sábado, 23 de febrero de 2008

JOSE B. ADOLPH (1933-2008)


Entrevisté a Pepe Adolph –o JBA, como solía llamarlo en alusión al título de una de sus novelas– en repetidas oportunidades. Y siempre resultaba, para mí, un verdadero placer escucharlo, y poder apreciar aquella sabiduría matizada con su infatigable humor negro, siempre dispuesto a la frase ingeniosa o a la irreverencia lúcida e irrebatible. Hurgando en el disco duro de mi PC hallé una entrevista que le hice el 29 de diciembre del 2003 –y que salió publicada días después en el desaparecido diario Liberación– a propósito de la aparición de su libro Los fines del mundo. La posteo a manera de homenaje, al estupendo escritor y entrañable amigo.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía: Liberación

Algunos de los cuentos del conjunto ya eran conocidos por tus lectores pues habían aparecido en internet ¿cómo decides publicarlos en un libro?
Es muy simple. Yo junté una buena cantidad de cuentos que tenía inéditos como libro, y como uno no termina por tomarse en serio a las revistas electrónicas, con el perdón de sus editores, y como soy de la generación antigua, yo veo un cuento publicado cuando lo veo impreso en papel.

Vuelves a publicar un libro de cuentos después de siete años y, sin embargo, presiento que te sientes más cómodo en ese género...
Me siento mucho más cómodo. Incluso más de una persona me ha dicho que como novelista soy un fracaso, pero yo me defiendo con uñas y dientes. Novelas como La verdad sobre Dios y JBA y Un ejercito de locos me han divertido escribirlas, y parece que a mucha gente le está divirtiendo leerlas. Pero de hecho yo me siento más cómodo en el cuento.

¿El cuento “Armagedón en la internet” fue el embrión de las novelas La verdad sobre Dios y JBA y Un ejercito de locos?
Efectivamente, tan es así que en una de esas novelas yo incorporo el cuento íntegro, tal cual. Y no es la primera vez que me ocurre esto. Yo obtuve un segundo premio de Copé con un cuento que se llamaba “Un mundo frío”. A partir de ese cuento nace la segunda novela de la trilogía De mujeres y heridas.

El final inesperado del cuento “La venganza de la razón” parece deslizar la idea de la imposibilidad del ser humano de ser feliz…
Esa es una buena interpretación, pero no es la única. Uno podría decir que el ser humano es incapaz de ser feliz, lo cual es un hecho también. Otra interpretación es que no sea así necesariamente, es decir, todos los seres humanos no son incapaces pero este ser humano sí. Porque toda su vida fue un deprimido de porquería, un tipo acartonado y de repente gracias a esta chica joven intenta liberarse, pero pasa como en el valse de César Miró, “Todos vuelven”. Entonces las represiones de la infancia que lo han formado a uno como que recuperan terreno y finalmente derrotan a ese intento o proyecto de liberación. He visto casos así, que no llegan al asesinato, claro. Pero sí gente que de repente tiene un momento de liberación –para citar el nombre de tu diario– pero después retornan a sus represiones.

Tú has transitado por géneros poco visitados por escritores peruanos como la literatura fantástica o la ciencia ficción…
Yo siempre he dicho cuando alguien me habla de que tal género es literatura menor, que no hay géneros buenos o malos. Si uno dice que la novela de horror es un género menor entonces está tirando a la basura a Lovecraft, por citar uno solo. Algunos libros de Stephen King me parecen muy buena literatura, aunque contradiga al famosísimo Harold Bloom, del New York Time que dice que es una basura.

¿Por qué crees que suceden este tipo de actitudes?
-Yo creo que hay mucho de snobismo en ese tipo de actitudes. En primer lugar a ese tipo le molesta profundamente que un libro sea un best seller. Yo no comparto eso, hay best sellers que son una porquería y hay otros que no, empezando por Cien años de soledad que es un best seller.

Esa animadversión por los best seller no será también movida por la envidia...
-Por supuesto que sí, la envidia es una fuerza motriz de la literatura, qué te crees. Hay una frase del gran escritor de ciencia ficción Sturgeon que hablando de los críticos de la ciencia ficción: dijo que el 90% de cualquier cosa es una cagada. Eso vale para la ciencia ficción y vale para todo. Lo interesante es buscar el 10% que no lo es.

En otras conversaciones me hablabas de las bondades literarias de autores de ciencia ficción como Ballard. ¿Qué opinas de Asimov?
Asimov es un muy mal escritor que tiene interesantes ideas. Pero para mí nunca ha sido un gran escritor. Es más un divulgador de ciencia, y no sólo de ciencia, por ahí tiene un trabajo sobre la Biblia. Por ahí le veo más talento y no en sus novelas, salvo la trilogía Fundación.

miércoles, 20 de febrero de 2008

MURAKAMI


Existen escritores cuyos libros uno disfruta mucho. Autores que nos deslumbran ya sea por el despliegue estructural o por el derroche verbal de sus cuentos o novelas. Y existen, además, aquellos con los que uno logra sintonizar de una manera particular. Aquellos en los cuales uno logra reconocerse. No me refiero, obviamente, a sus atributos literarios –mi soberbia no apunta en esa dirección–, sino a un tipo de sensibilidad compartida. La primera vez que leí la novela Tokio blues del japonés Haruki Murakami –siguiendo la recomendación de Ezio Neyra, si mal no recuerdo, y gracias a la generosidad de Lucho Zúñiga, quien me prestó su ejemplar– descubrí a un autor que por momentos sentía demasiado cercano. Hace unas semanas, al releerla –ahora sí en un ejemplar propio, que mi adorada hermana Fanny me trajo de España– volví a tener la misma percepción. Quizás por aquel tono melancólico que la novela y su protagonista irradian, y que para mí resulta tan natural, dado mi propio y peculiar temperamento. O quizás porque en Midori y Naoko creí reconocer a dos personajes femeninos de mi propia historia personal. Y, claro, la presencia de la muerte, la pérdida de un ser querido, que desde hace algunos años se ha tornado en un tema obsesivo en mis lecturas y en mi propia escritura. Lo que me llevó a subrayar el siguiente párrafo de la novela: “El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esta tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso” (p.356).
De esta manera, me he convertido en incondicional y febril lector de Murakami. Y espero poder conseguirme pronto Crónica del pájaro que da cuerda al mundo –Alberto Isola me habló muy bien de esa novela hace algún tiempo atrás en la librería del Centro Cultural de la PUCP– y, por supuesto, el libro de cuentos Sauce ciego, mujer dormida, cuya traducción al español, según me entero gracias al blog de Iván Thays, acaba de publicarse en España.
Como no podía ser de otra manera, culmino estas líneas escuchando las notas musicales de "Norwgian wood" de The Beatles. Cierro los ojos e intento imaginar la voz de Reiko, canturreando aquel tema con su guitarra en medio de la noche.


*Foto: Carátula del libro Tokio blues, en edición de bolsillo de Tusquets (¿Por qué no llegan esas ediciones al Perú? Serían más asequibles que las carísimas ediciones de Tusquets que se encuentran en nuestras librerías)

jueves, 14 de febrero de 2008

FELIZ DIA DE LA AMISTAD

CARLOS SOTOMAYOR WENDORFF (CARSO)


Escribe MANUEL ERAUSQUIN
Fotografía de PAVEL UGAZ

En la década de los setenta querer saber sobre diseño gráfico era embarcarse en una búsqueda hacia zonas oscuras. La falta de información y la ausencia de una legitimidad académica derivaban a esta herramienta de comunicación a la dimensión desconocida. Sólo unos pocos vieron los primeros resplandores, sólo unos pocos comenzaron a transitar el camino.

Por ejemplo, Carlos Sotomayor Wendorff, conocido y prestigioso diseñador gráfico, comenzó a obtener sus primeros conocimientos a partir de una exploración de libros y materiales traídos del exterior: Estados Unidos o Argentina. Esa su fue la primera vía. Luego, vendría el medio periodístico, donde se encontró con una visión distinta pero determinante.

“Mis inicios fueron leyendo bastante material que me era traído del extranjero, esa fue la primera parte de mi proceso de aprendizaje. Luego, vendrían medios escritos donde trabajé y completé mi formación. Uno de ellos fue la revista Caretas. Ahí, aprendí mucho de la parte gráfica y visual por Enrique Zileri, su director. Era una época donde no había ni institutos ni universidades que se dedicaran a enseñar diseño. Sin embargo, también era una época donde varios periodistas sabían el empleo de esta herramienta, como Zileri o Paco Igartua, quien era el director del semanario Oiga", explica Carlos Sotomayor Wendorff.

Ahora, las cosas han cambiado. Universidades e institutos ofrecen múltiples posibilidades de conocimiento sobre esta rama de la comunicación. Pero aún así, las dudas persisten. Por eso Modulor, la primera publicación sobre diseño editada en el Perú vuelve, pero en versión electrónica. Su primera aparición fue en 1985 y tuvo dos etapas: 1985-1989/ 1993-1994. Su retorno viene renovado y dejando atrás aquellos años de crisis de la segunda mitad de la década de los noventa que le impidieron seguir circulando. De todas formas, su carácter docente ayudó a muchos diseñadores, ofreciéndoles informaciones novedosas y planteándoles nuevas perspectivas.

Carlos Sotomayor, quien ha tenido un recorrido profesional importante en nuestro medio periodístico tras haber trabajado en diferentes medios, como Caretas, Expreso, Pajina Libre, El Peruano, El Mundo o El Comercio, entre otros, dirige nuevamente Modulor, publicación que mantiene el mismo espíritu generoso e inteligente que contribuyó en el crecimiento de muchos diseñadores de este país. Felizmente, un desafío vigente.

MAS DATOS
Revista: http://revistamodulor.blogspot.com/ Contacto o correspondencia: revistamodulor@gmail.com

miércoles, 13 de febrero de 2008

Proyecto QUIPU


Quipu es un proyecto de difusión de la obra literaria de jóvenes escritores peruanos, de preferencia (pero no excluyentemente) provincianos y ajenos a los circuitos editoriales convencionales. Quipu invita a los escritores a participar en el proyecto enviando sus textos (poemas o cuentos) a la siguiente dirección electrónica: gfaveron@gmail.com

Cada dos semanas, se seleccionará un texto entre los recibidos en los últimos quince días, y el texto elegido será publicado simultáneamente en una red que cuenta hasta ahora con 22 blogs, un diario de circulación nacional y un programa de radio bilingüe en Alemania.

Los blogs son:

Kolumna Okupa, de Rocío Silva Santisteban
Moleskine Literario, de Iván Thays
Libros, de Javier Ágreda
Lado B, de Juan Carlos Bondy
Haltestelle Iberoamerika, de Ute Petsch, Maja Schweiger et al.
Literatambo, de José Carlos Contreras
Gran Combo Club, de Silvio Rendón, Daniel Salas et al.
El Lápiz y el Martillo, de Javier Garvich
Letra Capital, de Carlos Sotomayor
La Peña Lingüística, de Miguel Rodríguez Mondoñedo
José Antonio Galloso, de José Antonio Galloso
Notas Canarias, de Fernando Velásquez
Amores Bizarros, de Max Palacios
La Fortaleza de la Soledad, de Gabriel Ruiz Ortega
Tanque de Casma, de Ernesto Carlín
Letras Lesivas, de Luis Ángel Pardo
Borrones y Otros, de Vanessa Soldevilla
Club de Artes y Letras, de Laura García
Mundo de Teatro, de Carlos Vargas Salgado
Enfrentados, de Jorge Malpartida Tabuchi
Puente Aéreo, de Gustavo Faverón
Quipu, de Gustavo Faverón

El diario de circulación nacional es El Peruano, a través de su suplemento Variedades. El programa de radio es Haltestelle Iberoamerika (Paradero Iberoamérica), que se transmite en dos estados alemanes y para todo el mundo por internet en www.querfunk.de En el programa, el texto seleccionado sería leído en español y en traducción al alemán.

BASES
Podrán enviar sus textos (cuentos o poemas) a
Quipu todos aquellos escritores peruanos que cumplan con al menos UNO de los siguientes requisitos (no necesariamente con los tres; basta con cumplir uno):
1. Ser menor de 30 años.
2. No haber publicado más de dos libros (se preferirá a los autores inéditos).
3. No haber publicado nunca en una editorial limeña.Repetimos: basta con cumplir con UNA de las tres condiciones anteriores.
La dirección de envío es: gfaveron@gmail.com
Las bases no especifican que el autor deba ser del interior del país. Sin embargo, una de las intenciones centrales de Quipu es la difusión de la literatura escrita en provincias. Por ello se anima especialmente a los jóvenes escritores no limeños a participar, pero no se discriminará a los de la capital.La decisión de cuáles de los cuentos recibidos serán publicados en Quipu será tomada por un grupo de evaluadores, de preferencia elegidos entre los administradores de los blogs participantes.

lunes, 4 de febrero de 2008

Entrevista a CARLOS LOPEZ DEGREGORI


El nuevo poemario de Carlos López Degregori, que aún se encuentra en preparación, se vislumbra ya como un libro ambicioso. A manera de adelanto, algunos versos pueden apreciarse en A quien debemos temer (Colección Underwood), libro que incluye otros poemas ya conocidos del autor y que, además de confirmar sus grandes cualidades poéticas, nos reiteran sus obsesiones temáticas que giran en torno a la indagación existencial.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de KEYKO MONTEBLANCO

Tú formaste parte, aunque durante un breve período, del grupo La sagrada familia. Quien te introdujo en el grupo fue Enrique Sánchez Hernani, ¿no?
Yo formé parte de La sagrada familia dos o tres mes en el año 78. Y a través de La sagrada familia publiqué mi primer libro: Un buen día. Lo que ocurrió es que yo había pasado la mayoría de los años setenta fuera del Perú, en Colombia. Y uno de los pocos poetas jóvenes que había conocido antes de irme era Enrique Sánchez. Entonces, cuando regreso a Lima en 1978 la única persona que conocía era a Kike Sánchez; y él inmediatamente, a los dos días de llegar, me presentó a los que formaban parte de La sagrada familia, y me hice amigo de ellos. Estaban Edgar O’Hara, Luis Alberto Castillo, Roger Santibáñez, Willy Niño… Y un poco por entusiasmo y amistad terminé en el grupo sin que tuviera una real convicción en las experiencias grupales.

Claro, tu poesía empezó con una marcada insularidad respecto de la manera cómo se escribía por esa época…
Cuando empiezo a escribir, mi poesía estaba en un espacio que no era el esperable. Estaba totalmente alejada de la poesía coloquial, testimonial, de la calle. Mi poesía era más metafísica, mucho más mágica. Por allí he seguido escribiendo…

Tu poesía exige del lector una mirada más atenta. Eduardo Chirinos dice, por ejemplo, que tus poemas dicen más por lo que calla que por lo que dice…
Sí, es una apreciación que me agrada, pues es el tipo de poesía que siempre he practicado: una poesía que sugiere. Una poesía que trata de ver, de buscar, de hurgar en lo que está detrás. No es una poesía que renuncia a la realidad sino que busca otra realidad detrás de lo que nosotros somos, de lo que experimentamos…

Hay una constante indagación existencial…
Sí, y esa peculiaridad se ha ido acentuando. Paradójicamente siento que mi poesía es cada vez más diáfana a nivel de lenguaje, cada vez más lacónica, cada vez más desnuda a nivel de lenguaje. Y al mismo tiempo es cada vez más velada, más oculta. Siempre hay algo que está detrás del poema, y que a veces ni siquiera yo, como poeta, como voz que enuncia y que sostiene el discurso, llego a entenderlo. Yo siento que la poesía más que transmitir un significado cerrado, un saber, la poesía lo que te propone es una posibilidad, una búsqueda, un enigma. Y creo que esta concepción se ha ido haciendo más fuerte.

Tengo entendido que preparas un nuevo poemario…
En este momento estoy trabajando un libro. Trabajándolo con lentitud. Es un libro que está creciendo y que no sé hacia dónde va a ir exactamente. Creo que va a ser un libro bastante amplio, bastante complejo, bastante ambicioso. En este momento tengo quince poemas. Supongo que de acuerdo con el proyecto tendrán que ser unos 35 poemas más o menos.

Algunos poemas que vendrán en ese poemario se pueden apreciar en A quien debemos temer. ¿Cómo surge este libro?
Este libro surgió gracias a una invitación de la colección Underwood. Y gracias a esto yo quise entablar un diálogo con otros momentos de mi obra. Entonces tomé tres textos escritos el año pasado y los acompañé con una pequeña secuencia de poemas bastante sonámbulos que no llegaron a formar parte de Lejos de todas partes. Y añadí un segundo texto que tiene un hilo narrativo, pero que no es propiamente un relato sino un poema en prosa que sí está en Lejos de todas partes, pero que no pertenecía a ninguna colección. Y que se llama A quien debemos temer y es el que terminó dándole título a este libro.

¿Cómo así?
Porque creo que recoge la incertidumbre, el desasosiego, el temor de abrir una puerta, una caja. Y ese abrir, ese atravesar significa un miedo, una incertidumbre. Por eso le puse ese título: A quien debemos temer. A quien debemos temer es a nosotros mismos…

*Publicado en Correo el domingo 3 de febrero de 2008.