martes, 25 de setiembre de 2007

LA CORNISA


EL MILAGRO REVISTERIL
Por MANUEL ERÁUSQUIN

Hay costumbres que son escudos en la vida de todo ser humano. Lo suficientemente eficaces para sortear las asperezas previsibles e imprevisibles de la cotidianidad. En ese sentido, una buena lectura siempre es estimulante, sobre todo cuando se encuentra en una publicación novedosa, atrevida e impresa en el Perú, algo que posee categoría de milagro. Tal revelación merece ser comentada. Sin embargo, hagamos una retrospectiva. Siempre habrá alguien que empezó primero.

Hace cinco años que la revista Etiqueta Negra vio la luz: una publicación con personalidad y estilo que, a través de Julio Villanueva, su editor fundador, se arriesgó a pelear la posibilidad de hacerse un espacio en el renuente mercado editorial. Y es que las buenas historias tienen que ser leídas, no todo se agota en el acelerado e inmediato espíritu resolutivo de los periódicos. Hasta el momento Etiqueta sigue peleando, hoy con Daniel Titinger y Marco Avilés comandando la edición. Su nave sigue superando el oleaje. Cada mes llegan a buen puerto.

Ese prestigio ganado por Etiqueta Negra sin duda pavimentó la confianza de otros colegas, que inspirados llevaron a cabo proyectos editoriales con ambición. Algunos murieron en el intento, otros nacen dispuestos a desafiar los mil escollos que surgen en multiplicidad para tumbar a cualquier buena idea editorial. Eso lo saben muy bien todos aquellos que se encuentran en este negocio, y la gente de la nueva revista Dedomedio lo ha asimilado desde el arranque. Ahora, en su segundo número, han demostrado que se quieren quedar a dar batalla, fieles a su estilo irónico y provocador.

Lo lúdico y lo pop se muestran como marcas registradas de su personalidad. La intención de hallar en la escritura una forma de diversión apela a una manera distinta de encontrarse con la inteligencia. El dedo mayor de la revista, José Villaorduña, desde hace tiempo tenía el sueño de sacar una publicación irreverente pero con buen gusto. La realidad dice que lo ha conseguido y que dejó de ser una entidad onírica.

Pero en ese afán por sortear retos y esquivar la locura también se encuentra Verónica Klingenberger, la editora estrella desde este segundo número –Pepe sabe por qué no estuvo en el primero–, quien a punta de puro talento y de ejecutar diversos mecanismos de tortura con los colaboradores obtiene las notas deseadas: todas escritas como ella quiere. Eso también es un milagro.

lunes, 24 de setiembre de 2007

LIBROS


LA ESCALERA de Lucho Zúñiga

El libro de poemas La escalera (El Santo Oficio, 2007) puede leerse como la piedra angular del ambicioso proyecto literario que Lucho Zúñiga iniciara con la novela El círculo Blum. Sin embargo, la serie de 42 poemas –que se desprenden de cada verso de un poema inicial titulado, precisamente, “La escalera”– se defiende sola.

El lenguaje de Zúniga es llano y directo. Quizás por ello efectivo dentro del discurso que el libro se plantea. La escalera despliega una reflexión existencial, una mirada desde la angustia a la travesía vital del yo poético. “Es inevitable ver crecer a los hijos de tus hijos, verter lágrimas para dar sabor a la mañana. Cantar tu himno. Descansar la espina dorsal” (p.39).

Dentro del artificio elaborado por Zúñiga, la autoría de La escalera es de Karol Blum (1865-1944). Es parte del juego en el que se erige su propuesta. Todo al servicio de la ficción. (CMS) .

domingo, 23 de setiembre de 2007

TREN DE ATERRIZAJE


EL FIN DE LA INFANCIA
Por JOSÉ GÜICH

La irrupción de nuevos vientos en la poesía peruana, escrita a partir de la década de 1990, es aún materia por descifrar, pese a que ya existen panoramas de distinta calidad y sesgo crítico. La explosión de los blogs, en los últimos cinco años, también ha contribuido, para bien o mal, a la difusión de ensayos y otras tentativas de interpretación.

Al margen de las bondades y defectos de la “blogosfera”, sigue aleteando a su libre albedrío el fantasma del canon. ¿Quién de los poetas que tomaron el escenario por asalto entre fines de los ochenta y durante gran parte de los noventa pasarán sin aduana o salvoconducto al Parnaso? Será un puñado infinitesimal, porque la autenticidad, el talento y la vocación honesta no se venden en supermercados.

Tanto el desencanto noventero y la fundación de un territorio en medio del caos propician senderos como los de José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976). Desde El libro de las moscas (1997) hasta Horoskop (2007), Yrigoyen ha sabido crear una especie de coto de caza, gracias a un competente dominio formal, conocimiento de la tradición y a una planificada estrategia de choque con el circuito. A eso se suma la provocación nihilista. El riesgo de los clisés o lugares comunes de la irreverencia o el parricidio era muy grande.

Sin embargo, Yrigoyen lo ha sorteado con solvencia. En Horoskop, libro editado en México por el sello El Billar de Lucrecia, el poeta vuelve a apostar por la narratividad, aunque menos unitaria y controlada que en sus entregas anteriores. Eso es, ciertamente, saludable.

Una voz identificada con la primera persona alterna sus vagabundeos y desvaríos con las andanzas de un personaje femenino, cuyo nombre recuerda al vaticinio trasnochado de los astrólogos de hoy. El libro está dividido en tres secciones, vinculadas por un sentido de la circularidad, de retorno a un punto de partida; el texto se inicia con la juventud de Horoskop y finaliza con una referencia a la misma “entidad”, que ahora aparece dislocada, desmembrada, como en un rito propiciatorio. Es llamativo el hecho de que el registro, en la tercera parte (Un día en la vida de Bonnie Consolo), consolide un retorno al verso más concentrado en la imagen por la imagen misma que en una “historia” o serie de peripecias marginales a propósito de los conflictos de identidad –intelectualizados, como ocurre en El libro de las señales–.

De la edificación del mito (y desnudamiento) personal que nutría a sus primeros libros, hoy Yrigoyen parece reclamar para sí una escritura menos dominada por los demonios interiores y más próxima al redescubrimiento de la auténtica magia de la poesía. Saldadas las cuentas con el pasado, otra vez irrumpen la iluminación y el sueño; cielo e infierno cohabitan en un solo tubo de ensayo. Se eclipsó el justo y necesario malditismo: la precocidad cede paso a la madurez. Una infancia ha concluido.

Autor: José Carlos Yrigoyen.
Libro: Horoskop
Editorial: Ediciones El Billar de Lucrecia (México), 2007(55pp).

ERNESTO CARDENAL en Iquitos


Gracias a Tierra Nueva editores, organizadora de la Semana del Libro de Iquitos, pudimos estar en la selva peruana acompañando al poeta Ernesto Cardenal en su viaje por el Amazonas.

Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR

En medio de los efectos del sol y de la majestuosidad de la selva peruana, Ernesto Cardenal, a sus 82 años y ensimismado en la contemplación del Amazonas, proyectaba en sí mismo una imagen casi poética. Sus cabellos largos y blancos, flameando sobre la cubierta del Queen Amazon, además de conferirle un aura de poeta místico, me hicieron evocar uno de sus versos: El olor de las flores de cedro/ el rumor del aserradero junto al río.

Acostumbrado a recibir en sus recitales el abrazo sonoro de las ovaciones, Cardenal me confesó, sentados al borde de la piscina del albergue Ceiba Tops, a orillas del gran río, que no sabe de memoria sus poemas. “Me los olvido”, me dijo el poeta cuyos versos, paradojas de la vida, muchos conocemos al pie de la letra. La noche anterior, incluso, en báquica tertulia junto al poeta José Carlos Yrigoyen y al editor Arturo Higa, habíamos recordado un célebre poema: Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña./ Los he escrito sencillos para que tú los entiendas./ Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan,/ un día se divulgarán tal vez por toda Hispanoamérica.

Profético verso, sin duda, pues su obra poética ha cosechado el reconocimiento unánime en varios lugares del mundo. En Nicaragua, su país natal, un grupo de intelectuales, liderados por el escritor Sergio Ramírez, viene impulsando su candidatura al Nobel de Literatura. Distinción que no le quita el sueño. “No lo ambiciono –me dice el poeta–. Más bien me molestaría. Me daría mucha fama y eso es muy incómodo, pierde uno la tranquilidad. Y prefiero la vida que ahora llevo. Por la única razón que me gustaría es por el dinero, para regalarlo a gente necesitada”.

Un punto de quiebre en su dilatada existencia se produjo en la década del 50, cuando decide entrar en el monasterio de Gethsemani (Kentucky, EEUU). “Yo tuve una conversión verdadera cuando fui en busca de un monasterio en Estados Unidos que tenía una religiosidad diferente, no la convencional sino una muy revolucionaria, muy avanzada. Y mi maestro fue el escritor y místico norteamericano Thomas Merton, él fue quien me influyó religiosamente”. Luego de aquello fundaría su propia comunidad. “Una comunidad laica, pequeña, en una isla del archipiélago de Solentiname en Nicaragua. Allí estuve bastantes años. Y la revolución me sacó de allí. Después del triunfo de la revolución pasé a ser ministro de Cultura”, cuenta Cardenal a manera de resumen.

Sin embargo, esto último no dura mucho y termina apartándose de aquel régimen. Desilusionado de Daniel Ortega, y de muchos otros, Cardenal renuncia al Frente Sandinista de Liberación Nacional. “Muchos traicionaron la revolución y se corrompieron –apunta el poeta–. Tienen nada más que el lenguaje revolucionario, que es pura demagogia. Muchos dejamos el partido sandinista porque ellos habían dejado los principios de Sandino”. Por qué sucedió esto, le pregunto. “¿Por qué? No me lo explico. Esa pregunta no me la puedo responder. Podríamos decir: la condición humana, pero igual quedamos en el mismo misterio. La condición humana es misteriosa. No todos los hombres son iguales todo el tiempo, hay cambios para bien o para mal en la condición humana”, me responde.

El sol se ha terminado de ocultar y dentro de pronto empezará el recital poético. La charla ha concluido y juntos nos dirigimos, atravesando la espesura de la noche, al auditorio del albergue. Es consciente del arraigo de sus poemas, le pregunto como epílogo. El poeta se detiene y me dice en voz baja, como si compartiera conmigo un consejo: “No estoy satisfecho de mi obra, únicamente de lo que acabo de escribir. Pero luego tampoco me gusta y deseo escribir otra cosa. Si uno se queda enamorado de lo que ha hecho, pues no hace nada después”.

MAS DATOS
Ernesto Cardenal fue la máxima figura de la IV Semana del Libro de Iquitos, organizada por Tierra Nueva Editores y realizada entre el 13 y el 17 de este mes. Participaron, entre otros, el editor Arturo Higa (AUB) y los poetas José Carlos Irigoyen, Doris Moromisato, Keneth O’ Brien.

*Fotografía de KEYKO MONTEBLANCO.

miércoles, 19 de setiembre de 2007

COCO SALAZAR

LIBROS


LA INMACULADA CONCEPCIÓN de André Breton y Paul Eluard

Escrito a cuatro manos por André Breton y Paul Eluard, La Inmaculada Concepción es un poemario en prosa que congrega en sí los postulados más significativos del movimiento surrealista: la escritura automática y la presencia de imágenes oníricas.
Esta importante pieza literaria acaba de ser publicada por el Rectorado de la PUCP, en cuidada edición bilingüe, dentro de la colección El manantial oculto, que dirige Ricardo Silva-Santisteban. La traducción y el prólogo han estado a cargo del crítico y poeta Camilo Fernández Cozman. Estupenda edición que incluye además un grabado de Salvador Dalí.
Tal como lo señala Fernández Cozman en el prólogo, La Inmaculada Concepción, pergeñada por el tándem Breton-Eluard, evidencia “una pugna entre la mitificación y la desacralización, manifestación de un pensamiento crítico respecto de algunos íconos de la cultura oficial”. Un libro imprescindible, sin lugar a dudas. (CMS).

martes, 18 de setiembre de 2007

MURAKAMI


Cuando descubro a un autor –es decir, uno que no he leído antes– que logra atraparme a través de su particular universo narrativo, me convierto en un apasionado lector suyo. Y surge así una incesante búsqueda de libros que puedan encontrarse aquí en Lima, o, incluso, en otras latitudes. Haruki Murakami, el muy comentado escritor japonés, es un caso de estos. No recuerdo exactamente quién me lo recomendó por primera vez (no sé si fue Ezio Neyra o Luis Hernán Castañeda), pero desde que leí las primeras líneas de Tokio blues, en la bella edición de Tusquets, descubrí a un autor no sólo notable sino que además congeniaba con mi propia sensibilidad de entender y sentir el mundo. Hace poco me trajeron de Buenos Aires (gracias a mi amada Ericka) la última novela suya traducida al español: Kafka en la orilla. Novela que empezaré a leer dentro de muy poco.
Doris Moromisato me alertó, hace unos días, de la existencia en Lima de otra novela suya –no recuerdo el título– en una edición de Anagrama.
A propósito de Murakami, gracias al Moleskine de Iván Thays me entero de una entrevista extensa que apareció en el suplemento ADN de La Nación. Les dejo aquí el enlace.

PRESENTACIÓN: Goran Tocilovac en Barcelona


Me ha llegado un mail de 451 editores -la editorial española que publicó hace poco Casa de Enrique Prochazka-, contándome que este jueves, en Barcelona, España, se presentará la novela Trilogía parisina de Goran Tocilovac. Confiezo que desconocía la existencia de dicha novela; supe de ella gracias a una encuesta sobre novelas policiales que realizó Iván Thays en su Moleskine.

lunes, 17 de setiembre de 2007

Entrevista a ALONSO CUETO


La novela de Alonso Cueto, El susurro de la mujer ballena (Finalista Premio Planeta-Casamérica 2007), profundiza la relación entre dos mujeres que buscan, cada una, un sentido a sus vidas. Sin embargo, asuntos irresueltos del pasado las volverán unir, pero en un permanente conflicto.

Entrevistan MANUEL ERÁUSQUIN y CARLOS M. SOTOMAYOR

La novela, entre múltiples lecturas, aborda el tema de las heridas que deja la infancia, sobre todo en el colegio. Niños que humillan a otros niños.
Este es un tema que me ha interesado mucho, porque en las aulas de clase se forma una minisociedad, donde hay una serie de estamentos. Están los alumnos que mandan, que son líderes y están los alumnos que obedecen, que son los marginados o los excluidos. Y en cierta manera, los salones de clase son las primeras experiencias de socialización que tienen los niños y es una especie de anticipo al tipo de sociedad de la que van a formar parte en la adultez.

Claro, y lo que ocurre en esos salones determina en gran parte el tipo de persona que va a ser ese niño en la adultez.
Es interesante cómo el pasado se convierte de alguna manera en un pronóstico o anticipo del destino y cómo en la vida de una persona se producen una serie de mensajes del pasado. Y en el caso de la novela, esto está representado en una persona que llega del pasado, una emisaria que va a confrontar a una de las protagonistas.

Siempre has tenido en cuenta a la memoria o el pasado como un elemento crucial en tu narrativa.
Sí, siempre, y creo que la armonía o la felicidad de una persona depende en gran parte de las relaciones que tenga con su pasado, porque de cierto modo la memoria es fuente de un permanente conflicto, pues es confrontarse con lo irreparable, con lo que ya ocurrió y no se puede transformar. Hay incluso una frase de uno de los personajes de la novela que dice: “La memoria es un campo de concentración”, ahí se reafirma la idea de que la memoria es una zona espinosa, de conflicto permanente.

Habías comentado que a partir de esa idea también se desprende el tema de la culpa en el ser humano.
Mira, estas son ideas que pienso después de haber escrito los libros, pero creo que en esta novela y en La hora azul existe la noción de una culpa asumida directa o indirectamente por los personajes respecto de situaciones que los desbordan. Y en el contexto de la historia de El susurro de la mujer ballena, que es el contexto de esta mujer, gorda y desproporcionada, tiene que ver también con algo que podríamos denominar como la religión del siglo XXI, que es el culto al cuerpo. Eso uno lo puede ver en los anuncios publicitarios de la televisión o de los periódicos.

Cierto, ahora existe una sacralización del cuerpo.
Y hay gente que ahora tiene esta categoría de iconos por poseer un cuerpo perfecto, como el futbolista inglés David Beckham. Entonces, me parece que hay una serie de aspectos de lo sagrado que se transforman y se dirigen hacia este nuevo culto. De cierto modo, los nuevos templos vendrían a ser los gimnasios, las penitencias se han convertidos en las dietas y los milagros en la cirugía plástica.

En cuanto a la novela, ¿tuviste una idea predeterminada para que la historia girara alrededor de dos mujeres?
En su inicio iba a ser la historia de dos hombres, después pensé en un hombre y una mujer. Sin embargo, yo quería desterrar todo el tema romántico y finalmente decidí concebir la historia con dos mujeres. Y la razón es clara: porque en general las mujeres viven sus relaciones de una manera más plena, más intensa y más compleja. Creo que la mujer tiene mayor capacidad de entregarse a una relación y también de exigir que se entregue la otra persona.

¿Cómo ha sido el tipo de relación que has tenido con tus personajes, algo clave en todo escritor?
Cuando uno escribe un libro, uno debe pensar en los personajes como si fueran seres reales y conocerlos lo más posible. Incluso, en una ocasión escuché a un escritor decir: “Un novelista debe por lo menos tardar dos años en escribir un libro. El primer año será para redactarlo. El segundo para conocer a sus personajes”. Y tiene razón: uno tiene que conocer a sus personajes como si fueran amigos íntimos. Además, siempre he tenido la idea de que el escritor debe ser un sirviente de los personajes y no al revés.

*Fotografía de ERICK ELCORROBARRUTIA.

martes, 11 de setiembre de 2007

PRESENTACIÓN: Narrativa corta


El libro
De los orígenes de la narrativa corta en Occidente
(Editorial Ginebra Magnolia)
compilado por Reinhard Huamán
se presenta hoy martes
Hora: 6:00 p.m.
Lugar: Centro Cultural de España
(Av. Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz, Lima, altura cuadra 6 Av. Arequipa).
Los comentarios estarán a cargo de
Ricardo Ramón (director de CCE), José Güich (narrador) y Paul Guillén (poeta)

lunes, 10 de setiembre de 2007

PRESENTACIÓN: José Carlos Yrigoyen


El poemario
Horoskop (Ediciones El Billar de Lucrecia, México, 2007)
de José Carlos Yrigoyen
se presenta el jueves
Hora: 7:30 p.m.
Lugar: Centro Cultural de España
(Natalio Sánchez 181, Plaza Washington).
Los comentarios estarán a cargo de:
Arturo Corcuera, Carlos López Degregori, Jerónimo Pimentel y Rocío Cerón

PRESENTACIÓN: Pancho Izquierdo


El libro de cuentos
Bonitas palabras
de Francisco Izquierdo Quea (Mundo ajeno, 2007)
se presenta el miércoles
Hora: 7:00 p.m.
Lugar: Jazz zone (Miraflores)
Comentarán:
Carlos Yushimito, Francisco Ángeles y Giancarlo Stagnaro.

TREN DE ATERRIZAJE


ILUSIONES PERDIDAS
Por JOSÉ GÜICH

Las novelas ganadoras de los concursos que los sellos multinacionales suelen convocar con regularidad, como una zona de sus lógicos afanes por generar utilidades, crean siempre un estado de alerta en los medios y en quienes están pendientes de tales lanzamientos. Bienvenida sea esta coyuntura, porque consolida una actividad que, para los autores, debería ser exclusivo medio de vida, aquí o en cualquier lugar. Por otro lado, también es cierto que, salvo excepciones, los jurados suelen inclinarse por obras que se amolden sin problemas a la percepción y a los gustos de un particular segmento de consumidores.
En El susurro de la mujer ballena (2007), del escritor Alonso Cueto (Lima, 1954), finalista del Premio Planeta-Casamérica, todo está en su sitio: una historia de interés, un estilo que apuesta por el tono directo y dinámico, así como un atractivo “enigma”. Nada de conceptos muy densos que sobrecarguen el paisaje: la historia de Verónica Ross, bella limeña, destacada editora periodística, y de Rebeca del Pozo, mujer de negocios y de una obesidad descomunal, gira en torno de un amor-odio que se remonta a fines de la década de 1970 e inicios de 1980. Tal obsesión por lo aséptico, en términos editoriales, es lo que atenta contra la novela.
El conflicto entre Verónica y Rebeca no trasciende la anécdota del resentimiento entre condiscípulas, principalmente porque el autor orienta esta fuerte polaridad hacia los terrenos del melodrama. Esto, en principio, no es cuestionable como recurso, pero en El susurro de la mujer ballena, la irrupción de esas marcas es excesiva, por instantes estereotipada, y le resta contundencia al terrible trauma sicológico que Rebeca afronta durante toda su vida, producto de las crueles burlas de sus compañeros.
Asimismo, la preocupación por una oralidad característica del sector A ha propiciado ciertos tics, como la reiterativa expresión “oye” en la mayoría de los diálogos. A esos desbalances de estilo, habría que sumar alguna impostación cuando los personajes intentan ser más reflexivos; por ejemplo, el discurso final de Rebeca resulta demasiado retórico para alguien que ha sufrido lo indecible, y que ciertamente no guarda equilibrio con las conversaciones más “limeñas” y, por ende, más espontáneas y ágiles.
Por último, el desenlace del “misterio” que separó a las grandes amigas no calza del todo con la expectativa que el autor hasta esos instantes ha sabido sostener con evidente oficio, pese a las interferencias ya mencionadas. El susurro de la mujer ballena sin duda satisface los estándares de recepción tan perseguidos hoy por los monstruos de la industria. Pero dentro de su innegable eficacia funcional, no llega a ubicarse a plenitud en ese universo de novelas que marcan al lector como una cuchillada inexorable o un mordisco en el cuello.

Autor: Alonso Cueto
Título: El susurro de la mujer ballena
Editorial: Planeta (259pp)

viernes, 7 de setiembre de 2007

POESIA: Cecilia Podestá


ACUARELA
Cecilia Podestá


Imagino mi muerte

(un cuerpo que parece ser mío entre los
ecos del tiempo
sobre esta caja
/encerrando/
tan llena del aire que son recuerdos
y me envuelven
enfriando las pequeñas paredes de madera,
dándoles el viejo sonido
de la nostalgia
que me hace compañía como
un cuerpo capaz de hacer el amor)
estamos él y yo
(mi cuerpo, mi cuerpo y yo)
la piel es sueve
y pronto estos senos blancos estarán cubiertos.

Tomado de Fotografías escritas (Dedo crítico, 2002)

LIBROS


UN PERRO MUY RARO de José Watanabe

Divertida y entrañable. Así es la historia de Un perro muy raro (Peisa, 2007), relato para niños –a partir de los seis años– escrito por el fallecido poeta José Watanabe. Ilustrado por Víctor Aguilar, el libro nos presenta las hilarantes peripecias por las que tiene que pasar un pingüino que, en su intento por evitar ser “deportado” a la fría Antártida, se ve forzado a adoptar el disfraz de un perro.
Así, aquel simpático personaje será adoptado por un viejo solitario que responde al nombre de don Nicolás, quien le proporcionará techo y abrigo. Ambos congeniarán rápidamente, a pesar de ciertas excentricidades de este supuesto canino: no persigue gatos, no muerde carteros y presenta muchas dificultades para encontrar los palitos que su amo le arroja en los parques.
La trama, que se orientará hacia un final inesperado, resulta eficaz en su intento por atrapar la atención de los pequeños, e incluso de aquellos adultos que aún cobijan, por suerte, aquella inocencia infantil. Un libro altamente recomendable.
(Carlos M. Sotomayor)

jueves, 6 de setiembre de 2007

PRESENTACIÓN: Cecilia Podestá


El poemario
Muro de carne
(Tranvías editores)
de Cecilia Podestá
se prestenta hoy, jueves 6 de setiembre
Lugar: Jazz zone
(Av. La Paz 656, Centro Comercial El Suche)
Hora: 7:30 p.m.
Los comentarios estarán a cargo de
Patricia gutiérrez y Luis Fernando Chueca

martes, 4 de setiembre de 2007

Entrevista a LUCHO ZÚÑIGA


No hace mucho Lucho Zúñiga publicó La escalera (El Santo Oficio, 2007), un poemario que en realidad es el origen de un ambicioso proyecto narrativo que constará de siete libros. La novela El Círculo Blum (Borrador editores, 2007) es sólo el inicio.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

El círculo Blum es una pieza dentro de un proyecto mayor. ¿Cuál es la génesis de éste?
Una vez imaginé a un anciano pidiendo su último deseo a sus descendientes. Era un anciano que creía en el poder de la literatura con una fe religiosa. Luego lo vi teniendo un éxtasis místico y salió la pregunta. ¿Cómo un anciano que cree en la literatura como en una religión, podría explicar esa experiencia? Y allí vino un poema en forma de escalera y el último deseo de Karol Blum: que entre sus descendientes aparezcan siete escritores que compongan un libro inspirado en el poema.


La novela pone de alguna manera en tela de juicio la delgada línea que divide a la ficción de la realidad.
Es algo que salió del mismo Karol Blum, para quien un personaje literario es mucho más poderoso que un personaje de carne y hueso. Karol es un refugiado de la segunda guerra mundial, y escribe desde el encierro. Un contexto histórico lo rodea, pero él no quiere contar una experiencia personal, quiere armar un juego donde su propia literatura pueda acercarse a un “otro” que en primera instancia son sus propios descendientes, pero que en el fondo, son todos los lectores, y es allí donde su deseo de declararse “personaje imaginado” por voluntad propia, alcanza su máxima plenitud. Y es que Karol, desde su escondite en una fábrica alemana de conservas, en el año 1939, intuye que las posibilidades de comunicación entre los seres humanos, en un futuro, harían posible ese juego. Luego lees en el libro que la historia de Karol se cuenta desde una entrevista entre un editor y un representante del Círculo Blum, en pleno año 2007 y en Lima, tiempos de Internet y globalización donde la idea de una comunidad literaria es mucho más factible. Esa comunicación a través del tiempo y la distancia se permite por algunos parámetros que Karol escribió, relacionados a su último deseo.

Se reconocen en la novelas ciertos guiños o diálogos con la tradición. Con Chejov, por ejemplo.
Para mí los miembros del Círculo, son como integrantes de un gran taller de literatura, donde para entender mejor qué es lo que quiso decir Karol Blum con su último deseo y con su poema en forma de escalera, la gente se cuestiona los procesos de otros escritores y se plantea la vieja pregunta de ¿para qué escribir? o ¿para qué sirve la literatura? Y cuando aparecen estos guiños a Chejov o a Melville, tienen que ver con lo mucho que se admira en el Círculo a los escritores y sus historias, por su capacidad para revelar mundos interiores. Asi aparece la idea de un séptimo escritor con quien Karol trata de comunicarse en su último deseo y en el juego que este plantea.

¿Qué papel juega Nabokov en tu propuesta narrativa?
Es uno de los tantos guiños, se menciona en una línea del libro y en una forma muy lúdica. Luego me doy cuenta que hay una novela de Nabokov Pálido Fuego, donde el eje es también el poema de un personaje. Así que es una de tantas conexiones invisibles que aparecen y que no son para nada premeditadas.


Casi simultaneamente ha aparecido el poemario La escalera (El santo oficio, 2007). ¿Qué rol juega dentro del proyecto total?
La idea de ese poemario es que fue escrito por un personaje llamado Julio Canetti, un poeta que es descendiente de Karol Blum (no recuerdo si es un nieto o bisnieto, yo mismo me pierdo en la genealogía a veces). Antes de publicarlo no sabía como presentar en la tapa, que se trataba de un poemario escrito por un personaje, no sabía si mencionar al Círculo dentro del poemario, o si tenía que mencionar a Julio Canetti, el supuesto autor. Al final las únicas referencias se ponen en la contratapa del libro. Luego me doy cuenta que yo mismo soy parte del juego de Karol Blum y que todas estas dudas sobre como presentar la logia, son dudas que el mismo Karol podría anotar en su diario, como si hubiera escrito: “Alguien en el futuro nos presentará como personajes suyos y tendrá dudas sobre cómo hacerlo”.

¿Te sientes más cómodo en la poesía o en la narrativa, o es indistinto?
Alguien podría decir que La escalera es mi primer poemario. Para mí es un poemario escrito por Julio Canetti, miembro del Círculo Blum, que recibió la tarea de escribir 42 poemas inspirados en los 42 versos del poema en forma de escalera, escrito por Karol Blum.


*Fotografía de PÁVEL UGAZ.
**Versión completa. La versión editada apareció el 04/09/07 en el diario Correo.

lunes, 3 de setiembre de 2007

PRESENTACIÓN: Jeremías Gamboa


El libro de cuentos
Punto de fuga
de Jeremías Gamboa
se presenta mañana martes 4 de setiembre a las 7:00 p.m.
en el Restaurant Patagonia
(Bolívar 164, Miraflores)
Los comentarios estarán a cargo de los escritores
Jorge Eslava y Diego Otero.

PRESENTACIÓN: Lucho Zúñiga


La novela
El círculo Blum
de Lucho Zúñiga
se presenta hoy a las 7:30 p.m.
en el Centro Cultural de España
(Natalio Sánchez # 181, altura cdra. 6 Av. Arequipa, Lima)
Los comentarios estarán a cargo de los escritores
Enrique Prochazka y José Donayre
Se proyectará el video-trailer del libro

domingo, 2 de setiembre de 2007

Entrevista a JEREMÍAS GAMBOA


Soledad, desgarro y una constante búsqueda de identidad son las condiciones desde las cuales los personajes de Punto de fuga (Alfaguara, 2007), conjunto de relatos de Jeremías Gamboa, libran sus batallas personales, muchas veces perdiendo conmovedoramente, pero sin ser despojados de sus mejores armas: honestidad y dignidad.

Entrevistan MANUEL ERÁUSQUIN y CARLOS M. SOTOMAYOR

Se nota que en la concepción de tu libro has mantenido una unidad entre todos los cuentos. ¿Cómo te planteaste esta propuesta creativa?
Antes de este libro me planteé dos libros con una visión unificadora, pero predeterminada, y los dos se desbarrancaron, no funcionaron. Lo único que tenía claro cuando escribí el primer libro, era que el cuento, “La visita”, iba a ser el cierre de un conjunto de relatos, algo que se ha realizado con la publicación de Punto de fuga. Luego escribí durante algunos años varios cuentos. En principio, los hice uno por uno, que para mí fue una mala decisión. Después todos juntos. Cuando los terminaba empecé a reconocer puntos de contacto, coherencias, ciertos elementos que los entrelazaban a nivel de preocupaciones, de percepción de ciertos objetos o motivos, y también a nivel de sensaciones, de aspectos emotivos, estímulos que los relatos activaban en mí primero y seguro ahora en el lector.

Todo un proceso de exploración en el devenir literario.
Claro, porque una vez que empecé a descubrir eso pude distinguir los cuentos que no formaban parte de esa sensibilidad específica y me fui quedando con estos ocho relatos que conforman Punto de fuga, historias que poseen una interpenetración y que me parece indicaron su orden, su propio lugar en el libro.

Además, los ocho relatos tienen la presencia directa e indirecta de un personaje reconocible.
Hay como cuatro relatos que pueden ser leídos como que aparece el mismo personaje, pero también como personajes abiertos, y yo los nombro de manera que permitan establecer ambas interpretaciones, porque me parece que eso le provee de un campo de lectura más amplio a quien se acerque a los cuentos.


Una de las características de Punto de fuga es la gran carga emotiva de los personajes, todos ellos seres desgarrados y solitarios.
Yo creo que eso podría ser una de las líneas que unifican los cuentos, elementos que descubrí para darle una unidad al libro. Ahora, esos procesos son inconscientes. Pero de lo que sí tenía conciencia es de que todos los personajes enfrentaban destinos inevitables, que todos se encontraban en un carril del cual no podían huir, aunque con deseos de hacerlo.

Tus personajes se caracterizan por ser bastante intensos, pero también parecen mutilados.
Quizás este sea un libro de personajes humildes, desmoronados o mutilados por la sociedad, seres anónimos con procesos complicados. Pero en todos ellos hay algo que los emancipa y los hace entrañables y es que todos tienen una suerte de mutilación, pero esta no es moral ni afectiva: todos mis personajes quieren, aman, sienten con honestidad y dignidad.

Son personajes que se sienten outsiders, además.
Sí, se sienten outsiders. Pero también se preguntan si lo son, y se están indagando si acaso son una cosa o si son la otra. Y definitivamente las respuestas no necesariamente se les dan. En ese sentido, preguntarse qué es uno, es una constante en la literatura. Por ejemplo, en el caso de Edgardo Rivera Martínez, que con otra tesitura, con otra sensibilidad, quizás más reposada, más de una madurez suya, se preguntan sus personajes constantemente qué son, quiénes son, y qué hacen. Yo creo que al final es la misma pregunta articulada desde diferentes sensibilidades.


La ciudad se presenta como un espacio de constantes aceleraciones, donde se manifiesta la crisis de identidad.
Yo creo que esta es una preocupación de vivir en la ciudad, pues al formar parte de tantos espacios a la vez, muchas veces indistintos entre ellos, siempre nos estamos preguntando e indagando de qué estamos hechos y en dónde nos ubicamos. El libro ocurre todo en Lima, una ciudad que experimenta procesos acelerados de desplazamientos de toda índole: hay un mestizaje mucho más profundo que antes, hay una movilización social-cultural muy fuerte. Tenemos la sensación de que no abordamos o desconocemos toda la cuidad.

Y en el libro, además, se maneja otra representación de la urbe.
Acaso este libro intenta dar otra imagen, que de pronto es la del tipo que está haciendo cambiar lugares como Miraflores. Como el protagonista del cuento “El edificio de la calle Los Pinos”, que es un nuevo actor en ese espacio, puesto que él llega del Rímac, digamos un nuevo miraflorino. Pero un miraflorino que está en la aspereza de habitar un lugar que antes era de otro tipo de personajes. Quizás este sea uno de los valores del libro: representar esta urgencia por habitar nuevos espacios y hacerse de ellos.

Otro elemento importante es la presencia del periodismo en varios relatos. Una presencia incluso conflictuada.
Es interesante esto, porque los periodistas que se presentan en el libro quieren huir del periodismo, pero lo que encontré al culminar los cuentos es que el libro está hecho de periodismo. Eso me encanta y yo soy periodista y en un momento no me sentí tal y renuncié al periodismo para ser escritor, igual que el personaje de uno de los cuentos. Lo que me pasa ahora es que soy periodista y soy escritor. O mejor, soy escritor y también soy periodista. Y yo he erigido un poco mi estilo sobre la base de lo que había conquistado como periodista, porque no he dejado de serlo. Así, soy un periodista que ha usado su oficio para hacer literatura.

MAS DATOS
La presentación de Punto de fuga de Jeremías Gamboa se realizará el martes 4 de setiembre en el restaurant Patagonia (Bolívar 164, Miraflores), a las 19.00 horas. Los comentarios estarán a cargo de Jorge Eslava y Diego Otero.

*Fotografía de PÁVEL UGAZ.
*Versión ampliada; la editada apareció en Correo el 2/09/07.