda, según mi lectura. Una novela que he disfrutado no sólo por sí misma, sino también como una nueva pieza dentro de un conjunto que sigo con interés desde hace mucho. Y que tras ocho años de silencio parece ser el inicio de una nueva etapa, más fructífera que la anterior.

martes, 20 de enero de 2009

Entrevista a MICAELA CHIRIF


Un farero que anhela una vida trashumante y un albatros que se niega a volar y que prefiere una existencia sedentaria. Se trata de los singulares personajes de Don Antonio y el albatros (Peisa), el libro para niños de José Watanabe y Micaela Chirif.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

¿Cómo surgió la idea de la historia de Don Antonio y el albatros?
La idea del cuento fue de José (Watanabe). Él quería escribir la historia de un ave que no quiere aprender a volar y de un hombre que empieza a enseñarle. La idea era que, al final, el que salía volando era el hombre. José pensó en qué aves podrían ser buenas para el cuento y el albatros le pareció una buena idea. Era lo suficientemente grande como para poder tener gesto y como para que no se viera tan pequeñita al lado de un hombre. Pero la historia no estaba del todo armada, esa era la idea nada más. Y se pasó horas buscando albatros por internet y mirando imágenes. Pero luego enfermó y murió, y dejó la historia sin escribir. Y yo pensé que sería una pena que la historia quedara ahí y que nadie la escribiera. Así que decidí escribirla yo, sabiendo que tenía el compromiso de tratar de ser fiel a él.

¿Y cómo fue el proceso de escritura?
Hice lo que hacía él siempre: pensar las "escenas" según el número de páginas que tenía el cuento, pensar en la escena de cada página y así ir imaginando la historia en palabras y en imágenes. Pero primero fue como un desglose de escenas. Es decir, saber qué iba a pasar en cada página, en cada escena. Y luego fue escribirla. Claro, antes había pensado ya en los personajes: el albatros y un farero. Me pareció que la idea del farero era buena porque está cerca del mar, de las aves, ve pasar a los barcos y las aves que migran y, al mismo tiempo, permanece siempre en el mismo sitio. Un farero permitía el juego del movimiento y la permanencia, ¿no?

Claro. A mí me encantó la idea del final: del farero que sale de su faro y del albatros que se niega a volar y encuentra su hogar en el faro. ¿Cómo así surge ese final?
Mi idea fue hacer un poco más evidente el intercambio de roles. A veces tenemos una especie de destino trazado que se asume como destino "natural" para cada quien, pero no necesariamente nos sentimos contentos con él, no necesariamente nos gusta. En el cuento se encontraron dos personajes que, en verdad, deseaban más el destino del otro que el propio. Y eso se va viendo un poco a lo largo del cuento. Al final el intercambio de roles es un poco una liberación y un poco la realización de un sueño para cada uno de los dos. Hacer aquello que nos da gusto hacer y para lo cual sentimos que hemos nacido, aunque no sea lo que se espera de nosotros.

Luego de esta experiencia, ¿has pensado en escribir otro libro para niños?
He escrito otro que se llama Buenas noches, Martina. Es para niños más pequeños. Es acerca de una niña que se va a dormir y, al apagar la luz, ve llegar, uno por uno, a un montón de animales que en vez de hacerle sentir miedo la terminan por hacer sentirse acompañada. Creo que va a quedar bonito.

*Entrevista publicada en Correo el martes 20/01/09.

lunes, 19 de enero de 2009

POE BICENTENARIO


Me parece que el calendario marcaba el año 1998 cuando apareció, por primera vez, un artículo mío, firmado, en un medio de comunicación escrito. Lo que si recuerdo muy bien es que se trató de un texto sobre Edgar Allan Poe, a propósito de la publicación de El cuervo en la Colección El manantial oculto, dirigida por Ricardo Silva Santisteban. Aún era un estudiante universitario. Aún llevaba el cabello largo. Ha transcurrido poco más de una década y muchas cosas cambiaron en mi vida. Y otras tantas permanecieron intactas. Una de ellas, mi admiración por aquel notable escritor norteamericano nacido hace 200 años. Nuevamente un texto sobre él con mi firma aparece en las páginas de un diario. En esta oportunidad acompañado por una estupenda ilustración realizada por mi amigo Iván Palomino.

martes, 13 de enero de 2009

Entrevista a JOSÉ GÜICH


José Güich ha urdido en Los espectros nacionales (San Marcos, 2008) ocho historias en las que a través de lo fantástico explora la historia y el pasado. A propósito de esta, su tercera entrega editorial, Güich reflexiona sobre su particular apuesta literaria.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

La mayoría de los cuentos de este libro aparecieron originalmente en diversas publicaciones.
Efectivamente, la mayor parte de estos cuentos se fueron escribiendo en el transcurso de dos años. Y curiosamente, a pesar de que había una agenda establecida para un tercer libro, después de Mascarón de proa, no me decidía a trabajar en esa agenda de 8 o quizás 9 relatos, que ya tenía además ciertos apuntes previos para tener una idea de lo que iba a ser el libro. Y a veces salían los cuentos a pedido de los amigos. En el caso de "Los espectros nacionales", ese cuento se escribió a pedido de mi amigo Francisco Tumi, que en esa época era editor de Etecé. Él me dio el impulso para empezar este libro. Entonces, los amigos fueron básicamente los responsables de que el libro saliera antes de lo que yo hubiese pronosticado.

¿Cómo ves este libro con respecto a los dos precedentes?
Me interesaba un libro en donde los relatos tuvieran más conexión entre sí, que hubiera más vasos comunicantes en torno a una idea común. Eso no estuvo presente ni en Año sabático ni en Mascarón de proa. El primero es más antológico, es un libro de estreno, además, un libro de tributos. El segundo sí es un libro más pensado como un sistema de cuentos, pero creo yo no tan consolidado. Pero en esos dos libros no existía un ánimo que sí aparece en este libro, que es algo más estructurado en torno a una idea general, que es la idea de los fantasmas, de las pesadillas, de los espectros que habitan en la vida de los seres humanos y de los pueblos.

Y a través de esos espectros hay una reflexión en tornoal pasado…
Efectivamente. Y creo que eso ya estaba presente en Año sabático y en Mascarón de proa, el tema del tiempo, del pasado, que son para mí cruciales. Creo que es parte de un proceso que viene desde que yo era muy chico. Siempre me ha obsesionado el pasado, la idea de que hubo algo antes de este presente que vivimos. Y creo que hay algo que finalmente nos conecta con ese pasado. Y creo que el pasado que presiona a la mayoría de los personajes es una metáfora de la existencia como la veo yo: somos seres hechos de pasado, de memoria, de recuerdos.

En "El otro monitor", uno advierte la influencia de Bioy Casares…
Sí, la influencia de Bioy Casares es marcadísima. Algunos me han dicho que es más Borges que Bioy Casares. Pero ese cuento en particular le debe mucho a La trama celeste del gran Bioy Casares, el tercer gran gigante de la literatura fantástica rioplatense junto a Borges y a Cortázar. Es un escritor notable. Yo recuerdo con una emoción casi febril mis primeras lecturas de Bioy Casares allá por los años 80.

Ese cuento, además, se lo dedicaste a José B. Adolph, otro estupendo cultor del género fantástico, desaparecido el año pasado. ¿Qué recuerdas de él?
Pepe, en el poco tiempo que nos tratamos, y esto es para mí muy emocionante, me acogió como su amigo. Nunca olvidaré esas tardes en su casa. No fueron muchas, lamentablemente. Lo conocí por intermedio de Daniel Salvo, que lo frecuentaba. Yo estaba muy emocionado de sentir que era amigo de un escritor de su talla, un escritor que tiene que ser más reconocido que antes, es un escritor que merece toda la gloria posible.

El último relato del libro puede leerse como una novela corta. ¿Se puede entender como el anuncio de una novela a futuro?
Es una pregunta interesantísima. Creo que sí, creo que ya desde Mascarón de proa los cuentos anunciaban que había una vocación novelística. En una conversación, una vez les dije, a Manolo (Eráusquin) y a ti, que para mí el cuento era algo muy distinto que la novela. Y es probable que ahora sí me sienta más seguro en ese rumbo novelístico. De hecho que tengo ya un proyecto medio detenido, pero que ya está en la recta final.

*Entrevista publicada en Correo el martes 12/01/09.
**Fotografía tomada de Porta9.

lunes, 12 de enero de 2009

Entrevista a ALBERTO FUGUET (sobre ANDRÉS CAICEDO)


Alberto Fuguet ha logrado, valiéndose de una gran cantidad de cartas y anotaciones, urdir, a la manera de un documental, un libro estupendo: Mi cuerpo es una celda (Editorial Norma, 2008), la autobiografía de Andrés Caicedo, este colombiano que se arrebató la vida a los 25 años y se convirtió, con el tiempo, en un autor de culto.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Me comentaste el año pasado que fue en Lima donde descubriste a Caicedo por un libro suyo que encontraste en una librería. ¿Qué fue lo que te atrajo de él?
Así es: en la librería La Casa Verde, hoy desaparecida. Me topé con Ojo al cine y con, claro, su pequeña biografía de solapa: la suma de esas dos cosas (un cinéfilo-crítico de cine que escribió tantas páginas de cine) más un suicida caleño de 25 que estaba más obsesionado con el presente que con el pasado (a diferencia de García Márquez) fue una suerte de combo irresistible. Fue, de alguna manera, un enganche inmediato. Supe ahí que sería un escritor importante y un amigo clave. Jamás pensé que terminaría haciendo un libro suyo, pero así fue. Creo que lo que más me atrajo de él es aquello que siempre atrae: que en alguien distinto uno se tope con cosas extremadamente cercanas y personales.

¿Cómo surge la idea de trabajar en una biografía de Caicedo y cómo así decides darle el carácter de documental que presenta el libro ya publicado?
Primero fue una biografía, pero rápidamente la deseché. Más tarde cruzó por mi mente, por un par de segundos, una novela acerca de un personaje parecido, pero, por suerte, la idea me duró muy poco. Y al final todo cambió, en Bogotá, cuando Luis Ospina me dijo por qué no te quedas con este material que no sé qué hacer con él. De ahí partió todo: me di cuenta de que era una autobiografía cuando leí esa caja llena de archivos, revisé las carpetas que me pasó Patricia Restrepo y ordené lo que encontré en la biblioteca Luis Ángel Arango. Sentí que él estaba contando su vida. No 'el cuento' sino 'la novela' de su vida. Y la idea fue, desde ese momento, hacerme a un lado. Como trabajé en UCLA por esos días, me bajó una fobia académica que me llevó a prometerme no tener notas al pie de página o explicaciones ni prólogos ni presentaciones de otros, pero al final no tengo tan claro si me hice a un lado. Creo que estoy. Que están 'mis temas'. Y que Andrés, como me dijo un periodista, podría ser un personaje mío.

Al leer Mi cuerpo es una celda me vino a la mente Apuntes autistas. ¿Crees que de alguna manera ambos comparten una esencia similar, algo que los emparenta?
AF: Creo que sí, ahora que lo mencionas. No lo había pensado, pero sí veo conexiones, desde estructurales a la cosa autista (uno de mis temas, creo) a la fanatización por el cine. Sí, las veo. Es más: cada vez creo que Apuntes autistas es un libro que, para mí, es fundacional. Veo mucho en el libro que estoy terminando tanto de Apuntes autistas como de Mi cuerpo es una celda.

¿Cuál es tu opinión sobre la obra narrativa de Caicedo?
Me parece que este libro es, claramente, su mejor libro, más allá que yo tenga que ver con él. Incluso en Colombia están diciendo esto. Creo que como escritor era un escritor en ciernes. ¡Dios: tenía 25 años! Y estaba buscando su mundo, su estilo. Creo que Viva la Música es un libro donde el narrador claramente debió ser un hombre, por ejemplo. Pero al escribir crítica o cartas, al escribir para sí, sin máscaras, el tipo es un gran escritor. Caicedo prueba una vez más que un autor no es necesariamente el más creativo sino el más valiente o el más jugado.

¿Crees que el fracaso que significó su viaje a Hollywood contribuyó al fatal desenlace de su vida?
El comienzo del fin… sin duda. Ir a la ciudad de Los Ángeles y toparse con el diablo fue un error fatal. Igual es fascinante y revelador que su meta era Hollywood, no Barcelona o París. ¿Cuántos escritores latinoamericanos se van a Hollywood? Pero creo que no volvió siendo el mismo. A pesar de que era un tipo extremadamente fracturado, creo que ese golpe fuerte hizo que todas sus cicatrices se abrieran. No se puede vivir ni crear tan herido.

*Publicado en Correo el domingo 11/01/09.

lunes, 5 de enero de 2009

Entrevista a ALESSANDRA TENORIO


Uno de los tópicos del libro debut de Alessandra Tenorio, titulado Porta/retrato, fue la familia. Ese mismo tema reaparece en Casa de zurdos (Lustra editores/Centro Cultural de España, 2008), su más reciente producción poética.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de GIULIANO BUIKLECE

¿Cómo surge Casa de zurdos?
Los poemas que están en este libro los empecé a escribir hace más o menos dos años. Y cuando Víctor Ruiz me propone formar parte de la colección Piedra/sangre, que edita Lustra y el Centro Cultural de España, le mostré esos poemas. Y me dijo que con ellos podía terminar un libro. Yo tenía la idea de que en Casa de zurdos trabajaría un poco más el lado onírico, pero luego me di cuenta de que éste era un libro de cierre y que había muchos poemas que guardaban relación con el libro anterior, Porta/retrato. Por eso se incluyen algunos poemas de ese primer libro.

El amor está muy presente en este libro.
Sí, hay varios poemas que hablan sobre el amor y también sobre la muerte. El amor es un símbolo que siempre ha estado presente en mi poesía. Pero también hay varios poemas que hablan del desamor. Creo que hay un contraste fuerte. Por un lado también el amor familiar, el amor a las cosas en general, el amor a los sueños. Y por otro, el amor que se acaba, ese que te rompe el corazón, que te hace sufrir. Y allí es cuando la idea de la muerte también entra con fuerza en el libro. Pero la muerte no sólo física -de hecho se habla de la muerte de personas queridas-, sino la muerte como cambio, como un cambio brusco que hace que todo en tu vida se desbalancee.

El tema familiar es también una constante en tu obra poética.
Yo nunca pensé en escribir un libro con poemas que hablaran de la casa, del mundo familiar, pero al cabo de un año, después de haber participado en el grupo Colmena, con la gente de la Universidad Villarreal, me di cuenta de que tenía poemas que iban por esa temática. Y me di cuenta de que era un tema que siempre había estado presente en mí.

¿A qué se debe eso?
No sé, quizás a la influencia de ciertas lecturas, y también por el hecho de que soy una persona bien hogareña, y ese mundo es mi mundo cotidiano de alguna manera. Pero algo que casi no me habían dicho, y que me lo dijo Rocío Silva Santisteban, y también Oscar Málaga, es que también se habla de la casa familiar con ironía, una casa familiar un poco castrante.

¿Qué poetas han sido referenciales?
A mí me gusta mucho la poesía peruana, la poesía de Wáshington Delgado, de Alejandro Romualdo, de Giovanna Pollarolo, que creo han aportado mucho a mi manera de escribir. Y me gusta mucho la poesía rusa.

¿Cómo ves la poesía actual, la de tus contemporáneos?
Yo creo que uno de los mayores aciertos que ha tenido Lustra editores y el Centro Cultural de España es precisamente sacar esta colección, que reúne a 16 poetas de entre 25 y 33 años. Y hay poetas que han lanzado libros interesantes: Diego Lazarte, Bruno Pólack, Magaly Quiroz, una chica de Ica que tiene una poesía súper fresca, muy lúdica. Me parece que en los últimos años han aparecido poetas de calidad, el mismo Víctor Ruiz, Andrea Cabel. Me parece que el 2008 ha sido un buen año para la poesía peruana de gente joven.

*Publicado en Correo el jueves 01/01/09.

Entrevista a FRANCISCO ANGELES


Francisco Ángeles se hizo conocido en el ciberespacio a través del concurrido Porta9. Ahora nos presenta su primera novela, La línea en medio del cielo (Revuelta editores, 2008), un libro que nos revela a un autor original que no le rehúye a los riesgos formales.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de GIULIANO BUIKLECE

¿Cómo surge la idea de la novela?
La idea inicial era retratar un momento propio, pero sólo el momento, no la circunstancia. No quería hacer algo autobiográfico, pero sí representar el momento de la época final de la dictadura de Fujimori. Y mi sensación era la misma del protagonista, es decir, la de un tipo que está absolutamente indiferente con el contexto, que no le importa lo que está pasando y tampoco tiene mucha noción de qué es exactamente lo que pasa. Yo quise hacer una indagación, pero tratando de dar una respuesta a cuál era el punto de contacto entre lo que estaba sucediendo en la política y mi propia vida. Porque para mí también había sido un año duro, muy convulso, me pasaban muchas cosas y yo no entendía bien cómo era.

Si bien la trama está enmarcada por una atmósfera política, no se trata para nada de una novela realista.
Sí, la plantee exactamente así, yo no quería que fuera una novela realista, por varias razones. Por un lado, por una apuesta estética. Pero, además, no llega a hacerse un retrato fiel por que yo quería que la novela fuese un reflejo de cómo yo veía en esa época la situación política. Y yo la veía así, de manera fragmentada, porque lo escuchaba de mis amigos que sí estaban interesados en el tema e iban a las marchas y trataban de despertar en mí una conciencia política, pero no lo consiguieron nunca. Yo pensé que eso sí se podía representar y que podía salir una novela con una lógica propia.

La línea en medio del cielo es suceptible a múltiples lecturas...
He recibido varios tipos de interpretaciones. Y ninguna es la que que yo tenía exactamente en la cabeza, pero sí me parece interesante que las haya. También me parece interesante que se hayan fijado en el título de la novela, y que me pregunten por él.

El protagonista busca un sentido para su existencia a través de la escritura de un cuaderno.
Más allá de lo que le pasa a los protagonistas, sí quería dejar marcado lo que para mí ha ha sido la escritura en aquella época. Una época en la que, como mucha gente joven, creía en esa idea romántica de la literatura como un espacio de salvación, de redención. Y, además, de búsqueda de sentido de las cosas que van pasando. Y me refiero a un sentido más literal, no sólo para qué sirve tal cosa, sino qué es exactamente lo que ha pasado.

Otro elemento interesante es la ambigüedad que subyace a la novela.
Sí, la ambigüedad está presente. Por eso me parece curioso que algunas personas que me han comentado sobre el libro puedan ver eso como una falla. Es como si lo político, la dictadura, si no están representados a lo Vargas Llosa estaría mal. Yo creo que no, entonces me gustaría que lean la novela como lo que es. Como que todavía está muy fuerte la idea del realismo, como una vertiente ideal, superior.

Leyendo la novela advierto la influencia de Bellatín. ¿Qué otros autores han sido referenciales?
Sí, para este libro reuní a un grupo de obras que no son necesariamente las mejores que he leído, pero sí las más interesantes por algunos elementos en concreto. Y entre esos libros están, sobre todo, uno de Bellatín y uno de Piglia: Salón de belleza y Respiración artificial. Pero no sólo ellos, también hay cosas de Tabucchi e Ishiguro, que es un escritor que me gusta mucho.

*Entrevista publicada en Correo el domingo 03/01/09.

martes, 30 de diciembre de 2008

MIS LECTURAS DEL 2008

NOVELA
Este año destaco, por encima de otros, tres títulos que concitaron mi total interés ni bien supe de su existencia. Se trata de las novelas de tres autores que sigo con gran atención desde hace muchos años. Edgardo Rivera Martínez, autor del célebre relato “Angel de Ocongate” y uno de mis escritores predilectos, publicaba después de tiempo una nueva novela (en 1999 había publicado su segunda novela, Libro del amor y de las profecías). Diario de Santa María (Alfaguara) narra la amistad de dos jovencitas Felicia y Solange, peruana la primera y francesa la segunda. Rivera Martínez traza nuevamente, como en su reconocida primera novela País de Jauja el encuentro de dos mundos: el andino y el europeo.
Otro autor al que sigo desde que leí en una noche Escena de caza –luego de comprármela en la librería La familia, en Miraflores, creo que a inicios de 1996, con el dinero que me pagaron por un artículo publicado en El Peruano (aún era un estudiante universitario)–, es Iván Thays. Luego leí no sólo El viaje interior y La disciplina de la vanidad, sino también, gracias a una reedición que sacó Adobe, Las fotografías de Frances Farmer, su ópera prima. Ahora, ocho años después de la aparición de La disciplina de la vanidad, Thays rompe un prolongado silencio editorial con Un lugar llamado Oreja de perro (Anagrama), novela que resultó finalista del prestigio Premio Herralde de Novela. Un lugar llamado Oreja de perro narra el drama personal de un hombre que ha perdido a su hijo y a quien su esposa ha abandonado. Un hombre que quiere olvidar su dolor, como aquel sujeto que perdió la memoria luego del accidente que le arrebatara a su familia. Un hombre que viaja a un lugar llamado Oreja de perro e intenta escribirle una carta a su esposa. El viaje sigue siendo una constante en la narrativa de Thays: por un lado el viaje físico en el que sus protagonistas se encuentran vulnerables. Pero se trata, sin duda, de viajes en donde en realidad poco importa el lugar geográfico en sí –en El viaje interior, por ejemplo, inventa una ciudad: Busardo–, sino el efecto metafórico que pueden tener aquellos desplazamientos, que terminan siendo precisamente viajes interiores (ya me extenderé en un texto aparte, más adelante).
Y el tercer autor, al que también sigo desde hace mucho –desde que leí Retratos familiares, que no fue tampoco su primer libro– es Ricardo Sumalavia. Luego de tres estupendos libros de cuentos, Sumalavia publicó su primera novela, Que la tierra te sea leve (Bruguera), que quedó entre las finalistas del Premio Herralde de Novela en el 2007, si no me equivoco. Ya he escrito sobre esta lograda novela de Sumalavia hace algunas semanas en Correo y en este blog: se trata de una novela de búsquedas. Por un lado, uno de los personajes busca a su hermano, un enano llamado Féfer. Y por el otro, un escritor peruano que viaja a París a un Congreso literario y que reflexiona sobre la búsqueda del hermano literario.
También disfruté de la lectura de otras novelas: La noche humana –que en realidad es un tríptico que reúne tres novelas hermanadas– (Copé) de mi admirado amigo Carlos Calderón Fajardo: espero que las editoriales grandes se pongan las pilas y publiquen el 2009 por lo menos alguna de sus novelas que figuraron entre las finalistas de los premios Tusquets y Herralde. La línea en medio del cielo (Revuelta editores) de Francisco Angeles: aplaudo su riesgo, el de buscar elaborar una novela singular, no lineal, con una multiplicidad de lecturas. Entre el cielo y el suelo (Alfaguara) de Lorenzo Helguero: una novela lúdica, fresca y sentimental. Las muertes de Emilio (Norma) de Víctor Andrés Ponce.
Confieso no haber leído dos novelas de las que me han hablado muy bien: La iluminación de Katsuo Nakamatsu (editorial San Marcos) de Augusto Higa y Una historia africana (Editorial San Marcos) de Max Castillo. He de conseguírmelas pronto.

CUENTO
En el siempre difícil género del cuento resaltaré primero cuatro títulos. Playas (Underwood) de Carlos Calderón Fajardo, que en realidad es un adelanto de un libro de cuentos que espero se publique pronto. Los dos relatos que vienen en esta edición son brillantes. Especialmente, para mí, “Punta negra”, una suerte de arte poética, una profunda reflexión sobre la soledad del escritor.
Sur y norte (Norma) de Pepe de Piérola. No sólo es un buen novelista, también demuestra, con este libro, su dominio del relato corto, no en vano ha cosechado varios premios.
Ars brevis (Mesa redonda) de Pepe Donayre. En este libro, que recoge una serie de relatos brevísimos, el lenguaje, depurado y de aliento lírico, es el gran protagonista.
Los espectros nacionales (Editorial San Marcos) de Pepe Guich: estupendo conjunto de cuentos de corte fantástico. Me animaría a decir que es más logrado de los tres muy buenos libros que Guich ostenta en su cuenta personal.
También quiero rescatar otros libros estupendos: Erótika (JUS) de Patricia de Souza. Se trata de un libro de corte erótico, potente y al mismo tiempo alturado de una novelista que aprecio mucho. Y un libro publicado en México, además, que he podido leer gracias a la generosidad de Patricia. Maldita sea (Planeta) de Julie de Trazegnies: una grata sorpresa, sin duda, leer los cuentos de su primer libro para adultos (ella ha publicado si mal no recuerdo tres libros para niños). Se trata de un libro cohesionado cuyos relatos están unidos por una temática común. Otra confesión de parte: no he leído Crónica de amores furtivos (Editorial San Marcos) de Sandro Bossio, del que también me han hablado muy bien. Ya lo tengo en la mesa de noche esperando su turno.

POESÍA
Mi libro de poesía favorito de este 2008 que culmina no es precisamente un libro del 2008. Claro, ha sido publicado en el 2008, pero es en realidad un libro que recoge poemas publicados originalmente en otros libros de su autor años atrás. Se trata de El hilo negro (Borrador editores) de uno de mis poetas más predilectos, Carlos López Degregori. El hilo negro reúne todos aquellos poemas en prosa que la valiosísima obra poética de López Degregori ostenta.
También he disfrutado mucho Cualquier cielo (Mundo ajeno) de Micaela Chirif, un estupendo poemario que gira en torno a la pérdida. Intenso, conmovedor. Brillante. Estoy buscando su primer poemario. Otros libros: Casa de zurdos (Lustra/CCE) de Alessandra Tenorio, Una morada tras los reinos (Lustra/CCE) de Denisse Vega, Aves de la ciudad y alrededores (AUB) de Rafael Espinoza, Un salmón ciego (Borrador) de Julia Wong. No he podido leer aún Ocho cuartetas en contra del caballo peruano de paso (AUB) de Mario Montalbetti –otro de mis poetas predilectos– y Teorema del navegante (Revuelta editores) de Luís Eduardo García. Espero conseguírmelos a la brevedad.

REEDICIÓN
Quienes me conocen (Renato no me dejará mentir) saben que otro de mis autores predilectos es Enrique Prochazka. Por ello me alegró enormemente que se reeditara diez años después Un único desierto, en una estupenda edición de Matalamanga que incluye un entrañable texto de Enrique Vila Matas y un riguroso y sesudo ensayo de Gustavo Faverón. Debo decir que además de esta reedición poseo la primera edición, autografiada por su autor la primera vez que tuve el gusto de hablar con él hace algunos años.
Otra reedición que me parece importante es la de Ave soul (Doble príncipe) de Jorge Pimentel, pues me permitió leer aquel poemario por primera vez. Además, la bella edición cuenta con un prólogo del desaparecido Roberto Bolaño.
Pero lo más importante, sin duda, es la publicación de las obras completas de Washington Delgado, preparada por Jorge Eslava y el Fondo Editorial de la Universidad de Lima.

ENSAYOS
Alonso Cueto no ha publicado este año ni una novela ni un libro de cuentos. Sin embargo, nos ha entregado un libro quizás más personal. Se trata de Sueños reales (Seix Barral), un libro que recoge una selección de sus artículos y ensayos a través de los cuales podemos trazar las coordenadas de sus gustos literarios. Y no sólo resulta interesante leer sus reflexiones sobre autores u obras que uno ha leído sino que, en mi caso, me sirve de estímulo para acometer la lectura de un libro que no tengo o de un autor al que no conozco. Luego de leer Sueños reales, por ejemplo, he emprendido la búsqueda, aún infructuosa, de Los papeles de Aspern de Henry James. Hace muchos años, a partir de unos artículos suyos publicados en El comercio me convertí en un entusiasta lector de Raymond Carver. Y hace poco, conversando sobre Murakami, me habló tan bien de Al sur de la frontera, al oeste del sol que no paré hasta conseguirla y leerla (en realidad fue un obsequio de cumpleaños de mi adorada Ericka). Recomendación que agradezco, sin duda.
Otro libro que disfruté fue La poesía hispanoamericana y sus metáforas (Universidad de Murcia) de Camilo Fernández Cozman. En 1990, año en el que lo conocí –yo era un estudiante de colegio- me hizo leer a un poeta que luego he apreciado sobremanera: Carlos Oquendo de Amat.
Otro libro interesante es Años decisivos de la narrativa peruana (Editorial San Marcos) de Ricardo González Vigil.

CRÓNICA
Si bien me ganó la vida como periodista –porque de algo hay que vivir-, no suelo estar muy pendiente de las novedades editoriales en el rubro de la crónica. Sin embargo, siempre hay libros que despiertan en mí un gran interés. En este sentido, un libro que disfruté mucho por el altísimo nivel de escritura es El rey de los tabloides (Planeta) de Guillermo Thorndike. Se trata de la vida del “gordo” Villarán, retratada a través de la mirada de otro monarca del tabloide.
Otro libro que leí con gran entusiasmo es Asesinas (Mesa redonda) de mi amiga Rosa María Cifuentes. Espero sólo sea el inicio, y que vengan más libros de su autoría.
Otros libros que recomiendo a ojos cerrados: Cusco bizarro (Aguilar) de María Luisa del Río y Sexografía (Planeta) de Gabriela Wiener.

CODA
Obviamente, mis lecturas están inundadas también de libros de autores extranjeros. Sin embargo, me es difícil consignarlas en este recuento del 2008, pues por diversos motivos muchos de los libros que leí este año corresponden a libros publicados el año pasado. Por ejemplo: los últimos libros de Auster, de McEwan los leeré recién el próximo año. En estos momentos estoy leyendo After dark de Haruki Murakami (regalo navideño de mi adorada hermanita Fanny, desde España). Sin embargo, puedo mencionar Sale el espectro (Mondadori) de Philip Roth. Lo recomiendo (y si pueden leer La visita al maestro antes, mejor)

lunes, 29 de diciembre de 2008

Entrevista a LORENZO HELGUERO


Lorenzo Helguero se hizo conocido como poeta. Sin embargo, la narrativa no le resulta ajena. Lo prueba el haber ganado el Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro que organiza el Banco Central de Reserva. Helguero, que reside en Estados Unidos, estuvo de paso por Lima para presentar su novela premiada Entre el cielo y el suelo (Alfaguara, 2008).

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Cómo tomas el haber ganado el Premio de Novela Corta del BCR?
Es una satisfacción muy grande, porque el jurado del concurso del BCR es muy bueno, y que ellos hayan decidido darle el premio a Entre el cielo y el suelo me satisface mucho. Y ahora el premio es mayor, porque el libro lo ha editado Alfaguara.

¿Cómo surge la idea de la novela?
Me imaginé qué pasaría si de pronto me encontrara solo viviendo en un país extranjero (como en el que actualmente vivo), lejos del amor, la familia y los amigos. De ahí surge más o menos todo.

¿En qué momento decides darle una estructura coral a la novela y por qué?
Desde antes de empezar a escribirla, pensé que la mejor forma de narrar esta historia era a través de una estructura coral. En la novela hay cuatro personajes, y quise que cada uno diera su versión de los hechos, que en cada capítulo se diera cierta información que se completara en el siguiente, como si armaras un rompecabezas.

Tu narrativa conserva el lado lúdico de tu poesía...
Sí, yo creo que tanto en esta novela como en el libro de cuentos Fiesta de promoción hay un lado lúdico. Siempre me ha gustado jugar con las palabras. En la novela, el personaje principal se define en un momento como "Pendejín, cazador de palabras", aludiendo al poema de Eguren.

La novela gira en torno a un amor frustrado...
Bueno, en realidad el Carlitos del primer capítulo ya no tiene ninguna esperanza, para él la ilusión ha muerto. El personaje del último capítulo es Carlos a los veinte años, es decir, diez años antes. Ahí Carlitos tiene ilusiones, piensa que puede encontrar a la "Maga", aunque nunca haya tenido una novia. Está solo y eso le jode, pero confía en algún día encontrar a "M". El Carlitos de treinta años del primer capítulo también está solo, pero su situación es peor, porque él llega a encontrar a la "Maga", pero después de un tiempo ella lo abandona. Las esperanzas se han consumido, irremediablemente.

*Entrevista publicada en Correo en diciembre.
**Fotografía: archivo personal de Lorenzo Helguero.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Entrevista a JORGE PIMENTEL


Publicado originalmente en 1973, Ave soul de Jorge Pimentel levanta vuelo nuevamente en una reedición de lujo –urdida por Doble Príncipe Ediciones– que incluye poemas de la época que no aparecieron en la primera edición, fotografías, manuscritos y algunas de las cartas enviadas por el autor de Los detectives salvajes.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

Ave soul se edita en España en 1973, ¿qué recuerdas de esa época?
Bueno, para publicarlo tuve que presentarlo, oh, cosa inaudita, al Ministerio de Información y Turismo, Dirección General de Cultura Popular. En plena época de Franco. Primero debías llevar tu manuscrito y luego te decían que no había ningún inconveniente para que lo editen. Y recién cuando te daban esa aprobación tú ibas a la imprenta. Era algo de locos. E, incluso, no fue para publicarlo en España sino para exportarlo.

¿Ser poeta revestía peligro?
La poesía es un peligro; pero es un peligro para seres atemorizados. La poesía es un peligro para seres que fungen de censores. Y la poesía es peligrosa porque es clara, es diáfana. Y es peligrosa porque la poesía nunca miente.

Luego regresas al Perú…
Ya con el libro en las manos, repartí ejemplares a amigos en Madrid, en Barcelona. Y luego regresé a Lima en barco con ochenta ejemplares, que repartí entre amigos. Es que un libro de poemas es como una botella lanzada al mar; el que la encuentre será siempre genial.

Y uno de los que la encontró fue Roberto Bolaño…
Yo debo haber dejado algunos ejemplares con algún poeta infrarrealista en el puerto de Barcelona. Éste lo llevó a México y allí lo debe haber encontrado Roberto. Y a partir de 1976, cuando se relanza Hora zero, nos comunicamos por carta. Hemos tenido una comunicación epistolar que ha durado varios años.

¿Cómo concebiste Ave soul?
Hora zero planteaba tener una mirada de poesía hacia el otro, pensar en el otro. Hora zero dinamita el cuarto del poeta y se instala en la calle. Y esa mirada hacia el otro te inunda de poesía, te abre más puertas para escribir. Entonces, con esas premisas escribí Ave soul. Ahí tienes "La balada de la madre", "El lamento del sargento de aguas verdes".

¿Cómo ves a la distancia tu poemario?
Lo importante de Ave soul es que el lenguaje es plenamente vigente, como dice Roberto Bolaño. No ha envejecido ni un ápice. Ha soportado el tiempo. Eso es lo hermoso. Además el libro tiene poemas que están en un montón de antologías. Creo que es uno de los libros que tienen más poemas antologados.

Ave soul se volvió inubicable desde hace muchos años, ¿nunca pensaste reeditarlo?
No, porque siempre estoy pensando en el libro que voy a escribir. Y ahora tengo cuatro libros inéditos ya terminados. Me siento una persona en bonanza, y me siento tranquilo porque tengo oro guardado, que son mis cuatro libros inéditos. Y eso me da tranquilidad para seguir escribiendo.

*Entrevista publicada en Correo.

martes, 16 de diciembre de 2008

Gabriela Wiener firma libros hoy en la Feria


El libro Sexografías de Gabriela Wiener ha sido todo un éxito de ventas en la Feria del Libro Ricardo Palma, según me comenta mi amiga Tarcila de la Editorial Planeta. Por ello anuncian para hoy una firma de ejemplares en el stand de la editorial. La cita es a las 7:30 p.m. Nos vemos por allá.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Presentación: Un lugar llamado Oreja de perro


La noticia sobre la distinción de Un lugar llamado Oreja de perro como finalista del prestigioso Premio Herralde me resultó grata por partida doble. Y es que, además de la buena nueva que significa aquel reconocimiento, la noticia mencionada marcó el fin de una espera que se estaba tornando demasiado prolongada: la aparición de una nueva novela de Iván Thays. Hoy se presenta oficialmente, con los comentarios de Alonso Cueto y Edwin Chávez.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Entrevista a CARLOS CHERNOV


El escritor argentino Carlos Chernov aterrizó en Lima para presentar, en la Feria del Libro Ricardo Palma, El amante imperfecto, la novela con la que obtuvo el Premio La otra orilla 2008 que organiza la editorial Norma.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

¿Cómo surge El amante imperfecto?
La idea de la novela surge por un lado por prolongar el enamoramiento. Algo por lo que pasamos muchos de nosotros durante la juventud, y después también, a veces. Es decir, en lugar de que sea un enamoramiento que dure dos o tres meses, hacerlo durar toda la vida. Ese fue uno de los motores de la novela. El otro fue que yo estaba en una mesa redonda hablando de sexo y de amor, y había un urólogo. Y este médico contó del priapismo, que es la erección continua del pene. Y dijo que el priapismo a veces se cura con un ataque de miedo. Me pareció insólito y me dije: aquí tengo una novela.

Es una novela de situaciones extremas...
Claro, son dos situaciones llevadas al extremo. Tienes el enamoramiento llevado a un extremo y la erección llevada al extremo también.

Tú eres sicoanalista. ¿En qué medida ha influido el sicoanálisis a tu literatura?
Poco. Ser sicoanalista es un saber más. Y me han servido a mí muchos saberes: la medicina, la literatura, el sicoanálisis. Generalmente los personajes que yo concibo son muy extremos. Y la gente que se va a sicoanalizar, por ejemplo en Argentina que es algo muy común, viene por temas que no son literarios: que se pelearon con la esposa, que están angustiados, que no pueden interrelacionarse con los hijos. Mis personajes en cambio viven en el límite.

¿Tampoco te ha servido a la hora de elaborar tus personajes?
Creo que debe haber aportes, pero no del sicoanálisis como teoría, sino de las personas que uno conoce. Las teorías no sirven para nada a la hora de construir un personaje, al contrario, suelen ser un obstáculo. Los personajes en general son autobiográficos, pero autobiográficos muy disfrazados.

¿Cómo se ubicaría este libro dentro de tu obra en general?
A mí me interesa mucho el tema de cómo se vinculan las personas. El amor, el odio, siempre me provocan mucha curiosidad. Tengo varios libros que incluso aluden directamente al tema desde el título: Amores brutales, Amor propio. Esa es una línea en mis libros. La otra línea tiene que ver con lo apocalíptico: mi primera novela es una especie de fin de mundo.

Se dice que la escritura es terapéutica...
La escritura tiene un efecto catártico. Vos descargas tus males y tus dolores en la escritura. Además, como decía una amiga mía, la escritura es el único lugar donde te dejan hablar sin interrumpirte. Además, yo creo que la escritura es una forma de transformar los hechos a través del pasaje por las palabras, y eso te da una cierta ilusión de control sobre la realidad. Te tranquiliza los nervios. Y otro efecto bueno, terapéutico, de la literatura es que se comunica a los demás.

El amante imperfecto ganó el Premio La otra orilla de Norma. Sin embargo, ganar premios no es ajeno a ti. ¿Qué opinas de ellos?
Los premios son algo que te dan mucha felicidad. Primero, validan tu obra. Y aparte te dan una plataforma de prensa. Y bueno, yo no estaría acá si no hubiese sido por el premio.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Entrevista a IVÁN THAYS


La disciplina de la vanidad, publicada en el 2000, marcó un punto de quiebre en su narrativa. Luego de ocho años de silencio editorial, Iván Thays inicia una nueva etapa con Un lugar llamado Oreja de perro (Anagrama, 2008), una novela que acaba de ser distinguida como finalista del Premio Herralde.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de MARÍA TERESA SLANZI (ANAGRAMA)

¿Cómo recibiste la distinción de ser finalista en un premio del prestigio del Herralde?
Para mí lo importante es que el libro exista. El ser finalista o, incluso, el ganar el premio, no era a lo que yo estaba aspirando. Yo aspiraba a que se publique el libro. Y con mi agente literario queríamos que se publique en España. Había ofertas aquí de varias editoriales. Pero la idea era que salga en España. Y bueno, las circunstancias dieron que sea finalista. Para mí cualquier premio o distinción, así sea el Premio Nobel, es en realidad un motivo de alegría para la familia, los amigos, la gente que te quiere. Si Philip Roth ganara el premio Nobel yo saldría con una bandera por la Plaza de Armas. Pero para el autor lo que importa es que el libro exista y se distribuya.

Muchos se preguntan por qué ocho años de silencio…
Lo que pasa es que las cosas que yo había publicado antes, y que conoces bien, son cosas que tienen que ver con una época en mi vida en la que yo era muy joven, vivía solo con mi novia, y mis grandes preocupaciones eran artísticas y estéticas. Y La disciplina de la vanidad era el tope de eso, ya no podía escribir otra igual a ella. Incluso lo dije cuando la publiqué: el libro cierra una etapa. Entonces empecé a buscar otros temas, y la vida me llevó a encontrarlos a través de mi propia biografía: mi matrimonio, el nacimiento de mi hijo, mi separación posterior. Esos ocho años en los que no he publicado han sido, en realidad, años muy intensos en mi vida en los que no sólo he pasado de ser treintañero a ser cuarentón, sino que me han pasado cosas muy fuertes.

La novela gira en torno a un personaje que ha perdido a su hijo. ¿De alguna manera la paternidad tuya ha influido?
En La disciplina de la vanidad, el primer cuento, no sé si recuerdas, se llama “Encuentro con Tomás”, y es la historia de un escritor fracasado que vive en Venecia con su esposa, y al que se le ha muerto un hijo. Cuando escribí ese cuento yo ni siquiera tenía planeado casarme y tener hijos. Pero los cuentos de La disciplina de la vanidad son cuentos inspirados en otras cosas que he leído. Y ese cuento me lo inspiró una escena de Pálido fuego en el que el poeta pierde a su hijo. Pero era una cuestión totalmente intelectual. Me conmovido la lectura de Pálido fuego, me conmovió escribir ese cuento. Pero yo era lo más alejado a un padre, era alguien que vivía comprando libros, jugando play station. Luego empecé a escribir la famosa novela que quemé, que era la segunda parte de El viaje interior y que se llamaba Esplendor de Agustín. Pero no me sentía satisfecho, estaba mal. Y allí fue que entraron mis problemas sentimentales. Había nacido mi hijo y al año se separa mi mujer de mí. Ella se quiere ir con él de viaje. Y eso hace que yo, que soy autodestructivo, dijera: ya no voy a volver a escribir nunca más. Y me pidieron de El País (de España) un cuento. Les dije que ya no escribía, que había dejado la literatura, porque mi intención era volverme editor o librero. Pero me iban a pagar muy bien. Entonces escribí en una noche el cuento que se llama “Linbergh”. Y ese cuento me conmovió muchísimo y lo escribí entre lágrimas, realmente, porque sentí que estaban secuestrando a mi hijo. Y ese día empiezo sin querer a tomar notas, que no entraron en el cuento pero que sí entraron en la novela, sobre la historia de un hombre que pierde a su hijo. Porque aunque mi hijo no ha muerto, felizmente, yo estaba recién separado y sentía que se lo estaban llevando.

La novela toca el tema de la violencia política ¿cómo se da esto?
Allí se mezclan dos cosas. Mientras escribía la novela, que como te cuento tomó ocho años, mi vida iba modificando mi propia literatura. No sólo el divorcio de mi esposa, sino también mis intentos fallidos de tener novia, todo lo que me pasaba iba cambiando la novela. Y entre las cosas que ocurren en esos ocho años aparece la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación. Y a mí me interesó como peruano, pero no como escritor. Sin embargo, ocurría algo muy curioso: yo estaba tratando de contar la historia de un hombre que había perdido a su hijo y estaba a punto de perder a su esposa y que conoce a un amnésico y se pregunta por qué yo no puedo olvidar como este hombre. Y justo cuando estaba con esa trama empieza a salir todo lo de la CVR. Entonces me digo: es como si fuera una línea paralela que se cruza, porque mientras mi personaje quiere olvidar, todo el país está diciendo hay que recordar. Entonces decidí convertir al personaje en un periodista que se va a Oreja de perro.

¿Viajaste a Oreja de perro?
Yo no soy un escritor topográfico. Yo no soy un escritor como lo es Vargas Llosa o Arguedas. Para mí la realidad es la que nace del texto. A veces he inventado una ciudad, como Busardo, otras veces he hablado de lugares donde no he estado. Y son lugares que yo imagino. Entonces, un problema era decidir si viajaba o no a Oreja de perro. Y decidí no hacerlo porque quería que esa novela fuese una novela mía. No quiero hacer la novela que haría Alonso Cueto o Mario Vargas Llosa sobre este tema. Y yo estaba en ese momento en una etapa muy oscura de mi vida en la que veía muchas películas de David Lynch. Entonces dije: voy a hacer que Oreja de perro sea una ciudad de David Lynch.

Algunos dicen, erróneamente, que no eres un escritor realista.
Claro, decían que yo era el escritor experimentalista, el no realista. Y eso es mentira, sí soy un escritor realista, lo que pasa es que no soy topográfico. No me interesa la parte geográfica. Soy el lado B de Gregorio Martínez, digamos. No soy un antropólogo.

El viaje sigue siendo una constante en tu obra…
Sí, y es increíble que siga siéndolo porque no lo pretendo. Este año he escrito otra novela y también hay un viaje en ella. Es algo que nunca he pretendido, pero de hecho es algo que motiva todos mis libros: el que una persona viaje, porque viajar para mí es ser vulnerable.

¿También hay un punto de quiebre en el lenguaje?
Alonso Cueto me dice que hay un cambio de lenguaje, pero que no lo nota tan distinto. Sin embargo, yo sí lo noto totalmente distinto. He tratado de que sea un lenguaje sin imágenes, sin figuras; lo más lejano posible a El viaje interior, por ejemplo. Es una novela de párrafos breves, incluso de una sola frase. A mí lo que me interesaba mucho era crear una atmósfera de asfixia del mundo exterior que se introduce en el mundo del personaje. Porque el personaje está sufriendo, pero su sufrimiento se ve exteriorizado por lo que sufre el país. Hay una correspondencia. En realidad, como en una película de David Lynch, tú no llegas a saber si lo que está pasando es un sueño, una pesadilla exteriorizada, o si es la realidad.

*Entrevista que se publicó, en una versión editada, el 23/11/08 en Correo.