martes, 30 de diciembre de 2008

MIS LECTURAS DEL 2008

NOVELA
Este año destaco, por encima de otros, tres títulos que concitaron mi total interés ni bien supe de su existencia. Se trata de las novelas de tres autores que sigo con gran atención desde hace muchos años. Edgardo Rivera Martínez, autor del célebre relato “Angel de Ocongate” y uno de mis escritores predilectos, publicaba después de tiempo una nueva novela (en 1999 había publicado su segunda novela, Libro del amor y de las profecías). Diario de Santa María (Alfaguara) narra la amistad de dos jovencitas Felicia y Solange, peruana la primera y francesa la segunda. Rivera Martínez traza nuevamente, como en su reconocida primera novela País de Jauja el encuentro de dos mundos: el andino y el europeo.
Otro autor al que sigo desde que leí en una noche Escena de caza –luego de comprármela en la librería La familia, en Miraflores, creo que a inicios de 1996, con el dinero que me pagaron por un artículo publicado en El Peruano (aún era un estudiante universitario)–, es Iván Thays. Luego leí no sólo El viaje interior y La disciplina de la vanidad, sino también, gracias a una reedición que sacó Adobe, Las fotografías de Frances Farmer, su ópera prima. Ahora, ocho años después de la aparición de La disciplina de la vanidad, Thays rompe un prolongado silencio editorial con Un lugar llamado Oreja de perro (Anagrama), novela que resultó finalista del prestigio Premio Herralde de Novela. Un lugar llamado Oreja de perro narra el drama personal de un hombre que ha perdido a su hijo y a quien su esposa ha abandonado. Un hombre que quiere olvidar su dolor, como aquel sujeto que perdió la memoria luego del accidente que le arrebatara a su familia. Un hombre que viaja a un lugar llamado Oreja de perro e intenta escribirle una carta a su esposa. El viaje sigue siendo una constante en la narrativa de Thays: por un lado el viaje físico en el que sus protagonistas se encuentran vulnerables. Pero se trata, sin duda, de viajes en donde en realidad poco importa el lugar geográfico en sí –en El viaje interior, por ejemplo, inventa una ciudad: Busardo–, sino el efecto metafórico que pueden tener aquellos desplazamientos, que terminan siendo precisamente viajes interiores (ya me extenderé en un texto aparte, más adelante).
Y el tercer autor, al que también sigo desde hace mucho –desde que leí Retratos familiares, que no fue tampoco su primer libro– es Ricardo Sumalavia. Luego de tres estupendos libros de cuentos, Sumalavia publicó su primera novela, Que la tierra te sea leve (Bruguera), que quedó entre las finalistas del Premio Herralde de Novela en el 2007, si no me equivoco. Ya he escrito sobre esta lograda novela de Sumalavia hace algunas semanas en Correo y en este blog: se trata de una novela de búsquedas. Por un lado, uno de los personajes busca a su hermano, un enano llamado Féfer. Y por el otro, un escritor peruano que viaja a París a un Congreso literario y que reflexiona sobre la búsqueda del hermano literario.
También disfruté de la lectura de otras novelas: La noche humana –que en realidad es un tríptico que reúne tres novelas hermanadas– (Copé) de mi admirado amigo Carlos Calderón Fajardo: espero que las editoriales grandes se pongan las pilas y publiquen el 2009 por lo menos alguna de sus novelas que figuraron entre las finalistas de los premios Tusquets y Herralde. La línea en medio del cielo (Revuelta editores) de Francisco Angeles: aplaudo su riesgo, el de buscar elaborar una novela singular, no lineal, con una multiplicidad de lecturas. Entre el cielo y el suelo (Alfaguara) de Lorenzo Helguero: una novela lúdica, fresca y sentimental. Las muertes de Emilio (Norma) de Víctor Andrés Ponce.
Confieso no haber leído dos novelas de las que me han hablado muy bien: La iluminación de Katsuo Nakamatsu (editorial San Marcos) de Augusto Higa y Una historia africana (Editorial San Marcos) de Max Castillo. He de conseguírmelas pronto.

CUENTO
En el siempre difícil género del cuento resaltaré primero cuatro títulos. Playas (Underwood) de Carlos Calderón Fajardo, que en realidad es un adelanto de un libro de cuentos que espero se publique pronto. Los dos relatos que vienen en esta edición son brillantes. Especialmente, para mí, “Punta negra”, una suerte de arte poética, una profunda reflexión sobre la soledad del escritor.
Sur y norte (Norma) de Pepe de Piérola. No sólo es un buen novelista, también demuestra, con este libro, su dominio del relato corto, no en vano ha cosechado varios premios.
Ars brevis (Mesa redonda) de Pepe Donayre. En este libro, que recoge una serie de relatos brevísimos, el lenguaje, depurado y de aliento lírico, es el gran protagonista.
Los espectros nacionales (Editorial San Marcos) de Pepe Guich: estupendo conjunto de cuentos de corte fantástico. Me animaría a decir que es más logrado de los tres muy buenos libros que Guich ostenta en su cuenta personal.
También quiero rescatar otros libros estupendos: Erótika (JUS) de Patricia de Souza. Se trata de un libro de corte erótico, potente y al mismo tiempo alturado de una novelista que aprecio mucho. Y un libro publicado en México, además, que he podido leer gracias a la generosidad de Patricia. Maldita sea (Planeta) de Julie de Trazegnies: una grata sorpresa, sin duda, leer los cuentos de su primer libro para adultos (ella ha publicado si mal no recuerdo tres libros para niños). Se trata de un libro cohesionado cuyos relatos están unidos por una temática común. Otra confesión de parte: no he leído Crónica de amores furtivos (Editorial San Marcos) de Sandro Bossio, del que también me han hablado muy bien. Ya lo tengo en la mesa de noche esperando su turno.

POESÍA
Mi libro de poesía favorito de este 2008 que culmina no es precisamente un libro del 2008. Claro, ha sido publicado en el 2008, pero es en realidad un libro que recoge poemas publicados originalmente en otros libros de su autor años atrás. Se trata de El hilo negro (Borrador editores) de uno de mis poetas más predilectos, Carlos López Degregori. El hilo negro reúne todos aquellos poemas en prosa que la valiosísima obra poética de López Degregori ostenta.
También he disfrutado mucho Cualquier cielo (Mundo ajeno) de Micaela Chirif, un estupendo poemario que gira en torno a la pérdida. Intenso, conmovedor. Brillante. Estoy buscando su primer poemario. Otros libros: Casa de zurdos (Lustra/CCE) de Alessandra Tenorio, Una morada tras los reinos (Lustra/CCE) de Denisse Vega, Aves de la ciudad y alrededores (AUB) de Rafael Espinoza, Un salmón ciego (Borrador) de Julia Wong. No he podido leer aún Ocho cuartetas en contra del caballo peruano de paso (AUB) de Mario Montalbetti –otro de mis poetas predilectos– y Teorema del navegante (Revuelta editores) de Luís Eduardo García. Espero conseguírmelos a la brevedad.

REEDICIÓN
Quienes me conocen (Renato no me dejará mentir) saben que otro de mis autores predilectos es Enrique Prochazka. Por ello me alegró enormemente que se reeditara diez años después Un único desierto, en una estupenda edición de Matalamanga que incluye un entrañable texto de Enrique Vila Matas y un riguroso y sesudo ensayo de Gustavo Faverón. Debo decir que además de esta reedición poseo la primera edición, autografiada por su autor la primera vez que tuve el gusto de hablar con él hace algunos años.
Otra reedición que me parece importante es la de Ave soul (Doble príncipe) de Jorge Pimentel, pues me permitió leer aquel poemario por primera vez. Además, la bella edición cuenta con un prólogo del desaparecido Roberto Bolaño.
Pero lo más importante, sin duda, es la publicación de las obras completas de Washington Delgado, preparada por Jorge Eslava y el Fondo Editorial de la Universidad de Lima.

ENSAYOS
Alonso Cueto no ha publicado este año ni una novela ni un libro de cuentos. Sin embargo, nos ha entregado un libro quizás más personal. Se trata de Sueños reales (Seix Barral), un libro que recoge una selección de sus artículos y ensayos a través de los cuales podemos trazar las coordenadas de sus gustos literarios. Y no sólo resulta interesante leer sus reflexiones sobre autores u obras que uno ha leído sino que, en mi caso, me sirve de estímulo para acometer la lectura de un libro que no tengo o de un autor al que no conozco. Luego de leer Sueños reales, por ejemplo, he emprendido la búsqueda, aún infructuosa, de Los papeles de Aspern de Henry James. Hace muchos años, a partir de unos artículos suyos publicados en El comercio me convertí en un entusiasta lector de Raymond Carver. Y hace poco, conversando sobre Murakami, me habló tan bien de Al sur de la frontera, al oeste del sol que no paré hasta conseguirla y leerla (en realidad fue un obsequio de cumpleaños de mi adorada Ericka). Recomendación que agradezco, sin duda.
Otro libro que disfruté fue La poesía hispanoamericana y sus metáforas (Universidad de Murcia) de Camilo Fernández Cozman. En 1990, año en el que lo conocí –yo era un estudiante de colegio- me hizo leer a un poeta que luego he apreciado sobremanera: Carlos Oquendo de Amat.
Otro libro interesante es Años decisivos de la narrativa peruana (Editorial San Marcos) de Ricardo González Vigil.

CRÓNICA
Si bien me ganó la vida como periodista –porque de algo hay que vivir-, no suelo estar muy pendiente de las novedades editoriales en el rubro de la crónica. Sin embargo, siempre hay libros que despiertan en mí un gran interés. En este sentido, un libro que disfruté mucho por el altísimo nivel de escritura es El rey de los tabloides (Planeta) de Guillermo Thorndike. Se trata de la vida del “gordo” Villarán, retratada a través de la mirada de otro monarca del tabloide.
Otro libro que leí con gran entusiasmo es Asesinas (Mesa redonda) de mi amiga Rosa María Cifuentes. Espero sólo sea el inicio, y que vengan más libros de su autoría.
Otros libros que recomiendo a ojos cerrados: Cusco bizarro (Aguilar) de María Luisa del Río y Sexografía (Planeta) de Gabriela Wiener.

CODA
Obviamente, mis lecturas están inundadas también de libros de autores extranjeros. Sin embargo, me es difícil consignarlas en este recuento del 2008, pues por diversos motivos muchos de los libros que leí este año corresponden a libros publicados el año pasado. Por ejemplo: los últimos libros de Auster, de McEwan los leeré recién el próximo año. En estos momentos estoy leyendo After dark de Haruki Murakami (regalo navideño de mi adorada hermanita Fanny, desde España). Sin embargo, puedo mencionar Sale el espectro (Mondadori) de Philip Roth. Lo recomiendo (y si pueden leer La visita al maestro antes, mejor)

lunes, 29 de diciembre de 2008

Entrevista a LORENZO HELGUERO


Lorenzo Helguero se hizo conocido como poeta. Sin embargo, la narrativa no le resulta ajena. Lo prueba el haber ganado el Premio de Novela Corta Julio Ramón Ribeyro que organiza el Banco Central de Reserva. Helguero, que reside en Estados Unidos, estuvo de paso por Lima para presentar su novela premiada Entre el cielo y el suelo (Alfaguara, 2008).

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Cómo tomas el haber ganado el Premio de Novela Corta del BCR?
Es una satisfacción muy grande, porque el jurado del concurso del BCR es muy bueno, y que ellos hayan decidido darle el premio a Entre el cielo y el suelo me satisface mucho. Y ahora el premio es mayor, porque el libro lo ha editado Alfaguara.

¿Cómo surge la idea de la novela?
Me imaginé qué pasaría si de pronto me encontrara solo viviendo en un país extranjero (como en el que actualmente vivo), lejos del amor, la familia y los amigos. De ahí surge más o menos todo.

¿En qué momento decides darle una estructura coral a la novela y por qué?
Desde antes de empezar a escribirla, pensé que la mejor forma de narrar esta historia era a través de una estructura coral. En la novela hay cuatro personajes, y quise que cada uno diera su versión de los hechos, que en cada capítulo se diera cierta información que se completara en el siguiente, como si armaras un rompecabezas.

Tu narrativa conserva el lado lúdico de tu poesía...
Sí, yo creo que tanto en esta novela como en el libro de cuentos Fiesta de promoción hay un lado lúdico. Siempre me ha gustado jugar con las palabras. En la novela, el personaje principal se define en un momento como "Pendejín, cazador de palabras", aludiendo al poema de Eguren.

La novela gira en torno a un amor frustrado...
Bueno, en realidad el Carlitos del primer capítulo ya no tiene ninguna esperanza, para él la ilusión ha muerto. El personaje del último capítulo es Carlos a los veinte años, es decir, diez años antes. Ahí Carlitos tiene ilusiones, piensa que puede encontrar a la "Maga", aunque nunca haya tenido una novia. Está solo y eso le jode, pero confía en algún día encontrar a "M". El Carlitos de treinta años del primer capítulo también está solo, pero su situación es peor, porque él llega a encontrar a la "Maga", pero después de un tiempo ella lo abandona. Las esperanzas se han consumido, irremediablemente.

*Entrevista publicada en Correo en diciembre.
**Fotografía: archivo personal de Lorenzo Helguero.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Entrevista a JORGE PIMENTEL


Publicado originalmente en 1973, Ave soul de Jorge Pimentel levanta vuelo nuevamente en una reedición de lujo –urdida por Doble Príncipe Ediciones– que incluye poemas de la época que no aparecieron en la primera edición, fotografías, manuscritos y algunas de las cartas enviadas por el autor de Los detectives salvajes.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

Ave soul se edita en España en 1973, ¿qué recuerdas de esa época?
Bueno, para publicarlo tuve que presentarlo, oh, cosa inaudita, al Ministerio de Información y Turismo, Dirección General de Cultura Popular. En plena época de Franco. Primero debías llevar tu manuscrito y luego te decían que no había ningún inconveniente para que lo editen. Y recién cuando te daban esa aprobación tú ibas a la imprenta. Era algo de locos. E, incluso, no fue para publicarlo en España sino para exportarlo.

¿Ser poeta revestía peligro?
La poesía es un peligro; pero es un peligro para seres atemorizados. La poesía es un peligro para seres que fungen de censores. Y la poesía es peligrosa porque es clara, es diáfana. Y es peligrosa porque la poesía nunca miente.

Luego regresas al Perú…
Ya con el libro en las manos, repartí ejemplares a amigos en Madrid, en Barcelona. Y luego regresé a Lima en barco con ochenta ejemplares, que repartí entre amigos. Es que un libro de poemas es como una botella lanzada al mar; el que la encuentre será siempre genial.

Y uno de los que la encontró fue Roberto Bolaño…
Yo debo haber dejado algunos ejemplares con algún poeta infrarrealista en el puerto de Barcelona. Éste lo llevó a México y allí lo debe haber encontrado Roberto. Y a partir de 1976, cuando se relanza Hora zero, nos comunicamos por carta. Hemos tenido una comunicación epistolar que ha durado varios años.

¿Cómo concebiste Ave soul?
Hora zero planteaba tener una mirada de poesía hacia el otro, pensar en el otro. Hora zero dinamita el cuarto del poeta y se instala en la calle. Y esa mirada hacia el otro te inunda de poesía, te abre más puertas para escribir. Entonces, con esas premisas escribí Ave soul. Ahí tienes "La balada de la madre", "El lamento del sargento de aguas verdes".

¿Cómo ves a la distancia tu poemario?
Lo importante de Ave soul es que el lenguaje es plenamente vigente, como dice Roberto Bolaño. No ha envejecido ni un ápice. Ha soportado el tiempo. Eso es lo hermoso. Además el libro tiene poemas que están en un montón de antologías. Creo que es uno de los libros que tienen más poemas antologados.

Ave soul se volvió inubicable desde hace muchos años, ¿nunca pensaste reeditarlo?
No, porque siempre estoy pensando en el libro que voy a escribir. Y ahora tengo cuatro libros inéditos ya terminados. Me siento una persona en bonanza, y me siento tranquilo porque tengo oro guardado, que son mis cuatro libros inéditos. Y eso me da tranquilidad para seguir escribiendo.

*Entrevista publicada en Correo.

martes, 16 de diciembre de 2008

Gabriela Wiener firma libros hoy en la Feria


El libro Sexografías de Gabriela Wiener ha sido todo un éxito de ventas en la Feria del Libro Ricardo Palma, según me comenta mi amiga Tarcila de la Editorial Planeta. Por ello anuncian para hoy una firma de ejemplares en el stand de la editorial. La cita es a las 7:30 p.m. Nos vemos por allá.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Presentación: Un lugar llamado Oreja de perro


La noticia sobre la distinción de Un lugar llamado Oreja de perro como finalista del prestigioso Premio Herralde me resultó grata por partida doble. Y es que, además de la buena nueva que significa aquel reconocimiento, la noticia mencionada marcó el fin de una espera que se estaba tornando demasiado prolongada: la aparición de una nueva novela de Iván Thays. Hoy se presenta oficialmente, con los comentarios de Alonso Cueto y Edwin Chávez.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Entrevista a CARLOS CHERNOV


El escritor argentino Carlos Chernov aterrizó en Lima para presentar, en la Feria del Libro Ricardo Palma, El amante imperfecto, la novela con la que obtuvo el Premio La otra orilla 2008 que organiza la editorial Norma.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

¿Cómo surge El amante imperfecto?
La idea de la novela surge por un lado por prolongar el enamoramiento. Algo por lo que pasamos muchos de nosotros durante la juventud, y después también, a veces. Es decir, en lugar de que sea un enamoramiento que dure dos o tres meses, hacerlo durar toda la vida. Ese fue uno de los motores de la novela. El otro fue que yo estaba en una mesa redonda hablando de sexo y de amor, y había un urólogo. Y este médico contó del priapismo, que es la erección continua del pene. Y dijo que el priapismo a veces se cura con un ataque de miedo. Me pareció insólito y me dije: aquí tengo una novela.

Es una novela de situaciones extremas...
Claro, son dos situaciones llevadas al extremo. Tienes el enamoramiento llevado a un extremo y la erección llevada al extremo también.

Tú eres sicoanalista. ¿En qué medida ha influido el sicoanálisis a tu literatura?
Poco. Ser sicoanalista es un saber más. Y me han servido a mí muchos saberes: la medicina, la literatura, el sicoanálisis. Generalmente los personajes que yo concibo son muy extremos. Y la gente que se va a sicoanalizar, por ejemplo en Argentina que es algo muy común, viene por temas que no son literarios: que se pelearon con la esposa, que están angustiados, que no pueden interrelacionarse con los hijos. Mis personajes en cambio viven en el límite.

¿Tampoco te ha servido a la hora de elaborar tus personajes?
Creo que debe haber aportes, pero no del sicoanálisis como teoría, sino de las personas que uno conoce. Las teorías no sirven para nada a la hora de construir un personaje, al contrario, suelen ser un obstáculo. Los personajes en general son autobiográficos, pero autobiográficos muy disfrazados.

¿Cómo se ubicaría este libro dentro de tu obra en general?
A mí me interesa mucho el tema de cómo se vinculan las personas. El amor, el odio, siempre me provocan mucha curiosidad. Tengo varios libros que incluso aluden directamente al tema desde el título: Amores brutales, Amor propio. Esa es una línea en mis libros. La otra línea tiene que ver con lo apocalíptico: mi primera novela es una especie de fin de mundo.

Se dice que la escritura es terapéutica...
La escritura tiene un efecto catártico. Vos descargas tus males y tus dolores en la escritura. Además, como decía una amiga mía, la escritura es el único lugar donde te dejan hablar sin interrumpirte. Además, yo creo que la escritura es una forma de transformar los hechos a través del pasaje por las palabras, y eso te da una cierta ilusión de control sobre la realidad. Te tranquiliza los nervios. Y otro efecto bueno, terapéutico, de la literatura es que se comunica a los demás.

El amante imperfecto ganó el Premio La otra orilla de Norma. Sin embargo, ganar premios no es ajeno a ti. ¿Qué opinas de ellos?
Los premios son algo que te dan mucha felicidad. Primero, validan tu obra. Y aparte te dan una plataforma de prensa. Y bueno, yo no estaría acá si no hubiese sido por el premio.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Entrevista a IVÁN THAYS


La disciplina de la vanidad, publicada en el 2000, marcó un punto de quiebre en su narrativa. Luego de ocho años de silencio editorial, Iván Thays inicia una nueva etapa con Un lugar llamado Oreja de perro (Anagrama, 2008), una novela que acaba de ser distinguida como finalista del Premio Herralde.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de MARÍA TERESA SLANZI (ANAGRAMA)

¿Cómo recibiste la distinción de ser finalista en un premio del prestigio del Herralde?
Para mí lo importante es que el libro exista. El ser finalista o, incluso, el ganar el premio, no era a lo que yo estaba aspirando. Yo aspiraba a que se publique el libro. Y con mi agente literario queríamos que se publique en España. Había ofertas aquí de varias editoriales. Pero la idea era que salga en España. Y bueno, las circunstancias dieron que sea finalista. Para mí cualquier premio o distinción, así sea el Premio Nobel, es en realidad un motivo de alegría para la familia, los amigos, la gente que te quiere. Si Philip Roth ganara el premio Nobel yo saldría con una bandera por la Plaza de Armas. Pero para el autor lo que importa es que el libro exista y se distribuya.

Muchos se preguntan por qué ocho años de silencio…
Lo que pasa es que las cosas que yo había publicado antes, y que conoces bien, son cosas que tienen que ver con una época en mi vida en la que yo era muy joven, vivía solo con mi novia, y mis grandes preocupaciones eran artísticas y estéticas. Y La disciplina de la vanidad era el tope de eso, ya no podía escribir otra igual a ella. Incluso lo dije cuando la publiqué: el libro cierra una etapa. Entonces empecé a buscar otros temas, y la vida me llevó a encontrarlos a través de mi propia biografía: mi matrimonio, el nacimiento de mi hijo, mi separación posterior. Esos ocho años en los que no he publicado han sido, en realidad, años muy intensos en mi vida en los que no sólo he pasado de ser treintañero a ser cuarentón, sino que me han pasado cosas muy fuertes.

La novela gira en torno a un personaje que ha perdido a su hijo. ¿De alguna manera la paternidad tuya ha influido?
En La disciplina de la vanidad, el primer cuento, no sé si recuerdas, se llama “Encuentro con Tomás”, y es la historia de un escritor fracasado que vive en Venecia con su esposa, y al que se le ha muerto un hijo. Cuando escribí ese cuento yo ni siquiera tenía planeado casarme y tener hijos. Pero los cuentos de La disciplina de la vanidad son cuentos inspirados en otras cosas que he leído. Y ese cuento me lo inspiró una escena de Pálido fuego en el que el poeta pierde a su hijo. Pero era una cuestión totalmente intelectual. Me conmovido la lectura de Pálido fuego, me conmovió escribir ese cuento. Pero yo era lo más alejado a un padre, era alguien que vivía comprando libros, jugando play station. Luego empecé a escribir la famosa novela que quemé, que era la segunda parte de El viaje interior y que se llamaba Esplendor de Agustín. Pero no me sentía satisfecho, estaba mal. Y allí fue que entraron mis problemas sentimentales. Había nacido mi hijo y al año se separa mi mujer de mí. Ella se quiere ir con él de viaje. Y eso hace que yo, que soy autodestructivo, dijera: ya no voy a volver a escribir nunca más. Y me pidieron de El País (de España) un cuento. Les dije que ya no escribía, que había dejado la literatura, porque mi intención era volverme editor o librero. Pero me iban a pagar muy bien. Entonces escribí en una noche el cuento que se llama “Linbergh”. Y ese cuento me conmovió muchísimo y lo escribí entre lágrimas, realmente, porque sentí que estaban secuestrando a mi hijo. Y ese día empiezo sin querer a tomar notas, que no entraron en el cuento pero que sí entraron en la novela, sobre la historia de un hombre que pierde a su hijo. Porque aunque mi hijo no ha muerto, felizmente, yo estaba recién separado y sentía que se lo estaban llevando.

La novela toca el tema de la violencia política ¿cómo se da esto?
Allí se mezclan dos cosas. Mientras escribía la novela, que como te cuento tomó ocho años, mi vida iba modificando mi propia literatura. No sólo el divorcio de mi esposa, sino también mis intentos fallidos de tener novia, todo lo que me pasaba iba cambiando la novela. Y entre las cosas que ocurren en esos ocho años aparece la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación. Y a mí me interesó como peruano, pero no como escritor. Sin embargo, ocurría algo muy curioso: yo estaba tratando de contar la historia de un hombre que había perdido a su hijo y estaba a punto de perder a su esposa y que conoce a un amnésico y se pregunta por qué yo no puedo olvidar como este hombre. Y justo cuando estaba con esa trama empieza a salir todo lo de la CVR. Entonces me digo: es como si fuera una línea paralela que se cruza, porque mientras mi personaje quiere olvidar, todo el país está diciendo hay que recordar. Entonces decidí convertir al personaje en un periodista que se va a Oreja de perro.

¿Viajaste a Oreja de perro?
Yo no soy un escritor topográfico. Yo no soy un escritor como lo es Vargas Llosa o Arguedas. Para mí la realidad es la que nace del texto. A veces he inventado una ciudad, como Busardo, otras veces he hablado de lugares donde no he estado. Y son lugares que yo imagino. Entonces, un problema era decidir si viajaba o no a Oreja de perro. Y decidí no hacerlo porque quería que esa novela fuese una novela mía. No quiero hacer la novela que haría Alonso Cueto o Mario Vargas Llosa sobre este tema. Y yo estaba en ese momento en una etapa muy oscura de mi vida en la que veía muchas películas de David Lynch. Entonces dije: voy a hacer que Oreja de perro sea una ciudad de David Lynch.

Algunos dicen, erróneamente, que no eres un escritor realista.
Claro, decían que yo era el escritor experimentalista, el no realista. Y eso es mentira, sí soy un escritor realista, lo que pasa es que no soy topográfico. No me interesa la parte geográfica. Soy el lado B de Gregorio Martínez, digamos. No soy un antropólogo.

El viaje sigue siendo una constante en tu obra…
Sí, y es increíble que siga siéndolo porque no lo pretendo. Este año he escrito otra novela y también hay un viaje en ella. Es algo que nunca he pretendido, pero de hecho es algo que motiva todos mis libros: el que una persona viaje, porque viajar para mí es ser vulnerable.

¿También hay un punto de quiebre en el lenguaje?
Alonso Cueto me dice que hay un cambio de lenguaje, pero que no lo nota tan distinto. Sin embargo, yo sí lo noto totalmente distinto. He tratado de que sea un lenguaje sin imágenes, sin figuras; lo más lejano posible a El viaje interior, por ejemplo. Es una novela de párrafos breves, incluso de una sola frase. A mí lo que me interesaba mucho era crear una atmósfera de asfixia del mundo exterior que se introduce en el mundo del personaje. Porque el personaje está sufriendo, pero su sufrimiento se ve exteriorizado por lo que sufre el país. Hay una correspondencia. En realidad, como en una película de David Lynch, tú no llegas a saber si lo que está pasando es un sueño, una pesadilla exteriorizada, o si es la realidad.

*Entrevista que se publicó, en una versión editada, el 23/11/08 en Correo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Que la tierra te sea leve, RICARDO SUMALAVIA


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

La memoria suele ser en ocasiones selectiva. Rescata del olvido aquellos sucesos que revisten gran significancia en nuestra muchas veces anodina existencia. Hace poco recordé un momento grato acaecido hace varios años. Me encontraba recorriendo los anaqueles de la librería El Virrey de San Isidro cuando reparé en un libro cuya cubierta me mostraba un lienzo en el que aparecían unos niños sentados en medio de la sala de un caserón antiguo. Se trataba de Retratos familiares, segundo libro de Ricardo Sumalavia. Y recuerdo que, tras adquirirlo, hallé entre sus páginas a un autor cuya sensibilidad encontraba cercana. Y recuerdo, como si apenas fuera ayer, el primer cuento, "Retorno", y una frase misteriosa: "Soy una especie de minotauro abúlico, hastiado de este lugar, y mi hermano un salvador con el amor quebrado".

Conocí a su autor poco tiempo después y, gracias a una reedición, pude leer su ópera prima: Habitaciones. Transcurrieron los años, apareció un nuevo libro de cuentos, Enciclopedia mínima, y mi admiración por su narrativa creció tanto como el afecto que le profeso, el mismo que se les tributa a las almas nobles.

Que la tierra te sea leve (Bruguera, 2008), libro publicado en España y que ya se puede encontrar en Lima, no es sólo su primera novela, marca, de alguna manera, la legitimación de su talento literario. Y reitera, como en los grandes autores, aquellos temas que persisten en su universo narrativo: la infancia, la memoria y, sobre todo, la relación entre hermanos. Porque esta novela está signada por la búsqueda del hermano (sea sanguíneo o no), del cómplice, de ese otro en el cual podemos reconocernos.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Entrevista a GONZALO MARIÁTEGUI


Gonzalo Mariátegui acaba de publicar Wenceslao (Torre de babel, 2008), la segunda parte de una trilogía que empezara hace cinco años con La virtud de Alexandra.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

¿Cómo surgeWenceslao?
Wenceslao era un personaje que me perseguía. Así como Flaubert dijo: Yo soy madame Bovary, yo diría que, en cierta medida, yo soy Wenceslao. ¿Hasta qué punto soy Wenceslao? Soy Wenceslao porque mi madre siempre me decía Wenceslao. Y yo no sabía por qué, hasta que, años después de que se fuera, cuando empecé a escribir, busqué su significado. Y Wenceslao es el lleno de gloria. Y yo le doy mucha importancia a los nombres de los personajes. Creo que los grandes escritores a sus personajes siempre les han puesto un nombre relacionado a lo que van a ser en esa novela, con su personalidad.

Tanto la protagonista de La virtud de Alexandra como el protagonista de Wenceslao son personajes con grandes atributos en el arte amatorio...
Cuando terminé la primera novela se me ocurrió hacer una trilogía. Wenceslao es el segundo libro y el tercero ya vendrá. Y entonces, si el personaje se creía un dios y si estaba dentro de lo erótico, qué mejor que él sea una superdotado, no sólo por el tamaño sino también por su capacidad amatoria. Y un poco que accedí al gusto de algunas damas lectoras a las que les encantó el hecho de que en mi primera novela el mayordomo japonés tuviera un miembro enorme.

Hay una especie de relación medio edípica entre el protagonista y su madre...
Definitivamente hay un problema edípico. Y es justamente porque él siente que la única persona que lo ampara en el mundo es su madre. Y entonces, a todas las mujeres con las que tiene relaciones las compara con su madre. El nunca se llega a curar de esta mamitis. He conversado con diferentes sicólogos y me han contado que es normal que el hombre sienta una gran atracción por su madre. Hay algo de Edipo en todos nosotros. Y en las mujeres, una Electra.

Esta es tu segunda novela, pero además has publicado varios libros de cuentos. ¿En qué genero te sientes más cómodo?
Yo me siento más cómodo en la novela. Así como Vargas Llosa dijo que él no era poeta porque para ser poeta había que ser perfecto, yo creo que el cuento es casi la perfección. Y sin embargo, no es apreciado como debe ser. Es como en la pintura: de todas las técnicas sin duda la acuarela es la más difícil. Porque donde se puso el pincel ahí quedó la mancha. En el óleo, si hay un error el pintor saca un pañuelo, borra y pinta encima.

¿Cómo te animas a pasar a la novela?
Yo le mandé mi primer libro de cuentos a Carmen Balcells, la famosa agente del boom, y recibí de ella una carta muy gentil en la que me decía: Gonzalo, tengo en mi velador tu libro de cuentos. Me ha gustado mucho. Envíame una novela. Bueno, ahí estaba el reto. Y no sabía por dónde comenzar y entonces saqué otro libro de cuentos. Pasaron dos años más y me acordaba lo que me dijo esa señora. Entonces, cuando iba por el tercer libro, odiándome porque era un cobarde que no me atrevía a sentarme a escribir una novela, paré ese libro a la mitad. Y decidí escribir una novela erótica.

*Entrevista publicada en Correo el 19/11/08.

martes, 18 de noviembre de 2008

Entrevista a ALONSO CUETO


Alonso Cueto es, además de un novelista reconocido, un lector apasionado. Una prueba de ello es Sueños reales (Seix Barral, 2008), un libro en el que reúne una serie de ensayos sobre aquellos autores que han dejado huella.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de PÁVEL UGAZ

¿Cómo se va gestando el libro?
Es un libro que se ha ido escribiendo a lo largo de varios años, sobre autores que me han apasionado a lo largo de mi vida y que son autores a los que siempre de alguna manera les he sido fiel. Escribir estos ensayos ha sido en el fondo dar cuenta de una de las pasiones de mi vida. Creo que la única razón por las que uno escribe es para compartir pasiones con otros.

¿Por qué Sueños reales?
Uno no puede vivir sin historias, uno no puede entender la vida sin historias. Las historias son esenciales y son un instinto natural en todos nosotros. Y una de las pruebas de esto que digo es que todas las noches soñamos dos o tres historias, que nos contamos a nosotros mismos. Es decir, los sueños son en el fondo historias que nos contamos. Es curioso que al igual que los sueños cuando se lee un gran libro uno siente que lo que se está leyendo es real. Así como cuando tú sueñas y piensas que lo que estás soñando es verdadero. De algún modo la literatura es eso, un gran sueño compartido.

¿De alguna manera en la elección de los autores comentados puede vislumbrarse tu particular visión de la literatura?
Sí, yo creo que una gran obra literaria es aquella cuyos personajes son seres complejos, contradictorios, que no pueden ser definidos fácilmente, que no pueden ser agotados. Son personajes que tienen una serie de conflictos y dilemas interiores. Nunca me han interesado los personajes unidimensionales, los fanáticos que tienen una sola línea. Y la otra característica que me parece que por lo general tiene una gran obra literaria es la calidad de la historia, la capacidad de ésta de enrumbarte en un camino donde haya juegos con la intriga, expectativa por el desenlace. En ese sentido tengo una visión más bien tradicional y clásica de la literatura.

Uno de los que aparecen en el libro es Henry James, uno de tus autores predilectos. ¿Cómo surge tu admiración por él?
Nace porque cuando yo tenía 22 años llegué a España y un amigo que conocí me prestó Los papeles de Aspern, que me acuerdo estaba en una edición pequeña de Tusquets. Y recuerdo que lo leí en una sola noche. Y me sentí tan seducido por ese mundo, porque creo que un autor hace un pacto con algunos lectores en especial. Creo que el gran tema de James es el de la soledad. Y de alguna manera, como yo recién había llegado a España y me sentía tan aislado y solitario, la lectura de James me sirvió para compartir esa visión de los solitarios, de los aislados. Se creó un pacto muy especial.

Otro autor del que escribes es el japonés Murakami...
Me interesa Murakami porque es un escritor que tiene pasión por contar historias, pero son historias que de alguna manera se frustran, se truncan, se resuelven en sí mismas, no concluyen y quedan como en una especie de nebulosa de la acción. Es un autor de atmósferas. Especialmente me gusta un libro: Al sur de la frontera, al oeste del sol.

Siempre has evidenciado ser un lector apasionado, atento a lo que se está produciendo.
Yo creo que hay grandes autores que están en actividad. Y uno de ellos es Phillip Roth. Creo que el autor norteamericano que sigue escribiendo libros cada vez más notables es Philip Roth. Otro de ellos es Cormac McCarthy, quien también es un autor prodigioso. Y en Europa también, por ejemplo, el holandés Cees Nooteboom. Y claro, también hay libros que se descubren como Vida y destino de Vasili Grossman. Y es un éxito comercial, siendo un libro denso y largo. Pero también me interesa lo que escribe la gente joven. Yo ncreo que como nunca hay una generación de escritores jóvenes muy interesantes.

No hace mucho se reeditó El tigre blanco ¿cómo ves ese libro, que fue tu primera novela, a la distancia?
Para la reedición corregí algunas cosas. Es un libro que me recuerda a la época en la que viví en EEUU. Y, claro, puede tener algunos problemos técnicos, de estilo, pero fue escrito con mucha pasión y representa una época de mi vida. Y, claro, mi admiración por New Orleans, una de las ciudades más bellas del mundo.


DATO
Alonso Cueto obtuvo, entre otras distinciones, el Premio Viracocha por El tigre blanco (1985) y el Premio Herralde por La hora azul. Hace poco un cuento suyo ha aparecido en el conjunto de relatos Hombre lobo, publicado en España bajo el sello 451 editores.


*Versión más extensa de la que salió publicada hoy 18/11/08 en Correo.

Entrevista a WILLIAM OSPINA


William Ospina continúa su saga sobre el Amazonas con El país de la canela (Editorial Norma, 2008), una novela que retrata con aliento lírico las ambiciones de la conquista.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de GIULIANO

Tanto Ursúa como El país de la canela giran en torno al Amazonas, ¿cómo surge ese interés?
Bueno, desde hace tiempo leyendo las crónicas de Indias concebí la idea de contar algún episodio que me pareciera especialmente significativo de aquella época. Y ver cuánto puede el lenguaje que hablamos hoy dar razón de lo que fueron esas aventuras y esas historias de hace cinco siglos. Y cuando me encontré con los relatos y las crónicas de los primeros viajes al Amazonas me pareció que allí había una especie de fresco inmenso que valía la pena intentar narrar. Al comienzo quería hacer sólo una novela, pero a medida que fui avanzando en la búsqueda de personajes e historias, rápidamente se fueron abriendo cauces distintos.

¿Cómo fue el proceso de investigación?
Hay muchas crónicas como la de Garcilaso que abarca incluso muchas historias anteriores a la conquista, la crónica de Cieza de León. Las crónicas de las expediciones. Biografías de distintos conquistadores, libros de historia, el gran fresco que hizo William Prescott de la historia de la conquista del Perú. Uno empieza a nutrirse de distintos documentos y va encontrando datos. Todos esos datos están contados parcialmente. Yo diría que en El país de la canela lo que he hecho es armar un mosaico a partir de un montón de datos fragmentarios.

Entre los conquistadores se generaron disputas de poder...
Hay que tener conciencia de que en aquellos tiempos Europa estaba en guerra consigo misma. La guerra contra los americanos no fue una excepción. Los Tercios de España, como llamaban a sus tropas, saquearon Tenochtitlan en 1519, saquearon Cusco en 1534, pero en el 27 habían saqueado Roma. Entonces no sólo eran enemigos de los indígenas de América, parecían enemigos del género humano, estaban arrasándolo todo. Y sí, basta ver que una vez que lograron la conquista del Perú empezaron las guerras entre ellos. Y claro, tampoco eso significa que hubiesen llegado a tierras pacíficas. El Perú también estaba en guerra entre los dos herederos de Huayna Cápac.

El protagonista de la novela hace una reflexión sobre el papel que hubiese jugado Balboa si hubiese estado en el lugar de Pizarro...
Si bien la conquista fatalmente se habría dado tarde o temprano, pudo haber tenido muchas manifestaciones distintas dependiendo de quiénes fueran los conquistadores. Por ejemplo, mientras Pizarro fue tan violento e implacable frente a Atahualpa, Hernando de Soto, que era uno de sus generales, llegó a ser muy amigo de Atahualpa: le enseñó a jugar al ajedrez. Y tuvieron una amistad breve. Balboa era un hombre que si bien era muy violento y cruel en la guerra, era también capaz de respetar acuerdos y de dialogar con los indígenas en condiciones de alta política.

Mirar y entender el pasado posibilita una mirada distinta del presente...
Yo creo que la conciencia de la historia es necesaria y es útil. Y en este caso, el hablar de la conquista no es sólo hablar del pasado. Porque muchas de las consecuencias de la conquista se viven todavía como hechos tremendos de nuestra cultura contemporánea. Si Latinoamérica ya hubiese saldado sus cuentas con los indígenas y con los negros que llegaron del África, si ya se hubiese dado ese proceso de integración, de diálogo; no habría necesidad de hacer estas revisiones históricas.

*Entrevista publicada el 11/11/08 en Correo.

martes, 4 de noviembre de 2008

Maldita sea, de Julie de Trazegnies


Hoy volví a leer algunos cuentos del libro Maldita sea (Planeta, 2008) de Julie de Trazegnies. Ya lo había leído en un pdf que me envió la editorial para poder entrevistar a la autora. No obstante, tener un ejemplar del libro en mis manos, poder contemplar el diseño de la portada y ver pasar lentamente sus páginas impresas, me indujeron casi sin darme cuenta a una relectura parcial. Y la sensación de sobrecogimiento de la primera vez reapareció. Los cuentos que conforman Maldita sea están signados por un sentimiento de perdida que atraviesa todo el libro. En “Lucha de poderes” un hombre nos anuncia su inminente suicidio y mientras va trasncurriendo su sentido monólogo nos enteramos de las enormes cicatrices que lleva en el alma. Julie se muestra diestra en el paulatino develamiento o suministro de aquella información. Otro relato que atrapó mi atención sobremanera es “Sin retorno”. La angustia de la protagonista, que pierde a su esposo en una ciudad extraña -a la que han arribado en busca de salvar un matrimonio golpeado por el infortunio-, llega a calar en el lector, tan desconcertado como la protagonista por una situación descabellada y aparentemente irreal (los que han leído el libro saben a qué me refiero).
Julie enfrenta a sus personajes con situaciones límite. Y sin embargo estos no pierden, quizás por un instinto de conservación, la capacidad de sobreponerse y salir a flote. O, como dice la pintora protagonista de “Ella”: mantenerse en pie; en su caso, gracias al arte, como lo señala en un momento del relato. Me ha parecido sumamente interesante, además, ciertos elementos fantásticos que poseen algunos de los relatos, sobre todo en los finales. Como sucede, por ejemplo, en “Maldita sea”, cuento con el que resultó finalista del Copé del 2002. Se trata de un estupendo libro, según mi parecer, pues evidencia a una narradora solvente que sabe hacia adónde apunta y que posee, además, una mirada que la distingue.

lunes, 3 de noviembre de 2008

IVÁN THAYS y el Premio Herralde 2008


Hoy, a primeras horas del día, revisando la página web de la editorial Anagrama en busca de los resultados del prestigioso Premio Herralde, me enteré de que el mexicano Daniel Sada obtuvo el primer lugar con la novela Casi nunca. Sin embargo, lo grato de la noticia es que el segundo lugar quedó en manos de un peruano: Iván Thays, con la novela Un lugar llamado Oreja de Perro. Una novela que, según leo en el blog de Gustavo Faverón, “cuenta una historia que ocurre en un escenario real, Oreja de Perro, en los alrededores del Apurimac, en Ayacucho, y está ambientada en los años de la violencia política. El hilo conductor de su argumento en la voz de un periodista limeño que es enviado a la zona de emergencia, y en sus planos se cruzan reflexiones sociales con una historia más bien intimista”. Felicitaciones a Iván. Y espero que pronto pueda estar en librerías.

*Fotografía tomada de El País, España.

martes, 28 de octubre de 2008

Entrevista a JULIE DE TRAZEGNIES


Tras un breve paréntesis -en el que publicó tres libros para niños dedicados a sus hijos-, Julie de Trazegnies retoma su vocación literaria con Maldita sea, su primer libro para adultos en el que plasma sus mayores virtudes narrativas.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de ANA JAU

La primera vez que hablamos estabas por publicar tu primer libro, un cuento para niños; sin embargo, tú siempre has escrito para adultos...
Aquella vez yo estaba por publicar Todo por chocolate. Y te conté que yo venía escribiendo desde antes cuentos para adultos. Y en realidad es lo que siempre he hecho. Lo de los cuentos infantiles fue una casualidad casi del destino y producto de una coyuntura en mi vida. Los publiqué por mis hijos, con mis hijos.Estos cuentos que componen el libro Maldita sea los he empezado a escribir desde antes de publicar los cuentos para niños. Incluso, el cuento que da nombre al libro quedó finalista del Premio Copé.

Los cuentos del libro mantienen una constante temática. ¿Los escribiste pensando en una unidad o ésta fue apareciendo de manera espontánea?
Las dos cosas a la vez. El libro lo he escrito a través de seis años, pero siempre pensando en publicarlos juntos. Y eso le daba una unidad. Pero al mismo tiempo cada historia es independiente, los protagonistas no tienen ninguna relación, aunque comparten algunos algunas características.

Personajes enfrentados a la adversidad...
Claro, personajes enfrentados a la adversidad. Y la manera como ellos manejan esa situación para salir adelante. Y eso se aplica tanto a los personajes masculinos como femeninos. Es tratar los temas humanos fundamentales: la vida, la muerte, la pérdida, el miedo, el destino. Es un poco una exploración de la volatilidad de la existencia, como nada es permanente y como todo es efímero, tanto la felicidad como la tragedia. El momento de felicidad se acaba, y la tragedia también pasa.

A pesar de la adversidad, los personajes no se dejan avasallar...
Los personajes al comienzo aparecen como unos protagonistas quizás débiles, pero van cobrando fuerza a medida que se va dando el relato. Y al final destellan una luz y una fuerza que los saca adelante. Y el libro, a pesar de tratar temas fuertes y vivencias duras, es un libro que no tiene nada de pesimista, es un libro que mira hacia adelante.

Uno de tus personajes -una pintora- señala que el arte la ayudó a mantenerse en pie, a no sucumbir. ¿Compartes esa idea?
Definitivamente. Yo creo que el arte es un medio de expresión por definición. El artista se expresa y se despoja de alguna manera de sus demonios a través de su arte. Y hace sus protestas humanas, de sus vivencias. Creo que todo artista plasma en su arte su experiencia personal. Pero también creo que es importante que se mantenga una distancia de las vivencias y los sentimientos, para a la hora de plasmar su arte y llegar a conmover a un lector no desbordarse en sus propias vivencias.

Algunos cuentos tienen una impronta fantástica...
Sí, especialmente en el cuento "Maldita sea", que es donde más se evidencia el componente fantástico. Y salió espontáneo; de hecho por influencia de algunos autores. Yo creo que hay una característica en mis cuentos que es esa línea divisoria tan estrecha entre el sueño y la conciencia. Ahí juego un poco con la fantasía o con lo fantástico, si quieres.

¿Entre los autores que mencionas que te han influenciado se puede mencionar a Murakami?
Murakami es un autor que me ha influenciado muchísimo en la actualidad. Estoy muy inmersa en su literatura. Y creo que los últimos cuentos que he escrito para este libro han tenido más influencia de él.

*Entrevista publicada en Correo el martes 28/10/08

lunes, 27 de octubre de 2008

A mi madre, en su día


Las fotografías no sólo se tornan imperecederas en el papel fotográfico. Hay fotografías cuyas imágenes quedan impresas, de manera indeleble, en los más entrañables rincones de la memoria, cobijadas por una ternura y un amor inconmensurables. Yo recuerdo muchas. Y en la mayoría, el protagonismo lo ostenta, sin lugar a dudas, mi madre. Fotografías que están allí, incandescentes en la memoria –algunas de ellas ignoro si aún existen físicamente–. En una de ellas, por ejemplo, aparecemos los dos en la sala de la abuela paterna y yo, con siete años a cuestas, llevó en brazos a una de mis hermanas (Fanny, con apenas semanas de vida): uno de los dos más grandes regalos que me han dado mis padres; el otro, por supuesto, es mi otra hermana (Claudia). En otra fotografía que recuerdo, embargado de emociones, es en la que aparece mi madre sentada en una silla chiquita, enana, en realidad, junto a mi pequeña hermana Fanny –calculo con 5 añitos– en el patio del Nido, durante una celebración del día de la madre. En otra imagen, de idéntica carga emotiva para mí, aparece nuevamente mi madre, en una plaza del Centro de Lima que no distingo, tomando de la mano a mi otra hermana, Claudia, también calculo que con 5 añitos, mientras ésta, con la inocencia propia de la niñez, le da de comer a unas palomas que las han rodeado. Así, cada vez que cierro los ojos, abrumado por la vida moderna, acelerada y caótica, y quiero reponer fuerzas hurgando en la memoria aquellos momentos de dicha, ella siempre está allí. Siempre. Y hoy, que es su cumpleaños, quiero expresarle a través de las palabras escritas –que son las que domino más– lo mucho que la quiero. Y es en estos momentos que me gustaría, además de narrador, ser poeta, para trazar un poema de superlativa calidad que le haga justicia. Pero como no me es posible hurto unos versos del genial Oquendo de Amat:

MADRE

Tu nombre viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas

Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante

Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura

A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso

Entre ti y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos

porque ante ti callan las rosas y la canción.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Balada de la cárcel de Reading, OSCAR WILDE


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR
Foto-ilustración: IVÁN PALOMINO

Un espíritu libre siempre es incómodo en sociedades conservadoras, aquellas que desprecian a los que piensan distinto. Quizás porque en el fondo les temen. Oscar Wilde, el genial escritor de origen irlandés, perteneció a esta selecta estirpe y debió padecer, en las postrimerías del siglo XIX, la respuesta más dura y desproporcionada de los puritanos e hipócritas de la Inglaterra victoriana. El marqués de Queensberry, padre del joven Lord Alfred Douglas -con quien Wilde mantenía una relación sentimental-, lo demandó, acusándolo de sodomía. El escritor fue detenido y, tras escandalosos juicios, condenado a dos años de trabajos forzados. El encierro ensombreció a aquel ser incandescente; lo colmó de tristeza y soledad. Ya no volvió a ser nunca más el tipo irreverente, aquel que acostumbraba sacar de la galera, en el momento menos pensado, el aforismo irónico e inteligente con el que se burlaba de la mediocridad.

Durante su estadía en la cárcel no sólo escribió aquella dolorosa y extensa epístola al causante de sus infortunios, Lord Alfred Douglas (Bosie, como solía llamarlo), publicada luego como De profundis; también concibió el largo poema que titularía Balada de la cárcel de Reading, inspirándose en un ex miembro de la Guardia Real de Caballería -que fuera ejecutado en 1896 por haber asesinado a su esposa- a quien conoció entre rejas.

Considerada por la crítica como lo más destacado de la lírica wildeana, la Balada de la cárcel de Reading acaba de ser reeditada, en edición bilingüe, dentro de la colección El manantial oculto, que dirige el poeta Ricardo Silva Santisteban y que publica el Rectorado de la PUCP. El libro, que recoge la traducción preparada por el argentino Mariano de Vedia y Mitre, añade un interesante texto de presentación del académico peruano Valentino Gianuzzi (a quien le debemos, entre otras cosas, la preparación de la narrativa completa de José Diez Canseco, aparecida en el 2005).

La poesía de Wilde no ha recibido la misma atención que, por ejemplo, su celebrada obra teatral. Sin embargo, ésta merece ser revisada con atención. Gianuzzi señala que tal vez no sea arriesgado afirmar que es en la poesía de Oscar Wilde donde se han graficado, de manera más evidente, los vaivenes de su pensamiento artístico.

DATO

Balada de la cárcel de Reading se publicó en 1898 bajo el seudónimo de C.3.3., código que indicaba la ubicación de la celda que el escritor ocupó en la cárcel de Reading. Wilde moriría dos años después, en París, ciudad en la que se ocultó bajo el nombre falso de Sebastian Melmoth.

*Publicado en Correo.

martes, 21 de octubre de 2008

Entrevista a SERGIO GALARZA


Sergio Galarza reside, desde hace buen tiempo, en España. Luego de cuatro libros de cuentos, Sergio publica su primera novela Paseador de perros (Alfaguara, 2008). Acontinuación, la versión completa de la entrevista que apareció el domingo último en Correo.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Foto-ilustración: IVÁN PALOMINO

Tras cuatro libros de cuentos, cambias de formato y optas por la novela. ¿Qué tal la experiencia?
Antes de esta novela ya había escrito otras tres pero ninguna me convenció. Lo que me animó a intentarlo de nuevo fue el segundo premio que conseguí con "El Mapache" en el Copé y la presión que me metía a mí mismo por publicar en España. Al final me reeditaron otro libro y éste espero que salga acá el año que viene, también hay una selección de mis cuentos que debería salir en unos meses. Publicar para mí es importante porque así puedo conseguir trabajos que tengan que ver más con escribir.

La novela parece escrita buscando la la misma contundencia que evidencian tus cuentos.
Me planteé desde un inicio que cada capítulo fuera contundente, que todo sumara concentrando la fuerza de cada párrafo como si fuera un relato. Ahora estoy escribiendo una segunda novela que espero terminar el año que viene. Si tuviera más tiempo para escribir sería genial, aunque siendo sincero creo que todos mis proyectos tardarían lo mismo, porque ese tiempo lo usaría para jugar más al fútbol, viajar por la carretera o ir al cine.

Ya en La soledad de los aviones había un cambio en tu literatura. La violencia de los personajes dio paso a una mirada más reflexiva y contemplativa. Paseador de perros como que consolida esa tendencia. ¿Lo consideras así?
Creo que es un cambio que se veía venir, ya en Matacabros había personajes que preferían ser solo observadores, había algo que les impedía actuar. Lo que se mantiene es la rabia. Escribir es un acto de rebeldía, hay cosas que no me gustan y tengo que denunciarlas. Mi hogar está ahora en Madrid y a través del personaje de la novela critico aquello que odio por más a gusto que me sienta aquí.

En la novela se muestra un lado poco conocido de Madrid.
El Madrid que el Paseador descubre es una ciudad subterránea como todas las ciudades turísticas. Ninguna ciudad tiene un tour a los barrios bajos o a la soledad de sus habitantes. El turista es un viajero artificial y como tal busca el confort, no le interesa conocer la realidad, para eso ya tiene la suya. Mi entrenamiento como paseador de perros ha sido fundamental, yo creo que un escritor debería conocer lo más que pueda sobre el tema que va a escribir, sobre todo si su imaginación no es muy poderosa y la mía no lo es, lo que yo hago siempre es apoyarme en hechos reales para construir ficciones. Para escribir esta novela también fue básica mi experiencia colaborando con Etiqueta Negra, gracias a ellos he aprendido a desarrollar mis ideas y a trabajar con un editor de verdad, de los cuales solo existen un par en España, el mío por ejemplo. Acá los editores no trabajan bajo el estilo norteamericano, y la mayoría de escritores tampoco lo permite, sienten que es un atentado a la libertad.

El protagonista de Paseador de perros tiene una mirada desencantada del mundo.
El Paseador está en una situación límite, ha llegado a un momento de su vida en el cual se da cuenta que no puede tenerlo todo, tiene que elegir y le duele aceptar que la vida es una elección constante. Por eso sus quejas, le jode que haya cosas que escapen a su control. Creo que eso nos pasa a todos. Esta novela es una confesión, no por las situaciones narradas sino por los estados de ánimo entre los que oscila el personaje. El Paseador tiene unos días de mierda pero también hay pasajes de su historia en los cuales se lo pasa genial.

Ambos, tanto tú como tu personaje, comparten esa mirada pesimista...
Reconozco que tengo una visión muy negativa de todo y que se refleja en mis personajes. Pero esta misma actitud es la que me lleva a disfrutar de cada momento al máximo. Si hay que escribir corrijo lo más que puedo, si hay fiesta no vuelvo a casa hasta que amanece y si hay fútbol trato de convencer a mi chica para que vaya a verme. Si vas a hacer algo solo házlo si sabes que pondrás todo de tu parte, sino para qué, qué sentido tiene hacer las cosas a medias.

La música juega un rol importante. Por ejemplo, para evidenciar los momentos más críticos de la relación con Laura Song, el protagonista señala que ya disentían hasta en la música que oían.

La música ha marcado mi vida, tengo suerte de haber crecido con hermanos mayores que escuchaban la música que vale la pena escuchar una y otra vez, aunque por ahí tenemos nuestros pecados musicales. La música define amistades. Vivo en un barrio que es conocido por la música de puta madre que ponen en los bares, lo cual atrae a un gran procentaje de poseros, gente que está más pendiente de la última moda antes que de enterarse sobre quiénes marcaron el camino de sus ídolos juveniles. Por ejemplo, cuando llegué a Madrid creí que todos conocían a Sr. Chinarro, pero pronto supe que solo mis amigos lo escuchaban, la mayoría estaba pegada a radios como Studio 92 o Panamericana. Por cierto, el peor concierto de mi vida fue Lou Reed, nunca he visto tanto desgano, me está costando reconciliarme con su música.

martes, 7 de octubre de 2008

Entrevista a JOSÉ DONAYRE


Pepe Donayre ha publicado Ars brevis (Editora Mesa Redonda, 2008), un conjunto de relatos breves que se complementa con su libro anterior, Horno de reverbero (Mundo Ajeno, 2007). Aquí les dejo la entrevista completa. Una versión editada apareció en Correo el martes 07/10/08.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Foto-ilustración: IVÁN PALOMINO

Horno de reverbero nació del blog homónimo. ¿Ars brevis encontró su orígen en otro blog, verdad?
Así es. Tuvo su origen en el blog «Comienzos para Buldozers». Este fue un proyecto que pretendió dos cosas: enfrentar la página en blanco y reflexionar acerca de cómo empezar un texto. Tenía, por tanto, objetivos lúdicos, didácticos y teóricos. Pero la transformación de «Comienzos para Buldozers» en Ars brevis no fue sencilla. En este proceso el trabajo de relojería fue más arduo que el que experimente con Horno de revrbero. Tengo la sensación de que Ars brevis me cambió más. Este libro me ha hecho más escéptico.

Mencionaste en una oportunidad que ambos libros debierón salir juntos. ¿Qué los vincula y qué los diferencia?
Aparte del juego deliberado respecto a la simbología numérica (69 textos en Horno de reverbero y 96 para Ars brevis), lo que tienen en común es la brevedad de las ficciones. Y los diferencian varias cosas: Horno... es más reflexivo y Ars... es más narrativo. En el primero, cada texto parte de un enigma (una palabra oscura); en el segundo, los microrrelatos parten de un título convencional que lleva a un misterio. Horno..., como totalidad, supone una circularidad, el eterno retorno; Ars..., como contraparte (opuesto complementario) la visión lineal e irrepetible de la historia.

Tu narrativa se caracteriza por sugerir más que por enunciar...
Cierto. Opto muy conscintemente por esta posibilidad literaria. Me interesa lo onírico, lo holístico, lo irracional y lo inconsciente, pero lo cierto es que escribo en vigilia, es decir, de una manera secuencial, racional y bastante lúcida. Tengo claro que estoy del lado de la insinuación y la exploración narrativa, y no de lo obvio (como fórmula del no riesgo bastante de moda). Por otra parte no me interesa la insinuación metafórica; encuentro más creativo y stisfactorio hurgar en las posibilidades que ofrece la metonimia. Mi estilo y estética se concentrada en exigir mucho del lector. Por ello, quizás algunos lectores me afirmaron que Horno... es un poemario. Y hay quienes ven los títulos de Ars... como versos de un poema de 96 líneas. Me interesa el pensamiento y cómo este opera como recurso literario en el individuo que abre y cierra el libro, pues ese lapso es mágico y revelador, aunque estemos hablando de historia o histeria.

Esta característica (de sugerir) ¿tiene que ver con una búsqueda de un lector activo, creativo?
Sin duda que sí. Lo más probable es que una novela o libro de cuentos escrito con receta comercial tendrá un lector que no logra distinguir una obra literaria de un texto de autoyuda. Bien, esa clase de lector plano, acostumbrado a papilla narrativa, que queda satisfecho con una novelita que ni siquiera imita la realidad sino las fórmulas exitosas o lo que dicta España, no me interesa, como tampoco me interesa tener muchos lectores sino buenos lectores. Lo único que me importa es continuar escribiendo sobre lo que siempre me ha atraído, sin que nadie me imponga la recetita esa de sexo, drogas y rock o guerra interna, investigación periodística y corrupción política. Eso ya apesta y aburre. Queda claro, por lo que escribo y digo, que no me gusta el realismo como forma de ver el mundo porque es una imposición y huele a alianza con la moral desde el XIX. Un escritor, que en esencia debe ser un sujeto ético, tiene todo el derecho a intervenir la realidad por medio de la creación y no por lo común. Y esto, para mí, es necesariamente no ser ni obvio ni unívoco. Y sugerir es uno de los tantos caminos para hacer algo que valga la pena, aunque el resultado sea un producto poco comercial.

También es recurrente en tu obra la preocupación extrema por el lenguaje. ¿Cómo se dat tu proceso creativo? ¿Eres obsesivo en las correcciones?
Parto de una posición muy radical: un escritor de verdad debe prescindir de un corrector ortotipográfico y de estilo. Un libro debe estar solo editado, es decir, producido como objeto por alguien que se fije en que no falte ningún detalle y que tenga la capacidad de enmendar descuidos o errores menores. Pero de ahí a contar con un corrector que resuelva las taras del autor o reescriba la obra (cosa que ocurre más de lo imaginado) me parece un exceso. Y tú te das cuenta de eso en los blogs llevados por «escritores». En estos espacios saltan todas las deficiencias... Como el famoso ídolo bíblico, tienen la cabeza de oro, pero sus pies son de barro. En mi caso el proceso es bastante sencillo: simplemente escribo en limpio. Luego me dedico a tachar y a buscar la máxima expresividad.

THORNDIKE en KSA TOMADA

TALLER DE NARRATIVA

ARTE: Exposición fotográfica de Verónica Wiese


Texto: CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía: PÁVEL UGAZ

Inquietante. Esa sola palabra –tomada del texto situado en una de las paredes de la galería– pareciera resumir toda esa serie de sensaciones que me embargan cuando me enfrento a cada nueva propuesta plástica de la talentosa Verónica Wiese. Cada exposición se nos presenta, así, como una desconcertante travesía hacia territorios insospechados. Mérito de la autora, sin duda, que es capaz de incitar en el espectador una especie de caja de resonancia de múltiples sensaciones e interpretaciones.

La más reciente aventura creativa, titulada Con pecado concebido, no es la excepción. Se trata de una muestra fotográfica que gira en torno a la muerte. "Empecé fotografiando unos relicarios, que son los platos con los fetos y con los nonatos, siempre buscando resaltar la belleza de la muerte, la contemplación de la muerte. Por eso la presencia de las telas rojas", señala Verónica Wiese.

Si uno repasa sus trabajos anteriores, advertirá rápidamente que el tema de la muerte ha estado, aunque con distintas variaciones, siempre presente. "El tema de la muerte ha sido recurrente en mi trayectoria –acota Wiese–. Pero esta vez quise juntar el tema de la religión, orientada a la fe, al enfoque que tiene la religión de la vida después de la muerte, con el tema orgánico", (otra constante en la plástica de Wiese).

En esta muestra se puede apreciar referencias de la iconografía católica: la última cena, el relicario, el altar, la casulla, la patena y el cáliz. "Es una reflexión personal acerca de los discursos que te da la religión en general, especialmente en lo referente a la vida después de la muerte. En ningún caso hay una intención de ofender a alguien, es simplemente un cuestionamiento personal", aclara la artista. "Además, en el aspecto estético –acota Wiese– me interesaba mucho lo barroco de los trajes y de todos los ornamentos de la liturgia".

Retomando el tema de la muerte, resulta evidente la presencia antagónica de la vida. Quizás esta dicotomía sea más explícita en aquella imagen en la que se aprecia un cordero recién nacido. Y, claro, tiene íntima relación con la eterna interrogante filosófica sobre el origen y el destino del ser humano. ¿De dónde venimos y hacía adónde vamos? Una inquietud que sobrevuela toda la obra de Verónica Wiese y cuya respuesta pareciera, por momentos, estar allí, en la sala, en las atmósferas de aquellas fotografías que destacan un envidiable manejo de luz y sombra (otro sello distintivo, no sólo en su trabajo fotográfico sino también en sus instalaciones). Sin embargo, tal como ocurrió en Biotipos –en donde la búsqueda se anclaba en la ciencia–, la presente muestra nos enrostra –desde la religión– nuestra imposibilidad de asir esa respuesta. Y allí radica el gran misterio de la vida (y de la muerte).

*Publicado en Correo el domingo 05/10/08.

TEATRO: Amadeus (dirige: Jorge Chiarella)


Texto: CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía: ERICK ELCOROBARRUTIA

Antonio Salieri era, por aquellos años, el músico más connotado de la corte. Un hombre que amaba la música y que anhelaba, con una locura casi desmedida, la posteridad. Aquel sitial reservado para sólo unos cuantos elegidos. Su anhelo, sin embargo, se verá amenazado de manera repentina con la llegada de un joven prodigio: Wolfgang Amadeus Mozart.

Salieri no sólo advertirá en el recién llegado la presencia de la genialidad. Se dará cuenta también de los límites frustrantes de su mediano talento, ensombrecido ante el fulgor musical de Mozart. De esta manera irá engendrando en él los más oscuros sentimientos respecto de su colega. Y así se irá desplegando, además, la trama que da vida a Amadeus, la obra de teatro escrita por Peter Shaffer y que ahora es llevada a escena por la Asociación Peruano Británica bajo la dirección del reconocido Jorge Chiarella.

"Amadeus es una obra que reúne y conjuga mis pasiones fundamentales: la música, el teatro y mi interés por saber más de las complejidades del ser humano -confiesa Chiarella-. Y la obra toca un tema fundamental: la trascendencia del ser humano. Es decir, por qué unos trascienden y otros no".

Para la puesta en escena, Jorge Chiarella ha recurrido a un elenco importante, en el que destaca la presencia de Bruno Odar, Gian Piero Díaz, Natalia Parodi, Leonardo Torres Vilas, Víctor Prada, Christian Ysla, Ricardo Morán, entre otros. Mención aparte merece el estupendo vestuario, obra de Emilio Montero. Como en sus montajes anteriores, Chiarella demuestra sus dotes de estupendo director. En esta oportunidad, su faceta de músico lo ha ayudado a darle un matiz particular a la puesta en escena. "En general -nos cuenta Chiarella-, las escenas las compongo en función de la dinámica musical. Y acá, el autor ha escrito la obra de una manera musical. Si uno comienza a explorarla, advertimos que el inicio, por ejemplo, se plantea como una obertura.Terminada la obertura viene una especie de cosa lenta, que es el monólogo de Salieri. Y a partir de allí empiezan los demás movimientos. Por ello había necesidad de que los actores se imprimieran de este trabajo en el que ellos son instrumentos, notas, pasiones abstractas de esa música que está funcionando". Recomendable.

*Texto publicado en Correo el viernes 3/10/08.