martes, 4 de diciembre de 2007

Entrevista a JORGE LANATA


En Muertos de amor (Alfaguara, 2007), Jorge Lanata, invitado de la Cámara Peruana del Libro para la Feria Ricardo Palma, se inspira en un hecho real para narrar la historia de un grupo guerrillero que nunca inició su revolución en Argentina. Sólo usó sus armas para eliminar a dos de sus jóvenes militantes. Asimismo, Lanata, fundador del diario Página/12, la revista Veintitrés y conductor de exitosos programas periodísticos televisivos, ausculta su propia y desbordada pasión por el periodismo ahora que se acerca la salida de su nuevo desafío profesional: el diario Crítica, publicación que estará en las calles argentinas en marzo próximo.

Entrevistan MANUEL ERÁUSQUIN y CARLOS M. SOTOMAYOR

En tu libro se evidencia esa actitud totalitaria de los grupos revolucionarios de izquierda, donde se hablaba de libertad pero eran intolerantes...
Para mí el libro intenta hacer una reflexión con respecto a si uno puede o no disponer de la vida ajena y en nombre de qué. Desde ahí podemos enfrentarnos a lo que podemos llamar mitos de los sesenta o setenta: ¿Dónde está el voluntarismo? ¿Dónde está el autoritarismo? ¿Dónde está la idea del hombre nuevo, que es una idea absolutamente católica? ¿Dónde está la supuesta moral socialista, que condenaba con cárcel al adulterio y a la homosexualidad? Ahora, a mí me parece que hay una pregunta interesante que está sugerida en el libro y que es: ¿Por qué mataron a los pibes? Porque los pibes no iban a escapar, entonces parece que fue como un fusilamiento preventivo: una locura. En todo caso, yo creo que los mataron por débiles. Entonces, uno se pregunta qué hubieran hecho con los débiles de haber llegado al gobierno. Y sí, hay un concepto muy autoritario en la izquierda foquista.

¿Y tú políticamente cómo te defines hoy?
Mira, es raro, pero yo me defino como un liberal de izquierda. Creo en la democracia, pero también creo que hay injusticia. No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que hay mucha injusticia. En consecuencia, no puedo ser de derecha. Y soy liberal porque creo en el individuo frente al Estado. En ese sentido, hay una discusión eterna que planteó Camus que es la dicotomía justicia-libertad, que en algunos países se da la justicia y en otros, la libertad. ¿Pero cómo hacemos para que las dos cosas se den juntas? Porque la libertad no sirve para nada sin justicia y viceversa.

¿De tu etapa de fundador del diario Página/12 qué es lo que más rescatas? En ese momento eras muy joven: tenías 26 años.
Sí, yo era muy chico. Y cuando uno tiene 26 años cree que es grande, y eso es un error (risas). Pero Página/12 fue determinante en mi vida y aprendí dos cosas cruciales. Primero: en cuanto yo sea más yo, mejor me iba a ir. Yo no sabía eso, porque desde que naces te piden que seas otro todo el tiempo. Y a mí lo que me pasaba era que cuando se me ocurrían cosas en el diario nadie las quería hacer. Y después las hacía y veía que funcionaban. Por ejemplo, la tapa en blanco o el diario de color amarillo. Y lo otro que me dio fue darme la seguridad de que siempre iba a trabajar en el periodismo.

¿Qué pasa con el periodismo argentino, que se encuentra complaciente con el poder?
Es algo muy extraño, yo nunca vi lo que está pasando ahora. Y es que el gobierno cooptó a todos los medios con la publicidad oficial. La Página 12 de hoy no vende una m..., pues vende 7,000 ejemplares, cuando llegó a vender 100,000 en la época en la que era director; ahora recibe un millón y medio de dólares al mes por publicidad oficial. Es mucha plata. Bueno, Clarín recibe mucho más que eso, La Nación un poco menos porque es medio opositor. Pero todos los medios están como muy alineados.

¿Y cómo piensas superar este escollo con el nuevo diario que vas a sacar: Crítica?
Teniendo lectores. Ahora, nosotros somos un error del sistema, a nosotros nos dejaron pasar y cuando se dieron cuenta ya era demasiado tarde. Y siempre mi apuesta fue al público, a la audiencia o al lector. Ese es el único poder que yo tengo. ¿Por qué Página/12 no cerró en su momento? Porque nos tiramos a varios ministros de Menem y éramos tipos peligrosos para ellos. Entonces, los tipos nos respetan también porque saben que los podemos joder, y a la vez saben que la gente nos cree, que es el único capital que tenemos.

¿No puedes vivir sin el periodismo, Lanata?
Yo había jurado después de la quiebra de la revista Veintitrés, pero jurado eh, que no iba a poner ni un quiosco de revistas. Esa vez lo perdí todo, todo. Y empecé de vuelta. Me compré una nueva casa y ahora la he vendido.

El periodismo es tu enfermedad...
Es mi virus.

Estás loco.
Sí, estoy mal.

¿Y tu esposa qué te dice?
Me “rebanca” (Nota: “Me aguanta”).

Lanata, eso es amor...
Sí, eso es amor (risas).

*Fotografía de EDUARDO CAVERO.
**Publicado el martes 4/12/07 en Correo.

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