jueves, 17 de setiembre de 2009

Entrevista a CARLOS THORNE


Carlos Thorne expone lo mejor de su erudición al reunir sus ensayos sobre literatura en Las flechas del guerrero (Ediciones Copé, 2009). El libro abarca cuarenta años de intensa actividad ensayística.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

¿Qué le anima a reunir sus ensayos literarios?
Hay un momento en el que uno descubre, de pronto, el paso de los años. Y ese momento empuja a un escritor a recordar su pasado. Y fundamentalmente lo que ha escrito a lo largo de esos momentos en los que se entregó a la literatura con toda pasión. Pues bien, esa es la razón por la cual he reunido en este libro gran parte de mi obra ensayística: para que se difunda. Es un libro que recoge múltiples experiencias a través de cuarenta años de escritura.

En el libro reflexiona sobre el compromiso del escritor...
El escritor es testigo de su tiempo. Por eso está llamado a expresar su visión del mundo, su visión de la época. Yo creo que el escritor debe tener, de una forma u otra, un orden ético. Claro que para ser un gran escritor no se requiere que sea un moralista, al contrario. Pero lo ético es preocuparse por el hombre. Y cuando uno cuenta, relato o reflexiona sobre el hombre está aportando a la cultura, tanto de su país como del mundo, algo valioso. De otro lado, el escritor debe entretener a sus lectores para que éstos lo lean.

¿Y el lenguaje?
El escritor debe siempre estar preocupado por el manejo de la lengua que revela que es un escritor. Todos manejamos la lengua, pero el escritor le añade un plus, un ritmo interior, y también secretos pensamientos que se revelan a través de la palabra. Eso es importante. Por eso un escritor sigue siendo tal, y no un mero escribidor.

Usted señala además que el escritor debe escribir con libertad...
El escritor debe escribir siempre con entera libertad. Para decir lo que piensa sobre sí y sobre los otros. Sobre el mundo, sobre la sociedad, sobre la guerra, sobre el amor, sobre el erotismo... todo ese mundo o submundo que yace en las profundidades del alma humana.

La literatura no pretende imitar la realidad, ¿verdad?
Claro, la literatura no es imitación de la realidad, porque construye un mundo, diríamos hasta paralelo, que integra al mundo de la realidad. El escritor al construir un mundo paralelo ha interpretado esa realidad. Y esa interpretación de la realidad es válida. Porque lo que le interesa al hombre es conocerse a sí mismo, porque conociéndose a sí mismo puede conocer a los otros.

*Entrevista publicada en Correo.

HINOSTROZA: Obra reunida


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

La primera vez que lo vi, no supe bien de quién se trataba. Yo era aún un adolescente, ensimismado entre libros y canciones, y aquel era, en ese preciso momento, tan sólo un individuo con el que me crucé en mi rauda salida de casa. Y quien se ofreció, muy gentilmente, a darme un "aventón" en su nada poético Volkswagen escarabajo de color naranja.

Me enteraría, horas después, que aquel amigo de mi padre, de estentórea voz y amable mirada, era el autor de un par de libros que yo, no hacía mucho, había devorado con el desbordante entusiasmo de mi caótico y desordenado apetito lector. Consejero del lobo y Contra Natura habían sido furtivamente sustraídos meses atrás de la biblioteca paterna y, junto a un walkman, unos casetes de Sui Géneris y algunos otros libros más, habían hallado cobijo en mi mochila de joven errante. Muchos poemas se volvieron, en mi caso, memorables. "Gambito de rey", por ejemplo, de donde se desprenden estos versos: "Supuse que volviendo/ agradaría a todos si es que hablaba de amor y alegría/ aunque malditas las ganas que me quedaban, pero aquí huyen/ del melancólico como del apestado en el S. XIV".

La segunda vez, no sólo sabía ya quién era: acababa de leer, casi desaforadamente, Fata morgana, una novela suya que estaba por publicarse y cuya carátula había sido diseñada por mi padre. Una estupenda novela signada por el psicoanálisis.

Rodolfo Hinostroza está próximo a cumplir setenta años (en el 2011) y el joven poeta y editor Víctor Ruiz (de Lustra editores) ha tenido la plausible idea de reunir y publicar su obra completa: que es vasta y de reconocida calidad. Su poesía, de brillante y complejo tejido verbal, no sólo se reduce a sus celebrados primeros poemarios: hay que añadir Memorial de casa grande y Nudo Borromeo y otros poemas.

Su prosa, por otro lado, también ostenta un altísimo nivel. No sólo por novelas como Aprendizaje de la limpieza y Fata morgana, que he leído con fruición, sino también por sus cuentos, que han sido reunidos en el primer volumen de sus obras completas. Han pasado muchos años desde aquella primera vez. Y, sin embargo, no puedo evitar, en cada nuevo encuentro, rememorar aquellas escenas primigenias. De la misma manera que me resultan inolvidables muchos de sus versos.

*Publicado en Correo.

ROTH: Indignación


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Todo empieza con un libro. Uno de aquellos cuya lectura, febril y apasionada, te transforma, casi sin darte cuenta, en incondicional seguidor de su autor. Descubrí a Philip Roth al leer -gracias a la recomendación de un amigo- la estupenda novela Animal moribundo. Y a partir de ese momento inicié una interminable pesquisa de sus libros: no sólo de los que fueron apareciendo posteriormente, sino de todos aquellos que conforman su celebrada bibliografía.

Philip Roth tiene 76 años y aún conserva, intacto, el incandescente fuego de la creación. La retahíla de libros que ha publicado en los últimos años no sólo demuestran que se encuentra muy activo, sino que, además, su nivel artístico, a diferencia de otros, sigue siendo alto. Su reciente novela Indignación (Mondadori, 2009) es una evidencia irrefutable de su genio. Los comentarios positivos no tardaron en aparecer, con el entusiasmo del reconocimiento sincero. John Banville ha catalogado a Indignación como su mejor libro desde La contravida. Rodrigo Fresán, por su parte, no escatima elogios en la revista Qué leer y la considera superior a las dos anteriores: Elegía y Sale el espectro.

En Indignación, Roth hace gala de sus mayores virtudes: aquel estilo reflexivo a través del cual nos introduce en los oscuros meandros de la condición humana. El protagonista de esta novela, Marcus Messner, natural de Newark, es un estudiante que intenta aferrarse a su particular individualidad. Huye de un padre sobreprotector y se instala en Ohio, en cuya universidad conoce y se enamora de una díscola y bella joven que lleva a cuestas un intento de suicidio.

Roth ha señalado en una entrevista que "cada narración surge de un personaje en una situación inédita para la cual no está preparado". El caso de Marcus no es la excepción: él tendrá que enfrentarse a una serie de hechos que lo desestabilizarán y lo conducirán, de alguna manera, a un desenlace inesperado. Una novela trepidante, sin duda, de aquellas que te subyugan, que te arrastran a una autoconfrontación sin tregua.

*Publicado en Correo.

Entrevista a ENRIQUE VERÁSTEGUI


En 1971, un jovencísimo Enrique Verástegui irrumpió en la escena literaria local con En los extramuros del mundo, poemario que fue celebrado por la crítica. Casi 40 años después, el poeta cañetano manifiesta cierto desagrado cuando sólo le recuerdan aquella obra, pues asegura que sus demás libros también son importantes. Teoría de los cambios (Sol negro, 2009), su más reciente poemario, le da la razón.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

Tu tendencia renacentista está presente también en este libro...
Creo que vivimos un cambio de época, y que es necesario dar dirección a esa época a través de la literatura, a través del arte, a través de la ciencia. Y desde ese punto de vista, yo no estoy apartado de eso; por el contrario, estoy inmerso en la búsqueda y en la postulación de un nuevo hombre, de una nueva ciencia y de un nuevo arte.

¿Cómo así decides darle voz al matemático chino Ch'in Chiu-Shao?
Estaba leyendo un libro de ciencia de la Alta Edad Media y me encuentro con que el inventor del cero había sido un matemático chino en el siglo XIII más o menos. Entonces decidí darle voz poética y voz mística a este matemático chino.

En uno de los poemas mencionas tu poemario En los extramuros del mundo con cierto desdén. ¿Cómo es tu relación ahora con ese primer libro?
Mira, lo que pasa es que he publicado tantos libros, como el proyecto de Ética, que está conformado por cuatro volúmenes, además de otros libros como Ensayo sobre ingeniería, que me resulta ligeramente fastidioso cuando alguien me cita el primer libro y no me cita los otros libros. Como si no hubiera trabajado lo mismo en otros libros.

En este último poemario también mencionas a Sologuren...
Fue un poeta que admiré porque escribió buena poesía. Y lo admiré tanto como a Wáshington Delgado, a Romualdo, a Chariarse, en fin, a toda la generación del 50. Y lo cito a él como un símbolo de los años 50.

¿Crees que tu poesía no es reconocida en su justa dimensión? Te lo pregunto por el verso en el que dices: "Cuántos siglos deberán pasar/antes de que la muerte sea finalmente vencida,/ y mis obras glorificadas".
Bueno, es un decir. Lo que yo busco es amistad, alegría, pasión por la vida. Eso es lo que busco. Lo otro es secundario.

¿Por qué es importante para ti la escritura?
Es importante porque es mi modo de expresión, mi modo natural de expresarme. Es importante porque en la escritura se razona lo que no se puede razonar en el nivel ágrafo. Y, por otro lado, es una extensión de mi cuerpo. No puedo vivir sin la escritura. Me parece impensable que no escriba.

¿De dónde surge el misticismo que impregna tu obra poética?
Ah, eso surge en la adolescencia, cuando descubro a San Juan de la Cruz y empiezo a leerlo. Y lo leo toda mi vida. Lo mismo que a Teresa de Ávila. Y también porque en el fondo todo el motor de mi vida es una pasión mística, es una búsqueda del absoluto a través de la poesía. Una búsqueda de Dios a través de la poesía.

HORA ZERO
Formaste parte de Hora Zero, siendo el benjamín del grupo. ¿Qué recuerdas de esa época?
La recuerdo con mucha ilusión. Fue la época de mi adolescencia. Fue la época en la que buscaba hacerme un destino en la vida, un destino que yo buscaba se plasmase a través de la escritura, de la poesía, del arte. Y que finalmente se plasmó gracias a Hora Zero.

*Entrevista publicada en Correo.