No es común que un primer libro alcance grandes niveles de eficacia, y es menos frecuente que, luego de varios años, logre reeditarse. Ricardo Sumalavia lo ha conseguido con Habitaciones (Estruendomudo, 2005), eficiente conjunto de cuentos que ya va por la tercera edición.
Carlos M. Sotomayor
Correo: Habitaciones, a pesar de una primera edición austera, ha logrado abrirse paso y ya va por la tercera edición...
Ricardo Sumalavia: Es curioso como este libro se ha ido forjando una trayectoria inesperada. Como tú sabes, la primera edición apareció con el único fin de ser distribuida entre un grupo de amigos, con unos doscientos ejemplares. Con los años, el libro ha ido un poco de mano en mano y por ahí recayó en lectores más dispuestos a ese tipo de narrativa que en su momento de aparición no se pudo apreciar en toda su dimensión. Y ahora, cuando hablamos más de una cualidad del lenguaje y estamos más abiertos a las propuestas literarias, creo que una propuesta como la de Habitaciones, si bien es cierto ya no es novedad, puede cautivar a un buen grupo de lectores.
C: Los cuentos de Habitaciones a pesar de ser independendientes entre sí dan la sensación de unidad.
RS: Siempre he tratado al momento de escribir un libro armar un conjunto orgánico, un poco llevándome por los modelos de la poesía, por los poemarios. Me gusta ofrecer historias vinculadas con algunos vasos comunicantes, en algunos momentos más obvios y en otros, la mayoría, más sutiles. Y así tener una construcción indivisible. Quizás en el primer libro se fue dando solo, pero en los siguientes sí fue mucho más racional.
C: De tus libros se desprenden algunos temas como la amistad, lo filial, el amor y la soledad...
RS: Todos esos temas para mí, tal como lo puedo ver ahora, están articulados, condicionados, por el sujeto urbano, Lima en particular. Busco responderme cómo se dan estas relaciones filiales, sentimentales, en este espacio, en esta ciudad. Claro, ello no significa que esté tratando de dar un testimonio de Lima o retratar al limeño de finales del siglo XX o comienzos del XXI. Eso no me interesa.
C: En tu narrativa se percibe la exploración por las cosas ocultas, veladas...
RS: El juego es contar una historia, una anécdota, pero que se perciba, se intuya, que hay otra historia inasible detrás de ella. En mis cuentos muestro una cortina que pretendo esté bien urdida. Espero que detrás de ella siempre haya algo.
C: La brevedad de Habitaciones ¿es de alguna manera el embrión de Enciclopedia mínima?
RS: Por la brevedad sí, aunque la sensibilidad de lo breve está también en Retratos familiares. En Enciclopedia mínima traté de retomar la concisión y los recursos técnicos y de experimentación de Habitaciones, pero con la madurez que creo haber alcanzado en con Retratos familiares. Además, el microrrelato me empezó a ofrecer nuevas posibilidades de expresión, como el humor y la ironía, elementos que no están en Habitaciones y Retratos familiares.
C: ¿Cómo ves a la distancia la aparición de tu generación en la escena literaria?
RS: Es cierto que a inicios de los noventa un grupo de jóvenes narradores se alejó de una manera muy consciente de toda referencialidad local, de todo compromiso de denuncia social a través de su narrativa. Claro, no se puede negar que también en la narrativa peruana hay antecedentes de esta postura. Sin embargo, ese punto de quiebre, esa hora de respuesta, los vemos ahora, a la distancia. Quizás en ese momento se vio como propuestas individuales y no en la real dimensión que quizás merecía. El asunto es que luego se privilegiaron otras formas, como una narrativa con un lenguaje mucho más directo, con tema juvenil y dirigido, principalmente, al lector joven. Pero esas estrategias narrativas se saturaron rápidamente; entonces, cuando llegamos a estos últimos años, se da una nueva mirada, una nueva lectura a esos textos que habían sido algo marginales, laterales a comienzos de los noventa. Y una muestra quizás sea la publicación de Habitaciones.
C: ¿Qué te parece esta nueva “generación” de autores jóvenes como Castañeda, Page y Gallardo?
RS: Te puedo decir que me gusta lo que escriben, pero que puede ser prematuro establecer una idea de generación a partir de tres libros.
C: ¿Cómo podrías definir tu propuesta narrativa?
RS: Toda aproximación que ofrezca para racionalizar mis escritos va a ser insuficiente. A lo mejor ello se deba a que, para mí, paradójicamente, todo cuento es un intento, una vía, pero también es su propio fin, el punto de llegada que llevamos a cuestas.
(Versión completa de la editada que aparece en el diario Correo)
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