jueves, 17 de setiembre de 2009

ROTH: Indignación


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Todo empieza con un libro. Uno de aquellos cuya lectura, febril y apasionada, te transforma, casi sin darte cuenta, en incondicional seguidor de su autor. Descubrí a Philip Roth al leer -gracias a la recomendación de un amigo- la estupenda novela Animal moribundo. Y a partir de ese momento inicié una interminable pesquisa de sus libros: no sólo de los que fueron apareciendo posteriormente, sino de todos aquellos que conforman su celebrada bibliografía.

Philip Roth tiene 76 años y aún conserva, intacto, el incandescente fuego de la creación. La retahíla de libros que ha publicado en los últimos años no sólo demuestran que se encuentra muy activo, sino que, además, su nivel artístico, a diferencia de otros, sigue siendo alto. Su reciente novela Indignación (Mondadori, 2009) es una evidencia irrefutable de su genio. Los comentarios positivos no tardaron en aparecer, con el entusiasmo del reconocimiento sincero. John Banville ha catalogado a Indignación como su mejor libro desde La contravida. Rodrigo Fresán, por su parte, no escatima elogios en la revista Qué leer y la considera superior a las dos anteriores: Elegía y Sale el espectro.

En Indignación, Roth hace gala de sus mayores virtudes: aquel estilo reflexivo a través del cual nos introduce en los oscuros meandros de la condición humana. El protagonista de esta novela, Marcus Messner, natural de Newark, es un estudiante que intenta aferrarse a su particular individualidad. Huye de un padre sobreprotector y se instala en Ohio, en cuya universidad conoce y se enamora de una díscola y bella joven que lleva a cuestas un intento de suicidio.

Roth ha señalado en una entrevista que "cada narración surge de un personaje en una situación inédita para la cual no está preparado". El caso de Marcus no es la excepción: él tendrá que enfrentarse a una serie de hechos que lo desestabilizarán y lo conducirán, de alguna manera, a un desenlace inesperado. Una novela trepidante, sin duda, de aquellas que te subyugan, que te arrastran a una autoconfrontación sin tregua.

*Publicado en Correo.

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