miércoles, 30 de agosto de 2006

Naguib Mahfuz, in memoriam


Hoy recordé una escena que la nostalgia, por suerte, había atesorado en algún recodo de mi a veces esquiva memoria: en la cafetería de la Escuela de Post-Grado de la Universidad Federico Villarreal, Washington Delgado, frente a una humeante taza de café y con un cigarrillo entre los dedos, me confiesa (aunque yo ya se lo había leído antes) que releer un libro significa para él la dicha de reencontrarse con un buen amigo.
A mí me sucede algo similar. Cuando llego a un autor, a través de un libro, muchas veces recomendado por algún amigo, establezco con éste una singular relación que podría calificar como de amistad. Se entiende que aquel libro y, por consiguiente, aquel autor, han logrado concitar mi simpatía y hasta mi admiración. Desde ese momento empieza una especie de apasionada pesquisa por conseguir otros libros suyos. Esto me ha pasado con autores como Philip Roth y J.M. Coetzee, sólo por citar un par. Es así que germina en mí, un afecto que, cosa curiosa, llega al plano personal. Poco me falta para colocar sus fotos en los portarretratos de la sala de mi departamento.
Acontece, entonces, que cuando alguno de estos autores –a quienes conozco en vida como febril lector–, por causas de los avatares que delimitan la existencia humana, fallece, me embarga un indescriptible sentimiento de pérdida. Me pasó hace un año con Saúl Bellow (a quien conocí gracias a la recomendación de mi amigo Félix Reátegui, culpable de varios afectos literarios).
Ahora que me entero de la muerte de Naguib Mahfuz, la experiencia se repite. A Mahfuz no me lo presentó nadie. Lo conocí, o mejor dicho, lo conocimos con mi amada Ericka, por esas casualidades de la vida, en el interior de una librería. Así, con las contraportadas como únicos –y en ocasiones equivocados- mediadores, llegamos a Hijos de nuestro barrio (que Ericka se devoró en dos o tres noches), estupenda novela que le granjeó más de un problema. Su salud estuvo resquebrajada a partir del intento de asesinato del que fue víctima en 1994, cuando un extremista religioso le asestó varias puñaladas en el cuello y en el dorso, por sus supuestas “blasfemias”. Finalmente falleció hoy, tras permanecer internado desde hace algún tiempo, en un hospital egipcio a los 94 años.
(CARLOS M. SOTOMAYOR)

domingo, 27 de agosto de 2006

Entrevista a Marco Martos


A partir de un verso de San Juan de la Cruz, Marco Martos ha edificado Aunque es de noche (Hipocampo editores, 2006), su más reciente poemario, en el que confluyen la angustia innata del ser humano y la búsqueda de Dios.
CARLOS M. SOTOMAYOR: Se suele decir que su poesía está vinculada con la lírica hispánica...
MARCO MARTOS: Bueno, eso es lo que se dice. Yo no sé si sea tan verdad. Lo que ocurre es que soy un estudioso de la poesía y conozco la tradición de mi lengua. Sin embargo, soy un lector de la poesía del mundo. Pero no me incomoda esa expresión.
CMS: ¿Es una manera de diferenciarse de otros poetas de la llamada generación del sesenta?
MM: Cuando uno empieza, mira las figuras destacadas del momento. Pero cuando pasa más tiempo, como que puede elevarse y mirar a lo largo de los siglos, incluso cuáles son las fuentes de las que hay que beber. El tema de las generaciones es interesante como aparición de un movimiento; después, cuando pasa el tiempo, y si uno tiene una continuidad literaria, una persistencia, digamos que eso ya no es importante. Y lo que veo es un afán de explorar, de ser diferente, que es lo que he intentado ser.
CMS: ¿Qué diferencia encuentra entre el poeta de Casa nuestra y el actual?
MM: Un poeta joven tiene mucho que decir de sí mismo. Y ese es el mundo que puede expresar con potencia, con originalidad. Pero después, que es lo que me ha ocurrido, uno descubre el mundo, descubre otras cosas, otros intereses. Es decir, uno hace una poesía menos centrada en el yo y más centrada en la humanidad. A mí me interesa mucho la perspectiva de la historia, y es un tema que constantemente quiero explorar.
CMS: Sus últimos poemarios se han caracterizado por estar articulados bajo una unidad temática...
MM: Eso es algo que he aprendido. Siendo joven escribía los poemas que venían a mi mente y simplemente esos constituyen un libro. En cambio ahora voy haciendo varias cosas a la vez, pero busco esa unidad temática.
CMS: ¿Cómo surgen los temas?
MM: Lo que pasa es que son viejas obsesiones. Por ejemplo, en este último, Aunque es de noche, el tema es religioso. Entonces, la gente se preguntará de dónde acá un tema religioso. Pero yo he sido mucho tiempo profesor de literatura española y he tenido mucha cercanía como lector de los místicos. Y después me he interesado por la religión en general, pero a lo largo de años. Y llegó un momento en que pude escribir estos poemas.
CMS: En Aunque es de noche se percibe, más allá de las religiones, la búsqueda de Dios. Pero esto está ligado también al tema de la muerte...
MM: Sí; particularmente, lo que he visto de cerca, y continúo viendo, es el tema de la presencia inesperada de la muerte. He visto muertes cercanas de personas que no se podría esperar que iban a morir. Porque la muerte es un fin natural del individuo que asociamos un poco a la edad. Pero yo he visto morir a gente joven, y ese es un impacto muy fuerte. Y bueno, uno no deja de meditar de dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos. Es una obsesión del ser humano, independientemente de sus creencias. En este sentido, este libro, aparte de tocar el tema religioso, toca esa angustia del ser humano. Heidegger definía al hombre como “un ser para la muerte”, porque tiene conciencia de la muerte.
CMS: Se tiene conciencia de la muerte, pero nunca estamos preparados para afrontarla...
MM: Uno posterga la meditación sobre la muerte, y a veces la posterga toda la vida. Pero algunos se detienen a pensarlo. Yo tengo edad suficiente para haber visto morir a muchos, incluso compañeros generacionales, como Javier Heraud, Luis Hernández, Juan Ojeda, Hernando Núñez, sólo por mencionar a gente conocida, todos ellos muertos de manera trágica. Y son compañeros que empezaron en la poesía al mismo tiempo que yo.
CMS: Tengo entendido que usted es un voraz lector de narrativa...
MM: Me encanta. Soy un poeta raro (ríe).
CMS: Sin embargo, salvo El monje de Praga, no ha escrito narrativa. ¿A qué se debe esto?
MM: Bueno, lo que pasa es que recién estoy aprendiendo (ríe). Aprecio tanto la narrativa que debo decir que casi nada me gusta de lo que se publica. Y tengo mis pequeños dioses familiares, grandes narradores. Y a veces me asombro de que no se les aplauda más. Te pongo un ejemplo: Marguerite Yourcenar. Es muy reconocida, pero no es una lectura popular. Memorias de Adriano es una novela fuera de serie.
CMS: Se dice que, a diferencia de la narrativa, la poesía está más vinculada a la inspiración. ¿Cree en eso?
MM: Yo creía eso antes, ahora no. Bueno, uno necesita un arranque, que puede ser la letra de una canción. Una vez empecé un poema porque tuve un tarareo, nada más. “Dije/ oh muchacha, fluye suavemente/ mientras dure mi canción...”. (“Fluir”, poema del libro Carpe diem, 1979). Yo creo que es verdad esa frase de Goethe en la que dice que hay un 10% de inspiración y el resto es trabajo. Y esto lo dijo de otra manera Picasso: “Si me llega la inspiración, que me encuentre trabajando”.

jueves, 24 de agosto de 2006

Narrativa Completa de Clemente Palma


El otro Palma
Clemente Palma apuntaba a convertirse, inexorablemente, en apenas un rótulo. Una idea vaga, un espejismo, algo etéreo. No sólo tenía en contra la sombra del padre (Ricardo Palma), debía cargar, además, la cruz de haber ninguneado, sin anestesia y en mayúsculas, los versos de un promisorio César Vallejo. Su obra literaria, importante en sí misma además de fundacional y renovadora, parecía, salvo por un minúsculo grupo de exégetas, estar destinada al olvido. Libros como Cuentos malévolos o XYZ eran sencillamente inubicables en pesquisas que se volvían eternas.

La justicia tarda pero llega, reza una de aquellas frases hechas que suelen derrumbarse solas. A veces, sin embargo, aquel seudoaxioma termina por cumplirse: este es uno de esos casos. ¿Justicia divina? Mejor llamarlo ajuste de cuentas, como lo sugiere el escritor Ricardo Sumalavia. Por fortuna, la cuenta pendiente con Clemente Palma acaba de ser saldada con la publicación de su Narrativa Completa en dos tomos, preparados por el propio Sumalavia y publicados por el Rectorado de la PUCP, dentro de la serie Obras Esenciales (dirigida por Ricardo Silva-Santisteban).

Qué duda cabe del protagonismo fulgurante de Clemente Palma dentro del relato modernista peruano. El libro Cuentos malévolos, tributario de Poe y de E.T.A. Hoffmann, apareció en 1904 y fue una bocanada de aire fresco en una época signada por el costumbrismo. Aquella edición príncipe de inicios de siglo estuvo acompañada por un prólogo de Miguel de Unamuno. Dato curioso resulta la carta en la que el escritor le confiesa a su padre, el tradicionista, su intención de dedicar algunos de los relatos a autores españoles. De esta manera le dedica el cuento “El hijo pródigo” a Unamuno “porque me interesa que este crítico diga algo” (Tomo II, p.381).

Palma no estuvo exento de hostigamientos políticos. El golpe de Estado de Luis Sánchez Cerro, en 1930, no sólo pone fin a un dilatado gobierno de Augusto B. Leguía, sino también da pie a una desquiciada persecución a políticos e intelectuales que resultaban incómodos al nuevo régimen. Clemente Palma es apresado y trasladado a la isla San Lorenzo, donde permanecerá unos meses antes de ser confinado al Panóptico de Lima. Por suerte, la presión de familiares y amigos logró que fuese puesto en libertad. La sonrisa, sin embargo, le duraría poco: en 1932 es desterrado a Chile.

En Santiago, padeciendo penurias económicas y apenas sobreviviendo con colaboraciones en El Mercurio, Palma escribirá XYZ (subtitulada Novela grotesca), una de sus obras más representativas. A decir de Sumalavia, “notable antecedente de la novela moderna hispanoamericana”.

Las polémicas literarias han existido siempre. Una obra no tiene que ser celebrada por todo el mundo. Cuando Palma publicó XYZ en Buenos Aires, un crítico del diario La Nación destacó la coincidencia de la aparición simultánea de esta novela y el libro de cuentos Más allá de Horacio Quiroga, que contiene un relato de temática similar a la esbozada por el escritor peruano. Tal insinuación provocaría la inmediata respuesta de Palma a través de un largo artículo publicado en La Prensa de Lima. “... publica La Nación de Buenos Aires, en su sección bibliográfica una nota sobre mi novela XYZ, dándome una vapuleada a la que me habría conformado sin chistar, y hasta la hubiera agradecido si no fuera porque deja traslucir un fondo de malignidad unida a una deplorable pobreza de bagaje de conocimientos en la materia y coronado todo por ese infantil argentinismo que aparece hasta en las cosas más triviales”, arremete el autor, herido en su orgullo (Tomo II, p. 388).

Palma es un autor importante, sin duda. Y su obra, más allá del deslumbrante y tétrico cuento “Los ojos de Lina” (incluido constantemente en antologías), merece ser visitada con mayor frecuencia. Aquí están finalmente los libros, a la espera de lectores ávidos. (CARLOS M. SOTOMAYOR)

Aproximaciones a Un mundo feliz de Huxley

¡Ford! No todo era perfecto
Escribe: RENATO CONSTANTINO*

La perfección es una utopía no deseable. Huxley incluso se da maña para afirmar que la felicidad es imposible sin perder nuestra libertad. Libertad de errar, de ser tristes.
Un Mundo Feliz nos transporta al sétimo siglo de la era fordiana, una dictadura de cabezas invisibles que obliga a la gente a ser feliz. Se han eliminado todos los motivos para la tristeza. Cada característica humana ha sido previamente desarrollada en un laboratorio para que todos podamos ser idénticos. Ser Dios y fabricar humanos con cada una de sus características es solamente uno de los planteamientos del autor.
El escritor inglés rompe esquemas con una novela de ciencia ficción cuyo verdadero trasfondo va más allá del entretenimiento. La gran búsqueda del conocimiento pleno de nuestra felicidad es el tema central de la obra. Una conjetura de teorías sicológicas es la forma perfecta de crear felicidad. Condicionándola. La felicidad y la libertad siempre han sido una constante en los ingleses (como los guiños al comunismo). Y ahora se definen como antagonistas. Subyugar la libertad a la felicidad, el amor al placer y el conocimiento a la práctica
Una visita al Centro de Incubación y Condicionamiento de Londres nos da una idea del mundo del que nos advierte Huxley. Su narrador omnisciente no se asquea ni se inmuta ante las graves ofensas a valores tan básicos como el calor familiar o el amor. La más horrible de las evoluciones liberales se mezclan con la dictadura comunista más horrible, la dictadura más feroz, la de limitar el conocimiento. Sin embargo, como cualquier autoritarismo, lo único necesario para que caiga es que los oprimidos se den cuenta de su condición.
Una sociedad avanzada regida por una élite de genios que deciden cuáles son las cosas que se deben saber. Limitan el mismo avance de la ciencia pues puede resultar contraproducente al frenar el progreso ya alcanzado. En ese ámbito, un chico nace hijo de personas condicionadas en un hábitat de salvajes, aquellos que eligieron seguir las antiguas tradiciones. Al volver al ambiente materno, no podrá asimilar el choque cultural que enfrentará. Sus nociones sobre la moral y el pecado no son entendidos en una sociedad que desvaría en el hedonismo.
El final trágico que al que nos enfrenta Huxley es una muestra del aislamiento de aquellos que no pueden adaptarse a la sociedad que se le impone. Su auto-flagelo y el ofrecimiento de su dolor a Jesús por todos pueden parecer melodramáticos pero son simplemente la única salida a la que llega el protagonista. Al fin y al cabo, quizá el también está condicionado.
Hoy más que nunca está lectura entra en vigencia. Al igual que George Orwell en 1984, Huxley nos traslada a un mundo totalitario. Un mundo donde la felicidad es el deber mayor. Cuba, al parecer, pierde al camarada mayor, y esto nos obliga a saber si es que las tres generaciones que han pasado por esa tiranía podrán romper su propio condicionamiento que los obliga a callar, aguantar e idolatrar. Entonces, entendemos que el condicionamiento no es una serie de experimentos que hacen jadear a un perro, sino mentiras disfrazadas y odios generalizados, todas disfrazadas en dosis de discursos de unas doce horas. El experimento llevado a cabo por Castro nos hace preguntarnos si verdaderamente se puede sobrevivir después de su muerte. Es aún una incógnita si el condicionamiento de la isla sobrevivirá a su camarada mayor. Lamentablemente, Huxley no busca responder sino preguntar y encender en todos una llama de cuestionamiento sobre la verdadera esencia del ser humano. Sus libertades y derechos inalienables. Su derecho a perder y a ser triste.
*Estudiante del 5to. de secundaria del Colegio de La Salle.

Manuel Fernández presenta Octubre

La editorial Estruendomudo presenta, este viernes 25, el poemario Octubre de Manuel Fernández. La presentación del libro a las 7:30 pm. en la "Sala Lumière" de la Alianza Francesa de Miraflores (Av. Arequipa 4595). Los comentarios estarán a cargo de Roberto Zariquiey, Alexis Iparraguirre y Álvaro Lasso.

Gastón Fernández y sus poemas


Hace no mucho tiempo supe de un autor llamado Gastón Fernández. Confieso, sin embargo, que apenas era un nombre, una idea algo vaga rondándome por allí. Y es que recién pude leer algo de Gastón Fernández gracias a la inclusión de un texto suyo en una antología de cuentos de viaje realizada por Iván Thays. Ahora, para mi sorpresa y deleite, acabo de recibir, de manos de Renato Gómez, un libro que recoge su poesía bajo el título de Breviario. La edición ha estado a cargo de Renato Gómez y ha sido publicada bajo el sello de tRpode editores.
Iván Thays, quien conoce más de cerca la obra de Fernández, ha escrito un breve testimonio sobre su relación con la obra de este autor consideraro "raro" en nuestra literatura.

martes, 22 de agosto de 2006

Reynoso y Estruendomudo

En el suplemento Radar Libros, del emblemático diario bonaerense Página/12 (entre cuyos fundadores estuvo, si no me equivoco Jorge Lanatta), apareció una nota de la escritora argentina Mariana Enriquez sobre la reedición de Los inocentes realizada por la editorial Estruendomudo. Enriquez resalta la trascendencia del libro de Oswaldo Reynoso: "Algunos libros son tan intensos y marcan de tal modo una literatura, que son no sólo clásicos, sino talismanes". También apunta la vigencia de los relatos: "Los inocentes es mucho más que una galería de personajes: es un retrato de adolescencia amarga y exaltada incomparable, y una apuesta estética que todavía sacude".

lunes, 21 de agosto de 2006

Entrevista a Carlos Calderón Fajardo


Alejado del ruido mediático, Carlos Calderón Fajardo ha sido considerado, por muchos escritores de generaciones posteriores, como un preciado autor de culto. Tras una larga ausencia, Calderón Fajardo publica La segunda visita de William Burroughs (Fondo editorial de la UNMSM, 2006), novela en la que indaga sobre la vocación literaria. A continuación la versión completa de la conversación que mantuvimos en su casa.

CARLOS M. SOTOMAYOR: En la novela, el personaje Portillo, a diferencia de Montero que tiene el “don” de la inspiración, posee quizás algo más valioso: la perseverancia...
CARLOS CALDERON FAJARDO:
Hay el escritor que a veces no tiene el don y perdura y persiste. Escribe libro tras libropensando que va a llegar el día en que escriba la gran novela, el gran poema, pero luego, en un determinado momento, a eso de los 40 o 45 años, se da cuenta que no tiene talento; pero ya se ha convertido en su vida, en el objetivo de su existencia. Y él sabe que no lo va a dejar.

CMS: Algunos piensan que Montero y Portillo son en realidad los nombres cambiados de escritores reales...
CC:
Los personajes de la novela parten de personajes reales, pero son finalmente ficticios. Hay un punto de partida en algunos personajes. Pero con la llegada de William Burroughs a la novela, la ficción invade a la realidad y todo se convierte en ficción, en un mundo ficticio que sólo existe en la cabeza de Portillo.

CMS: Hay un juego de máscaras, impuesto por el mismo Portillo...
CC:
Claro. Toda la novela está dentro de la cabeza de Portillo, todo gira alrededor de él. En realidad yo pretendí escribir la novela de esta manera. En un determinado momento la novela se empezó a escribirse sola. Es una típica novela metanarrativa (novela dentro de la cual se elabora otra novela).

CMS: Incluso, podría parecer un ajuste de cuentas...
CC:
Sí, podría parecer un ajuste de cuentas con alguna persona, con un escritor que podría ser Montero. Pero no es cierto. Porque la persona que inspira a Montero es muy evidente, y con la cual tengo muchísima amistad. Y no se parece en nada al Montero de la novela, salvo por algunos rasgos del Montero de la fiesta (que se relata al inicio). La persona real, además, ha perseverado en la escritura a diferencia del Montero de la novela.

CMS: ¿Cómo fue su acercamiento a los beatnicks?
CC:
Cuando llegué a París, me encontré con el surrealismo. Y en esa época conozco a la generación Beat, sobretodo Jack Kerouac y Los vagabundos del Drama, que fue el primero libro que leí. Y él no corregía. Yo era alumno de Roland Barthes en París, y Barthes tenía una idea muy parecida. Y Burroughs también, con su estética de las asociaciones libres: cortar una frase de un texto y pegarlas con otros textos.

CMS: ¿Es consciente que muchos lo consideran un autor de culto?
CC:
Para mí es un gran halago. Pero también siempre me han dicho autor raro, y raro no soy (ríe). Iwasaki acusó una vez a Thays, quien siempre hablaba bien de mí, por ser partidario “de un autor raro, huraño”. Y no es así. Lo que si no soy muy sociable, pero tímido no soy. No soy de ir a reuniones.

CMS: Usted ha señalado que sus primeros libros era “oscuros” ¿Cómo podría definir su literatura actual?
CC:
No es una literatura fácil para el mercado, pero sí para el goce estético del lector.

CMS: ¿En qué momento se produce este cambio?
CC:
Me enfermé. Me dio una enfermedad terrible que le da a una persona entre un millón de personas. Te levantas a las ocho de la mañana, perfectamente bien, a las diez te empiezas a cansar, a las doce del día estás bastante cansado y a las tres de la tarde estás echado en la cama. Estuve dos o tres años inutilizado, movilizándome con una enfermera. Lo único que podía mover eran las dedos. Fueron varios años que me dediqué a escribir novelas y cuentos. Esta es una primera novela de una serie de novelas, libros de cuentos, libros de ensayos. Poco a poco me fui recuperando y ahora estoy sano nuevamente. Por eso presenté el libro, yo nunca había presentado un libro en mi vida. Este lo presenté porque era un rito de renacimiento.

CMS: ¿Cómo ve la narrativa última?
CC:
A mí me parece muy interesante. Primero por su diversidad. A mí me da pena esta discusión entre andinos y costeños, porque, además, tengo amigos en ambos lados. Yo veo que en esa heterogeneidad, como la llamaba Antonio Cornejo Polar, radica la riqueza de la literatura peruana. Tiene mil formas de expresión, desde la literatura andina como Colchado y otros hasta esta literatura metanarrativa de mundos imaginarios que es la que escriben algunos escritores de estruendomudo.

CMS: ¿Y los premios...?
CC: Es bueno que escritores peruanos ganen premios. Me parece una tontería tener envidia. Si los ganaron, los ganaron pues. Haber ganado el Alfaguara o el Herralde es bueno para la literatura peruana, eso hace que las editoriales del mundo se interesen por autores de acá.

Entrevista a Mario Montalbetti


Mario Montalbetti es, además de lingüista, un estupendo poeta. Una prueba ineludible es, por ejemplo, su más reciente poemario Cinco segundos de horizonte, publicado en una preciosa edición por el Album del universo bacterial. Un acogedor rincón de la librería El Virrey de San Isidro fue el escenario idóneo para una charla que reproduzco a continuación. Se trata de la versión completa de la editada que apareció en el diario Correo.


CARLOS M. SOTOMAYOR: en Cinco segundos de horizonte uno de los versos dice: “Lo que realmente importa no es detectable con facilidad”. Existe incapacidad para ofrecer una mirada honda sobre las cosas...
MARIO MONTALBETTI:
Sí, eso está referido a esta especie de formidable olvido que el pensamiento verbal tiene entre nosotros. Es decir, es desolador ver cómo los peruanos en general no desarrollamos el pensamiento verbal en muchos niveles. Los primeros debates del nuevo Congreso son sobre un perro, sobre el sueldo y sobre las oficinas. Y cada vez que existe la posibilidad que exista un debate sobre algo serio, como lo planteado por las congresistas Uribe y Supa sobre el quechua, es considerado simplemente una incomodidad. Aparentemente se resuelve diciendo “traigan un traductor”. Pero somos incapaces de reflexionar sobre temas que son mucho más serios. En ese sentido, sí, creo que en el libro hay una reflexión sobre la pobreza del pensamiento verbal entre nosotros.

CMS: Usted publica poco...

MM: Creo que es importante escribir, pero no es siempre importante publicar. Distinción que mucha gente no hace y tiende a publicar todo lo que escribe. Escribo constantemente, no sólo poesía, también crítica y sobre lingüística. Poesía no escribo tanto; hace un año que no escribo un verso. Lo cual no me preocupa, vendrá cuando deba venir. Pero no soy un escritor profesional de poesía, en ese sentido.

CMS: ¿Cómo conviven la poesía y la lingüística?
MM:
Muy mal. En lingüística trato de probar que el lenguaje no existe y en poesía trato de probar que estoy equivocado. La materia prima es la misma, de alguna manera, pero es una convivencia muy difícil: del lenguaje bajo la óptica del lingüista y el lenguaje bajo la óptica del poeta.

C: Se ha puesto sobre el tapete, desde fines del gobierno anterior, la posibilidad de un Ministerio de Cultura.
MM:
Si distinguimos, como no sé quién distinguió, que cultura es lo te hacen y arte es lo que haces. El Ministerio de Cultura es algo que te van a hacer, no va a ayudar a que tú hagas arte. Si el Ministerio de Cultura está dedicado a preservar los patrimonios arqueológicos y no arqueológicos de este país, bueno, puede ser. No estoy muy entusiasmado con la idea, y estoy obviamente en desacuerdo de un Ministerio del Arte, por ejemplo, porque esas cosas no van por ahí. Creo que el país tiene problemas más agudos que discutir si necesitamos un Ministerio de Cultura.

C: ¿Qué lo desanima de la idea del Ministerio de Cultura?
MM:
Primero, el hecho de para qué está, para qué sirve un Ministerio de Cultura. Y segundo, que no hay ninguna discusión sobre para qué va a servir, para que va estar ahí. Ese es un caso más en el cual alguien lanza la idea y parece que eso es suficiente, que todo el mundo debe decir sí o no, pero nadie reflexiona sobre qué es lo que debe hacer y qué es lo que no debe hacer. Y en ese sentido, si es que no hay un debate sobre eso, y aquí no hay debate sobre nada, la decisión sobre si hay o no un Ministerio de Cultura terminará siendo un gesto vacío.

C: Es casi como cambiarle simplemente de nombre al INC y llamarlo Ministerio de Cultura...
MM:
Por ejemplo, ¿no es cierto?. Una red de burocratización de lo que ya tenemos, no es muy interesante, en ese sentido.

C: Nunca hubo una política cultural y educativa seria...
MM:
Pero no sólo no ha habido en cultura y en educación, no ha habido en nada. Hagamos un ejercicio de reflexión: en los últimos 50 años qué ideas verbales hemos producidos los peruanos. Un recuento más o menos rápido, independientemente si estás de acuerdo o no con la idea: Flores Galindo, con su idea de la utopía andina; Gustavo Gutiérrez, con la idea de la teología de la liberación; Hernando de Soto con su crítica de la formalidad y la informalidad. ¿Qué más hemos producido? ¿Dónde se producen, quiénes las producen? No hay una práctica de discusión o de crítica. Dejo de lado el periodismo, que en realidad es casi totalmente irrelevante a lo que está pasando en la cultura en este momento. Entonces, no es un problema que no se discutan políticas educativas y políticas culturales, no se discute nada o no se discute nada con seriedad. Te doy un ejemplo. La gastronomía. A alguien se le ocurrió decir, no sé por qué, que era la primera vez que hay un acuerdo nacional en relación a nuestra gastronomía. ¿De dónde han sacado esta idea? Una idea totalmente limeña, creo yo. Salvo el libro de Hinostroza o el libro que va a salir de Mirko y Vera Lauer, todos son libros de fotos y recetas. No hay ninguna discusión sobre qué está pasando con la gastronomía, por qué empieza a ser un tema de discusión. Y cuando quieren discutir algo, se discuten cosas nuevamente ridículas, del tipo si la copita de pisco debe tener barrita o no debe tener barrita. No jodas, pues. Tú lees la página cultural de El Comercio, se dedican a celebrar los cumpleaños de Madona. No hay nada más.

C: No hay una discusión seria sobre el pedido de las congresistas de hablar en quechua...
MM:
Tienen todo el derecho de hablar en Quechua. Es el mismo tipo de postergación del que hablábamos todos hace unos meses, la postergación del pueblo quechua, la postergación del sur del país. Se olvidaron de eso, ahora es simplemente una incomodidad. Tenemos una habilidad para, cada vez que tenemos un tema importante, meterlo bajo la alfombra o hacerlo desaparecer. Y sí discutimos si esta oficina es mía o tuya. Creo que deberíamos de una vez por todas no postergar ciertos debates, como el de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que nunca ha sido discutido. Y nuevamente regreso a lo que tú mencionabas, son reacciones histéricas del Cardenal, de las Fuerzas Armadas, de los partidos políticos, de “no me gusta lo que dijeron”. Probablemente sea uno de los documentos más importantes que se ha producido en este país en los últimos 50 años. Claro, preferimos discutir otras cosas.

C: Usted ha sido discípulo de Chomsky ¿Cómo resumiría su importancia intelectual?
MM:
Su importancia intelectual tiene dos vertientes. La lingüística, pues probablemente Chomsky es responsable de una de las dos ideas lingüísticas más importantes del siglo XX, la teoría conocida como gramática generativa. Y la otra vertiente es la vertiente política, donde tiene una serie de ideas sobre lo que está ocurriendo en el mundo. Pero tal vez lo más importante de Chomsky no sea sólo las ideas que él tiene, con las cuales uno puede o no estar de acuerdo, sino la seriedad de su pensamiento para examinar los hechos que están ocurriendo, el carácter crítico y analítico de su mente.

C: Aquí se le criticó algunas opiniones que dio sobre nuestra realidad política...
MM:
Está bien que lo critiquen, pero que no se den estas reacciones automáticas. Todo el mundo se siente más o menos seguro en la idea de encasillar a Chomsky como un radical izquierdista, antisionista, en fin, todos estos membretes que le ponen. Y yo pienso que la parte más interesante de Chomsky, además de sus ideas, es la forma con la que llega a sus ideas.
No es que Chomsky sea incriticable. Y si es que las versiones que tiene Chomsky sobre la realidad peruana o mundial son equivocadas, entonces alguien tendrá que decir por qué lo son. Y lo que hay que promover ahí es realmente el debate, es decir, el intercambio de ideas, de análisis y de raciocinios, antes que simplemente está cosa fácil de etiquetar, que, además, demuestra ciertas debilidades mentales de quienes hacen estas acusaciones.

Aproximaciones a "Demian" de Hesse


Ni Dios ni el Diablo

Escribe: GUSTAVO KANASHIRO FONKEN*

¿Qué son las reglas sino limitaciones que nos impone una sociedad? ¿De qué sirve una moral si ésta nos va a privar de nuestra plena libertad? ¿Hasta dónde debe el hombre ser capaz de actuar? Demian nos plantea la duda, el eterno cuestionamiento sobre la conducta humana y la falsa libertad a la que muchos estamos atados. Llevar una vida inmaculada no es la respuesta definitiva, así como tampoco lo es el libertinaje sin barreras. ¿Qué es lo que queda entre ambos polos?

Sinclair abre la obra presentando su infancia como la de cualquier niño de familia correcta. Por la forma en como se va expresando en la novela, se deduce que se hallaba encerrado en un bloque de paredes de cristal, clásico caso. Podía ver ese mundo que coexistía con él, del que se hallaba privado paternalmente y que, por el mismo hecho de ser “indebido”, lo llamaba cada vez con más intensidad. Es imposible tratar de tapar el Sol con un dedo, y es imposible vendarle la vista a alguien. Tarde o temprano, la educación clásica colapsará, y dejará al descubierto a una persona llena de vacíos espirituales que esa caja de cristal no pudo llenar, por el mismo hecho de no contener a nadie más que a uno mismo.

La primera ruta de escape de esa falsa paz interna fue Franz. La necesidad que sintió Sinclair de mostrarse “no tan santo” ante esa sociedad que lo presionaba, terminó acorralándolo en un dilema del que sólo supo salvarlo Demian, y luego Pistorius. ¿Cómo se le podría llamar a quien lleva el mismo título de la obra? Las ataduras que le propuso a Sinclair no son esas moralistas ni religiosas, esas que tratan de mostrarnos el camino del bien y el camino del mal, sino más bien unas pertenecientes a la que se le podría llamar una moral “humanista”. Para Demian no hay bien ni mal. Incluso se atrevió a llamar al Dios cristiano como uno incompleto, pues carece de una suerte de lado oscuro. El dios que buscó, Abraxas, carecía de esa dualidad. “Nuestra religión (Abraxas) es practicada como si no lo fuese. Se la presenta como producto de la razón.” Esta misma carencia es la que emplean para salvar a Caín de esa satanización en la que se halla sumergido en los textos de la Biblia. Inclusive, llegan a utilizarlo como imagen para denominar a todos los que dejan de lado aquellas ataduras moralistas: La Marca de Caín.

Caín y todos los marcados presentaban una peculiaridad: por el sólo hecho de encontrarse a sí mismos fueron condenados. Y sin embargo, es ésta actitud la que Demian le impulsa a Sinclair cumplir. Como bien dice al final del libro, en una de sus frases agonizantes, la humanidad, tal como va ahora, va directo a su destrucción. Huyendo de su propia naturaleza, condenando la libertad plena del alma, planteando modelos a seguir. La única salvación visible es la que simboliza la figura del ave en su cascarón. Romper el huevo del mundo para poder nacer y así volar hacia una suerte de salvación personal, la cercanía a Dios.

La evolución a la que Sinclair es expuesto desde su inicial concepción del mundo (en casa el bien, fuera del hogar el mal) hasta la absorción del mensaje de Demian, "El ave rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer ha de romper el mundo. El ave vuela a Dios. Hay un nombre: Abraxas.” Es todo un proceso psicológico que se vio influenciado por distintos ángeles que salvaron a Emil de engañarse con los estereotipos del bien y el mal. Pistorius, Demian, incluso Eva (madre de Max) con su naturaleza femenina. Todos son factores que modifican a Sinclair durante los años que relata en la novela. Sin embargo, la obra abandona por mucho el simple relato de cómo crece un muchacho. Habla de cómo la humanidad no depende de esos esquemáticos modos de vida que quizá nos convierten en esos seres discriminadores, orgullosos y altaneros que somos. Creernos superiores a otros que siguen otro tipo de vida, suponer que el bien debe dejar completamente de lado el mal, que una vida plena no requiere de una libertad humana es como estar encerrados en un cascarón. Más de una vez Demian le recuerda a Sinclair, que los impulsos del alma no deben ser contenidos por las ataduras a las que nos sentimos apegados. Nosotros debemos “ser” esos impulsos, son lo que más nos humaniza. Rechazarlos sería como destruirnos lentamente.

*Estudiante del 5to. de secundaria del Colegio de La Salle.

sábado, 19 de agosto de 2006

Entrevista a Alberto Fuguet


Los personajes de Alberto Fuguet, aquellos que aparecen en libros como el reciente Cortos (Alfaguara) y en su primer largometraje Se arrienda, tienen algo en común: todos ellos buscan evadir la terrible condición de ser “extras” en sus propias vidas. El autor chileno presentó su ópera prima en el Décimo Encuentro Latinoamericano de Cine de Lima y además promocionó Cortos, su última entrega literaria.
CARLOS M. SOTOMAYOR: ¿En qué momento te das cuenta de que llegó la hora de filmar tu propia película?
ALBERTO FUGUET: Hubo un momento, creo que debe haber sido hace cinco o seis de años, que empecé a asustarme. Empecé a darme cuenta de que la cosa se iba a poner antipática en mi vida, que la iba a pasar mal si yo no filmaba, que la literatura ya no me bastaba. Creo que también ayudó un poco la adaptación de Tinta roja en la que yo no participé en nada por decisión mía. Fue algo como frustrante, algo muy ligado a mí que ni siquiera toqué. También tuvo que ver una pasada por Lima mientras filmaban Tinta roja. Pancho Lombardi me invitó al set y creo que ahí fue el momento en que dije: aquí tengo que empezar. Y recuerdo que le pedí consejos a Pancho.
CMS: ¿Encuentras vínculos entre los personajes de tus libros con el personaje de Se arrienda?
AF: Todos vienen de mí, todos tienen sangre mía. Siento que si dos personajes que sin conocerse se encontrasen en un tren podrían empezar a hablar y se harían amigos. Porque todos tienen cosas en común. Sí tengo la idea de que los personajes que hago son míos, en el verdadero sentido del término. Los quiero, conozco cómo huelen. Te voy a confesar algo, tenía tan claro cómo se vestía Gastón (personaje del filme Se arrienda) que todo lo que proponían yo lo rechazaba. Daniela me dijo entonces: es mejor que yo vaya a tu casa. Por eso mucha de la ropa de Gastón es mía.
CMS: En tus personajes hay una intención de no ser extras en sus propias vidas...
AF: Yo creo que todo el mundo, sea artista o no, quiere que su vida tenga sentido y sentirse más o menos protagónico. Es la idea de saber que tienes un rol. En Cortos y en Se arrienda uno de los temas que las atraviesan es tener un lugar en el mundo, saber de dónde eres y si eres útil. Pertenecer a algo. En general mis personajes tienen problemas para pertenecer, están un poco a la deriva, medio perdidos. Y creo que no sólo son mis personajes, ni sólo soy yo, aunque no soy tan perdido, pero algo tengo de eso. Me siento muy cercano a esa gente.
CMS: Cortos, como tu anterior libro, tiene una impronta cinematográfica...
AF: Para mí Cortos era de alguna manera una despedida de la literatura tradicional. Este libro lo publiqué en Santiago un mes antes de rodar (Se arrienda). Lo publiqué porque yo sentía que necesitaba sacar dos libros (con Las películas de mi vida) antes de lanzarme a filmar, antes de pasar al otro lado. Un libro bisagra.
CMS: ¿Una suerte de transición?
AF: Claro, una entrada al cine. Yo quería hacer un combo con Las películas de mi vida: largometraje a color, y con Cortos: cuentos cuestionados en el fondo como estructura, en blanco y negro.
CMS: ¿Cómo concebiste conceptualmente Cortos?
AF: Me di cuenta de que cada cuento debía tener una puesta en escena. Tenía que estar diseñado y escrito teniendo en cuenta que lo visual fuera muy importante. Traté que cada cuento fuera puesto en escena y la puesta en escena debía obedecer a la historia o al personaje principal. Los tres mejores ejemplos, para mí, son “El far west”, “La hora mágica” y ”Road story”.
CMS: ¿Elegirías entre el cine y la literatura?
AF: Si me obligan a elegir con una pistola, yo elijo el cine. Por suerte eso no ocurre y dudo que ocurra. Lo que sí creo que va a pasar es que la literatura va a encontrar su lugar junto con el cine y ambos se van a mezclar, posicionar y encontrar sus propios tiempos. Yo creo que voy a escribir libros distintos a los que escribía antes y creo que también voy a filmar distinto. Estoy preparando un libro actualmente que yo defino como una suerte de Cortos 2, pero de no ficción. Un libro como de retazos, de crónicas, de apuntes, de memoria y de opinión sobre cosas que me interesan y me gustan. Una especie de autobiografía grouppie. Y no tanto escribiendo sobre mí, sino sobre otros que me interesan a mí. Creo que puede salir a fin de año y se llamaría Viajar a solas. Como Piglia, pienso que todo libro o película es un viaje, un viaje que uno emprende a solas. Al otro lado
CMS: Tú has hecho crítica de cine en una época. ¿Cómo ha recibido la crítica tu película en Santiago y qué sensaciones has experimentado al pasarte al otro lado?
AF: Hay dos frases que usaste que me gustan: “Santiago” y “al otro lado”. Sí creo que uno pasa al otro lado, es como pasar a la dimensión desconocida. Creo que de verdad quien ha sido crítico de cine o de libros y luego ha filmado una película o escrito un libro, puede usar esa frase sabiendo realmente el término. Ahora, me preguntas qué opinó la crítica de Santiago, yo me di cuenta rápidamente, antes de hacerla, que yo no estaba haciendo una película sólo para Santiago. Me parece un error el estar preocupado sólo de lo que ocurre en tu villa y en tus cuatro cuadras. Yo creo que un crítico que pasa al otro lado tiene algo de traidor. Por lo tanto, hay parte de la cédula a la cual tú perteneciste que se siente un poco traicionada, lo reconozcan o no. Yo lo puedo decir con claridad y con firmeza. Por lo tanto, yo estrené preparado para que me pasara algo. Curiosamente fue más lo positivo que lo negativo.

viernes, 4 de agosto de 2006

Entrevista a Jorge Herralde

Jorge Herralde, el fundador y director de la prestigiosa editorial Anagrama, conserva intacta la inmensurble pasión por la labor editorial. Apropósito de la Feria Internacional del Libro, Herralde visitó Lima para presentar Para Roberto Bolaño (Estruendomudo, 2006), libro homenaje al celebrado escritor chileno. Aquí, la versión completa de la conversación que apareció editada en el diario Correo.
Testimonio a la amistad
Carlos M. Sotomayor

Correo: En Para Roberto Bolaño usted habla acerca de “ciertos indicios de una despedida” del escritor chileno antes de morir.
Jorge Herralde:
Bueno, yo diría que es una psicología más o menos barata. Es muy difícil meterse en la mente de cualquier persona. Lo que sí es claro es que 2666 es una novela en la que, más que contra la enfermedad, lucha contra la muerte. Y esto atraviesa la novela con una tensión particular.

C: Bolaña quería publicar 2666 en cinco tomos, ¿verdad?
JH:
Cuando estuvo terminando de escribir, contra reloj, la novela 2666, pensó que sería más rentable para el futuro de sus hijos partirla en las cinco partes. Son cinco novelas que son independientes, pero está muy claro que leídas a la vez se potencian mutuamente. Entonces, cuando murió, yo la leí, la devoré, me pareció una novela extraordinaria que marcaría el futuro de la literatura en lengua española. Entonces pensé que la decisión de partirla era un error. Coincidimos con Ignacio Echevarria, gran crítico español y amigo de Roberto, y con la viuda. Y decidimos hacer una primera edición con la obra entera. Por fortuna ha funcionado muy bien, los comentarios de la crítica han sido unánimes sobre lo acertada de la decisión. Y económicamente muy bien, se han vendido casi 40 mil ejemplares. Por ello el año próximo se publicará en cinco tomos en nuestra colección de bolsillo. Aunque quizás nos animemos sólo en dos tomos: dos novelas en uno y tres en el siguiente.

C: ¿Cómo era la relación autor-editor, más allá de la amistad que los unía?
JH:
Como editor puedo decir que los manuscritos de Roberto Bolaño estaban escritos con una pulcritud absolutamente pasmosa. Había minimísimas correciones. En Los detectives salvajes, novela torrencial, habían cuatro de los muchos de capítulos o minicapítulos que yo creí que necesitaban cierta poda. Esto los discutimos largamente y de una forma que yo diría ferozmente cordial. Y aceptó recortar dos, pero se mantuvo en sus trece en los otros dos. Fue el único caso de una minidiscusión.

C: Nocturno de Chile tenía, según tengo entendido, un título originalmente distinto.
JH:
Sí, eso motivó una segunda discrepancia, pero finalmente cedió. El quería titularla Tormenta de mierda. Yo le dije: Roberto, no es que yo o Anagrama sea una editorial precisamente mojigata. Hemos publicado, entre muchos autores salvajes, a Bukowski con títulos como La máquina de follar. No es por problema de ser pacatos pero creo que ese título podía ahuyentar a lectores, y eso sería una pena. Luego me enteré que Juan Villoro, nuestro común amigo, también estaba en contra de ese título. Finalmente Roberto tiró la toalla (risas).

C: Bolaño era muy directo con sus críticas a ciertos autores considerados “vacas sagradas”.
JH:
En la vida normal y cotidiana no era una persona que estuviera despotricando contra autores que no le gustaban, sino más bien hablaba de autores que le gustaban. Y además era muy generoso. Leía a sus contemporáneos, a autores más jóvenes, cosa bastante infrecuente a partir de cierto nivel de rango de un autor. Ahora, en entrevistas, cuando le preguntaban él respondía sinproblemas y sin empachos lo que pensaba. El era muy crítico con aquellos escritores que creía que en aras del mercado habían rebajado su exigencia. Sobretodo ciertos epígonos del realismo mágico, como Isabel Allende o Luis Sepúlveda.

C: Con qué otros autores latinoamericanos ha entablado amistad...
JH:
Con muchos. Empezando por Sergio Pitol, amigo mío en Barcelona cuando aún no era autor de Anagrama, en los años setenta. Y a partir de los ochenta he publicado prácticamente toda su obra. Otro caso, Alfredo Bryce Echenique, a quien también conocí en Barcelona principios de los años sesenta. Y entonces empecé a publicarlo. Mis novelas preferidas de Bryce están en Anagrama. Y algunos más recientes Juan Villoro, Alan Pauls.

C: ¿Conoce nuestra literatura, además de Vargas Llosa y Bryce?
JH:
No le he seguido mucho, porque debo seguir muchas literaturas. Estoy al tanto de nuevos nombres como Roncagliolo. En Estruendomudo han publicado a un autor del que me han hablado bien: Ricardo Sumalavia. Luego también Iván Thays; leí una novela (La disciplina de la vanidad) que publicó en España en torno a un congreso de escritores y me pareció francamente interesante. Como ves mi conocimiento de literatura peruana no es que tenga lagunas de ignorancia sino océanos.

C: Se habla mucho del placer del escritor, pero poco del goce del editor...
JH:
Yo tengo la fortuna de conocer este goce con frecuencia desde 1969. A mi me gusta el trabajo editorial en muchos registros, fundamentalmente el de la lectura, pero también el de planear colecciones. Intervengo mucho en el aspecto físico del libro, escojo ilustraciones, con el grafista trabajo muy mano a mano en el diseño de nuevas colecciones. Me preocupo que las traducciones sean las mejores.