jueves, 17 de setiembre de 2009
HINOSTROZA: Obra reunida
Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR
La primera vez que lo vi, no supe bien de quién se trataba. Yo era aún un adolescente, ensimismado entre libros y canciones, y aquel era, en ese preciso momento, tan sólo un individuo con el que me crucé en mi rauda salida de casa. Y quien se ofreció, muy gentilmente, a darme un "aventón" en su nada poético Volkswagen escarabajo de color naranja.
Me enteraría, horas después, que aquel amigo de mi padre, de estentórea voz y amable mirada, era el autor de un par de libros que yo, no hacía mucho, había devorado con el desbordante entusiasmo de mi caótico y desordenado apetito lector. Consejero del lobo y Contra Natura habían sido furtivamente sustraídos meses atrás de la biblioteca paterna y, junto a un walkman, unos casetes de Sui Géneris y algunos otros libros más, habían hallado cobijo en mi mochila de joven errante. Muchos poemas se volvieron, en mi caso, memorables. "Gambito de rey", por ejemplo, de donde se desprenden estos versos: "Supuse que volviendo/ agradaría a todos si es que hablaba de amor y alegría/ aunque malditas las ganas que me quedaban, pero aquí huyen/ del melancólico como del apestado en el S. XIV".
La segunda vez, no sólo sabía ya quién era: acababa de leer, casi desaforadamente, Fata morgana, una novela suya que estaba por publicarse y cuya carátula había sido diseñada por mi padre. Una estupenda novela signada por el psicoanálisis.
Rodolfo Hinostroza está próximo a cumplir setenta años (en el 2011) y el joven poeta y editor Víctor Ruiz (de Lustra editores) ha tenido la plausible idea de reunir y publicar su obra completa: que es vasta y de reconocida calidad. Su poesía, de brillante y complejo tejido verbal, no sólo se reduce a sus celebrados primeros poemarios: hay que añadir Memorial de casa grande y Nudo Borromeo y otros poemas.
Su prosa, por otro lado, también ostenta un altísimo nivel. No sólo por novelas como Aprendizaje de la limpieza y Fata morgana, que he leído con fruición, sino también por sus cuentos, que han sido reunidos en el primer volumen de sus obras completas. Han pasado muchos años desde aquella primera vez. Y, sin embargo, no puedo evitar, en cada nuevo encuentro, rememorar aquellas escenas primigenias. De la misma manera que me resultan inolvidables muchos de sus versos.
*Publicado en Correo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario