martes, 19 de diciembre de 2006

Ildefonso sobre poemario de Andrea Cabel


Miguel Ildefonso, quien acaba de publicar la novela Hotel Lima, ha escrito un artículo sobre Las falsas actitudes del agua, ópera prima de la talentosa poeta Andrea Cabel. El referido artículo aparece en Letras S5.
Adjunto un pequeño fragmento del mismo:
"La apuesta de Cabel está en la metáfora, en la imagen poética y el verso libre y experimental, cuyos referentes pueden ser Eielson, Belli o Hinostroza, pero que ella, precozmente, ha sabido penetrar en el fondo: hurgar en la raíz del lenguaje para que brote una voz personal. La poeta se hace lenguaje y sufre los procesos de su propia creación: "yo queriéndote,/ tú volando como astro de fuego./ créeme que me derrumbo/ ante tu voz que me nombra,/ que no hay bastión, ni primavera/ ni tabla en mar violento / que no concibo mañanas sin rezarte a mi lado". Si por un lado hay esta expiación personal dentro del flujo del agua, en un ámbito cerrado, por otro lado hay un mundo exterior que está atravesando la ventana. La imagen de la ventana es importante para traer lo mítico a lo histórico: "no/ no hay más miedo que este/ que el de la ventana"

Entrevista a Oscar Málaga


Oscar Málaga se define como un poeta que escribe narrativa. Así, cual verdadero orfebre del lenguaje, ha urdido El secreto de la trapecista (Alfaguara, 2006), una novela atiborrada de singulares personajes cuyas extravagancias van de la mano con una ternura inapelable.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Los personajes de tu novela son seres peculiares, portadores de una locura blanca. ¿Cómo surgieron?
Creo que es muy difícil plantear cuál es la génesis de una novela. Creo que hay una serie de factores que se van acumulando, juntando. Y que un día encuentran una vertiente de salida, una especie de disparador. Ese disparador fue un sueño. Un sueño en donde yo miraba, de una manera extraña, toda la vida de un circo, la vida cotidiana del circo.

La novela nos ofrece un fresco de un país que podría ser, al mismo tiempo, el Perú de ayer, de hoy y, posiblemente, de mañana...
La novela no es histórica. Eso quiero dejarlo en claro. No he hecho ninguna investigación para la novela. A pesar de que doy datos precisos en algún momento, no son reales, son inventados, ficción pura. Pero yo soy peruano, me he nutrido de lecturas y realidades peruanas. La ficción es el resultado de eso. La novela se torna como una gran metáfora sobre lo que es la construcción de un país que parece que nunca terminará de construirse. Por eso la novela es atemporal.

La novela presenta dos mundos, diríamos, antagónicos: el del circo y del lugar al que arriban...
Creo que como resultado de la ficción me fui dando cuenta de que estaba enfrentando dos mundos diferentes. Conforme iba escribiendo la novela me fui dando cuenta que había dos mundos con particularidades diferentes. El mundo del circo era un mundo solidario, coherente. Y el mundo exterior al que ellos habían llegado era un mundo entrado en confusión permanente, donde nada era claro, donde nada se sustentaba.

También es una novela que presenta romances singulares...
Es un mundo en el cual suceden muchas cosas. Y una de las cosas que más suceden son las relaciones afectivas. Hay una relación afectiva extraña entre Don José y La trapecista, una relación afectiva apasionada entre La trapecista y El tragafuego, una pasión desesperada entre La mujer barbuda y El hombre más fuerte del mundo.

Son personajes que inspiran ternura...
Sí, es una novela que está llena de objetos tiernos, de personas que en el fondo son bastante puras. La sensación que tienes al leerla es una situación de frescura. Pero esta frescura no tiene donde desarrollarse de manera natural, salvo en el circo.

¿Qué vínculos tendría esta novela con la anterior?
El lenguaje. Creo que el lenguaje sigue siendo un lenguaje cargado de poesía. Blues de un gato viejo está más circunscrita a la vida personal de dos personas. Esta trata un mundo un poquito más complejo, con mayores vinculaciones.

El protagonista de la novela anterior era aficionado a recortar de los diarios las noticias extraordinarias. En esta novela los personajes son extraordinarios.
Es un hecho que no lo había visto, pero es verdad. Pero en este caso todos estos personajes extraordinarios tienen un mundo extraordinario donde se desarrollan como seres extraordinarios.

Hinostroza decía que a pesar de dominar la narrativa y el teatro, él se consideraba esencialmente un poeta. ¿Te sucede lo mismo?
La poesía para mí es el arte del lenguaje por excelencia. No hay momento en que la palabra adquiera tal valor que en la poesía. Yo creo que la poesía puede atravesar todos los géneros literarios. Creo que la poesía debe invadir todos los géneros de la literatura, pero no para hacerla más compleja, sino para hacerla más rica de sonoridades, de lenguaje, de significado. Yo me considero fundamentalmente un poeta que escribe narración.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Hinostroza y una nueva distinción


Rodolfo Hinostroza, uno de nuestros más importantes poetas (que además transita con destreza por la novela, el cuento y el teatro) acaba de obtener una nueva distinción internacional gracias a su libro de gastronomía: Primicias de cocina peruana. Se trata del importante Gourmand World Cookbook Awards 2006, en la categoría "Best Foreign Cookery Book" en castellano.
Me cuentan que la presente edición del premio estuvo más reñida pues se recibieron más de 5000 libros de 60 países diferentes.
Todos los ganadores (de cada lengua) competirán por el título de El mejor del mundo. El resultado se conocerá el 6 de abril del próximo año. Esperemos que Rodolfo se haga del premio. He podido hojear el libro y, además de la lujosa edición, se trata de un trabajo de primer nivel.

viernes, 15 de diciembre de 2006

"Vinilo" de Kike Sánchez Hernani


Hoy por la noche -8.00 p.m.-, en el Jazz Zone, el poeta Enrique Sánchez Hernani presetará su más reciente poemario Vinilo. Se trata de un tributo al rock. El concepto del diseño del libro (de evidente reminiscencia a los años sesenta, además de un formato tipo disco) es obra de Carso (para quienes no lo sepan, mi querido progenitor). Me cuantan (Oscar Málaga, primero, y luego Adrián Portugal) que Kike ha ofrecido debutar como cantante.

domingo, 26 de noviembre de 2006

Calamaro: Made in Argentina


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Confieso públicamente que, a pesar de ser un incondicional devoto de la música de Andrés Calamaro, no había tenido la oportunidad –o el goce– de ver (mucho menos presenciar) un recital completo de este talento argentino. Pero como toda deuda, ésta debía ser saldada. Y vaya que lo fue. Gracias a Ericka, quien me acaba de regalar hace unos días el DVD Made in Argentina, pude apreciar la potencia musical que es capaz de desplegar Calamaro en una presentación vivo. Se trata de un concierto realizado den Buenos Aires, que significó, si mal no recuerdo, uno de sus tantos regresos a escenarios argentinos.
Además de entonar temas clásicos de su discografía, como “Mil horas”, “Te quiero igual”, “Flaca”, “Crímenes perfectos”, Clonazepan y circo” (uno de mis favoritos), entre otros, el buen Andrés compartió escenario con dos personajes del rock argentino. Uno fue Vicentico, el que fuera cantante de los Fabulosos Cadilacs, con quién entonó “El cantante” y “Vasos vacíos”. Y el otro: nada menos que el gran Litto Nebbia, una leyenda viviente de la historia del rock latinoamericano. Los conocedores saben que fue líder de una de las pioneras bandas del rock latinoamericano llamada Los gatos y que es el autor, junto con el desaparecido Tanguito, de la que se considera la primera canción del rock en español: “La balsa”. La leyenda dice que el tema fue compuesto en el baño del bar La perla del once. Con Nebbia entonó tres temas: “Nueva zamba para mi tierra”, “Yo no permito” (tema de Litto) y “Para no olvidar” (tema de Andrés). En resumen, un tocada estupenda que ha quedado registrada en un DVD oficial. Recomendable para todo aquel fanático, como yo, de Andrés Calamaro.

"Todas mis muertes" de Ezio Neyra

Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

En Todas mis muertes (Alfaguara, 2006), segunda novela de Ezio Neyra, cohabitan dos historias –separadas en espacio y tiempo– que se van sucediendo de manera simultánea. Ambas tienen como protagonista a Francisco Neyra (quizás un alter ego del mismo autor): una sitúa al protagonista en el presente, en la ciudad de Arequipa, en donde trabaja como periodista; y la otra, corresponde a los recuerdos de su infancia, aparentemente feliz, en Camaná.
En la primera observamos a Francisco Neyra contándonos cómo ha sido despedido de su labor de periodista cultural del diario La Opinión (producto de un autosabotaje), para luego ser recontratado como reportero en la complicada sección de policiales: se le asigna el caso del prófugo Cardemil, el único de los asaltantes de un banco que no había sido capturado por la policía. De esta manera, Neyra empieza la pesquisa de Cardemil, pero ésta, ante la ausencia de ánimos para ejecutarla, deviene en una mucho más significativa para él: rastrear en al pasado, en su infancia –como una especie de urgencia psicoanalítica– un episodio irresuelto.
La historia de la búsqueda de este delincuente (Cardemil) queda inconclusa y desantendida muy tempranamente. Esto puede obedecer a un descuido del autor, pero también a una intención de la que se ha valido para situar dos espacios de tiempo que le permitan hacer notorio el viaje al pasado del protagonista. Sin embargo, al finalizar la novela uno queda con demasiadas interrogantes respecto a esa historia.
Es la segunda historia la que, como dijimos, acapara la importancia de la novela. Estos periplos hacia atrás, a su infancia “feliz” en Camaná junto a sus primos, lo conducen a un momento traumático de consecuencias posteriores: el haber presenciado, in situ, el asesinato de su abuelo. El protagonista necesitaba enfrentarse con su pasado (conviene mencionar que después de este hecho, la novela da entender que nadie en la familia del protagonista vuelve a tocar el tema e, incluso, él y sus padres nunca más regresaron a Camaná). Neyra acepta de esta manera la muerte de su abuelo y, con ella, todas sus muertes: la de sus demás familiares y, de una manera simbólica, el fin (una muerte más) de una infancia idílica.
Sin embargo, existe otro gran tema que se desprende de la novela y que ha sido acotado por el crítico Javier Agreda: el enfrentamiento entre lo masculino y lo femenino. Tópico que se halla presente también en Habrá que hacer algo mientras tanto (Solar, 2005), su estupenda y arriesgada ópera prima. En aquella, ese enfrentamiento se percibía en el contraste de las personalidades de los personajes. Alto y, en especial, Gordo asumían peculiaridades evidentemente masculinas (lo que se entiende por masculino en una sociedad machista) mientras que Mediano, un ser demasiado melancólico, asumía rasgos “femeninos”.
En el caso de Todas mis muertes, puede notarse el enfrentamiento del protagonista (un ser sensible, escritor, periodista de la sección cultural, apegado a la madre) con la figura masculina, patriarcal, en realidad, tanto de su padre (una escena de la novela muestra como el pequeño Francisco debe acatar los humores de su progenitor) como del abuelo (el verdadero patriarca de la familia dueño de todos los vicios propios de un machismo férreo). Una novela que no desentona, sin duda, pero que, en mi opinión, no supera a la anterior, mucho más ambiciosa en el tratamiento el lenguaje y en las posibilidades simbólicas.

Entrevista a Andrea Cabel

Andrea Cabel obtuvo el Premio de Poesía Esquina de papel, convocado por la Municipalidad de Lima y el C.C. de España, gracias a un estupendo poemario titulado Las falsas actitudes del agua. Esta es la versión completa de la entrevista que apareció editada en Correo.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Se percibe en tu poesía un especial cuidado con la palabra, una predilección por el lenguaje. ¿Cómo es en tu caso el proceso creativo?
Confieso que escribo bastante y que de todo lo que escribo, selecciono poco. El proceso es largo e intenso, lleno de impotencia. Siempre me tomo mi tiempo para atrapar las imágenes y sensaciones que me impulsan a escribir; luego, me tomo más tiempo para trabajarlas, y después las dejo libres, solas. Regreso y las miro de nuevo. Entonces, evalúo si manifiestan lo que yo quería y necesitaba, si son reconocibles a los demás ojos. Cuando consigo eso, he empezado a hacer un poema.

En el libro hay un gran despliegue de imágenes que me dan la sensación de ser pequeños guiños con la plástica.
Creo que los trazos expresionistas, abstractos e incluso los surrealistas están en muchos poemas. No fue mi intención hacerlo, pero entiendo que esta lectura es factible y válida porque la intertextualidad puede aplicarse a todo el lenguaje, y el lenguaje poético, es también plástico. Pienso trabajar más en esto. Creo que la pintura por ejemplo, es un terreno enorme y lleno de poesía. En alguno de mis poemas, menciono asimismo, a Egon Schielle, sin duda, sus pinturas además de gustarme, siempre me impactaron. Y aunque sea solo una mención, ésta encierra una metáfora en sí misma.

Otro elemento importante es la cadencia melódica de tus versos...
La música, para mi poesía y para mi vida, es importantísima. Un poema que no tenga “su música”, es un poema que se aleja de su alma. Lograr un ritmo específico, o como dices, una cadencia, es una de las labores más difíciles y a la vez, considero, más espontáneas a la hora de trabajar con la palabra. Cada poema tiene un ritmo distinto, y estos ritmos son los que marcan la respiración con la que fue escrito, y es con esto con lo que traslada los momentos y sensaciones que enmarcan el texto. Es ahí donde creo que radica la magia de la música, en el hecho de que permite que cualquier sujeto, sea parte de ella. Pero lograr que un poema tenga musicalidad, no es algo sencillo, es un constante proceso de aprendizaje, son constantes reinicios.

¿En qué medida la obra de Belli ha ejercido alguna influencia en tu poesía?
A Carlos Germán Belli lo comencé a leer desde muy chica, aún en el colegio. Y creo que si lo he leído tanto y tantas veces desde que aprendí a leer, es porque siento una empatía con su poesía. Un extraño arraigo a sus formas y lenguajes, a su manera de actualizar y acercar lo clásico. Creo que no exagero si digo que es uno de los poetas que posiblemente me gustó más desde siempre. He aprendido a leer poesía con muchos de sus textos, me he sentido acompañada con varios de sus escritos. Siento que de él, he podido tomar la rigurosidad en el trabajo de la palabra.

Estás preparando tu segundo poemario. ¿Cómo se ubicaría en relación a este primero?
Pensé que tenía avanzado mi segundo libro, por varios textos que sentía que estaban hechos, pero cada día noto que el avance es más subjetivo. Necesito disfrutar de este, mi primer libro, para luego, poder repensar este segundo. Será distinto en relación con este primero, y creo que con esto digo bastante. Digo esto, porque para mi, plantearse hacer algo distinto a lo anterior, es aceptar rupturas en algunos puntos, es reconocer la necesidad de arriesgarse a probar nuevos sabores, nuevas formas. Y eso es difícil, todos le tenemos un poco de miedo a lo nuevo, a lo desconocido. Todo esto, implica abrirse a más mundos y aprender, siempre, con humildad y desde cero. Pretendo explorar más el arte plástico y el teatro, la danza. Me interesa conocer más formas y más rostros para mis textos. Por ahora, necesito nutrirme y respirar…el segundo llegará solo y de prisa. Como llegó este.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Calderón Fajardo finalista del Tusquet de Novela 2006


Este 28 de noviembre se dará el resultado de la segunda edición del Premio Tusquets de Novela. Cruzaremos dedos en favor de Carlos Calderón Fajardo, quien es uno de los flamantes cuatro finalistas que fueron seleccionados de un total de 439 manuscritos seleccionados.

FINALISTAS
- Las cárceles de Ofelia (pseudónimo), de España.
- El fantasma nostálgico de Carlos Calderón Fajardo, de Perú.
- El silencio del reloj de Lorenzo Pinares (pseudónimo), de Argentina
- Los ejércitos de Evelio Rosero, de Colombia.

martes, 14 de noviembre de 2006

Félix Reátegui sobre Toda la sangre

Toda la sangre, elogiable antología de narrativa peruana sobre la violencia, realizada por Gustavo Faverón ha suscitado una variedad de lecturas y puntos de vista disímiles. Félix Reátegui, gran amigo y lector diligente, no sólo escribe el epílogo de la antología sino que me acaba de mandar un texto en el que da mayores luces al respecto.

Culturalistas, revisionistas, negacionistas

Escribe FÉLIX REÁTEGUI

No resulta sencillo entender algunas de las reacciones que ha suscitado la antología de narrativa sobre la violencia, Toda la sangre, y en particular la introducción a ella escrita por Gustavo Faverón. El escritor Oswaldo Reynoso calificó este texto de tendencioso durante una presentación del libro, y ha repetido esa opinión en la Feria del Libro de Santiago. Pero no dijo con todas sus letras cuál era esa tendencia que le parecía objetable. Algo de ello dejó insinuado con el uso de términos como «guerra popular» y «presos políticos» para referirse al conflicto armado interno iniciado por Sendero Luminoso y a los presos de esa organización, respectivamente. Tendencioso por hablar de violencia política; tendencioso por traslucir una reprobación moral sin ambages al senderismo. ¿Soportará el adjetivo —tendencioso— ese contenido? Supongo que sí, si es que se finge hablar o escribir desde una cámara de vacío moral.
Un reseñador que escribe con seudónimo echa en cara al texto de Gustavo no se sabe exactamente qué. Si uno lee con paciencia hasta el final —hay que sortear, en el camino, un empleo un poco fetichista de términos como «prácticas discusivas», «instancias de emisión», «lugar de enunciación», «identidad textual», «postura enunciativa hegemónica»— puede intuir, más o menos, que el quid del asunto es éste: el prologuista ha incurrido en una irresponsabilidad intelectual al partir desde un marco teórico culturalista para llegar, al cabo, a sostener posturas favorables a una democracia universalista. El reseñador no termina de hacer explícita su postura —porque no quiere o porque se enreda en su esforzada hybris terminológica—: ¿estamos ante un presunto tropiezo intelectual de Gustavo: el no haber empleado bien su marco teórico? ¿O ante una postura política recusable: el no situar el desenfreno homicida senderista en un contexto histórico que lo absuelva de responsabilidad, o el no plantear la equivalencia moral entre el totalitarismo y el ciertamente injusto régimen democrático?
La primera posibilidad es iluminadora: echa luces sobre ciertos estilos de pensamiento bastante acartonados y, uno hubiera creído, ya dejados atrás, aquellos para los cuales un marco teórico no es tal —un ambiente para plantearse cierto tipo de preguntas y no otras; para plantear con una lógica determinada, y no otra, las relaciones entre ciertos fenómenos— sino un cajón de respuestas listas para usar. Según el reseñador, el apelar a Raymond Williams y a Edward Said (se le escapó, en su cacería onomástica, el nombre de Fredric Jameson, que también asoma por ahí sin estar escrito: hay que fijarse en las ideas, no en los nombres) debería haberlo conducido de la mano a un razonamiento y a una conclusión: el señalamiento de «las prácticas obscenamente abstractas y alienantes del Estado peruano». La pregunta sería, entonces, para qué darse el trabajo de pensar y de leer si todo ya está previsto en la teoría. Esta anécdota, creo yo, solamente ilustra la tenacidad del estilo de razonamiento de los pseudomarxistas de hace décadas: esos para quienes bastaba nombrar a Marx para saber qué decir sobre cualquier problema o circunstancia. Ahora, resulta que el culturalismo —que según cree el reseñador sustituye a la categoría de clase por la de cultura en el análisis del conflicto— es para ellos la fase superior del marxismo-harneckerismo. (Eso es lo malo de discutir con seudónimos: de repente me equivoco y el reseñador es un jovencito que jamás ha oído hablar de los clásicos de la editorial Progreso y que ha reinventado por sí solo la tradición del pensamiento ready-made. Datos en contra de esta hipótesis: el uso de la palabra supérstite, que ya era huachafa cuando la usaba el, por lo demás, excelente escritor José Carlos Mariátegui).
Desde luego, llegados a esto, ningún emprendimiento intelectual tendría que ser juzgado sobre la base de sus razones. El intelectual es sobre todo un guerrero. Vive bajo el hechizo de la «undécima para Feuerbach» (perdonen los que tengan menos de treinta y cinco años: son asuntos ya viejos). Y, por eso, la descalificación al prólogo de Toda la Sangre recala en dos momentos en lo siguiente: «para ser consecuente, Faverón no podía pasar por alto...»; «un crítico cultural consecuente extraería la explicación obvia...» (de pasada: si es obvia, ¿para que la tendría que extraer?). La palabra consecuente ya vive en los dos mundos: suena a propiedad lógica, pero está impregnada de pragmática: convierte su propia pragmática en lo lógico: es ideología. Pone en acto un oxímoron interesante: la militancia intelectual. Implica además un chantaje que, por fortuna, sólo funciona para los que tienen espíritu gregario: o eres consecuente o te vas. Hace décadas Lészek Kolakowski expuso magníficas razones para irse en su extraordinario, y en ese momento valiente, «elogio de la inconsecuencia».
El culturalismo —todavía no sé si el término es de uso habitual como equivalente de «estudios culturales»— sería entonces una estrategia de guerra. Y esa percepción, en apariencia, tendría alguna justificación. ¿No fue, acaso, Edward Said un guerrero cultural? Sí, claro; pero sus libros no nos enseñan qué decir sino qué preguntar: nos prometen un método de lectura. El crítico literario, que antecedió en Said al estudioso de la cultura, lo salvó del dogmatismo y permitió que su impugnación del etnocentrismo fuera una tarea creativa: ¿no son sus lecturas de Austen o de Conrad ejercicios interpretativos de primera fila, no son buenas lecciones de esa lectura línea por línea que reclamaba (el fascista) Pound? ¿No será que el crítico de la cultura debería tener como primer mandamiento el saber leer por sí mismo antes que preocuparse por ser consecuente?
Pero, si, como parece, al reseñador anónimo no le interesan tanto las ideas cuanto la derivación estratégica de éstas, ¿de qué estamos hablando? Estamos hablando, según la reseña, de que no se debería «soslayar que la violencia de Sendero se superpone al proceso de disolución de los vínculos tradicionales familiares que la civilización europea y su avatar anglosajón han efectuado del modo más efectivo». O sea, una lectura adecuada del material literario sería la que apelara a ese historicismo rígido: Sendero Luminoso es el producto mecánico —y, por mecánico, ¿inocente? ¿necesario?— de la historia del Perú. Estamos hablando, también, de que, para ser correcta, una lectura de ese material tendría que poner al costado de cada mención de Sendero Luminoso una mención de los crímenes cometidos por el Estado peruano. ¿Para qué? ¿Para lograr una neutralización de los efectos?, ¿para escenificar en el texto otro de esos pactos de impunidad, de mutua absolución, que los actores armados suelen contraer después de haber utilizado a la gente como carne de cañón, pactos después de los cuales los sobrevivientes se ven obligados a votar por alguno de sus verdugos de ayer? Sólo de una manera muy interesada se podría decir que la antología y el texto que la precede toman algún partido por el Estado en cuanto agente violador de derechos humanos. Ni siquiera toman partido por él en cuanto representante de un orden social deseable. Dice Gustavo: «Los políticos peruanos han probado en el último proceso electoral que para ellos el fin de la guerra no es sino una autorización para volver al viejo orden, como si nada en absoluto hubiera sucedido». Si acaso, toma partido, creo yo, por los derechos de las personas, por eso que el reseñador llama despectivamente «ciudadanía occidental y moralidad universalista». Es, por lo demás, el mismo partido que evidentemente toma el texto que escribí como epílogo del mismo libro y que el reseñador ha encontrado interesante, cosa que agradezco y al mismo tiempo me desconcierta: ¿será, acaso, que lo que le molesta no es la moral universalista sino que desde el culturalismo se piense una moral universalista?
¿Desde qué punto de vista puede ser esa toma de partido deleznable? ¿Desde qué punto de vista analizar los colapsos provocados por Sendero Luminoso equivale a escribir desde «la cultura hegemónica opresora»? ¿Desde qué ángulo es que resulta objetablemente tendencioso llamar a la violencia, violencia, y no guerra popular?
Yo hubiera creído que más bien era cierto lo contrario. ¿Cómo llamamos a los asesinatos, a las masacres, al sometimiento de niñas a servidumbre sexual practicado por Sendero Luminoso? ¿Aceptamos todo eso en nombre del devenir histórico? ¿O las anulamos, como en una ecuación algebraica, poniendo a su lado los horrores imperdonables cometidos también por el Estado? Parecía imposible que alguien propusiera esto último; pero no hay que olvidar que tras un horror humanitario viene el reconocimiento y que muchas veces, tras el reconocimiento, vienen el revisionismo y el negacionismo. Los combates por la memoria tienen varios frentes, o tal vez sólo uno: el de los elitistas y los conservadores de derecha y de izquierda para los que la vida de cierta gente siempre valdrá menos que una robusta curva de utilidad marginal o que una frase con esdrújulas.

domingo, 12 de noviembre de 2006

Fernando Iwasaki estuvo en Lima

Fernando Iwasaki, estupendo escritor peruano radicado en Sevilla, estuvo de paso por Lima para presentar, en una muy concurrida ceremonia acaecida en el entrañable Hotel Bolívar, la reedición de Libro de mal amor. En esa misma noche se presentaron los otros dos títulos de la Serie roja de Alfaguara: El cristo Villenas de C.E. Zavaleta y Caramelo verde de F. Ampuero.
En los próximos días aparecerá una muy buena entrevista que le hiciera para Correo Manuel Eráusquin en las instalaciones de la librería El virrey (en San Isidro), lugar donde finalmente pude conocer en persona al autor de El descubrimiento de España (nos conocíamos sólo por internet, pues lo entrevisté vía email en una oportunidad: apenas publicó la novela Neguijón). Hoy apareció en La Primera, una entrevista que le hizo Jack Martínez.

Andahazi obtiene Premio Planeta-Argentina

Me acabo de enterar, a través del blog de Iván Thays, primero, y luego directamente de la web del diario Clarín, que el escritor Federico Andahazi, uno de mis autores predilectos y autor de libros como El anatomista, Las piadosas, entre otros (salvo un libro de cuentos inicial, he leído todas sus novelas), ha ganado el Premio Planeta Argentina.
Thays señala en su blog: “La obra ganadora es una novela histórica, como las que suele escribir Andahazi, que relata la historia de Quepza, un americano que descubre Europa y que, al ver la barbarie en esas tierras y la avidez de sus gobernantes, comprende pronto que cruzarán el océano para dominar América. Quepza, entonces, concibe un plan para evitar la conquista y el exterminio de su pueblo, convirtiendo la novela en un relato de aventuras”.Esperemos que la novela se publique pronto y que, dado que Planeta ya tiene sede en Lima, se encuentre rápidamente en nuestras librerías.

Entrevista a Ricardo Silva Santisteban

Ricardo Silva Santisteban tendrá que viajar el próximo año a París, invitado especialmente para participar en una mesa redonda que girará en torno a su quehacer poético. A esto se suma la aparición de Fuego de tu fuego, reeditado en edición bilingüe (español-francés).

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Una de las características de tu poesía es que todos tus libros están vinculados entre sí. No es gratuito, por ello, que estén reunidos en un solo libro bajo el título de Terra incognita.
Me alegra que veas así mi libro. Efectivamente, mi obra poética constituye la escritura de un solo libro compuesto por agregación, en la que es fundamental la experiencia autobiográfica. Son, pues, distintos momentos de mi vida, ya sea que se trate de experiencias recientes o evocadas.

Fuego de tu fuego, si no me equivoco, marcó un punto de quiebre en tu poesía.
Así es. Mi vida cambió mucho luego de la segunda edición de Terra incognita y, en esos años, me vi obligado a escribir mucha prosa literaria. Probablemente en ella se disiparon mis esfuerzos de escritura creativa. Fuego de tu fuego es mi segundo poema largo luego de Las acumulaciones del deseo.

¿Cómo fue el proceso de escritura?
Su escritura se dio, en primer lugar, como un breve poema que contenía las dos primeras estrofas y la última. Me daba cuenta, sin embargo, que, aunque el poema tenía un inicio y un desenlace, faltaba lo que los profesores de literatura llaman “nudo”. Sólo puedo decirte que la vida se encargó de llenar este nudo y yo simplemente de escoger las palabras para representarlo.

¿Cómo recibiste aquel comentario de Rodolfo Hinostroza en una entrevista difundida en un blog en internet?
Es penoso tener que contestar estas cosas. Debo hacerlo sin embargo, ya que en El Peruano no sólo han mutilado y manipulado mis respuestas, sino que conjeturo que intencionalmente me hicieron pisar el palito para luego manipular mis palabras y dejarme con unas respuestas mostrencas. Los ataques a que te refieres son, además de malintencionados, enfermizos. La actitud de resentido social que adoptó la persona que mencionas, desde la misma salida del aeropuerto de Lima, me hacen pensar que ha llegado a la tercera edad completamente amargado. Hay que recordar que en la celebración del centenario de César Vallejo le dedicó también un ataque indigno. El megalómano, por desgracia, es un personaje enfermo que envidia la poca gloria que pueden tener sus congéneres. A lo largo de mi vida como escritor sólo he sido invitado una sola vez a un encuentro internacional de traductores. En cambio, sólo en este año, he participado tres veces en la lectura de mis poemas en el extranjero: en Madrid, en Santiago de Chile y, esta última, en Montevideo. El próximo año tengo ya una invitación en París para una mesa redonda sobre mi obra poética y otra a un encuentro de poetas. Por algo será.

Hinostroza acusa de descuido a los organizadores por invitarte a ti y a Renato Sandoval al encuentro poético de Montevideo.
Sólo puedo decirte que el grupo que escogió a los poetas peruanos a ser invitados no se dedica a la astrología ni son cocineros, se trata de destacados poetas que se consagran también a la enseñanza y a la difusión de la poesía. Es evidente, pues, la maniobra mediática con la que dicho señor pretende tener, ahora en Lima, la notoriedad que no alcanzó en el encuentro, utilizando el escándalo y el despropósito. Pero creo que es mejor cambiar de tema porque sería desdoroso de mi parte contribuir a empañar, en forma póstuma, el generoso e inmenso esfuerzo desplegado por los amables poetas uruguayos, que fue todo un éxito de solidaridad con nuestra patria.

LABOR EDITORIAL

Ricardo Silva Santisteban es reconocido también por su labor editorial (a través de las ediciones del Rectorado de la PUCP). En breve aparecerá la obra poética en prosa y verso de Martín Adán que contendrá, además, un CD con la voz del propio poeta.

domingo, 5 de noviembre de 2006

Carta de Sandoval sobre el "caso Hinostroza"

Siempre he admirado la poesía de Rodolfo Hinostroza, concebida con singular brillantez en dos libros capitales para la poesía peruana: Consejero del lobo y Contra natura. Además, he cobijado por él una gran simpatía heredada, quizás, de aquella longeva amistad que el poeta entablara con mi padre, el conocido diseñador gráfico. Sin embargo, los ataques que Hinostroza ha esgrimido en contra de Ricardo Silva-Santisteban (quien, además de haber sido mi maestro, me ha enaltecido con su sincera amistad) y Renato Sandoval (a quien he conocido hace poco) me parecen, a todas luces, ruines.
A Rodolfo puede no gustarle el quehacer poético de Ricardo y de Renato, pero eso no le da ningún derecho a ningunearlos, con evidente maledicencia y mala leche, como lo ha hecho en una breve entrevista que le realizó el también poeta Paolo de Lima (y que se consigna en el blog Zona de noticias).
Renato Sandoval me envió una carta desde Buenos Aires en la que muestra su desazón frente a las declaraciones de quien pensó era su amigo. Con el permiso de Renato adjunto su misiva:

CARTA DE RENATO SANDOVAL

Ahora mismo estoy en Buenos Aires, donde participo en el encuentro internacional de poesía que organizan, entre otros, el Ministerio de Cultura de Argentina y el Gobierno de Buenos Aires. Esto se inscribe dentro de lo que se ha dado en llamar el Corredor Poético Internacional, que comprende el muy prestigioso Festival Internacional de Poesía de Rosario, que concluyó la semana pasada y, previamente, la Primera Bienal de Poesía de Montevideo, cuya primera edición estuvo dedicada a la poesía peruana. En lo que a mí concierne, si bien solo pensaba participar en este último, tanto los organizadores del Festival de Rosario como los de Buenos Aires, al saber que yo estaría en esta parte del continente, tuvieron la gentileza de invitarme para que asistiera también a sus respectivos encuentros. Entiendo que al Festival de Rosario, a donde concurren apreciables poetas de todo el mundo, no suelen repetir a los invitados, lo que en mi caso no ha sido así, pues el 2002 yo ya había estado en él y, no obstante ello, volví a ser invitado; me imagino que los organizadores habrán tenido sus buenas razones para ello.
Al respecto del encuentro de Montevideo, tengo para mí que tanto los conceptos generales en que éste se basó, así como su organización y final cumplimiento, se desarrollaron con una seriedad y un conocimiento de causa (en este caso, la tradición poética del Perú en sus más diversas vertientes) dignos de admiración y de respeto.
Por último, sobre las declaraciones hechas por Rodolfo Hinostroza (¿es que realmente las hizo, tan gentil y tan bien dispuesto como siempre él se ha mostrado conmigo, incluso en Montevideo?), solo puedo decir lo siguiente:
En primer lugar, aparte de que en lo particular me duele mucho que alguien a quien consideraba mi amigo y que admiraba como poeta (alguna vez escribió cosas muy buenas en los años setenta) se refiera a mí tal como lo ha hecho, sus palabras y la manera como han trascendido (si es que en verdad lo han hecho) sinceramente me provocan lástima y vergüenza ajena; Hinostroza, por lo que tenía entendido y ahora recién veo, practica con sórdida maestría la hipocresía y la gratuita difamación, desperdiciando una vez más sus alicaídas energías que podrían ser utilizadas para mejores fines; por ejemplo, para tratar de volver a ser siquiera la décima parte del poeta aceptable que alguna vez fue.
En segundo término, si se trata de medir de alguna manera el nivel de los poetas peruanos (incluidos los que como yo también tenemos la capacidad de hacer traducción, narrativa, crítica, pero que además hacemos deporte, amamos, viajamos, hacemos buenos amigos, tenemos ideales más allá de nosotros mismos y un largo etcétera), Hinostroza no destacó precisamente por sus supuestas cualidades poéticas, sino más bien por su proverbial arrogancia, patanería e inexistente don de gentes, lo que causó malestar más de una vez a los organizadores y que, por extensión, terminó comprometiendo, él sí, la imagen de la “representación” peruana (pongo comillas porque el término de marras da la idea de un grupo de personas previamente elegido por algún organismo o institución para que actúe oficialmente en nombre de un país, lo que no es el caso). Se debería hacer algo para evitar que poetas-necios (tenemos varios) continúen circulando por doquier y nos sigan desprestigiando por el mundo, sobre todo cuando hace mucho tiempo que pasó su hora.
Por último, los que me conocen saben que soy un feroz autocrítico de todas las cosas que hago, sobre todo en lo que se refiere a mi poesía (pues creo tener alguna), por lo que siempre tomo con pinzas tanto las críticas que se me pueda hacer, pero mucho más los elogios que eventualmente llegue recibir como, por ejemplo, cuando ahora en Montevideo el gran poeta José Kozer (a quien nunca antes había visto en mi vida y al que, por cierto, Hinostroza no le llega ni a los talones) se me acercó luego de mi lectura y, con una sencillez tan inesperada como desconcertante, me dijo que apreciaba especialmente mi trabajo, que le resultaba alentador que en el Perú siguieran surgiendo voces nuevas y buenas y que se alegraba de que nos pudiéramos conocer. Naturalmente, pasado el sonrojo, he vuelto a mi escepticismo habitual y solo espero seguir en la ruta de la poesía todo el tiempo que me sea dado, esa misma ruta por la que se han extraviado tantos buenos poetas que, por desgracia, han terminado siendo vencidos por los complejos y el resentimiento. “¡Allá ellos, allá ellos!”

Renato Sandoval
Buenos Aires, 25.10.2006

Ricardo Sumalavia finalista del Premio Herralde

Acabo de recibir una muy grata noticia que llega directamente desde Madrid. Ricardo Sumalavia, el estupendo escritor peruano que actualmente reside en Francia, ha sido seleccionado como finalista de la presente edición del Premio Herralde con la novela Que la tierra te sea leve. De ganar (que es lo que deseamos todos) sería el tercer peruano en adjudicarse dicho galardón: Jaime Bayly en 1997 con La noche es virgen y Alonso Cueto en el 2005 con La hora azul fueron los dos primeros.
Ricardo me comentó hace algunos años que no pensaba incursionar en el género novelístico, a pesar de que muchas personas lo fustigaban a hacerlo. Para quienes apreciamos su talento, desplegado en los libros de cuentos Habitaciones, Retratos familiares y Enciclopedia mínima, saludamos este cambio de parecer. Además, la sola nominación como finalista del Herralde demuestra que puede dominar ambos géneros (cuento y novela).

sábado, 4 de noviembre de 2006

Entrevista a Camilo Fernández Cozman

Camilo Fernández Cozman acaba de publicar La soledad de la página en blanco (Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM, 2006), libro que reune una serie de ensayos, aparecidos en algunas revistas especializadas, y que busca ofrecer una visión totalizante del proceso poético peruano.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Cuál es la postura teórica de La soledad de la página en blanco?
Es una postura amplia, se trata de hacer una lectura abierta. No imponer un solo método, sino emplear distintas perspectivas metodológicas tomando en cuenta las características del objeto de estudio. Por eso es que para poner de relieve el análisis retórico figurativo y el análisis ideológico decidí recopilar estos trabajos, evidenciando así que estoy en contra del biografismo, de un formalismo dogmático y de un contenidismo. Busco un equilibrio entre el análisis formal y el ideológico.

Un ejemplo de biografismo se da en el recurrente tratamiento de la poética de César Moro...
Casi todos los trabajos se centran en lo biográfico: en su homosexualismo, en sus experiencias personales, y dejan de lado el componente simbólico y mítico que está presente en su obra. Además, estos críticos muy prejuiciosos olvidan la importancia que tiene para Moro escribir en una segunda lengua. No se ve la riqueza simbólica que hay en esta poesía.

¿Qué opinas de los estudios culturales de influencia norteamericana?
Estoy en contra de este tipo de estudios culturales a la usanza norteamericana, que elimina todas las diferencias entre lo que es un poema y lo que es una escritura en la pared. Creo que hay rasgos diferenciales. Hay una especificidad de la tradición literaria que no podemos negar.

¿Se aprecia esta influencia en nuestro país?
Sí, yo creo que sí aparece esta influencia. Veo esto en algunos trabajos que más bien valoran el aspecto del contenido y dicen “la forma no interesa”. Eso me parece discutible. Los trabajos de Marcel Velázquez, por ejemplo, son muy interesantes, sin embargo, creo que a veces hacer una lectura para indagar sobre los componentes racistas en un texto literario, por ejemplo, de Manuel Gonzalez Prada, no me parece una tarea relevante. Hay rasgos racistas, evidentemente, pero la obra de Gonzalez Prada ha trascendido, y esos son casi detalles anecdóticos. Yo no puedo reducir un texto literario al abordaje de un elemento racista; me parece contenidista. Busco un enfoque más totalizante.

¿Cómo ves la crítica a futuro?
Yo sostengo que la crítica es una forma de creación también, no creo en la imposición de un método. Me interesan no sólo los ensayos académicos, sino también voy a incursionar en ensayos más literarios, un poco más libres. Ensayos en donde la escritura del crítico sea una forma de creación. Ya sea en el caso de la crítica más académica como en la de divulgación. Estoy en contra del mero lucimiento terminológico. Hay que buscar una comunicación con el lector, no encerrarse en una jerga que revele una hiperespecialización, un autismo interpretativo.

MAS DATOS
Camilo Fernández (Lima, 1965) es catedrático en la Universidad San Ignacio de Loyola y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Además del poemario Ritual del silencio ha publicado los ensayos Las ínsulas extrañas de EA Westphalen y Las huellas del aura. La poética de J.E. Eielson. Tiene en prensa un libro sobre la poética de José Watanabe.

Entrevista a Luis la Hoz

Lejos de ser un simple turista, Luis la Hoz es un viajero en el más profundo sentido del término. Para él, las sensaciones que le suscitan los lugares visitados son las mejores y únicas postales a atesorar. Geografía inútil (Estruendomudo, 2006) es, en resumen, la bitácora sentimental de un caminante.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Los poemas que conforman Geografía inútil ¿fueron concebidos pensando en la idea del libro o se fueron acumulando?
Los textos de este libro fueron acumulándose, no fue una idea preconcebida. Fui anotando ideas. Y se fueron acumulando también los recuerdos, las sensaciones de los lugares en donde estuve. Entonces me di cuenta de que había tres o cuatro textos que, al menos por el estilo o la cuestión geográfica, podían juntarse.

Tu mirada de aquellos lugares trasciende los tópicos del simple turista, es más un registro de sensaciones...
Claro. Yo he tratado de separarme en el tiempo de los lugares. Y mi mirada ha sido, en casi todos los casos, una sensación, un recuerdo velado de los lugares donde estuve. El poema Texas es el único que salió en el mismo lugar y con el sentido amargo del momento. Lo escribí tal como ha salido en el libro, no le cambié nada, ni un punto. Lo escribí impresionado por el espanto de que un país maravilloso como EEUU sea tan terriblemente injusto.

Otra característica del libro es la concisión de los versos...
No sé por qué extraño fenómeno. Yo pertenezco a la generación del setenta. Y se supone que el estilo de esa generación es la poesía narrativa, con versos amplios, en arte mayor. Una de las propiedades de la poesía es la música. Y creo tener oído. Y extrañamente mi poesía se ha ido condensando en el tiempo. Mis primeros libros son de versos amplios. Pero siempre he sentido que había una intención de economía, de limpieza, de evitar el ripio. Y resulta que los tres últimos libros son tan breves como éste y absolutamente escuetos y económicos y además extrañamente escritos en estrofas, en arte menor, en tercetos, en duetos. Pero sin pretender clasicismo ni nada. Estoy satisfecho. Espero no terminar en el silencio.

A pesar de esa concisión, la cantidad de imágenes que pueden emanarse a partir de un verso tan corto...
Claro. Es un trabajo durísimo. Soy un PhD en el uso del tacho de basura. Soy maniático escribiendo, si una coma se me fue o me equivoqué en una letra, el papel va al tacho. Cada poema, entonces, es la consecuencia de un alto de papeles que van al tacho.

Hay quienes dicen que los poetas esperan el llamado de la inspiración...
Yo sí creo que existe la inspiración. Ese aliento extraño que de repente aparece, que Rilke llamaba el “ángel” y que García Lorca llamaba el “duende”, sí existe. Pero luego viene el trabajo literario, el trabajo de cincelamiento. Mis colegas se horrorizaban cuando yo decía esto, pero sí pues, creo hay un hálito, algo que sí sucede; después viene el trabajo.

Entrevista a Ezio Neyra

Tras un auspicioso debut con Habrá que hacer algo mientras tanto, Ezio Neyra reafirma su vocación literaria con Todas mis muertes (Alfaguara, 2006), su segunda novela, en la que el narrador, de apellido homónimo al autor, traza un inevitable y liberador camino al pasado.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

La novela plantea la necesidad del personaje de retornar a Camaná, a su infancia, para poder continuar...
Era necesario para él, para el personaje, pues el asistir al asesinato de su abuelo y las consecuencias que esto trajo como que le generó un trauma. Es como si la factura más pesada se la pasaran a él. Y él demora en regresar a Camaná 15 años. Además, el personaje cuenta que nadie más regresó luego de esa muerte, al tiempo de que todas eran malas noticias las que llegaban de Camaná. Se trata de la decadencia de la estructura familiar más extendida, digamos. Y la decadencia de la ciudad, también. Y creo que sí, que era la única manera de que este personaje se sacara de encima aquella carga.

Y al mismo tiempo ese viaje de retorno es una especie de aceptación de la muerte, tanto directa como metafórica, que rodea al personaje. Por eso quizá el título Todas mis muertes...
Sí, puede ser. Edwin Chávez publicó una reseña del libro en su blog, y antes me dijo que lo único que podía objetar era el título. Y de hecho fue un título que me costó mucho encontrar. Me demoré muchísimo. Pero sigo convencido de que hay muchas más muertes de las aparentes: no sólo está la muerte más evidente y traumática, que es la del abuelo, sino también la muerte de la estructura familiar, de su infancia en Camaná, de los campos de arroz que tenía el abuelo y que luego se convierten en residenciales. En ese sentido, ese retorno le sirvió para terminar de asimilar sus propias muertes.

El personaje tiene una relación conflictuada con el padre, un hombre de evidentes rasgos machistas...
Sí, así es. Eso creo que es un tópico que se repite en los dos libros. Si bien en mi primer libro no aparece la imagen de ningún padre, sí aparece una crítica de uno de los personajes a la figura del rol masculino. Por ejemplo, todo el llanto de Mediano es mal visto por Gordo, porque le parece que es algo que le hace poco hombre. Y en esta segunda novela sí hay una crítica a la figura paterna.

¿Por qué le pusiste a tu personaje Francisco Neyra?
No es una novela autobiográfica, de ninguna manera. Ninguno de los hechos que se cuentan han sucedido realmente. Sin embargo, el escenario en que sucede es uno en el que yo he vivido. Es decir, a Camaná he ido muchos veranos de mi infancia; tengo mucha familia allá todavía. Creo que el hecho de que se llame Francisco Neyra, que tía Norma se llame como una hermana de mi papá, que el abuelo lleve el nombre de mi abuelo y que Mamajuana era también como le decíamos a mi abuela, creo que se trata más bien de un homenaje a la familia y, además, me sirvió en el momento de la escritura para sentir la historia un poco más mía, digamos.

GENERACIÓN ACTUAL

¿Cómo ves a tu generación?
Se está tirando abajo la idea de que se trata de una generación metaliteraria. Esta novela mía no lo es en absoluto, sé que lo que prepara Edwin (Chávez) es totalmente distinto a lo de su primer libro, Johann Page también anda en otra. Siento que lo rico de esta generación es que tenemos una diversidad muy grande de registros, de intereses a nivel narrativo.

domingo, 29 de octubre de 2006

Entrevista a Fernando de Szyszlo

Fernando de Szyszlo demuestra, una vez más, su incontenible derroche de talento en una muestra en la que rinde tributo a uno de sus mayores referentes: Rembrandt. Su mirada, sin embargo, trasciende lo artístico y se expande sobre toda la condición humana.

Entrevista realizada por
Manuel Eráusquin y Carlos M. Sotomayor

Es muy difícil concebir el trabajo pictórico si uno no tiene una entrega total...
Sin duda. La pintura es un arte de madurez. Tiene esa cosa complicada que es al mismo tiempo un arte manual y, de otro lado, es una cuestión espiritual. Entonces esa mezcla es la que la hace tan inasible, tan difícil. Porque, en general, pintar cuadros decorativos es fácil. Eso no es un problema, eso se aprende. Eso se puede copiar. Cuando uno se da cuenta de que la pintura tiene contenido, está perdido. Entonces comienza a buscar qué cosa es lo que transmite la pintura y cómo hacer para transmitir eso que uno tiene adentro y que, sin embargo, si es auténtico y si ha sido trasmitido correctamente, es legible para los otros. No es entendible. Mirar un cuadro no es una cosa que pasa por la cabeza, es algo que va directamente a los sentimientos. No hay nada qué comprender.

¿Qué características ostentan los cuadros que componen esta muestra a diferencia de trabajos anteriores?
Miren, mi pintura nunca ha cambiado mucho. Siempre ha sido un trabajo hacia adentro. Un cuadro está basado en otro, y éste en otro anterior. Todos están vinculados.

¿Qué tendrían en particular estos cuadros?
En cierta manera oscura, no evidente, son un homenaje a Rembrandt, por los 400 años de su nacimiento. Y por eso la mayoría de los cuadros se llaman Ronda nocturna, como el cuadro de Rembrandt.

Usted es un melómano y un voraz lector. ¿Es muy importante que un artista se nutra de otras artes?
Claro. Miren, un artista tiene una convulsión por expresarse. Pero si el alma no está enriquecida por otras experiencias humanas y artísticas, literarias, musicales, cómo lo hace. Todo eso enriquece el campo de lo que uno tiene que expresar. Para los estudiantes de arte lo más difícil es terminar la carrera, porque la Escuela de Arte es un microclima en el que uno estimula al otro. Pero cuando uno termina la carrera se encuentra solo. Y eso es muy fuerte. Si uno no tiene un contenido, es muy difícil salir adelante. Por eso hay tantos estudiantes y tan pocos pintores.

¿Cómo ve el panorama político ahora?
Estoy más tranquilo. Me preocupo menos de la política. Con la dictadura me preocupaba mucho, siempre estaba protestando, tratando de ayudar a que se fuera ese chino siniestro. Ahora estoy más tranquilo, aunque, claro, fue un gran susto el que hemos pasado.

Humala estuvo cerca...
Pudimos caer en manos de Humala. Yo, que voté por Lourdes (Flores Nano), miro con horror que si ella hubiera pasado a segunda vuelta, Humala sería presidente. El APRA no iba a votar por Lourdes. Por lo menos no todo el APRA. De otro lado, yo siempre he admirado a Chomsky, pero no concibo que una persona tan inteligente pueda estar tan desinformada como para venir a hablar con Humala.

¿Qué expectativas le genera la actual administración?
Yo no creo que ningún gobierno del Perú en los últimos años haya llegado con mejores augurios que Alan García. Si él maneja con un poco de equilibrio y serenidad las cosas, esto puede llegar a cosas importantes. Pero hay estas cosas al costado, absurdas, como promover la pena de muerte, que es obsoleta, que no está en ninguna Constitución del mundo, salvo en algunos estados de EEUU. Es una pena cuyo error es irreparable. Además está el desdén al Informe de la CVR. Yo creo que ese Informe es el estudio más profundo que se ha hecho sobre la realidad peruana. Y los que lo niegan están perdidos, no saben en qué país viven. El arte y la vida

¿El arte es una especie de reducto para defenderse de la misma agresión que puede representar la vida o es también un encuentro de felicidad?
Es todo al mismo tiempo. Seguramente ser artista es tener la piel más delicada. Uno es más sensible a lo que pasa alrededor, bueno y malo. Y lo otro es aquella compulsión por expresarlo. Un impulso, como me imagino tienen los alcohólicos, es una adicción. Una necesidad y, al mismo tiempo, un apoyo. Yo no sé si hubiera podido sobrevivir cosas que me han pasado si no hubiera tenido la pintura.


DÓNDE Y CUÁNDO
Galería Forum
(Larco 1150, sótano, Miraflores)
Desde el 2 al 27 de noviembre

viernes, 27 de octubre de 2006

Entrevista a Gustavo Faverón

Gustavo Faverón, conocido crítico literario y administrador de un frecuentado blog de discusión de ideas, acaba de presentar Toda la sangre (Matalamanga, 2006), una importante antología de cuentos peruanos sobre la violencia política. A continuación una versión algo más larga de la editada que apareció en el diario Correo.

M. Eráusquin / C.M. Sotomayor

¿Qué criterios de selección has empleado en esta antología, teniendo en cuenta lo amplio del corpus consultado?
Gustavo Faverón: He leído decenas de libros de cuentos y he rebuscado archivos de revistas, de cuentos que no han llegado a aparecer en libros. Y he manejado varios criterios de selección al mismo tiempo. Una de las cosas que tuve en cuenta desde las primeras semanas de trabajo fue que el corpus iba a ser demasiado inmanejable si es que buscaba, por ejemplo, cosas escritas por gente que no eran escritores, en el sentido profesional de la palabra. Decidí rápidamente que la antología debía ser un libro que mostrara cuál es la reacción de la literatura peruana como institución. Se trata de cuentos de escritores profesionales. Hay también cierto criterio estético que pienso hay que tener cuando uno hace una antología literaria. Y obviamente el primer criterio es el temático.

Acá hay un tema muy puntual: estos cuentos que tienen que ver con la violencia y justamente no podemos desligarnos del contexto político actual...
Los políticos han dejado considerar el fenómeno de la violencia como una consecuencia de una cierta estructura social. Es como si dijeran: “fue un accidente, nos volvimos locos e hicimos una guerra que duró quince años”. Y ahora se pretende olvidar, pasar por alto todo eso; y la estructura social que provocó históricamente la violencia sigue allí.

Y, como adviertes en el estudio que antecede a los cuentos, pude volver a ocurrir...
En la medida en que no se haga nada para cambiar las condiciones que dieron lugar, primero, a que existiera Sendero Luminoso, y luego, que tuviera un cierto tipo de apoyo de un sector de la población en algún momento. Mientras no se cambie esa condición el hueco sigue allí y podemos caer de nuevo.

La comunidad cultural parece no tener armas para afrontar esta indiferencia...
La comunidad cultural como la llaman, tiene ciertas armas, lo que no tiene es, digamos, mucho alcance. Por un lado, se está disolviendo la idea clásica latinoamericana del intelectual, que es alguien que está con un pie en el mundo cultural y con el otro en la política. Y, por otro lado, lo cortas que son las armas de los escritores y artistas en una sociedad en donde tenemos los índices de lectoría más bajos de América Latina. Podemos hacer mucho ruido, pero nos vamos a escuchas nosotros.

Esta antología plasma, además, tu manera de afrontar la literatura...
Mi idea de que la literatura es, por excelencia, el terreno de la democracia, más que la política misma. Y eso me hizo concebir la antología como un lugar donde yo debía colocar también textos que no fueran políticamente afines con lo que yo mismo pueda pensar. Me parece que la literatura es uno de esos lugares donde no debe nunca haber censura, y todos los discursos deben ser escuchados.

¿Cómo se maneja el tema de la reconciliación en nuestra literatura?
Hay varias obras literarias de escritores peruanos, durante los últimos años, en donde de alguna manera brilla una especia de esperanza de reconciliación. Desde ópticas muy distintas, está la novela breve de Julio Ortega Adiós, Ayacucho, o la versión teatral que hizo Yuyachkani. Como que alumbran una especia de camino lejano y borroso hacia la reconciliación. Esa figura final de este personaje que ha sido destrozado por el ejército, que está muerto en vida y que sólo tiene la mitad de su cuerpo y llega a la Plaza de Armas de Lima, y entra a la Catedral y decide reemplazar la mitad de los huesos que le faltan a él con los huesos de Francisco Pizarro, aún sabiendo que quizás no sean los huesos de Pizarro; pero es simbólico que el cuerpo que se va a formar es un cuerpo cuyo esqueleto va a estar compuesto por la mitad de este conquistador español y la mitad de esta víctima del terrorismo, que es un campesino ayacuchano. Allí hay una nueva propuesta de mestizaje como esperanza final.

domingo, 15 de octubre de 2006

Carlos German Belli: nuevos asedios críticos

Carlos Germán Belli es un poeta notable e insular. Un poeta dueño de una voz muy particular, celebrado con mayor devoción fuera de nuestras fronteras. En Chile lo distinguieron, no hace mucho, con el premio Pablo Neruda de poesía. Acá, en el Perú, como una manera de homenajearlo, acaba de aparecer Asir la forma que se va. Nuevos asedios a Carlos Germán Belli (Fondo Editorial de la UNMSM, 2006). El libro - que recoge ensayos de Ricardo González Vigil, Oscar Hahn, José Miguel Oviedo, David Sobrevilla, Elio Vélez, entre otros- ha sido compilado por el académico Miguel Angel Zapata, quien es catedrático de Literatura Latinoamericana en un Hofstra University, Long Island, Nueva York. Aquí un breve diálogo con él.

¿Cuál es la principal virtud de la poesía de CGB?
Una de las principales virtudes de la poesía belliana es la recombinación de elementos de la tradición con los ideales de la vida moderna. Pero esto no queda ahí. Garcilaso, por ejemplo, lo hizo muy bien con la poesía italiana. Belli lo ha hecho no solo con la poesía italiana (Petrarca, es uno de ellos) sino con poetas como Gongora, Arnaut Daniel o Theodore Roethke. Su combinatoria consiste en revitalizar la poesía con el tono y el giro peruano, muy típico en Belli, y no preocupándose solamente en al forma o la rotura del lenguaje, sino en una profunduzación del aspecto humano, la vitalidad del reencuentro con el ser.

¿A qué atribuye el hecho de que tenga un mayor reconocimiento afuera que acá en el Perú?
En el Peru -por ciertas taras ancestrales- la gente suele relacionar la calidad de la poesía de un poeta con su personalidad, y a veces hasta con aspectos étnicos. Eso es fatal. Belli es un poeta jovial pero parco. No esta en el circo de la fama ni la adulación. Los estudiosos de la poesía que viven fuera del Perú sólo se basan en la calidad de sus poemas, y no en si Belli es "buena gente", o si bebe mucho o baila, o cuenta buenos chistes. Entonces, la reacción inmediata del envidioso lector peruano se sobresalta porque a Belli se le estudia muchísimo fuera del Perú. Lo peor es que no entiende por qué. Así le pasó a César Vallejo y a César Moro. No a Eguren ni a Sologuren, ni a Eielson. Todos estos poetas de alta calidad, y con mucha suerte en el Perú.

¿Qué nuevas lecturas acerca de la poética de CGB destacaría del libro?
Esta el nuevo acercamiento del poeta uruguayo Eduardo Espina que habla ya de una "escritura" Belli, considerándolo un raro como lo fueron en su tiempo, Herrera y Reissig, Vallejo, y Girondo. El mundo no se disuelve en la poesía de Belli, esta cada vez mas presente. También esta el magnifico ensayo del critico español Luiz Sainz de Medrano y del poeta venezolano Eugenio Montejo, entre otros. De lo que trata de presentar en general el libro es que Belli es un poeta moderno, fuera de lo común.

domingo, 8 de octubre de 2006

Gustavo Faverón y Toda la sangre

Ezio Neyra me comentó hace unos días sobre la próxima publicación de Toda la sangre, una antología de cuentos y relatos sobre la violencia política realizada por Gustavo Faverón. El libro, que será presentado el 19 de octubre, lleva, además de un ensayo del propio Faverón, un epílogo de Félix Reátegui.
Hoy, en El Peruano, Ernesto Carlín entrevista a Gustavo Faverón. Interesante entrevista que puede verse, además de en la edición On line del diario oficial, en el blog de Carlín que lleva por título Tanque de Casma, en alusión a un conocido delantero del Sport Boys (club del cual, deduzco, Carlín es aficionado. Esperomos que este importante club pueda permanecer en primera división. ¡Vamos Boys!).

miércoles, 4 de octubre de 2006

Edwin Chávez

Autor del afiatado conjunto de cuentos 1922 (Estruendomudo, 2005), Edwin Chávez ha abierto su blog personal que lleva por nombre Máquina para hacer pájaros (tomado, supongo, de la segunda banda del gran Charly García -posterior a Sui generis y anterior a Serú giran-).

Ritual sonoro con Charlemagne Palestine

Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

En el mundano acto de la imitación se encuentra el origen de todo. Incluso del arte. Charlemagne Palestine aún estaba lejos de ser el reconocido músico experimental que es hoy cuando, con apenas cinco años de edad, emulaba las desgarradoras interpretaciones del cantante Johnny Ray. Más allá del estilo netamente musical de Ray, lo que seducía al pequeño Palestine era aquella manera tan sui géneris de cantar. “Tenía problemas físicos, espasmos faciales. Era como una danza antigua y extraña del dolor”, recuerda Charlemagne. Considerado uno de los representantes más conspicuos del minimalismo musical de la década del sesenta, Palestine es, sin lugar a dudas, una pieza clave para entender la música experimental del siglo XX. Además de ser influencia innegable de músicos posteriores como Sonic Youth, por ejemplo, y referencia ineludible de todos los músicos experimentales que han devenido desde la década del noventa hasta la actualidad. En el plano académico, su trabajo ha sido exhibido en la Bienal de Venecia, el Museo Whitney de Arte Americano de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de N.Y., el Moderna Museet de Estocolmo y el Centre d´Art Contemporain de Ginebra, sólo por citar algunos lugares. Pero es, quizás, en aquella primigenia experiencia, narrada al principio, donde radicaría su vocación por el tamiz antropológico de la música. “Aprecio muchísimo todo aquello que el ser humano hace en términos de producción cultural y comunicación, de manera que mi interés por los rituales y las danzas de todo el mundo ha sido algo que se ha visto acompañado por mi interés por la historia y la danza de la música folklórica de Occidente”, señala el músico, sentado en una de las bancas de la capilla de la Penitenciaría de la iglesia de San Pedro, en Lima, donde ofrecerá hoy un concierto/performance al pie del altar. Palestine contará con un piano de cola, su voz y la majestuosa acústica de aquel espacio sacro que data del siglo XVII. No será la primera vez que Palestine se presente en una iglesia, por el contrario, es casi una constante en su trayectoria artística. “Cuando era niño había muchas sinagogas. La construcción de las sinagogas está influenciada por la construcción de iglesias –nos cuenta el músico judío–. Además, Cristo es mi primo. Es como visitar a mis parientes. Si las iglesias no están asustadas de mí, yo tampoco de ellas”. En el trabajo de Palestine, como en el de varios artistas, hay una búsqueda de lo sagrado. Este concierto/performance vendría a ser, entonces, la invitación a una liturgia musical, a una exaltación total de los sentidos.

MAS DATOS
Capilla de la Penitenciaría de la iglesia de San Pedro
(Jr. Azángaro 451, Lima)
Hoy (19.00 horas)
Ingreso libre, previa inscripción en http://centro.fundaciontelefónica.org.pe/formulario.asp?num=2

martes, 3 de octubre de 2006

Luis Jochamowitz: Ultima noticia

Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Leer periódicos antiguos se ha convertido para Luis Jochamowitz en casi un ritual. Conocido habitué de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, Jochamowitz ha desempolvado, cual arqueólogo del papel, historias que parecían cruelmente destinadas a perecer en el olvido. El las ha rescatado e insuflado vida nueva a través de su propia prosa. Así han aparecido libros valiosos como El descuartizador del Hotel Comercio (1995) o Vladimiro (2002), sólo por citar un par de títulos. Ultima noticia (Aguilar, 2006) ha sido también pergeñado a partir de las pesquisas que el autor suele realizar en esas travesías al pasado. “Leer periódicos antiguos es algo que hago desde hace mucho tiempo, y siempre con fines instrumentales, buscando información. Esta vez como que me liberé de eso, seguí leyendo periódicos pero sin buscar nada, aunque falsamente, claro, porque en realidad estaba buscando qué escribir”, confiesa Jochamovitz. El libro presenta una serie de textos breves extraídos de periódicos que datan de fines del siglo XIX y principios del XX, la mayoría de los cuales Jochamowitz presenta sucintamente. No se trata de noticias pintorescas. El autor es enfático: “Si tú vieras las noticias pintorescas que hay en la época... son mucho más disparatadas. No me gusta la idea de noticias pintorescas porque no son cosas excepcionales, son cosas que están dichas en una columna o son parte de una noticia. Algunas sí son muy raras, pero no buscan lo pintoresco, sino lo rutinario, lo cotidiano. No hay algo de pintoresco, pero sí de asombro”. En uno de los textos, fechado en 1927, el redactor de la época da cuenta del fin de los caballos en las carrozas fúnebres ante la construcción de la Avenida del Progreso. “Más importante para mí –apunta Jochamowitz– es que el redactor no se diera cuenta del hecho que estaba ocurriendo. No es tan importante que desaparezcan los caballos sino que el redactor, como nos sucede a todos cuando vivimos el presente, no se dé cuenta de que está viviendo la historia”. En otro texto se narra los pormenores que giran en torno a la primera vez que se va a utilizar una aspiradora en el Congreso de la República. “Se trata de la primara aspirada -detalla Jochamowitz-. La tensión está puesta en el aburrimiento del día sábado en que se hace una exposición y se va a usar la máquina aspiradora en el Congreso. Claro, se describe vagamente la máquina, nunca se dice aspirar, el lector tiene que juntar las piezas. Pero así es, pues no te habría emocionado asistir a la primera aspirada (ríe), nadie se da cuenta de eso”. El libro es un compendio de textos cortos. “Es la discreción en papel -explica Jochamowitz-. Es un librito, y me gusta, me enorgullezco de eso, no hay modestia verdadera, porque abundamos en libros enormes, totalizadores. Ya no se hacen esos libros. La lectura es un acto de tolerancia, de buena educación, cada vez más rara. Por eso cada vez se lee menos. Cómo le vas a pedir a alguien que te acompañe, que se meta en lo que haces y que te lea; eso es un gesto de buena educación enorme, de espíritu de tolerancia, entonces, lo menos que puede hacer el autor es responder a eso con buenas maneras también, como, por ejemplo, con la brevedad y la claridad”. Ultima noticia no es sólo un libro breve, condensa entre sus páginas una variedad de aristas y expone, casi sin proponérselo, una reflexión sobre la capacidad de mirar, proyectarse y asumir lo efímero de la existencia.

PERIODISMO DEL AYER
Sumergirse en mares extensos de papel amarillento por el inexorable trascurrir del tiempo le ha dado a Jochamowitz la propiedad de tumbarse uno de esos mitos que anidan en la ignorancia. “No es cierto eso de que los periodistas de antes haya sido mejores –aclara–. Por supuesto, estaban Mariátegui, Valdelomar, grandes cumbres, pero en los periódicos de la época encuentras erratas, barbarismos; están muy mal escritos. Supongo que sería también por el nivel cultural de ese tiempo”.

viernes, 29 de setiembre de 2006

Antígona en el Británico

Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

Bien dicen que las tragedias nunca vienen solas. En el caso de Antígona, la suya viene precedida por una seguidilla de desgracias que encuentran la génesis del infortunio en una antigua maldición vertida a su abuelo Layo. Antígona deberá cargar, así, sobre sus hombros y su psiquis, aquel tortuoso linaje. Fruto de la incestuosa relación que tuvo Edipo con Yocasta, su propia madre, Antígona no sólo tuvo que padecer la muerte de éstos: tiempo después tendría que sufrir la de sus hermanos, enfrentados en una cruenta y destemplada lucha.
Sófocles, aquel célebre poeta griego que se dio el lujo de vencer en un concurso teatral ateniense al gran Esquilo (468 a.C.), escribió, según exegetas, más de un centenar de tragedias. Apenas se conservan siete: Antígona es una de ellas.
Gracias a una producción de la Asociación Cultural Peruano Británica, esta mítica pieza del teatro griego será puesta en escena, bajo la dirección de Roberto Angeles, desde este sábado en el teatro Británico de Miraflores.
Roberto Angeles ha demostrado, a lo largo de su extensa trayectoria, igual destreza a la hora de abordar tanto una pieza contemporánea como una clásica. No hace mucho dirigió, por ejemplo, El mercader de Venecia de Williams Shakespeare.
Tras una serie de trabajos realizados con solvencia, Antígona se tornaba, quizás, como una deuda pendiente. “Esta fue la primera obra que me impactó muy fuertemente cuando yo tenía 21 o 22 años y era alumno en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica –confiesa Angeles–. En ese entonces, y quizás porque era muy joven, me quedé fundamentalmente con el contenido político. Pero luego de leer nuevamente a Sófocles y otras versiones como la de Brecht, e incluso otras versiones sobre el mismo mito escritas por otros poetas trágicos griegos, empecé a entender otros aspectos muy atractivos como el de la necedad del poder, el deseo por cumplir los ritos, las costumbres, y un explicable atractivo que se siente por algunas personas aunque éstas puedan estar muertas. Eso me conmueve, me atrae y también me da un poco de miedo”.
El argumento de la obra toca fibras sensibles para una sociedad como la nuestra. Dos hermanos, Etéocles y Polínice, se dan muerte entre sí, uno defendiendo Tebas y el otro atacándola. El primero es enterrado con los honores, mientras que el segundo es condenado a permanecer insepulto. “En este contexto nuestro, acá en el Perú, en donde aún tenemos que saldar nuestras heridas después de una guerra fraticida, esta obra clásica sin mayores añadidos contemporáneos pareciera engarzar”, señala Angeles.
Entre el reparto de actores destaca, por ejemplo, Alfonso Santisteban quien encarna a un imperturbable y tirano Creonte. Carlos Tuccio, Sofía Rocha, Gonzalo Molina y Mariano Sábato completan el reparto principal interpretando a Corifeo, Ismena, Polínice y Etéocles, respectivamente. Pero es Fiorella de Ferrari quien ha asumido el reto de escenificar a Antígona (hace poco hizo con acierto el protagónico de El perro del hortelano). La propuesta la tomó de sorpresa, según nos cuenta Fiorella: “Todavía no lo creo. Es un personaje que me ha demandado mucho a nivel físico y emotivo. Este personaje es hermoso, posee una complejidad increíble”. El resultado es favorable, sin duda, como todo el montaje en sí. No es descabellado aventurarse a decir que se trataría de uno de los montajes más importantes del año. Todos apuntan a eso, y eso ya es bastante.

miércoles, 27 de setiembre de 2006

Camilo Fernández Cozman estrena blog

El poeta, crítico literario y catedrático Camilo Fernández Cozman acaba de inaugurar su blog La soledad de la página en blanco. Camilo comparte aquí algunos de sus rigurosos y agudos ensayos literarios. El nombre ha sido tomado del título de su último libro publicado por el Fondo Editorial de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM (conjunto de ensayos sobre poetas peruanos). Como se recuerda, Camilo obtuvo el año pasado el Premio de Ensayo de la UNFV con un trabajo sobre la poesía de José Watanabe. A Camilo lo conocí hace muchos años (1990, si mal no recurdo) y a él le debo mi primer acercamiento serio a la literatura.

martes, 26 de setiembre de 2006

Guillermo Thorndike y su libro sobre Miguel Grau


La amistad con Guillermo Thorndike (en mi oponión: dueño de una las prosas más brillantes del periodismo peruano) me permitió conocer, hace algunos años atrás, aquel ambicioso proyecto de escribir un libro sobre la vida del ilustre marino. Gracias al Fondo Editorial del Congreso de la República, aquel proyecto se ha plasmado en tres tomos: Los hijos de los libertadores, La traición y los héroes y Caudillo, la ley. Iniciador en el Perú de la No ficción con el libro El año de la barbarie, Thorndike realiza, como lo señala José Agustín de la Puente en el prólogo, "una síntesis de rigor erudito y creación literaria".

Fenómeno Houellebeq


Michel Houellebecq no puede ocultar su maravillosa tendencia a abarcarlo todo. Quiso incursionar en la música y grabó un disco titulado Presencia humana en el año 2000. Participó de manera tan directa en la edición de su última novela, La posibilidad de una isla (Alfaguara, 2005), que él mismo se encargó de ilustrar la portada con una fotografía de su propio lente. El más reciente capricho de este irreverente francés, autodenominado el Zaratustra de la clase media, era llevar al celuloide La posibilidad de la isla. Y como la autosuficiencia siempre viene enmarrocada con la arrogancia, Houellebecq se dio el lujo de amenazar al Grupo Hachette, al que pertenece la editorial Fayard que publica sus libros. El escritor dejó de lado cualquier tipo de sutileza. Fue claro y contundente: exigía el financiamiento de la mitad de la película; caso contrario, “ningún otro libro mío será publicado por una editorial del Grupo Hachette en ningún país”. Con un nada deleznable respaldo que le otorga el ser un autor best-sellers –especialmente por su última novela–, la respuesta de aceptación no tardaría en aparecer. Se dice, incluso, que el mismo Houellebecq dirigiría la cinta.

El amor después del amor
Polémico por naturaleza, Houellebecq tuvo que responder en los tribunales una demanda por haber calificado de “estúpida” a la religión musulmana en su novela Plataforma (Anagrama, 2002). Antes de la publicación de La posibilidad de una isla, algunos críticos franceses tuvieron acceso a la novela. Como resultado de esto, la expectativa, en medio de una polémica desatada entre adeptos y detractores, creció en niveles insospechados. La novela es, finalmente, un éxito comercial e, incluso, algunos críticos la catapultan como la mejor.
La posibilidad de una isla se plantea como el testimonio irrefutable del derrumbe de una civilización. Daniel (o Daniel1), el personaje-narrador, es un comediante nihilista que hurga en los peores instintos del ser humano para urdir sus exitosos espectáculos. Su relato de vida se intercala con los de Daniel24 y Daniel25, neohumanos clonados del Daniel original, que habitan un planeta, dos mil años después, poblado con estos especimenes que, en el máximo grado de aislamiento, sólo se comunican entre sí a través de una suerte de internet avanzado.
Sin embargo, más allá de esta visión apocalíptica del futuro, la novela es también una profunda reflexión sobre el amor, el sexo y la vejez. Así, por ejemplo, la dicotomía entre amor y sexo se ve plasmada en las dos mujeres que marcan la existencia del protagonista: Isabelle y Esther. La primera, contemporánea suya, lo ama pero está negada al disfrute del sexo, la segunda, mucho más joven, por el contrario, se entrega sin reservas al placer, pero parece imposibilitada para el amor. Los últimos años de vida de Daniel1 son una confrontación constante con su propia vejez, potencializada por su relación con una joven y alocada Esther. “El deseo sexual no sólo no desaparece, sino que con la edad se vuelve cada vez más cruel” (p.286).
Houellebecq se ha convertido en un fenómeno que excede los predios literarios. ¿Quién es, finalmente, este francés singular, oriundo de la isla Reunión? Algunos datos biográficos nos dan cuenta de una infancia difícil, signada por el abandono materno y por el maltrato de sus compañeros del internado. Quizás la clave radique en una frase suya que puede leerse en su blog personal: “Hasta la muerte seguiré siendo un niño abandonado, aullando de miedo y de frío, hambriento de caricias”. Y en un mundo como el actual, como no ansiar un poco de afecto. (CARLOS M. SOTOMAYOR)


*Publicado en el diario Correo (25.09.2006)

Pablo Guevara


El poeta Pablo Guevara, según me ha escrito Percy Encinas -y según lo señalan también Iván Thays, Paolo de Lima, Gustavo Faverón- está delicado de salud. Por ello se está solicitando la donación de sangre, plaquetas, o ambas. El poeta está internado en el hospital Rebagliati (Av. Salaverry).
Se pueden comunicar con Diego Guevara (hijo de Pablo) al teléfono 9858 2958 ó 273 3171 (8 p.m.) o
con su esposa Hanne de Guevara: 231 1343. O pueden escribir a los correos
cuencalurin@yahoo.es
lacolision@hotmail.com.

jueves, 21 de setiembre de 2006

Jorge Villacorta


A través de los blog de Iván Thays y de Paolo de Lima me he enterado de la actividad que se realizará en favor de la salud del destacado crítico de arte, Jorge Villacorta.

miércoles, 20 de setiembre de 2006

Entrevista a Héctor Ñaupari

Para Héctor Ñaupari, el erotismo no es ajeno al ámbito matrimonial. Rosa de los vientos (Santo Oficio, 2006), su segundo libro, plantea una reflexión al respecto a través de versos que sugieren una travesía por el cuerpo.
Carlos M. Sotomayor: En tu primer libro, En los sótanos del crepúsculo, se percibía una tendencia erótica en varios poemas. En Rosa de los vientos, por el contrario, el erotismo es el motivo central y totalizador del libro. ¿Cómo asumes esto?
Héctor Ñaupari: Bueno, en primer lugar fue un consejo que me dio Antonio Cisneros cuando apareció mi primer libro. Eso fue un primer impulso. La primera reflexión sobre este Rosa de los vientos data del año 2000. Yo estaba en Europa; los términos de la soledad y la distancia hacen que uno evoque muchas cosas. El primer origen del libro es una evocación de naturaleza amorosa y erótica. El libro es sobre todo, y está un poco sintetizado en el epígrafe de Giocanda Belli, una travesía por el cuerpo y el cuerpo viene a ser la Rosa de los vientos.
CMS: ¿No hay una presencia marcada del erotismo en la poesía peruana?
HÑ: Si no me traiciona la memoria, creo que no se ha hecho en el Perú, por lo menos no desde un punto de vista establecido como un guión, con una reflexión sincera sobre el erotismo. Algunos pueden citar, por ejemplo, la poesía de Verástegui, sobre todo el Angelus novus o Monte de goce. Yo reconozco la influencia de Verástegui, rescato de él la reflexión que hace de su relación matrimonial. Retomo esa idea pero con otro sentido, con un erotismo menos explícito, más implícito, más establecido en las metáforas que dicho con las palabras del texto. Yo creo que el erotismo explícito pierde en literatura.
CMS: ¿Cómo te ubicas respecto de la tradición poética peruana?
HÑ: Yo intento ofrecer una síntesis dialéctica de la tradición que me antecede, porque en principio me embebo de muchos autores peruanos: Calvo, Bendezú, Varela, Verástegui, Cisneros. Yo me reconozco como tributario de la poesía de Calvo, de Varela y de Bendezú en la medida que reflejan más la literatura que yo quiero hacer y que reflejan el espíritu de Rosa de los vientos. Y digo una síntesis dialéctica en la medida que, al momento de ser tributario de esa literatura, al mismo tiempo intento ponerme sobre los hombros al gigante (la tradición poética) y tratar de sacar un nuevo filo de la temática que ellos disponen.
C: En el libro no sólo se toca el erotismo sino también el matrimonio. Resulta curioso porque siempre se tiende a relacionar el erotismo con las relaciones furtivas, al margen.
HÑ: Yo sí creo, o al menos tengo la convicción, que el erotismo que se puede vivir de mejor manera es el que surge de la complicidad del matrimonio, porque en ese sentido uno también intenta poner una veta distinta. Y creo que está orientado hacia mi propio carácter: yo sí creo en la naturaleza vivífica del matrimonio como fuente no sólo de comunión de criterios y de metas, sino como la posibilidad de hacer dentro de él una buena literatura. Yo creo que se debe despejar al erotismo de esa especie de leyenda negra, que lo persigue como una sombra, que es este hálito prohibido que tiene el hecho del descubrimiento. Yo en realidad creo que así como uno puede estar viejo para los estudios, o para las cosas de la juventud, para lo único que uno no envejece es para el asombro. Y si se da esto, entonces el matrimonio es un descubrimiento permanente. En consecuencia, yo intento reivindicar la figura del pater familia, alrededor de la cual gira la vida matrimonial.
CMS: ¿Crees en la inspiración de los poetas?
HÑ: La inspiración es una parte importante de la literatura en general. Pero yo siempre he descreído de la imagen del poeta que está a la espera de algo, en donde es un autor pasivo respecto de las evocaciones que vienen hacia uno. Por el contrario, la literatura es un quehacer permanente y por lo tanto, para que uno haga una buena literatura, uno debe dotar a esa inspiración de un ejercicio racional.

viernes, 15 de setiembre de 2006

Cats en La Salle


Un gato. Dos gatos. Varios gatos maullando y cantando en un escenario plagado de luces de neón. Movimientos felinos, expresividad desbordante y un ritmo sorprendente. Así se podría resumir el accionar de estos jóvenes talentos que han logrado, en base a denodado esfuerzo y muchas horas de preparación, sacar adelante un obra tan complicada como el célebre musical Cats.
“Complicado”. Eso fue lo que recuerdo haber exclamado, colmado de asombro, cuando Ericka me comentó, a fines del año pasado, que planeaban con la dirección académica, llevar a escena, por los 80 años del colegio, el musical Cats. Por suerte Ericka no rehuye a los retos. Y, por suerte, los chicos tampoco. Lo demostraron hace dos años, cuando montaron por primera vez una obra interpretada exclusivamente por alumnos. Aquella vez escenificaron La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde (2004) y al año siguiente, en el 2005, elevaron la vara de dificultades con la presentación de Sueño de una noche de verano de William Shakespeare.
He sido testigo, distante y al mismo tiempo cercano, del largo proceso. Trabajo que ha dado como resultado la lograda puesta en escena que puede verse hasta este domingo, a las 7:30 de la noche en el teatro del colegio La Salle. Dirigidos por Ericka y bajo los lineamientos de Jackeline Quino, los chicos han desarrollado muy bien sus gatunos personajes.

Leyenda: Daniela Ochoa en baile felino.



domingo, 10 de setiembre de 2006

Entrevista a Renato Sandoval


Además de celebrado traductor e infatigable editor, Renato Sandoval es desde hace varios años –sobre todo desde Nostos– un poeta importante. Tomando como punto de partida un texto perteneciente a la poesía oriental, Sandoval nos entrega Suzuki blues (Lustra editores, 2006), un logrado y personal conjunto de poemas.
CARLOS M. SOTOMAYOR: A diferencia de otros libros tuyos en donde se percibía un acercamiento a la tradición occidental, en Suzuki blues hay un diálogo con la oriental...
RENATO SANDOVAL: He estado sumergido desde hace muchos años en lo oriental, tanto por el lado literario como por el lingüístico. Hace años estudié japonés, por ejemplo. Y también en la cuestión filosófica del budismo zen, pero obviamente interpretado muy a mi manera. Y claro, en este libro hay una expresión y búsqueda consciente. Pero creo que en otros libros anteriores también la había, pero no de modo tan explícito como en este caso.
CMS: La actitud de algunos autores, que reniegan de la tradición, muchas veces se debe en realidad a un desconocimiento...
RS: Tienes razón, mucha gente rechaza algo antes de haberlo conocido, ya sea por prejuicio o por deficiencia, por flojera o por falta de tiempo (ríe). Para mí siempre hay que tener un conocimiento de causa de las cosas. Lo que importa es cómo te sitúas frente a esas distintas tradiciones y en qué cosas puedes decir algo personal. No se trata de repetirlas o imitarlas. Ese es el reto.
CMS: En Suzuki blues, los poemas han surgido inspirados en un determinado texto oriental.
RS: Así como es un diálogo con cada tradición, hay un intento de ir siempre más allá y plantear mi propio punto de vista. Y obviamente si el lector conociera el texto en el cual está inspirado, “aprovecharía” más la lectura. Sin embargo, este no es el caso; es que los poemas funcionan por sí mismos.
CMS: El arte de la contemplación, muy vinculado a lo oriental, está presente en el poemario, pero enriquecido con otra visión.
RS: La idea del paisaje asimilado o visto como algo externo, pero que se va a terminar procesando dentro de uno. Claro, es un paisaje tanto a lo oriental como a lo occidental. Están las calles, el semáforo, el smog, y también todos los motivos de la naturaleza convencional que también tenemos acá; y, por otro lado, que yo mismo me figuro y refiguro en un intento de diálogo no sólo con la tradición poética, sino también con el mundo de las imágenes y de las ideas.
CMS: También se percibe una indagación por lo efímero del ser humano.
RS: La fugacidad, la “impermanencia” del tiempo. Y, por otro lado, no es en sí mismo algo oriental. En todos los tiempos, en todas las épocas, en todas las culturas, está la muerte, la vida, el paso del tiempo, el deterioro. El caso de los zen, que tiene que ver con la tradición de China, Corea, la cuestión marcada, explicitada en el sentido de que debe haber una reacción frente a esa confrontación con la “impermanencia”. Te desesperas, te angustias, te metes en un callejón sin salida: esto es lo que occidentalmente pasaría. O, según el zen, encuentras una especie de equilibrio, que es a fin de cuentas la sabiduría. Esto es lo difícil de conseguir. En este libro presento muchas circunstancias que pueden llevar fácilmente a la desesperación, pero busco una alternativa. El problema es que no siempre lo logro. Ahí es que queda esa contradicción permanente que se expone en muchos de los poemas. Ese sería, para mí, su originalidad. Porque no son poemas zen.
CMS: Además de poeta, se te conoce como un reconocido traductor. ¿Cómo surge esa afición?
RS: Es más producto de toda una curiosidad. He viajado, y eso me ha permitido ver literatura en otros idiomas y en las lenguas originales. De ahí a querer compartir esas lecturas y, por lo tanto, traducir no es una cuestión muy fácil.
CMS: En Lima no siempre se encuentran traducciones óptimas.
RS: La oferta en el mercado es limitada y no te ofrece muchas opciones. El 60% o más de lo que lees en tu vida son traducciones. Imagínate que si no han traducido bien, como ocurre en la mayoría de los casos, no tenemos certeza de haber leído a los verdaderos autores y no a los traductores (ríe).
CMS: Muchos recuerdan tu labor editorial con Nido de cuervos...
RS: Bueno, Nido de cuervos ha renacido. Acabo de sacar un libro de cuentos de Canadá, pero de la zona de Quebec, un lugar del cual hasta donde yo sé nunca ha salido nada traducido al español. Con ese libro vuelvo a las andadas, más otros libros más que estoy preparando. Y también voy a volver a sacar la revista Fórnix.