sábado, 27 de setiembre de 2008

Entrevista a ARMANDO ROBLES GODOY


En 1962, Manuel Scorza publicó en su serie Populibros Veinte casas en el cielo de Armando Robles Godoy. Tras largos años de ser inubicable en librerías, la editorial Mesa redonda ha tenido la feliz iniciativa de lanzar una nueva edición.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Foto-ilustración: IVÁN PALOMINO

¿Qué lo anima a reeditar la novela?
El año pasado, mi hija Marcela, a quien siempre le gustó mucho la novela, me dijo: mira, papá, todos los que leyeron la primera edición ya se han muerto. Cuando me dijo eso, me hizo pensarlo y decidí revisar la novela para que no sea una segunda edición sino una segunda versión.

¿Qué elementos se mantienen en esta segunda versión?
Habían dos elementos fundamentales que dieron origen a la primera versión y que mantuvieron su calidad de origen en la segunda. Una es la arquitectura, pero como elemento resultante no de una empresa ni de una inversión sino de la creatividad artística. Y el segundo elemento es la falta de consciencia que tiene el ser humano con respecto a su propia evolución. Yo lo he resumido en un aforismo: si todo cambia y el ser humano no cambia, nada cambia. Y siempre buscamos los cambios de afuera, pero uno no cambia.

La novela es muy reflexiva, está plagada de aforismos...
Yo encuentro que el libro es evidentemente filosófico, pero tiene mucha actividad también.

Su prosa es directa...
El minimalismo empieza en lo pictórico pero después se incorpora a todo, e inclusive se incorpora a la literatura, cuya primera regla es reducir en lo más posible los adjetivos, y economizar la palabra buscando lo que está detrás de la palabra, no inflando la palabra. Yo fui periodista del diario La Prensa. Y ahí aprendí la importancia del párrafo corto.

En su caso, usted es un cineasta que además escribe...
Yo no comprendo eso de que uno tiene que depender del guionista. No se puede hacer una película en la que tú no eres el autor, el guión no es más que una etapa en la creatividad, no es la creación de la película. Actualmente en el Poder Judicial no hay ninguna definición clara de quién es el autor de la película. Se dice que es el autor de la obra en que se basa la película. Es decir, dependiza la cinematografía de la literatura: Hasta el perno, pues. Entonces, por regla general el cineasta no escribe los guiones. Yo no podría hacer eso.

Usted, que ha participado en una comisión de cultura, qué piensa de la posibilidad de un ministerio.
El problema no es el ministerio sino el ministro. Y el otro problema, el que daría origen al nacimiento del Ministerio de Cultura, es comprender su necesidad, pero para comprender su necesidad primero tendrías que saber qué cosa es cultura. Y la primera barrera es que nadie te puede definir qué es cultura.

¿Qué visión de cultura suelen tener?
Es que a lo más que se acerca la gente culta de los gobiernos, que generalmente son el 10%, es a la cultura patrimonial: Machu Picchu, las líneas de Nazca, etc. Está bien, eso es la cultura patrimonial o monumental, pero se olvidan que ésa es el resultado de la cultura creativa del pasado. Del mismo modo que la cultura creativa del presente es la fuente de la cultura patrimonial del futuro.

FITO PAEZ pronto en Lima


Adolescente febril, chiquilín desorientado, como dice Charly en una canción. Así transcurría mi existencia en aquellos años de fines de los ochenta, pegado casi eternamente a un wallkman y transitando a diario las calles que separaban mi casa de la de Ricardo, uno de mis mejores amigos. Había descubierto -hurgando en la amplia discoteca de mi melómano padre- unas cintas del argentino Juan Carlos Baglietto. Entre los temas que solía escuhar con fruición, había uno que lograba sobrecogerme cada vez que me sumergía en su cadencia rítmica y en lo desgarrador de su letra. Se trataba de “Sobre la cuerda floja”, una canción que exudaba soledad, desamparo y una explícita tendencia suicida. “Una noche en un bar de esos tantos/ se bebió hasta el ultimo rincón/ decidió que su piel era carne/ y su alma tan solo un motor/ y se gastó de golpe una copa/ y se hastió del pan y la pensión/ quizás la muerte sea mejor”.
Poco tiempo después reparé en que la composición de esa y otras canciones eran de un pelilargo y larguirucho tecladista llamado Fito Paez. No tardé mucho en encontrar un disco suyo -uno de vinilo, recuerdo, sustraido también de la dicoteca paterna-. Recuerdo temas como “La rumba del piano”, “Cable a tierra”, “Taquicardia” y muchos más. Me voló la cabeza. Tenía mucho de Charly -tocó con él en una de sus bandas (ya de solista, claro)- y también algo de Spinetta. Pero era algo distinto. Una voz propia, un canto fresco, lleno de melancolía y de rebeldía, una combinación que en mí se tornaba explosiva. Mientras iba consiguiendo su discografía anterior, pasó un tiempo y apareció Tercer mundo, en 1990. Y luego vino El amor después del amor y la fiebre se hizo incontenible. Y aprendí a tocar el piano para cantar aquellas canciones suyas que con la guitarra no me sonaban tan igual. Y empecé a seguirle la pista, pendiente de cada movimiento, de cada nuevo disco. Así, hasta hoy, que anuncia un concierto para presentarnos oficialmente Rodolfo, un disco intimista que nos muestra al músico en esencia. Fito solo, acompañado de su piano, “hermano de soledad.... cuerpito blanco y nego... Mi piano sabe de mí, de cigarrillos que queman, de cables, putas y dios, y de esta gente que espera”. Así lo veremos en el escenario, seguramente a oscuras y con una luz iluminándolos a los dos, a él y a su piano: Una vuelta de tuerca, un regreso al orígen. “Tus cuatro patas piden fiesta y hay que dársela”. Y que empiecen los primeros acordes.


*Portada del primer disco de Paez: Del 63.

miércoles, 17 de setiembre de 2008

CARLOS CALDERÓN FAJARDO en la Universidad Villarreal


Me ha llegado un mail con el anuncio de la presentación de mi admirado amigo CARLOS CALDERÓN FAJARDO hoy en la Universidad Federico Villarreal. Además de tributarle un merecido homenaje, se presentará su más reciente libro La noche humana (Copé, 2008). Los comentarios estarán a cargo de PEPE DONAYRE y GABRIEL RUIZ-ORTEGA.
Cito el mail enviado por Armando Alzamora:

"Este jueves en la Universidad Nacional Federico Villarreal tendremos la presencia del escritor Carlos Calderón Fajardo con motivo del homenaje y presentación de su novela «La noche humana» organizado por el grupo literario «Otras voces». Acompañarán a CCF en la mesa los escritores José Donayre Hoefken y Gabriel Ruiz-Ortega.
Esta novela fue presentada anteriormente en la Feria Internacional del Libro 2008. Carlos Calderón Fajardo lleva a la ficción a personajes tan remotos como entrañables (Helba Huara, Gonzalo More, César Vallejo, Henry Miller, Anaïs Nïn, entre otros) y entreteje sus historias para mostrarnos los peligros -si es que acaso no pudieran ser las alegrías- del deseo y la pasión.
Las obras se estarán vendiendo a un precio bastante cómodo (s/. 5.00). La cita es a las 12m en la sala de grados «Antenor Orrego» ubicado en el local central de la avenida Colmena, cuadra 3 (no conocer el point sería un crimen, como por ejemplo: no conocer la Plaza 2 de mayo)".


*Fotografía tomada de Caretas.

CCE y LUSTRA EDITORES presentan libro de EIELSON


El Centro Cultural España y Lustra Editores
presentan el libro
Ptyx
de JORGE EDUARDO EIELSON
Hoy a las 7:00 p.m.
Lugar: Centro Cultural de España
(Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz)
Los comentarios estarán a cargo de los poetas
RENATO SANDOVAL y VÍCTOR RUIZ

martes, 16 de setiembre de 2008

Entrevista a HERNÁN RIVERA LETELIER


Durante el día era un trabajador más en una mina. Sin embargo, por las noches tenía una actividad secreta: escribir poesía. Una rutina que luego de 30 años se quebró cuando, animado por un médico amigo, decide participar en concursos literarios y empieza a ganarlos. Conversamos con Hernán Rivera Letelier a propósito de la publicación en Lima de su novela Mi nombre es Malarrosa (Alfaguara, 2008).

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Usted trabajaba en la mina y sin embargo nadie sabía que por las noches escribía versos.
Claro, en la mina no le decía a nadie que escribía poesía, porque en la mina eran todos machos y la poesía era cosa o de señoritas o de maricones. Entonces, escribía a escondidas.

Hasta que conoce a una persona que sería clave en su vida...
Claro, allí en el campamento en el que vivía pensaba que era el único tipo interesado en la literatura. Es decir, pensaba que era el único que leía y escribía. Y de pronto descubro a un tipo que no trabajaba en la mina sino en el hospital del campamento. El tipo leía y nos hicimos muy amigos. Él me prestó libros. Yo conocí a Vargas Llosa por él, por ejemplo. Conocí a García Márquez, a Lezama Lima, por él.

¿Y a él le mostró sus poemas?
Sí, me atrevo por primera vez a mostrarle los poemas a alguien. Y me dice: Esto está muy bien, hay que mandarlo a un concurso. Había en Santiago un concurso de poesía y él mismo se encargó de pasármelo a máquina. Y fue así que me di a conocer como poeta, pues me gané el premio. Y me acostumbré a enviar mis poemas; participé en 27 concursos y gané 26. Y no paré nunca más. Pero él fue como mi descubridor.

¿Cómo se llegan a enterar sus compañeros de la mina que usted era poeta y cómo reaccionan?
Cuando apareció la noticia del premio en los diarios, todo el mundo se enteró. En la mina se enteraron de que tenían un compañero de trabajo que escribía poesía. Y en cualquier parte de Chile el apodo que le hubiesen puesto a ese compañero de trabajo hubiese sido el Pablo Neruda; menos en la mina: allí me pusieron el Gabriela Mistral.

¿Cómo decide empezar a escribir novelas?
Después de casi 30 años de trabajar en la mina, yo salto de la poesía al cuento corto. Cuentos muy cortos, de dos páginas el más largo. De pronto me pongo a escribir un cuento que yo calculaba iría a tener 20 páginas. Y era un desafío tremendo escribir un cuento de 20 páginas. Y cuando llegué a la página 40 y me di cuenta de que quedaban muchas cosas que contar, me di cuenta de que era una novela. Paré y empecé de nuevo ya pensando en una novela. Y me demoré cuatro años en terminarla.

¿Cuatro años?
Es que trabajaba en la mina, llegaba a la casa cansado como perro y me quedaba muy poco tiempo para escribir, pues debía luego madrugar: todos los días me debía levantar a las 5:30 de la mañana. Me quedaba poco tiempo, pero ese poco tiempo lo utilizaba para escribir la novela.

Se trata de La reina Isabel cantaba rancheras, ¿verdad?
Sí, y cuando la terminé la mandé al Concurso Nacional de Novela, en el que concursan todos los grandes, las vacas sagradas, como se diría. Y lo gané. Y luego Planeta me publicó el libro. Luego, como el libro empezó a ser traducido fuera de Chile, pude dejar de trabajar en la mina, a los 45 años. Y desde allí me dediqué sólo a escribir. Ahora me levanto y estoy desocupado para escribir, no le trabajo un puto día a nadie después de 30 años de explotación.

En sus libros el desierto es una constante, y Mi nombre es Malarrosa no es la excepción.
Sí, esta es mi novena novela contando el mismo paisaje, con personajes que incluso saltan de un libro a otro, contando casi la misma historia. Es difícil no comenzar a repetirse, pero estoy tratando de contar la historia de la pampa, la historia de esta gente. Y cuando terminé la novela anterior, El fantasista, no sabía sobre qué escribir, y descubrí un pueblo que se llama Yungay, en homenaje a un pueblo que hay acá en Perú, donde hubo una batalla. Y descubro que ese pueblo tiene una historia muy atractiva.

*Entrevista publicada en Correo el martes 16/09/08.

sábado, 13 de setiembre de 2008

Entrevista a CÉSAR GUTIÉRREZ


Catalogado por su autor como artefacto literario, Bombardero será reeditado por la editorial Norma en una edición que comprenderá tres entregas. La primera acaba de ver la luz. César Gutiérrez comparte algunas reflexiones en torno a este inclasificable libro.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ

La génesis del libro se da tras el atentado del 11 de setiembre. ¿Por qué?
Yo creo que ante una hecatombe tan alucinante pensé que no había otra cosa después de eso de la cual un escritor podría enfrentarse. Digamos que la cuestión salió por génesis espontánea cuando prendo la tele y ocurre este cuádruple choque.

¿Cómo fue el proceso de escritura del libro?
Acá fue bastante arduo. En el 2003 yo ya había renunciado a mi trabajo y tenía todo el tiempo del mundo. Así que en Lima amalgamé todos los referentes que tenía, todas las noticias, poemas, canciones, películas, libros, todos los referentes que después entrarían a la intertextualidad organizados de forma muy caótica. Todo eso derivó en un manuscrito de unas 2 mil páginas con las cuales viajé a Nueva York.

Vas a Nueva York a darle forma al libro...
Me instalé en un hotelito muy pobre, muy triste, muy barato. Las habitaciones estaban separadas por triplays; entonces, allí entraba tu maleta, tu computadora y a veces entrabas tú (risas). Allí se fue, digamos, tensionando el libro, allí fue radicalmente tomando otra forma. Porque en realidad había que recoger muchas de las sensaciones, muchos de los colores, mucho de la identidad tan pluricultural, tan contradictoria y tan alucinante de esa ciudad. El sustrato de ese libro fue hecho allí.

Primero aparece un fragmento del libro en la revista Hueso Húmero. ¿Cómo así?
El manuscrito estuvo metido en un garaje, del cual sólo salió en el 2005 por una casualidad, porque un amigo, Rodrigo Quijano, lo sacó y lo llevó a Hueso Húmero y se lo presentó a Abelardo Oquendo. Y a Oquendo parece que le gustó y me pidió permiso para publicarlo en su revista.

Y el libro comienza a comentarse.
Sale en Hueso Húmero y repercute, tiene una enorme trascendencia porque Abelardo Oquendo iba a pasar a la historia, que no era un best-seller y que precisamente por eso iba a pasar a la historia. Entonces, mucha gente se sintió tocada por lo que dijo Oquendo.

El libro es inclasificable...
Es un mix de todas las cosas que a mí me gustan y de toda la infraestructura que yo tengo adentro, porque no sólo soy prosista, sino también tengo algo de poeta, algo de rockero, algo de ensayista. Entonces, todo eso se amalgama en este libro.

El libro retrata la enorme violencia del mundo actual.
Pretende ser completamente contemporáneo, y capturar la tensión dramática que nos conmueve, la velocidad con la que nos dirigimos a la muerte, el clima de violencia que nos absorbe.

Hay una mirada desencantada del protagonista del libro.
Absolutamente desencantada Yo soy un desencantado de la humanidad. No tengo ninguna esperanza en ella. Pienso que el hombre involuciona. Excepto en el arte, que en realidad es la gran salvación del ser humano.

*Publicado en Correo el viernes 12/09/08.

jueves, 11 de setiembre de 2008

EDITORIAL NORMA presenta a CÉSAR GUTIÉRREZ


Pilar Silva de la editorial Norma me ha enviado la invitación para la presentación del libro Bombardero del escritor César Gutiérrez. La cita es hoy en el Centro Cultural de la Cancillería -que dirige el poeta Toño Cisneros- y contará con la participación en los comentarios de Mario Montalbetti y Ricardo Wiesse.

miércoles, 10 de setiembre de 2008

PLANETA presenta a GUILLERMO THORNDIKE


La editorial Planeta me hace llegar la invitación a la presentación de un nuevo libro del escritor y periodista Guillermo Thorndike –no me cansaré de decirlo: dueño de una de las prosas más notables del periodismo peruano-. Se trata de El rey de los tabloides, que gira en torno a la figura del célebre Raúl Villarán. La cita es hoy, a las 7:30 p.m., en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UPSMP. Presentan Raúl Vargas y Mirko Lauer.

viernes, 5 de setiembre de 2008

Presentación: Matadoras: nuevas narradoras peruanas


EDITORIAL ESTRUENDOMUDO
presente el libro
Matadoras: nuevas narradoras peruanas
Hoy a las 8:00 p.m.
Lugar: Librería Ksa Tomada
(Conquistadoras 1238, San Isidro)
Comentan:
ÁLVARO LASSO (director de Estruendomudo) y
las escritoras presentes en la antología.

jueves, 4 de setiembre de 2008

PLANETA presenta libro fotográfico de ANA CECILIA GONZÁLES-VIGIL


EDITORIAL PLANETA PRESENTA
Cuando pase el temblor
libro fotográfico de
ANA CECILIA GONZÁLES-VIGIL
Hoy a las 8:00 p.m.
Lugar: Centro de la Imagen
(Avenida 28 de Julio 815, Miraflores).
comentarios a cargo de
JORGE BRUCE y ROBERTO HUARCAYA

miércoles, 3 de setiembre de 2008

PLANETA presenta a GONZÁLEZ VIAÑA


Tarcila Shinno, de Editorial Planeta, me hace llegar la invitación de la presentación de la novela El corrido de Dante de Eduardo González Viaña. Es hoy a las 7:00 p.m. en la BNP; en el teatro-auditorio MVLL para ser más exactos.

martes, 2 de setiembre de 2008

Entrevista a RUBÉN SILVA sobre APOLLINAIRE


Tras dos años de la aparición del primer tomo, Rubén Silva Pretel, lingüista y traductor, continúa su ambicioso proyecto de traducir las obras completas del poeta Guillaume Apollinaire con la publicación del segundo tomo, dentro de la colección Obras esenciales que edita el Rectorado de la PUCP y que dirige Ricardo Silva Santisteban. Próximamente aparecerá un tercer tomo.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de ERICK ELCOROBARRUTIA

Apollinaire es un poeta que conjuga la tradición con la vanguardia...
Apollinaire lo que hace, como haría cualquier gran poeta, es contextualizar la tradición para decir cosas nuevas. Lo mismo hace Vallejo. Tú ves cuando Vallejo habla de la chicha, de los choclos, del maíz. Apollinaire hace siempre un diálogo entre la tradición y la vanguardia. Hasta el final de su vida. El último poema de Caligramas dice: Perdonen a este hombre que no supo decir cosas nuevas. Al poeta se le va a abrir un vasto camino de cosas nuevas que decir. Uno de sus últimos libros es una vuelta al clasicismo: metrificado, rimado.

¿Cómo se da tu acercamiento como lector a la poesía de Apollinaire?
Mi acercamiento fue desde temprano. Adolescente leí sus 2 novelitas pornográficas: primero Las hazañas de un joven Don Juan y luego Las once mil vergas. Libro este último que me sorprendió, pues además de lo explícito sexual estaba un afán por poner como protagonista al lenguaje. Típico de un poeta, pues. Años más tarde una poeta, en una reseña de El Comercio, diría que yo era un pacato, pues en mi prólogo al libro Bestiario o cortejo de Orfeo, publicado por la PUCP, dije que esos 2 libros eran menores. Menores literariamente, pero la señora era una devota del destape en literatura y yo sólo un modesto lector. Luego vendría Alcoholes, en que me sorprendió la sintonía con Vallejo, y después vino mi viaje a París.

¿Qué tan difícil fue traducir a Apollinaire?
La dificultad con Apollinaire, a pesar de la cercanía del francés con el español, es que se trata de un poeta que quiso ser pintor y utiliza la palabra como materia plástica, juega con las palabras. Y el traductor a veces no puede con ello. Yo no he puesto notas en las traducciones, primero porque el texto francés está al costado. Y segundo, porque las notas entorpecen la lectura. Ya me criticarán si la solución que he dado no está bien.

¿Qué te motivó a traducirlo?
Yo antes escribía poesía. Y para escribir algo y publicarlo hay que tener un ego muy grande. Y a mí el ego no me alcanza. Y cuando leo lo que escribí hace 15 ó 20 años, digo: Está bonito. No más. Y me digo: Si ya existen grandes poetas, para qué vas a publicar. Entonces, al leer estos poetas encuentras, primero, que hay malas traducciones. Traducciones que no han respetado el juego del autor o traducciones que se han equivocado terriblemente porque no conocían el idioma. Y una de las cosas que te anima a traducir es el reto. Por otro lado, no había obras traducidas al español. Vitam impendere amori, Las tetas de Tiresias, por ejemplo.

Entrevista publicada en Correo el martes 02/09/08.

GUSTAVO SANTAOLALLA pronto en Lima


La primera referencia del talento musical de Gustavo Santaolalla la tuve hace muchos años, al hallar -mientras hurgaba en la colección de vinilos de mi padre- un disco del grupo argentino Arco Iris, una banda de rock con una impronta hippie que tocaba, si mal no recuerdo, a fines de los sesenta o inicios de los setena. Adolescente aún, recuerdo haberme convertido en un seguidor de esa banda: recuerdo canciones entrañables como “Mañanas campestres” o “El blues de Dana”, todos los temas entonados por un pelucón y barbado sujeto llamado Gustavo Santaolalla. En la época en que lo descubrí, el grupo llevaba bastante tiempo disuelto. Y no volví a saber de Santaolalla hasta que, años después, me enteré que había producido el cuarto disco de los Prisioneros y, si no me equivoco, el primer disco solista de Jorge Gonzáles. También recuerdo haberlo visto, guitarra en mano, en el unplugged de Café Tacuba, como músico invitado. Y, claro, grata fue la sorpresa cuando me enteré que había ganado el Oscar, hasta en dos oportunidades, por componer la música de dos muy buenos filmes. Y ahora, leyendo el diario, me enteró que vendrá a ofrecer un concierto a Lima por primera vez, en noviembre. Allí estaré, sin lugar a dudas.

NOTA TOMADA DEL DIARIO CORREO:
Gustavo Santaolalla tocará en Lima con Bajofondo
De nacionalidad argentina, el destacado músico y compositor Gustavo Santaolalla se presentará por primera vez en nuestra capital para presentar el reciente disco Mar dulce del colectivo Bajofondo, el cual fundó junto a su compañero Juan Campodónico.Ganador de dos premios Oscar a Mejor tema de película gracias a las cintas Brokeback Mountain (Secreto en la montaña) y Babel, Santaolalla ofrecerá un recital junto a su agrupación el 12 de noviembre en el Parque de la Exposición.Mar dulce es el segundo álbum de este colectivo de música que dejó de llamarse Bajofondo Tangoclub para no encasillarse en un mismo sonido. El tango y la electrónica, como lenguajes local y universal, continúan siendo los motores de la agrupación. (César Salazar)

lunes, 1 de setiembre de 2008

Entrevista a CAMILO FERNÁNDEZ COZMAN


Poeta, catedrático y crítico literario, Camilo Fernández Cozman ha trazado una trayectoria intelectual trepidante. Con apenas 24 años ya era profesor universitario en San Marcos y un año después publicaría su primer libro sobre la lírica de Westphalen. Ahora, con apenas 43 años de edad, es el miembro más joven de la Academia Peruana de la Lengua.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de FEDERICO

¿Cómo surge tu pasión por la crítica literaria?
En primer lugar en San Marcos. Conocí a Antonio Cornejo Polar en San Marcos. Él fue mi maestro, frecuentaba su casa en la Av. Higuereta. Y allí, casi todos los sábados, un grupo de alumnos discutíamos nuestros trabajos. Y él hacía ciertas anotaciones en los márgenes de nuestros ensayos. Y, bueno, tuve un grupo de profesores notables, como Francisco Carrillo, Desiderio Blanco, Edgardo Rivera Martínez, Raúl Bueno, Marco Martos, entre otros. Estos profesores tenían una enorme cultura. Y además procedían de una manera distinta respecto del método. No trataban de encasillar el texto al método. Y trataban de adaptar más bien el método al objeto de estudio. Aprendí también el gusto por la buena prosa. Antonio Cornejo Polar me decía que un trabajo sobre poesía mal redactado era insoportable.

¿Cómo ves la crítica actual en el Perú?
Bueno, hay varios componentes que hay que considerar. En primer lugar, hay algunos creadores que miran de manera peyorativa a la crítica literaria, piensan que es un oficio vano. En realidad se trata de una especie de subdesarrollo intelectual. Porque la crítica literaria en Europa y en Estados Unidos es casi una institución. Es decir, el investigador tiene que usar su imaginación y su gran formación teórica interdisciplinaria, y ello no es fácil. Por lo tanto, para mí la crítica es una forma de expresión. Interpretar un poema e irlo creando a partir de la lectura.

Siempre te he escuchado criticar el contenidismo en la investigación literaria...
No concibo que un texto, y siempre lo digo, se deba reducir a los contenidos. Ni tampoco simplemente a la forma. Busco una interrelación entre el contenido, la forma y otros discursos, para comparar un poema con un texto filosófico o un libro de sociología, pero respetando la arquitectura del texto literario.

¿Estás al tanto de la polémica que se ha desatado hace poco por un libro de José Miguel Oviedo?
Sí, evidentemente Oviedo dice que los integrantes del grupo Narración en el ámbito latinoamericano no tienen una trascendencia como se esperaba. Bueno, en realidad hablar de gustos es algo azaroso. Yo considero que algunos autores son fundamentales. Por ejemplo, Oswaldo Reynoso me parece un autor esencial, poco valorado. Ha escrito obras, como Los eunucos inmortales, impresionantes. Sin embargo, es un autor que no es valorado. Yo creo que las historias literarias siempre van a tener problemas en lo que se refiere a ciertas omisiones. No es posible abordar con profundidad tantos autores en tan pocas páginas.

Está por salir un libro tuyo sobre Watanabe...
Watanabe era una persona con la que conversaba por teléfono con mucha asiduidad y siempre me sorprendió su humildad. Él no se consideraba un gran poeta, pero, como cuento en el libro, cuando yo hago un viaje siempre llevo los libros de Watanabe, porque me gusta nutrirme de esa poesía de una sencillez muy trabajada.

*Entrevista publicada en Correo el lunes 01/09/08.