martes, 20 de octubre de 2009

Entrevista a ALONSO CUETO sobre JUAN CARLOS ONETTI


Alonso Cueto no es sólo un escritor reconocido, es también un lector voraz y acucioso. Confeso admirador de Juan Carlos Onetti, Cueto ha pergeñado en JCO: El soñador en la penumbra (Fondo de Cultura Económica, 2009) un diligente estudio sobre la obra del escritor uruguayo.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

¿Qué significó para ti, en 1979, conocer a Onetti, un escritor al que admiras?
Fue un encuentro importante. Yo ya era un lector devoto de Onetti. Y posiblemente no me hubiera atrevido a tener la iniciativa de conocerlo yo mismo, pero en esa época yo me ganaba la vida haciendo entrevistas para el Diario 16. Un amigo, Félix Grande, me dijo que en esos días estaba de buen humor. Cuando fui a verlo me recibió su esposa, y al poco rato apareció él, quien estaba leyendo una biografía de Raymond Chandler. Se quejaba porque había prestado a alguien ese libro, y lo habían devuelto en malas condiciones. Y me comentó sobre cómo Chandler había tenido una vida tan complicada. Que se había querido suicidar, pero había fallado el tiro. Y en esos días habían dado el Halcón maltés y hablamos de Bogart. Entonces, su esposa me dijo: por qué no le conversa de esas cosas.

¿Te dio algún consejo literario?
Yo le conté que en esa época escribía cuentos. Entonces me dio un consejo que no he olvidado: uno siempre debe escribir algo que es más bello que el silencio, que es más interesante que el silencio. También le conté que una oportunidad habíamos estado juntos en una reunión, pero que yo no me animé a acercarme a decirle cuánto lo admiraba. Le dije, además: usted debe estar harto de que se lo digan. Y él me respondió que yo debí haberme acercado porque la vanidad de un escritor no tiene límites.

Onetti proyectaba hacia fuera una imagen de huraño. Sin embargo, Vargas Llosa ha dicho que él era, en realidad, una persona frágil, vulnerable, que se escudaba en su hosquedad...
Sí, era un ser vulnerable, frágil y, además, era una persona muy sensible. Y, además, como descubrí ese día, era un tipo con mucho humor. Recuerdo mucho que un tipo que lo vio en una reunión me dijo que le parecía que no había nada falso en él. Tú ves en su narrativa una necesidad de expresión de lo esencial. Si hay algo que he aprendido con Onetti, que su narrativa establece, es que los seres humanos no pueden vivir sin sueños, sin soñar, sin los rituales del sueño. Y por otro lado, que algunas veces los seres humanos estamos más vinculados por el rencor, el odio, la venganza, que incluso por el amor.

Unas de las características de los personajes de Onetti son el escepticismo y el fracaso.
Sí, es un escepticismo frente a la realidad. Y al mismo tiempo es una afirmación de las posibilidades del sueño y del ritual del sueño. Por ejemplo, "La novia robada": la mujer se entera de la muerte de su novio, y desde entonces se pasea por el pueblo vestida con un traje de novia, que ya después de un tiempo está maltratado, sucio y roto. Pero ella sigue firme con el ideal frente a la muerte de su novio. Por supuesto se trata de una mujer ya enloquecida. Entonces, muchas veces esta afirmación del sueño supone la muerte o la locura. Es decir, la única manera que tú tienes de afirmar tus sueños en el mundo es enloqucer o perecer.

Es el destino del naufragio que es inevitable...
Sí, pero de algún modo está el tema de que los sueños son un instinto natural en el ser humano, como comer o respirar. No podemos dejar de imaginar. Y no podemos dejar de querer ser otros. Y no nos resignamos nunca, siempre soñamos con ser otros.

Otro tema recurrente en su obra es la relación entre la juventud y la vejez...
Sí, eso es bien interesante. Hay un libro de Ingenieros que apareció a comienzos del siglo XX: El hombre mediocre. Ese libro quiere demostrar que los viejos son seres moralmente incapacitados por su decadencia física, que coincide con una decadencia moral. Y lo afirma el súper hombre, que es el joven, que es toda la tradición de González Prada. Este es un tema que aparece en Onetti, sobre todo en el caso de las mujeres jóvenes.

La imagen que se tiene de los últimos años de Onetti es la de un ermitaño, recluido en su cama, en España...
Hay la leyenda de que él vivió en cama. Su mujer, Dolly, ha explicado varias veces que, finalmente, se trató de un asunto de conveniencia. Era más cómodo estar en cama, leer en cama. Esto pertenece a un hombre que nunca se interesó en la vida social. Las pocas veces que salía eran ocasiones muy importantes. Por ejemplo, cuando le dieron el Premio Cervantes. Por otro lado creo que allí también hay una lección para un escritor. Yo creo que un escritor vive desde afuera hacia adentro, no al revés. Es decir, vive asimilando lo que pasa en el mundo, lo procesa y lo convierte en una novela, un poema o una obra de teatro. La literatura es un asunto que ocurre en la soledad.


*Publicado en Correo el domingo 18/10/09.
**La fotografía que aparece aquí -que tomé yo- no aparece en la versión impresa.

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