Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR
Leer periódicos antiguos se ha convertido para Luis Jochamowitz en casi un ritual. Conocido habitué de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, Jochamowitz ha desempolvado, cual arqueólogo del papel, historias que parecían cruelmente destinadas a perecer en el olvido. El las ha rescatado e insuflado vida nueva a través de su propia prosa. Así han aparecido libros valiosos como El descuartizador del Hotel Comercio (1995) o Vladimiro (2002), sólo por citar un par de títulos. Ultima noticia (Aguilar, 2006) ha sido también pergeñado a partir de las pesquisas que el autor suele realizar en esas travesías al pasado. “Leer periódicos antiguos es algo que hago desde hace mucho tiempo, y siempre con fines instrumentales, buscando información. Esta vez como que me liberé de eso, seguí leyendo periódicos pero sin buscar nada, aunque falsamente, claro, porque en realidad estaba buscando qué escribir”, confiesa Jochamovitz. El libro presenta una serie de textos breves extraídos de periódicos que datan de fines del siglo XIX y principios del XX, la mayoría de los cuales Jochamowitz presenta sucintamente. No se trata de noticias pintorescas. El autor es enfático: “Si tú vieras las noticias pintorescas que hay en la época... son mucho más disparatadas. No me gusta la idea de noticias pintorescas porque no son cosas excepcionales, son cosas que están dichas en una columna o son parte de una noticia. Algunas sí son muy raras, pero no buscan lo pintoresco, sino lo rutinario, lo cotidiano. No hay algo de pintoresco, pero sí de asombro”. En uno de los textos, fechado en 1927, el redactor de la época da cuenta del fin de los caballos en las carrozas fúnebres ante la construcción de la Avenida del Progreso. “Más importante para mí –apunta Jochamowitz– es que el redactor no se diera cuenta del hecho que estaba ocurriendo. No es tan importante que desaparezcan los caballos sino que el redactor, como nos sucede a todos cuando vivimos el presente, no se dé cuenta de que está viviendo la historia”. En otro texto se narra los pormenores que giran en torno a la primera vez que se va a utilizar una aspiradora en el Congreso de la República. “Se trata de la primara aspirada -detalla Jochamowitz-. La tensión está puesta en el aburrimiento del día sábado en que se hace una exposición y se va a usar la máquina aspiradora en el Congreso. Claro, se describe vagamente la máquina, nunca se dice aspirar, el lector tiene que juntar las piezas. Pero así es, pues no te habría emocionado asistir a la primera aspirada (ríe), nadie se da cuenta de eso”. El libro es un compendio de textos cortos. “Es la discreción en papel -explica Jochamowitz-. Es un librito, y me gusta, me enorgullezco de eso, no hay modestia verdadera, porque abundamos en libros enormes, totalizadores. Ya no se hacen esos libros. La lectura es un acto de tolerancia, de buena educación, cada vez más rara. Por eso cada vez se lee menos. Cómo le vas a pedir a alguien que te acompañe, que se meta en lo que haces y que te lea; eso es un gesto de buena educación enorme, de espíritu de tolerancia, entonces, lo menos que puede hacer el autor es responder a eso con buenas maneras también, como, por ejemplo, con la brevedad y la claridad”. Ultima noticia no es sólo un libro breve, condensa entre sus páginas una variedad de aristas y expone, casi sin proponérselo, una reflexión sobre la capacidad de mirar, proyectarse y asumir lo efímero de la existencia.
PERIODISMO DEL AYER
Sumergirse en mares extensos de papel amarillento por el inexorable trascurrir del tiempo le ha dado a Jochamowitz la propiedad de tumbarse uno de esos mitos que anidan en la ignorancia. “No es cierto eso de que los periodistas de antes haya sido mejores –aclara–. Por supuesto, estaban Mariátegui, Valdelomar, grandes cumbres, pero en los periódicos de la época encuentras erratas, barbarismos; están muy mal escritos. Supongo que sería también por el nivel cultural de ese tiempo”.
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