sábado, 26 de diciembre de 2009

CARLOS CALDERÓN FAJARDO


Cuando lo conocí, a través de las páginas impresas de uno de sus libros, pensé que se trataba de un autor misteriosamente desaparecido. Alguien que, por voluntad propia, había optado por un anonimato silente y eterno. Recuerdo que fue Enrique Cortez quien me mencionó su nombre, por primera vez, en la época en la que dirigía un suplemento literario en el que yo colaboraba con cierta regularidad. Aunque lo que más recuerdo, sin duda, fue aquel primer libro que pude conseguir tras una ardua pesquisa.
Los relatos de El que pestañea muere (en una reedición de 1999, pues la primera data de 1981) me revelaron a un autor de una singularidad y un talento irrefutables. Advertí rápidamente una cercanía, una especie de vínculo filial-literario. Y desde ese momento supe que debía encontrar sus demás libros. Y, además, intentar ubicarlo, conocerlo personalmente. Aunque, confieso, temía que hubiese muerto.
La búsqueda resultó infructuosa. Nadie lo había visto en años e, incluso, algunos mencionaron que un extraño mal lo aquejaba. Me di por vencido. Sin embargo, el destino me traería poco tiempo después una inesperada sorpresa.
Una tarde de agosto. Una tarde cualquiera, en realidad, al llegar a la redacción encontré sobre mi escritorio un sobre manila en cuyo interior descansaba un libro. Tardé en reaccionar. Se trataba de La segunda visita de William Burroughs, una nueva novela de Carlos Calderón Fajardo. Y dentro del libro una tarjeta del autor con su teléfono y dirección. Tras 6 años de silencio y una rara dolencia, Calderón Fajardo reaparecía revitalizado. Así lo conocí, con el inevitable pretexto de una entrevista. Y así surgió una amistad que valoro tanto como sus libros, de los que me volví un entusiasta lector: desde los primeros, que él muy gentilmente me facilitó (entre los que destaca la espléndida La conciencia del límite último), hasta el último, El viaje que nunca termina, que adquirí hace poco, en la sección de novedades de una librería.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Entrevista a JOSÉ DE PIÉROLA


José de Piérola es, sin duda, uno de los más interesantes escritores peruanos de las últimas décadas. Summa caligramática (Norma, 2009), su más reciente novela, nos muestra a un autor en pleno dominio de sus recursos expresivos.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía: VÍCTOR VÁSQUEZ

La novela luce una estructura compleja. ¿Cómo fue el proceso de escritura?
Sí, la estructura fue quizás lo más difícil de la novela. La novela empezó hace varios años. Recuerdo que en el año 2002 tomé notas sobre esta noción del niño prodigio, del niño genio, que siempre me ha parecido interesante para hacer una ficción. Sobre todo porque tiene algunas implicaciones que he tratado de desarrollar en la novela. Y después, en el 2005, no sé si recordarás, apareció una niña norteamericana de 9 años cuyos padres firmaron un contrato por 150 mil dólares por su primer libro de poesía. Y eso me dejó pensando. Y recordé también el caso en el Perú de Mirko Lauer, que de muy joven era considerado un niño prodigio. Ese es uno de los ingredientes de la novela.

¿Y el otro?
El otro ingrediente es una conversación que tuve con un poeta peruano, quien me ha pedido que no mencione su nombre, y que tuvo un episodio de pérdida de la razón. Y dentro de ese episodio se encontró con Alejandra Pizarnik y habló con ella. Y tuvieron un diálogo muy intenso. Obviamente, todo en su imaginación, pero con ese fenómeno de ilusión que le hizo pensar que era real. A partir de allí, ambos ingredientes empezaron a juntarse y se convirtieron en una sola narración.

¿Cómo articulaste la novela?
El primer borrador lo escribí en primera persona, desde el punto de vista del niño prodigio ya adulto. Y había algo que no funcionaba en esa narración en primera persona. Entonces, me pareció interesante el reportaje clínico. Sin embargo, me pareció demasiado clínico para contar la historia. Porque me interesaba mucho entrar más en el personaje, tener la posibilidad que tiene la novela de entrar en la mente y en la emoción del personaje. Así que al final encontré este camino intermedio que es un narrador que reelabora un texto escrito en tercera persona. Eso es lo que crea los tres niveles de voces narrativas que hay en la novela.

En el caso de los niños-prodigio la figura del padre juega un rol particular. Pienso, por ejemplo, en casos como el de Mozart...
Por supuesto. Y siempre hay este padre que reconoce el potencial en el niño y quiere en ese niño, supongo yo, lograr algo que él no pudo lograr. Y eso es muy frecuente: padres que tratan de que su niño gane un premio o se vuelva una estrella. Y esa relación es muy difícil de entender. Porque por un lado es posible que al niño le encante ese mundo adulto al cual es sometido o es posible que no le guste ese mundo.

Otro tema que se aborda en la novela es el de la identidad...
Sí, la idea de la identidad. Cuánto de nuestra memoria y nuestra forma de pensar viene en ese proceso de vida y cuánto de nuestra identidad depende de ese proceso. Qué pasaría si en un momento perdemos la memoria, por ejemplo. Cuánto de nuestra identidad se mantiene. Hay una novela de Umberto Eco que se llama La misteriosa llama de la reina Loana en la que el personaje principal pierde la memoria biográfica o memoria episódica, pero mantiene la memoria semántica. Entonces él va a la casa de su infancia y empieza a revisar lo que leía de niño y encuentra muchas referencias fascistas. Y se dice: ¿seré yo un fascista viejo y amargado? Y en esa búsqueda de recuperar su memoria intenta recuperar su propia identidad. Y está entonces el tema de la responsabilidad. Qué pasa cuando tú ignoras haberle hecho un mal a alguien. ¿Tienes responsabilidad o no? Qué pasa cuando, después, sabes que tu acción ha producido un efecto negativo en otra persona. Esos eran los temas que me fascinaban para explorarlos en esta novela.

Otra idea que me hace reflexionar a partir de la novela es esta relación tan estrecha entre la genialidad y la locura.
Sí, ese es otro de los temas que me interesaban. Y que aparece con mucha frecuencia. Y una de las nociones que aparece implícita en la novela es qué pasa cuando eres un poco diferente a los demás. En la Edad Media todas esas personas, entre las que podríamos considerar genios o locos, estaban en la misma categoría. Y seguramente esa relación tiene que ver con ese miedo, temor o ansiedad que produce aquello que no podemos entender. Y como la genialidad y la locura están fuera es fácil conectarlos en términos de cultura popular. Y debido a que esta relación existe es muy fácil hallar la correlación. Y es posible que alguien sea empujado a una forma de locura.

Esta novela es distinta a las anteriores...
Lo que ocurre con muchos escritores es que uno tiene un tema que aparece en un momento, y reaparece, y está allí como esperando su oportunidad para aparecer en libro. Y es sólo una noción, ni siquiera es un tema elaborado. Pero es una noción básica que después se va a desarrollar. Y gran parte de la fascinación de escribir para mí es ver hacia dónde me puede llevar este tema.

*Entrevista publicada en Correo el viernes 11/12/09.

jueves, 10 de diciembre de 2009

ENRIQUE PLANAS presenta reedición de su primera novela


Orquídeas del Paraíso, la primera e inubicable primera novela de Enrique Planas, ha sido reeditada –con gran acierto– por la Editorial Norma. Con ilustraciones –en la carátula e interiores– de Christian Bendayán, la reedición será presentada hoy, a las 7:00 pm. en el auditorio Julio Ramón Ribeyro de la Feria del Libro Ricardo Palma (en el Vértice del Museo de la Nación, en San Borja). Los comentarios estarán a cargo del publicista y escritor Gustavo Rodríguez.
Para quienes no la leyeron en su momento es una gran oportunidad de sumergirse en la trepidante historia de Aquiles, quien tendrá que travestirse en Orquídea para salvar su vida y, de paso, buscar vengar la muerte de su padre.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Entrevista a ALBERTO FUGUET


Alberto Fuguet aterrizó nuevamente en Lima, una ciudad que conoce bastante bien, para presentar Missing (Alfaguara, 2009), su más reciente libro en el que narra la historia de Carlos, su tío que un día, hace muchos años, decidió irse, borrarse literalmente. Huir de una familia que siempre lo vio como una oveja negra.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

Missing tiene un preámbulo, que es la crónica que escribes para Etiqueta Negra. ¿En qué momento decides emprender la búsqueda de tu tío?
Bueno, la obsesión estuvo antes. Y, como digo en el libro, parece que estuvo mucho antes de lo que yo pensaba. Yo me he dado cuenta de que personajes inspirados en Carlos, consciente o inconscientemente, están desde el primer libro mío.

Te refieres al último cuento de Sobredosis: "No hay nadie allá afuera"...
Claro. Y quizás no es sólo por Carlos. Quizás uno conecta con las cosas que te conectan a ti. Algo hay en mí que hace que me atraiga la gente que se pierde o que no se integra del todo. Y que curiosamente siento, para beneficio mío, que es algo que parece que mucha gente también hace. No es como obsesionarse con los mosquitos.

¿En qué momento de la investigación descubres que tienes un libro?
No, en la investigación no. Pero una vez que la cosa se calmó, que lo encontré y se produjo la reconciliación, yo le escribí a Carlos y le dije: "Yo siento que aquí tengo un libro, que hay una historia, pero creo que el libro sería mucho más importante no sólo contando la primera parte, la parte mía en la que investigo, sino tu historia". A mí no me gustan mucho los libros policiales. Entonces, escribir un libro en el que sólo lo encontré no me parecía. Me parecía que el libro podría ser un libro de verdad si Carlos participara. Si él contara el verdadero misterio del asunto, que no era tanto dónde estaba, sino por qué se había ido, por qué se había perdido.

En un momento dudas de seguir con el proyecto del libro...
Si hubo un momento en el que dudé si tenía un libro, si el libro era suficientemente bueno. Y como que la excitación se me quitó. Cuando uno está muy obsesionado por algo y lo encuentras es como que se te va un poco la adrenalina, tú lo sabes. Entonces le dije a Carlos que todo ese tiempo había sido bueno, pero que el libro no valía la pena escribirlo. Pero ahí se produce un gran cambio. Carlos me dice: "Yo tenía muchas ganas que se hiciese el libro". Por qué, le pregunté, si yo escribo el libro muchos secretos tuyos van a salir a la calle. "Sí, pero me gustaría tener una historia". Jamás había esperado que me respondiera eso. Y allí entendí muchas más cosas sobre mí y sobre la literatura. Para la gente al final más importante es la historia. Al final él quería leerse a sí mismo.

Me da curiosidad saber cómo fue aquella escena en la que le muestras el libro a Carlos.
Sí, fue también como una especie de puesta en escena. Fue como planeado, porque yo sabía que podía ser, como dices tú, raro, arriesgado y emotivamente peligroso. Tenía que ser de una manera tranquila. No podía ser un trámite, debía ser un rito. Yo le pedí a mi padre que me acompañara a entregarle el libro a Las Vegas, donde él vive ahora, porque yo sentía que no podía mandarlo por internet. Fuimos a comer a un buen restaurante de un casino. Y nada, hicimos como vida social. Y muy de noche le entregué el manuscrito anillado.

¿Qué te dijo luego de leerlo? ¿Sugirió cambiar algo?
No, no me cambió nada. Lo único que me dijo fue que había unas fechas erróneas. Él estaba muy emocionado, tenía lágrimas en los ojos. Y me dice: "Me entendiste. Ese soy yo. Ahora tengo historia". Como que de pronto las cosas se le habían ordenado y había entendido quién era.

A raíz de tus primeros libros, en los que tocas temas familiares, se generó cierta tensión entre tu familia y tú. ¿Cómo tomaron este libro?
Hubo, como dices tú, tensión, pero por falta quizás mía de inmadurez o de atarantamiento. O de no haber entendido el proceso literario. Yo he aprendido mucho. Entre otras cosas me doy cuenta de que quizás uno siempre debería escribir sin ficción, a pesar de que este libro sigue siendo ficción, sigue siendo una novela. Tal como tú me preguntaste sobre cómo lo tomó Carlos, creo que si él lo hubiera leído en una librería le daba un ataque. Este libro antes de ser publicado también lo leyó mi padre. Y a mi padre también le di todas las oportunidades del caso: le dije que no quería cambiar nada, pero que podíamos negociar. Le dije que había cosas que le podían doler y otras no, pero que era un libro hecho sin venganza. Y que me gustaría que me diera la bendición. Y bueno, me mandó un e-mail a decirme que le había encantado.

*Entrevista publicada en Correo el domingo 29/11/09.
**Pueden ver también una estupenda entrevista en video realizada por Ernesto Arrascue y con cámara de Rosa María Puga en CorreoTV.

Entrevista a MAURICIO VARGAS


Texto y foto: CARLOS M. SOTOMAYOR

No es su primera visita. El colombiano Mauricio Vargas ha aterrizado en el Perú en otras ocasiones. El año pasado, incluso, llegó decidido a conocer el lugar donde el Mariscal Sucre libró la famosa batalla de Ayacucho. "Estuve en el lugar de la batalla casi todo un día", me cuenta Vargas, mientras nos dirigimos a la terraza del hotel donde se hospeda en Lima. Él ha llegado, precisamente, para presentar, en la Feria del Libro Ricardo Palma, su novela El mariscal que vivió de prisa, en la que narra la vida y muerte de Antonio José de Sucre y Alcalá, el conocido Mariscal de Ayacucho."Yo creo que la relación distante y escasa que la literatura latinoamericana ha tenido con la historia latinoamericana tiene que ver un poco con que la primera gran generación de historiadores, del siglo XIX y de la primera mitad del XX, trató a todos esos héroes como óleos. Y ocasionalmente alguno se metía con algún rincón oculto de la vida del héroe. Pero generalmente de su vida íntima, pero no una valoración de su papel histórico. Luego la segunda generación de historiadores, de la segunda mitad del siglo XX, le dio un trato distinto: simplemente los desconoció. Con la lógica del materialismo histórico, y de entender la historia como un proceso en el que los personajes no son importantes, sino los procesos económicos, los modos de producción, todo ese lado socioeconómico. Entonces, pasamos de unos héroes que olían a naftalina a unos héroes que ya no existían porque ya no había héroes. Ambas visiones totalmente equivocadas", señala Vargas.

SUCRE HUMANO
En El mariscal que vivió deprisa (Planeta, 2009), el autor lejos de ceñirse al dato histórico logra humanizar al personaje. Y para lograr eso, le fueron de mucha utilidad el material epistolar. "Una de las principales fuentes para mi trabajo fueron sus cartas -apunta Vargas-. Y las cartas del Mariscal, a diferencia de la de muchos otros líderes políticos, tienen una particularidad: la mayoría son escritas por su puño y letra. Cuando escribe no sólo relatas y analizas los hechos sino que viertes en el texto tus sentimientos. Entonces, fue mucho más fácil porque Sucre me dio los sentimientos que a mí me hubiera costado imaginar o suponer".

LA MUERTE DE SUCRE
La novela empieza con el asesinato de Sucre, hecho que ha generado con los años varias teorías. Sin embargo, la novela señala a José María Obando. "Lo interesante de que sea una novela es que no me vi obligado a dictar sentencia -me dice el autor-. Pero lo que está claro es que Obando lo manda a matar. Yo tengo la absoluta convicción de eso. Y los documentos, todos, apuntan a eso. Las dudas han surgido por razones ideológicas, porque el Partido Liberal colombiano decidieron que, como Obando dizque era liberal, había que defenderlo porque era una obligación política e ideológica. Eso fue lo que confundió un poco las cosas". Sin embargo, Mauricio Vargas señala que más importante es determinar quiénes estuvieron detrás de ese asesinato, instigándolo. "Y allí tenemos a todo ese liderazgo de Santafé de Bogotá, que en el editorial de un periódico pidió el asesinato. Y se lo pidió a Obando. Obando se entera de ese editorial cuando ya había cometido el crimen. Yo creo que si lo leía antes no lo mata, pues ese editorial lo condena para la historia". Una novela recomendable para todo amante de la historia.

*Publicado en Correo el domingo 29/11/09.

martes, 24 de noviembre de 2009

Entrevista a PABLO SIMONETTI


Pablo Simonetti sigue trazando una obra literaria a tener en cuenta. Acaba de aparecer La barrera del pudor (Editorial Norma, 2009), su más reciente novela. De paso por Lima, como parte de una gira promocional, Simonetti nos da detalles sobre esta nueva entrega.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

La barrera del pudor es una novela sobre la libertad sexual de la mujer.
Exactamente. Así fue como la sentí yo. El primer personaje que se me vino a la mente fue Amelia. Y ella en sus circunstancias fue la que llamó a los demás personajes, a sus conflictos, a la evolución de la historia. Entonces, cuando me pregunté por qué estoy siguiendo a esta mujer, me pareció que era una mujer representante de estos tiempos. Se trata de un momento que no se había dado antes en la Historia, en que una mujer está equilibrada en su estatuto de poder en el interior de la pareja. Y además, el dejarse llevar por el instinto sexual no significa una condena de su mundo.

Amelia rompe la barrera del pudor y le da mayor importancia a su disfrute sexual, algo que parecía exclusividad de los hombres 20 años atrás...
Claro, antes el estereotipo era que el hombre siempre tenía deseos y a la mujer le dolía la cabeza. Pero no creo que ella le dé más importancia que a la dimensión espiritual, romántica del amor. Lo que ocurre es que, por primera vez en la historia de la mujer, le confiere importancia a su satisfacción sexual en esta ecuación que está formada por la pertenencia, la seguridad, el amor.

¿Te resultó complicado narrar la novela desde el lado de la mujer?
¿Sabes que no? Sentí que tenía que hacerlo así. Ahora, claro, corrí un riesgo enorme de que no lograra que fuera veraz. Me tranquilicé una vez que las mujeres que leyeron el libro me dijeron que era veraz. Y es que yo nunca vi a Amelia, mientras escribía la novela, como una "otra", sino que trataba de meterme en la piel de ella y escribir desde allí.

Hay en Ezequiel una tendencia a la inacción que domina varios aspectos de su vida...
Él es un hombre de una pasividad bastante notoria que, creo, nace de su biografía. Tiene este padre devorador del cual siempre se ha tenido que defender. Entonces, él se ha convertido finalmente en una persona que contempla, que juzga, que discierne, que critica la existencia pero como que no se involucra, no se mancha, no se embarra, como decimos en Chile. Y me parece como que se siente cómodo con esta especie de retiro de la vida.

Ezequiel es un crítico literario. ¿Cómo es tu relación con los críticos?
Los críticos me fascinan cuando encuentran que mi trabajo es bueno y los detesto profundamente cuando dicen que mi trabajo es malo. Igual trato de aprender de ella. No soy una persona envanecida. Después de pasar el mal trago de una crítica negativa, trato de ver si en esa crítica hay algún valor, algún comentario que me abra un espacio de reflexión sobre mi propio trabajo.

*Entrevista publicada en Correo el martes 24/11/09.

lunes, 9 de noviembre de 2009

STIEG LARSSON


La vida (o sería mejor decir: la muerte) de Stieg Larsson bien podría constituirse en el atractivo argumento de una gran novela. Entregado totalmente a la solitaria actividad creativa (con las penurias económicas que ello conlleva), Larsson fue pergeñando una saga literaria destinada al éxito. Un éxito al que, por una cuestión de tiempo, no pudo acceder. Fumador empedernido -tres cajetillas diarias-, bebedor incontenible de café y adicto del fast-food, Larsson encontró la muerte, tras un fulminante paro cardíaco, mientras subía las escaleras hacia su departamento, en un inalcanzable quinto piso. Transcurría el año 2004 y el escritor sueco apenas contaba con cincuenta años de edad. Lo más trágico del asunto (si cabe la expresión) es que unos días antes había dejado a su editor el tercer volumen de una saga cuya primera parte estaba por publicarse. ¿Podría haber imaginado la resonancia del éxito comercial que su saga lograría de manera casi inmediata? Difícil saberlo. Lo que sí sabemos es que no pudo vivir para conocerlo.

PUGNA LEGAL
Con el éxito comercial -la trilogía ha sido un imán de ventas en Noruega, Inglaterra, Estados Unidos, Suecia, Francia y España-, también han aparecido las odiosas rencillas familiares por la cuantiosa herencia. Sucede que Larsson nunca se casó con Eva Gabrielsson, quien fuera su pareja durante tres décadas. Por ese motivo, las leyes suecas sólo reconocen a su familia (su padre y su hermano) como los únicos herederos de sus bienes. Situación que Gabrielsson considera, a todas luces, injusta. Señala que para que Larsson pudiera escribir, ella había asumido los gastos de ambos con su salario de arquitecta. Erland Larsson, padre del desaparecido escritor, afirma que le ofreció a Gabrielsson un cheque en blanco y que ésta lo rechazó. Lo que Gabrielsson pretende, en realidad, es tener el control del legado literario de Larsson. ¿Cederá alguna de las partes en este litigio que lleva ya buen tiempo? Al parecer no. Añadiremos aquí otro elemento trágico (por lo menos para la legión de incondicionales lectores): habría un cuarto volumen de la saga en la computadora de Larsson que está en manos de Eva Gabrielsson. Sin embargo, ella no podría publicarlo sin la aprobación de los herederos legales de los derechos de Larsson. Tendremos que conformarnos, al menos hasta nuevo aviso, con los tres libros de esta saga que, además de las millonarias ventas, tiene adeptos confesos como Mario Vargas Llosa. La cuarta entrega seguirá siendo todo un misterio.

*Texto publicado en Correo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

RICARDO SILVA-SANTISTEBAN inaugurará Congreso literario en Chile


Estupendo poeta, riguroso editor, diestro traductor, gran profesor y mejor persona, Ricardo Silva-Santisteban será el encargado, mediante una charla magistral, de inaugurar el Congreso literario que desde el 19 de noviembre se desarrollará en la ciudad chilena de Rancagua. Participarán expositores de varios países como México, Chile, Argentina, Brasil, EEUU y Ecuador.

*Fotografía tomada por Luis Iparraguirre.

EDUARDO CHIRINOS gana Premio de Poesía "Generación del 27"


Una grata noticia llegó ayer a la sala de redacción del diario donde laboro: mi amigo Eduardo Chirinos obtuvo el Premio Internacional de Poesía Generación del 27. La distinción la recibe en virtud a su nuevo poemario Mientras el lobo está. Quienes apreciamos su obra poética estaremos a la expectativa de la publicación de este premiado trabajo poético.

*Fotografía tomada por Víctor Vásquez.

domingo, 25 de octubre de 2009

Entrevista a JOSÉ ANTONIO BRAVO


José Antonio Bravo obtuvo, con Barrio de broncas, el Premio Nacional de Novela; sin embargo, desde hace varios años ha sido seducido por la historia. Cuando la gloria agoniza y La quimera del éxtasis son dos irrefutables evidencias de sus actuales horizontes creativos. Machipharo (Fondo Editorial de la U. Inca Garcilaso de la Vega), siempre dentro de los linderos del ensayo novelado, combina el suspenso de la trama con el rigor del dato histórico. En esta charla, Bravo nos revela pormenores sobre la escritura de este libro.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

Tú has señalado que tus libros son ensayos novelados...
José Antonio Bravo: Claro, en mi caso yo hago ensayo novelado. El ensayo novelado es una modalidad de la narrativa que generalmente se apoya en la historia, pero que procura establecer ciertos patrones verosímiles (que viene a ser la invención), ciertos patrones de la verdad (que es el discurso de la realidad). La novela histórica y la historia novelada no llevan bibliografía, el ensayo novelado debe llevar bibliografía. Hay que colocar allí, por ejemplo, qué fuentes han servido para el uso del vocabulario.

Requiere mayor rigurosidad formal...
Mira, Umberto Eco, que es un maestro a seguir en este tipo de trabajo, pone hasta apostillas, que tienen que ver con el ensayo novelado. ¿Y las apostillas qué son? Son notas aclaratorias. Hay un personaje que se llama Sgorg, que es un monje ciego que aparece en El nombre de la rosa, y que cuida la biblioteca. Entonces, Eco en sus apostillas dice que ese personaje no es otro que Borges. Es un homenaje a él.

¿Cómo surge Machipharo?
La novela tiene dos vertientes: una tiene que ver con Antonio de León Pinelo que escribió una crónica muy grande de mil páginas en donde demuestra que el Paraíso sí estuvo en América. Y que además la fruta no fue la manzana, sino el plátano. Pero claro, nadie lee mil páginas de crónicas, porque es sintaxis compleja. Y por otro lado, la Biblia, que habla de cuatro ríos del Paraíso.

Quien te sugiere escribir esta historia fue José Saramago, ¿verdad?
Sí, sucede que yo hablé de Antonio de León Pinelo en un Encuentro de escritores que hubo en Oporto. Y tuve la suerte de ser el primero en hablar en una mesa en la que estaba José Saramago y Jorge Couto. Y cuando le tocó hablar a Saramago, me miró y me dijo: "León Pinelo, el Paraíso en el nuevo mundo. Bravo, tiene ahí una novela". Pero en ese momento no agarré el disparo, me di cuenta dos o tres años después.

¿Cuánto tiempo te demandó escribir el libro? Uno encuentra en él mucha información, incluso gastronómica...
Claro, mira, casi 30 años. Porque esto no viene solo. Viene porque antes escribí Cuando la gloria agoniza y La quimera y el éxtasis. Esto es parte de un paquete grande. Después de éste va a venir La monja alférez y después Los caballeros de la capa.

¿Qué te seduce de aquella época, del siglo XVI?
La cólera. A mí me dio cólera, uno, que Ricardo Palma no hubiera escrito una novela; escribió tradiciones. Dos, que Ricardo Palma dijera que sí había escrito una novela llamada Los marañones y que los chilenos la quemaron en la guerra con Chile. Y bueno, yo he estudiado eso bastante y me parece que es una mentira de Ricardo Palma. Pero bueno, era bonito decir que la había escrito. Y tres, que teniendo tanto material con las crónicas e, inclusive, con las Tradiciones de Ricardo Palma, no surgiera como movimiento perfecto para el Perú la aparición de novelistas históricos. Entonces, reinventar la historia, es decir, la verdad pasada, para mí es un juego, una diversión.

*Entrevista publicada en Correo el domingo 25/10/09.

martes, 20 de octubre de 2009

Entrevista a ALONSO CUETO sobre JUAN CARLOS ONETTI


Alonso Cueto no es sólo un escritor reconocido, es también un lector voraz y acucioso. Confeso admirador de Juan Carlos Onetti, Cueto ha pergeñado en JCO: El soñador en la penumbra (Fondo de Cultura Económica, 2009) un diligente estudio sobre la obra del escritor uruguayo.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Qué significó para ti, en 1979, conocer a Onetti, un escritor al que admiras?
Fue un encuentro importante. Yo ya era un lector devoto de Onetti. Y posiblemente no me hubiera atrevido a tener la iniciativa de conocerlo yo mismo, pero en esa época yo me ganaba la vida haciendo entrevistas para el Diario 16. Un amigo, Félix Grande, me dijo que en esos días estaba de buen humor. Cuando fui a verlo me recibió su esposa, y al poco rato apareció él, quien estaba leyendo una biografía de Raymond Chandler. Se quejaba porque había prestado a alguien ese libro, y lo habían devuelto en malas condiciones. Y me comentó sobre cómo Chandler había tenido una vida tan complicada. Que se había querido suicidar, pero había fallado el tiro. Y en esos días habían dado el Halcón maltés y hablamos de Bogart. Entonces, su esposa me dijo: por qué no le conversa de esas cosas.

¿Te dio algún consejo literario?
Yo le conté que en esa época escribía cuentos. Entonces me dio un consejo que no he olvidado: uno siempre debe escribir algo que es más bello que el silencio, que es más interesante que el silencio. También le conté que una oportunidad habíamos estado juntos en una reunión, pero que yo no me animé a acercarme a decirle cuánto lo admiraba. Le dije, además: usted debe estar harto de que se lo digan. Y él me respondió que yo debí haberme acercado porque la vanidad de un escritor no tiene límites.

Onetti proyectaba hacia fuera una imagen de huraño. Sin embargo, Vargas Llosa ha dicho que él era, en realidad, una persona frágil, vulnerable, que se escudaba en su hosquedad...
Sí, era un ser vulnerable, frágil y, además, era una persona muy sensible. Y, además, como descubrí ese día, era un tipo con mucho humor. Recuerdo mucho que un tipo que lo vio en una reunión me dijo que le parecía que no había nada falso en él. Tú ves en su narrativa una necesidad de expresión de lo esencial. Si hay algo que he aprendido con Onetti, que su narrativa establece, es que los seres humanos no pueden vivir sin sueños, sin soñar, sin los rituales del sueño. Y por otro lado, que algunas veces los seres humanos estamos más vinculados por el rencor, el odio, la venganza, que incluso por el amor.

Unas de las características de los personajes de Onetti son el escepticismo y el fracaso.
Sí, es un escepticismo frente a la realidad. Y al mismo tiempo es una afirmación de las posibilidades del sueño y del ritual del sueño. Por ejemplo, "La novia robada": la mujer se entera de la muerte de su novio, y desde entonces se pasea por el pueblo vestida con un traje de novia, que ya después de un tiempo está maltratado, sucio y roto. Pero ella sigue firme con el ideal frente a la muerte de su novio. Por supuesto se trata de una mujer ya enloquecida. Entonces, muchas veces esta afirmación del sueño supone la muerte o la locura. Es decir, la única manera que tú tienes de afirmar tus sueños en el mundo es enloqucer o perecer.

Es el destino del naufragio que es inevitable...
Sí, pero de algún modo está el tema de que los sueños son un instinto natural en el ser humano, como comer o respirar. No podemos dejar de imaginar. Y no podemos dejar de querer ser otros. Y no nos resignamos nunca, siempre soñamos con ser otros.

Otro tema recurrente en su obra es la relación entre la juventud y la vejez...
Sí, eso es bien interesante. Hay un libro de Ingenieros que apareció a comienzos del siglo XX: El hombre mediocre. Ese libro quiere demostrar que los viejos son seres moralmente incapacitados por su decadencia física, que coincide con una decadencia moral. Y lo afirma el súper hombre, que es el joven, que es toda la tradición de González Prada. Este es un tema que aparece en Onetti, sobre todo en el caso de las mujeres jóvenes.

La imagen que se tiene de los últimos años de Onetti es la de un ermitaño, recluido en su cama, en España...
Hay la leyenda de que él vivió en cama. Su mujer, Dolly, ha explicado varias veces que, finalmente, se trató de un asunto de conveniencia. Era más cómodo estar en cama, leer en cama. Esto pertenece a un hombre que nunca se interesó en la vida social. Las pocas veces que salía eran ocasiones muy importantes. Por ejemplo, cuando le dieron el Premio Cervantes. Por otro lado creo que allí también hay una lección para un escritor. Yo creo que un escritor vive desde afuera hacia adentro, no al revés. Es decir, vive asimilando lo que pasa en el mundo, lo procesa y lo convierte en una novela, un poema o una obra de teatro. La literatura es un asunto que ocurre en la soledad.


*Publicado en Correo el domingo 18/10/09.
**La fotografía que aparece aquí -que tomé yo- no aparece en la versión impresa.

martes, 6 de octubre de 2009

FONSECA: Diario de un libertino


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Un nuevo libro de Rubem Fonseca aterrizó en mi mesa de noche hace un par de semanas. No se trata de su último trabajo creativo –que es Ella y otras mujeres (Norma, 2008) –, sino de uno anterior: Diario de un libertino (Norma, 2005). Arribé a la literatura de Rubem Fonseca hace varios años (creo haberlo contado antes) por recomendación de Rubén Silva. Era el último día de una Feria Internacional del Libro –que en esa época se realizaba de la Av. La Marina– y yo me encontraba en el stand de la editorial Norma con el firme propósito de comprarme algo nuevo, aprovechando las ofertas de fin de feria. Así adquirí, recuerdo, el conjunto de relatos Historias de amor y la novela Y de este mundo prostituto y vano sólo quise un cigarro entre mi mano.


Ha pasado mucho tiempo desde aquellos días. He leído otros tantos títulos de este gran escritor brasileño –distinguido nada menos que con el Premio Internacional Juan Rulfo– y ahora, me reencuentro con él a través de Diario de un libertino, novela cuya lectura he disfrutado. El protagonista es Rufus, un escritor que tuvo un gran éxito con su primera novela y que, tras la poca resonancia de sus libros posteriores, planea escribir una Bildungsroman. Sin embargo, emprende la escritura de un diario personal. Es así que nos adentramos en su peculiar existencia: su relación pasional y amoral con sus amantes. Y luego el peligroso triángulo sentimental en el que participa con una madre y su hija. Situación que le acarreará, posteriormente, una acusación de violación.

Por otro lado, encontramos en el diario una serie de reflexiones del autor sobre la creación y, sobre todo, sobre lo que él llama el “síndrome de Zuckerman”: que consiste en que los lectores –incluso los críticos literarios– asumen que el protagonista de las novelas es el mismo autor. Diario de un libertino es, sin dudas, un libro que se lee con verdadero deleite.


domingo, 4 de octubre de 2009

PAOLO GIORDANO: La soledad de los números primos


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

La novela, como me ocurre en ocasiones, aterrizó en mi velador de manera inesperada. Más aún tratándose de una ópera prima. Confieso que no tenía mayores referencias de su autor, el italiano Paolo Giordano, un joven licenciado en Física teórica. Y, confieso, además, la escasa curiosidad que me despertaba el hecho, palpable e ineludible, de que su novela, La soledad de los números primos (Salamandra, 2009), se había convertido, en poco tiempo, en un rotundo éxito de ventas: primero en Italia y, luego, a partir de su traducción castellana, en toda España. Mi interés tuvo otro derrotero. Recorríamos con Ericka la sección de novedades de una librería cuando ella dio con la novela de Giordano. Luego de revisar la contracarátula, me extendió el ejemplar y anunció, casi proféticamente: “Esta novela te va a gustar”. La adquirí casi sin pensarlo.
Conocedora de mis predilecciones literarias, no se equivocó. La novela en cuestión luce un ingrediente que me cautiva: personajes perturbados enfrentados contra un orden en el que no encajan. Y es que Giordano nos presenta a dos personajes, Alice y Mattia, quienes guardan un inenarrable secreto que convive con ellos, desde la infancia, casi como una pesada cruz. Alice sufre un terrible accidente de esquí -deporte que practicaba instigada por su padre- que le deja como secuela una notoria cojera. Y Mattia, por su parte, debe convivir con la culpa de la desaparición de su hermana gemela cuando eran niños.
A través de una prosa limpia y directa, Giordano nos va relatando ambas historias de manera paralela hasta que se entrecruzan. Surge así una íntima amistad entre ellos, una especie de necesaria complicidad en la cual guarecerse de la incomprensión del resto. Sin embargo, trasponer los límites de aquella amistad, hacia una relación sentimental, parece complicado entre estos dos personajes que, como los números primos, permanecen próximos, mas no se llegan a tocar. Una novela que atrapa desde un inicia y que presagia, en su autor, una futura entrega con iguales o mayores aciertos.


*Texto publicado en Correo el viernes 02/10/09.

jueves, 17 de setiembre de 2009

Entrevista a CARLOS THORNE


Carlos Thorne expone lo mejor de su erudición al reunir sus ensayos sobre literatura en Las flechas del guerrero (Ediciones Copé, 2009). El libro abarca cuarenta años de intensa actividad ensayística.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

¿Qué le anima a reunir sus ensayos literarios?
Hay un momento en el que uno descubre, de pronto, el paso de los años. Y ese momento empuja a un escritor a recordar su pasado. Y fundamentalmente lo que ha escrito a lo largo de esos momentos en los que se entregó a la literatura con toda pasión. Pues bien, esa es la razón por la cual he reunido en este libro gran parte de mi obra ensayística: para que se difunda. Es un libro que recoge múltiples experiencias a través de cuarenta años de escritura.

En el libro reflexiona sobre el compromiso del escritor...
El escritor es testigo de su tiempo. Por eso está llamado a expresar su visión del mundo, su visión de la época. Yo creo que el escritor debe tener, de una forma u otra, un orden ético. Claro que para ser un gran escritor no se requiere que sea un moralista, al contrario. Pero lo ético es preocuparse por el hombre. Y cuando uno cuenta, relato o reflexiona sobre el hombre está aportando a la cultura, tanto de su país como del mundo, algo valioso. De otro lado, el escritor debe entretener a sus lectores para que éstos lo lean.

¿Y el lenguaje?
El escritor debe siempre estar preocupado por el manejo de la lengua que revela que es un escritor. Todos manejamos la lengua, pero el escritor le añade un plus, un ritmo interior, y también secretos pensamientos que se revelan a través de la palabra. Eso es importante. Por eso un escritor sigue siendo tal, y no un mero escribidor.

Usted señala además que el escritor debe escribir con libertad...
El escritor debe escribir siempre con entera libertad. Para decir lo que piensa sobre sí y sobre los otros. Sobre el mundo, sobre la sociedad, sobre la guerra, sobre el amor, sobre el erotismo... todo ese mundo o submundo que yace en las profundidades del alma humana.

La literatura no pretende imitar la realidad, ¿verdad?
Claro, la literatura no es imitación de la realidad, porque construye un mundo, diríamos hasta paralelo, que integra al mundo de la realidad. El escritor al construir un mundo paralelo ha interpretado esa realidad. Y esa interpretación de la realidad es válida. Porque lo que le interesa al hombre es conocerse a sí mismo, porque conociéndose a sí mismo puede conocer a los otros.

*Entrevista publicada en Correo.

HINOSTROZA: Obra reunida


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

La primera vez que lo vi, no supe bien de quién se trataba. Yo era aún un adolescente, ensimismado entre libros y canciones, y aquel era, en ese preciso momento, tan sólo un individuo con el que me crucé en mi rauda salida de casa. Y quien se ofreció, muy gentilmente, a darme un "aventón" en su nada poético Volkswagen escarabajo de color naranja.

Me enteraría, horas después, que aquel amigo de mi padre, de estentórea voz y amable mirada, era el autor de un par de libros que yo, no hacía mucho, había devorado con el desbordante entusiasmo de mi caótico y desordenado apetito lector. Consejero del lobo y Contra Natura habían sido furtivamente sustraídos meses atrás de la biblioteca paterna y, junto a un walkman, unos casetes de Sui Géneris y algunos otros libros más, habían hallado cobijo en mi mochila de joven errante. Muchos poemas se volvieron, en mi caso, memorables. "Gambito de rey", por ejemplo, de donde se desprenden estos versos: "Supuse que volviendo/ agradaría a todos si es que hablaba de amor y alegría/ aunque malditas las ganas que me quedaban, pero aquí huyen/ del melancólico como del apestado en el S. XIV".

La segunda vez, no sólo sabía ya quién era: acababa de leer, casi desaforadamente, Fata morgana, una novela suya que estaba por publicarse y cuya carátula había sido diseñada por mi padre. Una estupenda novela signada por el psicoanálisis.

Rodolfo Hinostroza está próximo a cumplir setenta años (en el 2011) y el joven poeta y editor Víctor Ruiz (de Lustra editores) ha tenido la plausible idea de reunir y publicar su obra completa: que es vasta y de reconocida calidad. Su poesía, de brillante y complejo tejido verbal, no sólo se reduce a sus celebrados primeros poemarios: hay que añadir Memorial de casa grande y Nudo Borromeo y otros poemas.

Su prosa, por otro lado, también ostenta un altísimo nivel. No sólo por novelas como Aprendizaje de la limpieza y Fata morgana, que he leído con fruición, sino también por sus cuentos, que han sido reunidos en el primer volumen de sus obras completas. Han pasado muchos años desde aquella primera vez. Y, sin embargo, no puedo evitar, en cada nuevo encuentro, rememorar aquellas escenas primigenias. De la misma manera que me resultan inolvidables muchos de sus versos.

*Publicado en Correo.

ROTH: Indignación


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Todo empieza con un libro. Uno de aquellos cuya lectura, febril y apasionada, te transforma, casi sin darte cuenta, en incondicional seguidor de su autor. Descubrí a Philip Roth al leer -gracias a la recomendación de un amigo- la estupenda novela Animal moribundo. Y a partir de ese momento inicié una interminable pesquisa de sus libros: no sólo de los que fueron apareciendo posteriormente, sino de todos aquellos que conforman su celebrada bibliografía.

Philip Roth tiene 76 años y aún conserva, intacto, el incandescente fuego de la creación. La retahíla de libros que ha publicado en los últimos años no sólo demuestran que se encuentra muy activo, sino que, además, su nivel artístico, a diferencia de otros, sigue siendo alto. Su reciente novela Indignación (Mondadori, 2009) es una evidencia irrefutable de su genio. Los comentarios positivos no tardaron en aparecer, con el entusiasmo del reconocimiento sincero. John Banville ha catalogado a Indignación como su mejor libro desde La contravida. Rodrigo Fresán, por su parte, no escatima elogios en la revista Qué leer y la considera superior a las dos anteriores: Elegía y Sale el espectro.

En Indignación, Roth hace gala de sus mayores virtudes: aquel estilo reflexivo a través del cual nos introduce en los oscuros meandros de la condición humana. El protagonista de esta novela, Marcus Messner, natural de Newark, es un estudiante que intenta aferrarse a su particular individualidad. Huye de un padre sobreprotector y se instala en Ohio, en cuya universidad conoce y se enamora de una díscola y bella joven que lleva a cuestas un intento de suicidio.

Roth ha señalado en una entrevista que "cada narración surge de un personaje en una situación inédita para la cual no está preparado". El caso de Marcus no es la excepción: él tendrá que enfrentarse a una serie de hechos que lo desestabilizarán y lo conducirán, de alguna manera, a un desenlace inesperado. Una novela trepidante, sin duda, de aquellas que te subyugan, que te arrastran a una autoconfrontación sin tregua.

*Publicado en Correo.

Entrevista a ENRIQUE VERÁSTEGUI


En 1971, un jovencísimo Enrique Verástegui irrumpió en la escena literaria local con En los extramuros del mundo, poemario que fue celebrado por la crítica. Casi 40 años después, el poeta cañetano manifiesta cierto desagrado cuando sólo le recuerdan aquella obra, pues asegura que sus demás libros también son importantes. Teoría de los cambios (Sol negro, 2009), su más reciente poemario, le da la razón.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

Tu tendencia renacentista está presente también en este libro...
Creo que vivimos un cambio de época, y que es necesario dar dirección a esa época a través de la literatura, a través del arte, a través de la ciencia. Y desde ese punto de vista, yo no estoy apartado de eso; por el contrario, estoy inmerso en la búsqueda y en la postulación de un nuevo hombre, de una nueva ciencia y de un nuevo arte.

¿Cómo así decides darle voz al matemático chino Ch'in Chiu-Shao?
Estaba leyendo un libro de ciencia de la Alta Edad Media y me encuentro con que el inventor del cero había sido un matemático chino en el siglo XIII más o menos. Entonces decidí darle voz poética y voz mística a este matemático chino.

En uno de los poemas mencionas tu poemario En los extramuros del mundo con cierto desdén. ¿Cómo es tu relación ahora con ese primer libro?
Mira, lo que pasa es que he publicado tantos libros, como el proyecto de Ética, que está conformado por cuatro volúmenes, además de otros libros como Ensayo sobre ingeniería, que me resulta ligeramente fastidioso cuando alguien me cita el primer libro y no me cita los otros libros. Como si no hubiera trabajado lo mismo en otros libros.

En este último poemario también mencionas a Sologuren...
Fue un poeta que admiré porque escribió buena poesía. Y lo admiré tanto como a Wáshington Delgado, a Romualdo, a Chariarse, en fin, a toda la generación del 50. Y lo cito a él como un símbolo de los años 50.

¿Crees que tu poesía no es reconocida en su justa dimensión? Te lo pregunto por el verso en el que dices: "Cuántos siglos deberán pasar/antes de que la muerte sea finalmente vencida,/ y mis obras glorificadas".
Bueno, es un decir. Lo que yo busco es amistad, alegría, pasión por la vida. Eso es lo que busco. Lo otro es secundario.

¿Por qué es importante para ti la escritura?
Es importante porque es mi modo de expresión, mi modo natural de expresarme. Es importante porque en la escritura se razona lo que no se puede razonar en el nivel ágrafo. Y, por otro lado, es una extensión de mi cuerpo. No puedo vivir sin la escritura. Me parece impensable que no escriba.

¿De dónde surge el misticismo que impregna tu obra poética?
Ah, eso surge en la adolescencia, cuando descubro a San Juan de la Cruz y empiezo a leerlo. Y lo leo toda mi vida. Lo mismo que a Teresa de Ávila. Y también porque en el fondo todo el motor de mi vida es una pasión mística, es una búsqueda del absoluto a través de la poesía. Una búsqueda de Dios a través de la poesía.

HORA ZERO
Formaste parte de Hora Zero, siendo el benjamín del grupo. ¿Qué recuerdas de esa época?
La recuerdo con mucha ilusión. Fue la época de mi adolescencia. Fue la época en la que buscaba hacerme un destino en la vida, un destino que yo buscaba se plasmase a través de la escritura, de la poesía, del arte. Y que finalmente se plasmó gracias a Hora Zero.

*Entrevista publicada en Correo.

domingo, 30 de agosto de 2009

BELLATIN in Molossus


Mario Bellatin’s new novella Beauty Salon, translated by Kurt Hollander and published this July by City Lights, is the haunting tale of beauty salon turned death parlor, named the Terminal by its homosexual owner and former stylist, for men dying from an unnamed plague. Like his other work, it is allegorical, brief, and eery. Though this is just his second work to be published in English, following Chinese Checkers, translated by Cooper Renner and published by Ravenna Press in 2007, Bellatin is well known throughout Latin America. He has won the Xavier Villarrutia Award and been awarded a Gugenheim Fellowship. He was born without a right hand, and frequently wears a variety of hooks.
To celebrate the release of Beauty Salon, Molossus presents an interview with Bellatin, from early 2007, a new portrait of Bellatin by Laura Peters, and another 2007 interview, this one with Cooper Renner and about translating Chinese Checkers.

A Conversation with Mario Bellatin
Carlos M. Sotomayor
tr. David Shook

This interview from early 2007 is reprinted from Carlos M. Sotomayor’s website, letraCapital, and followed the Peruvian release of his novel Perros héroes, at the Trujillo Book Fair. In his introduction Sotomayor writes that “Mario Bellatin has achieved the maximum reduction of the author’s presence in each of his books,” and he goes on to question him about that presence.

A few copies of the Interzona edition of Perros héroes, from Argentina, were circulated in Lima. Now, [the Peruvian press] Matalamanga has printed a nice edition of the novel. How do you take that?
Each edition is a new work. I try as much as possible to make each book appear as if it was just written. There are several editions of Perros héroes—on Alfaguara, on Interzona, on Matalamanga, on Ravenna Press, on Passage du Nord Ouest—but I don’t think that any are the same—I’m referring to the text itself—or that any annuls the others.

Is it possible that a Peruvian edition of one of your books that hasn’t appeared in our bookstores will arrive in Lima?
I’ve always published on several presses at the same time. It seems interesting to me to see how the texts take distinct paths according to the routes that their editors draw up. There are several books that haven’t been published in Peru, and I’d like to hear creative proposals from Peruvian editors to make the editorial projects really work.

The protagonist of Perros héroes, this blind and invalid man, really existed. How did you find him?
One particular afternoon I answered an ad in the classifieds for Belgian Malinois Shepherds. It was like discovering a wrinkle in reality that contained this fiction, that an induced fiction—that of once upon a time—could be difficultly achieved.

Regarding the concision of your language, or as Villoro would say, in “your phrases polished like rocks,” I detect a particularity in your work that in spite of this leaves a lot unsaid, a lot that the reader must complete
It’s high time to return to the reader the liberty of recreating their own universes. That’s why I try to make the texts appear as if from nothing. Without a predetermined context or an author full of answers supporting it. I know that achieving that is something impossible, but to play with that possibility can be a good pretext for writing.

Your novels have been published in many countries and translated into various languages. Where do you think they’ve understood you best?
I don’t pay much attention to what happens with the books after they’re published. Nonetheless, I’ve received very interesting work from critics that have constructed proper discourses using my books as their base. For me it’s been important to see how a text can generate another autonomous text. These works have mostly come from France and Argentina.

In Lima you have a large following, including many young writers who appreciate your understanding of literature. How do you take that in relation to what happened in the ‘90s?
What you say satisfies me immensely, but I not sure if its true. I hope that someone feels close to what I do. I don’t have much contact with what happens here. Lima has been reduced to two or three friends. In the ‘90s I didn’t know much about was happening either. At that time Lima was reduced to two or three friends. Everything else, everything outside the confinement of my writing, I always considered it a plus that it never had to do with the things I was or am doing.

My friend Ezio Neyra told me that in Mexico Alfaguara published a book that compiles several of your novels. Is that because all of your books engage in dialogue with one another and are parts of a whole?
It’s strange, the part of your question “My friend Ezio Neyra told me.” It gives me the sensation that the existence of a book is in doubt. Something that would be perfect. Not to write a book but to simply name it and thus achieve its apparition. It reminds me of what I’m trying to do now. Writing without writing. To make a work of literature without needing to write it as it is assumed that books are written. To achieve that—which I’m still not sure how to do in any concrete manner—the first step was to liberate myself from the writer named Mario Bellatin, and what better way to do so than to bury him beneath his complete works.

Carlos M. Sotomayor is a Peruvian journalist and writer. He edits letraCapital.

*La traducción al inglés de esta entrevista a Mario Bellatín apareció en MOLOSSUS (http://molossus.wordpress.com/2009/08/15/writing-without-writing-on-mario-bellatin/) a propósito de la publicación en inglés de Salón de belleza.

RIBEYRO, 80 AÑOS


Texto: CARLOS M. SOTOMAYOR

Una vieja fotografía lo muestra en el ceremonioso preámbulo del trance creativo. Sentado frente a una máquina de escribir, ataviado de una delgadez congénita y con un eterno cigarrillo entre los dedos, Julio Ramón Ribeyro parece terminar de acomodar una cuartilla en blanco que colmará luego de palabras, de frases que se volverán con el tiempo entrañables.Aquella imagen que reaparece como una ineludible constante, cada vez que pienso en él, resume, quizás, su real naturaleza de hombre entregado al solitario ejercicio literario. Una actividad que para él, persona de rituales, requería de una atmósfera especial, de una escenografía adecuada para recibir a los que algunos llaman dioses de la inspiración. En su diario personal, La tentación del fracaso, Ribeyro confiesa que para escribir necesita un marco habitual, conformado por cigarrillos, vino, un sillón cómodo, a veces música y una ventana a la calle.

Perteneciente a la denominada Generación del 50, Julio Ramón Ribeyro no es sólo uno de nuestros más queridos y admirados escritores. Su obra cuentística es de las mejores de la literatura hispanoamericana, sin ninguna duda. A través de una prosa cincelada con erudita técnica, Ribeyro nos ha entregado un particular universo de personajes que, a pesar de su marginalidad económica o espiritual se tornan entrañables. Se trata de personajes cotidianos, de existencias grises, enmarrocados a sus propios infortunios y dramas personales. Relatos como "Por las azoteas" o "El profesor suplente" son inequívocas muestras de lo mencionado. Sin embargo, su narrativa breve no estuvo totalmente circunscrita al realismo. Ribeyro ha pergeñado estupendos cuentos de corte fantástico sobre todo en su primera época, a inicios de los 50. "Doblaje", por ejemplo. O "La huella", uno de sus primeros relatos publicados en la prensa, en donde un individuo sigue el recorrido de unas manchas de sangre en la acera y se descubre, ante la sorpresa del lector, muerto en el interior de su propia casa.

Sus cuentos se encuentran reunidos en cuatro tomos que llevan el título de La palabra del mudo. Sin embargo, en su producción literaria destacan, también, novelas como Crónica de San Gabriel, Los geniecillos dominicales (dedicada a sus compañeros de generación) y Cambio de guardia. A ello se añaden sus obras de teatro, agrupadas en Teatro y Atusparia. Y, cómo olvidar, aquel par de memorables libros de textos cortos: Dichos de Luder y Prosas apátridas.

Tuvo una existencia difícil, aquejado por dolencias que lo persiguieron, implacables, durante muchos años. La celebridad le sonrió en el último tramo, quizás cuando ya era demasiado tarde. En 1994, cuando ya había retomado su residencia limeña, Ribeyro es distinguido con el Premio Internacional Juan Rulfo. Lamentablemente, no pudo asistir a la ceremonia de premiación: un cáncer generalizado lo derrotó unos días antes.Mañana, 31 de agosto, hubiese cumplido 80 años. Y uno prefiere recordarlo en sus momentos de claridad. En aquellas interminables tertulias que compartía con sus amigos. Aquellos que lo recuerdan como un lúcido y mordaz conversador. Fumando y con una copa de vino, invariablemente tinto y burdeos. Porque en ese detalle, como en su literatura, era de una exquisitez categórica.

*Publicado en Correo el domingo 30/08/09

miércoles, 26 de agosto de 2009

Entrevista a MANUEL VILAS


Confeso admirador de César Vallejo, el escritor español Manuel Vilas llega a Lima invitado por el Centro Cultural de España. Luego de dar una conferencia y de dictar un taller dirigido a jóvenes narradores, Vilas charló con Correo sobre su particular manera de ver y entender la literatura, aquel supremo territorio de libertad.

Entrevista y fotografía: CARLOS M. SOTOMAYOR

El humor está muy presente en su obra literaria...
El humor es como la sangre de la inteligencia. El humor nos hace más humanos, nos da más tranquilidad. Por otro lado, la gran tradición literaria humorística en lengua española es importante: Cervantes, que es uno de los grandes humoristas. Incluso, Luis Buñuel es también otro humorista.

Escribe poesía y narrativa. ¿Cómo convive con ambos géneros?
De forma muy natural. Yo creo que los géneros literarios son unos compartimientos que se hicieron en el siglo XIX, y últimamente, ya en el siglo XXI, la distancia entre los géneros van desapareciendo. Y por otro lado hay una cosa que se llama hibridación. Y esto consiste en mezclar géneros literarios. La literatura es una disciplina muy imaginativa y te permite muchas exploraciones. No está todo cerrado.

¿Cómo ves la literatura actual en España?
Ahora en España conviven distintas generaciones literarias. Hay un movimiento de renovación, que se ha llamado la "Generación Nocilla", que intenta traer las novedades sociales y culturales que están ocurriendo en el mundo. Y están tratando de hacer una narrativa un poco renovadora.

Leí en una entrevista que sueles escribir con música.
Sí, porque es mi generación la de los años setenta. Yo crecí escuchando mucha música pop y rock. Y esto marcó mi sensibilidad. Por eso para mí es tan importante la música pop como la literatura, porque ha sido muy importante en mi forma de ver el mundo.

¿Cómo se origina Calor, tu más reciente poemario?
Es un libro en donde sale representada la sociedad española en distintos aspectos. Trata de ser una indagación moral y a veces, incluso, política o sociopolítica, sobre cómo es el mundo en el que vivimos. Hay poemas sobre la guerra de Iraq, por ejemplo. Hay poemas sobre la boda del hijo de Juan Carlos. Hay un poema sobre las mujeres, de carácter feminista. Trata de ser un abanico de posibilidades de representación de las cosas que están ocurriendo en el mundo.

Con Calor ganas el Premio Fray Luis de León. Pero no es el primero que obtienes. ¿Qué significan los premios?
En España los premios vienen bien de cara a la difusión de las obras. Los premios tienen ese utilidad, interesan en la medida que hacen que un libro tenga más lectores. Nada más que eso.

Estuviste hace poco en Chile en un encuentro poético. ¿Cómo ves la poesía latinoamericana?
Yo creo que la poesía en Latinoamérica es un género emergente y en crecimiento. Y una cosa muy llamativa y curiosa es que casi todos los países latinoamericanos tienen festivales de poesía. Y tienen una juventud muy apasionada por la poesía, porque encuentran en la poesía un territorio de imaginación y de libertad.

*Publicado el 26/09/09 en Correo.

domingo, 23 de agosto de 2009

Entrevista a CARLOS CALDERÓN FAJARDO


Carlos Calderón Fajardo prefiere mantenerse al margen de aquellos que lo catalogan de escritor fantasma como lo hizo en los 70 el crítico alemán Wolfgang Luchting, huraño, outsider, o de culto la peor de todas, según me confiesa. Lo que sí resulta una verdad ineludible es que ha logrado edificar una sólida e importante obra literaria que le ha granjeado no sólo el reconocimiento crítico sino, además, una nada deleznable legión de lectores, entre los que se cuentan muchos autores jóvenes. A manera de celebración por sus cuatro décadas de autor, acaba de aparecer Antología íntima (Casatomada editores, 2009), que reúne su narrativa breve desde el año 1969.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

¿Qué siente un autor al revisar toda su obra cuentística para una antología?
Tenía miedo, pues hacía 30 o 40 años que no había leído la mayoría de mis cuentos. Como sabes, la mayoría de escritores escribimos un libro y no volvemos a leerlo nunca más, salvo que haya una reedición. Yo temía que mis cuentos, sobre todo los primeros, podrían haber envejecido. Sin embargo, pienso que no ha sido así.

¿Qué conclusiones sacas al revisar tu obra cronológicamente?
En mi primera etapa cuentística, a pesar de que habían ya relatos fantásticos, predominaba una línea realista-urbana, incluso de preocupación social (que no ha dejado de estar presente en mi literatura. Allí está la novela El huevo de la iguana). Y luego he visto como, a lo largo de los años, sin cambiar fundamentalmente lo que soy como autor, me he encontrado con cuentos, desde Historias de verdugos, donde alcanzo mi personalidad. Y que llegan a su mejor momento en el libro Playas.

En el prefacio señalas que la literatura permite acceder a ciertos sectores de la realidad que de otra manera no se podrían conocer...
Sí, hay muy buenas crónicas, desde Kapuscinski hasta Jaime Bedoya, por decirte algunos nombres. Otros textos pueden ser de carácter sociológico e, inclusive, histórico. Pero todo eso no es literatura: es periodismo, es sociología, es historia. La literatura es ficción, es mentira, es un arte estético creado para generar placer en la persona que la lee. Y curiosamente, con esa mentira, con esa cosa que no es verdad, logra vislumbrar aspectos de la realidad que las otras disciplinas no logran. Y eso está desde Dostoievski. Él se adelanta a Freud y a todo el mundo al descubrir mundos del inconsciente, de la vida interna.

Tu literatura ostenta diversos registros...
Sí, fantástica, policial, gótica, realista. Pero el que cuenta siempre es el mismo, y siempre es un peruano el personaje central. La novela puede suceder en la India, pero el personaje es siempre peruano.

¿Y a qué responde eso?
Responde a cosas que para algunos escritores es importartante y para otros no. Por ejemplo, tú leer a Shakespeare, y en sus obras no lo encuentras en ningún lado. Shakespeare desaparece. Pero en mi caso, sí. Yo, como la mayor parte de nosotros, no vamos a dejar, hagamos lo que hagamos, de ser peruanos. Porque nuestra socialización básica, nuestras primeras experiencias de pequeños, nuestro lenguaje, se ha formado como peruanos. Tenemos una identidad que nos marca, y que nos diferencia, por ejemplo, de los argentinos, los chilenos, los colombianos…


Al revisar tu obra, uno advierte que el mar es muy importante para ti.
Sí, es cierto. A pesar de que, en primer lugar, nací en Juliaca y viví allí hasta los dos años. Y cuando voy a la Sierra me siento muy contento. Mis ancestros son andinos. Pero yo siento que mi lugar en el mundo son las playas de la costa del Perú. Tengo un libro de cuentos que se llama El hombre que mira el mar. Y siento que soy yo.

Otra característica es la presencia de lo metaliterario.
Eso tiene que ver con la idea, que yo siempre he considerado, que la lectura es una gran vivencia. Algunos consideran que las cosas reales que uno hace son únicamente vivencias y no las cosas que uno lee; yo no pienso así. Pienso que las lecturas tienen una fuerza tan grande como tener un perro, conocer un amigo o visitar una ciudad. Hay cosas que marcan y un libro te puede marcar. Y cuando uno es escritor, como tú o como yo, se vive rodeado de libros. Nuestros mejores amigos son escritores. Leemos mucho. Nuestro imaginario está muy relacionado a contextos escritos. Los jóvenes de ahora están más conectados con los juegos de video, con el internet, con el anime japonés.

Novela sobre Sara Hellen
Se va a presentar prontouna reedición de tu novela sobre Sara Hellen.
Sí, hubo la famosa cuestión de la resurrección de Sara Hellen en 1993. Y se hizo el gran chongo en el Perú. Y en esa época frecuentaba mucho a un grupo de jóvenes escritores en donde estaban Pepe Donayre, Iván Thays y Ricardo Sumalavia. Y entre los cuatro decidimos escribir cada uno una parte de una novela de 200 páginas. Y yo iba a escribir el viaje de Sara Hellen desde Inglaterra hasta acá. Pero a la hora de entregar las partes, el único que cumplió fui yo. Y Ricardo Sumalavia la publicó en una edición limitada. Y ahora ha salido, corregida y aumentada.

*Entrevista publicada en Correo el domingo 23/09/09. (Versión más completa)

domingo, 16 de agosto de 2009

Lo nuevo de PATRICIA DE SOUZA


Otra buena noticia: la pronta aparición de una nueva novela de la escritora Patricia de Souza. Se trata de Tristán, que aparecerá en España gracias a la editorial Barataria, quienes también tienen en su catálogo el estupendo libro de relatos Erótika (que apareció en México bajo el sello JUS). Sería interesante que se edite en Lima también.

Nuevo libro de MARIO BELLATIN


Una grata noticia para los entusiastas lectores de Mario Bellatin (entre los que me incluyo, obviamente). Pierre Emile Vandoorne, de la editorial Matalamanga, me cuenta de la inminente aparición en Lima de Biografía ilustrada de Mishima.
En la edición de Correo, de hoy domingo, aparece la noticia.

martes, 11 de agosto de 2009

Entrevista a PEDRO MAIRAL


En 1998 Pedro Mairal irrumpió en la escena literaria argentina al obtener el Premio Clarín de Novela con Una noche con Sabrina Love. Y al año siguiente, aquella novela era llevada a la pantalla grande. Mairal confirmaría su talento narrativo con sus dos novelas posteriores: El año del desierto y Salvatierra. El argentino estuvo en Lima, participando en la Feria del Libro, y charló con Correo sobre su obra.

Entrevista y fotografía: CARLOS M. SOTOMAYOR

Antes de la narrativa tú escribías poesía...
Sí, la poesía es lo que más me influyó a la hora de moldearme el verbo, digamos. Es eso lo que siento más fuerte. Y es en la poesía donde me siento más cómodo escribiendo. Siento más libertad. La narrativa tiene unas reglas, hay que estar contando una historia. Siento que todavía no he logrado romper las cadenas de lo establecido en la narrativa. En la poesía, sí, he ido para más lados.

Una noche con Sabrina Love, tu primera novela, gana el Premio Clarín. Y al año siguiente se filma la película.
Fue una cosa que me sobrepasó absolutamente. Es como cuando uno mete un gol de media cancha. Cuando uno patea y se da vuelta sin mirar porque sabe que va a caer afuera. Escribí la novela sin pensar en el premio. Yo nunca había publicado narrativa. Un amigo me pasó las bases del premio y había una cláusula que me interesó: que algunas novelas que pudieran no ganar quizás les interese a los editores para publicar. Y yo apunté a eso. Pensé que no ganaría, pero que quizás le podría interesar la novela a un editor.

Luego de aquella vorágine que significó esa primera novela tardas varios años en publicar una siguiente novela...
Claro, fue una cosa que me sobrepasó y necesité después recuperar mi silencio de escritura. Porque el premio me generó mucho ruido mental, mucha exposición. Y me refugié bastante en la poesía. En el 2001 publiqué un libro de cuentos, pero me tardó mucho volver a escribir una novela.

Luego publicas El año del desierto, en el 2005...
Sí, es una novela como distópica. Una especie de disolución de la Argentina, de Buenos Aires. Empieza en la actualidad y va hacia atrás...

¿El origen de esa novela tiene que ver de alguna manera con aquella vez que te planteaste la posibilidad de irte de Argentina?
Sí, porque luego de la crisis del 2001, muchos amigos se empezaron a ir. Y se me planteó la posibilidad de irme a Barcelona. Y yo una noche sentí eso, que si me iba me moría de alguna forma. O algo en mí se moriría, como que iba a desaparecer Buenos Aires, por lo menos para mí. Y quizás eso tenga algo que ver, porque en mi novela Buenos Aires desaparece lentamente. Pero también puede haber tenido que ver con la enfermedad de mi madre, que fue progresiva. Pero por suerte uno piensa estas cosas después de escribir.

Luego viene la novela Salvatierra, sobre un pintor mudo...
Es un pintor de provincia que pinta un cuadro infinito, sin borde. Desde los 20 años pinta una tela, y cada año hace un rollo. La novela empieza cuando él ya murió y los hijos heredan un galpón lleno de estos rollos con la obra del padre y no saben qué hacer. Luego descubren que falta un rollo. Y uno de los hijos se queda en el pueblo y empieza a buscar ese rollo faltante. Y en esa búsqueda va desplegando cosas del pasado. Y es un poco la relación entre un hijo que busca al padre después de muerto para saber quién era ese padre.

Eres un gran lector depoesía. Y uno de tus poetas predilectos es César Vallejo. ¿Cómo llegas a él?
Supongo que llegué a Vallejo por las antologías de poesía latinoamericana, donde leía a Huidobro, Neruda, Cardenal. Y de alguna manera llegué a Vallejo, a su conocido poema "Los heraldos negros". Luego leí su libro que más me gusta, Poemas humanos. Porque confieso que Trilce en un principio me dejó afuera. Y ahora, el segundo poeta peruano que me ha pegado muy fuerte es Watanabe. Estuve leyendo unos poemas preciosos del libro La piedra alada. Me gusta mucho.

*Entrevista publicada en Correo el martes 11/09/09.