domingo, 29 de noviembre de 2009
Entrevista a ALBERTO FUGUET
Alberto Fuguet aterrizó nuevamente en Lima, una ciudad que conoce bastante bien, para presentar Missing (Alfaguara, 2009), su más reciente libro en el que narra la historia de Carlos, su tío que un día, hace muchos años, decidió irse, borrarse literalmente. Huir de una familia que siempre lo vio como una oveja negra.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de VÍCTOR VÁSQUEZ
Missing tiene un preámbulo, que es la crónica que escribes para Etiqueta Negra. ¿En qué momento decides emprender la búsqueda de tu tío?
Bueno, la obsesión estuvo antes. Y, como digo en el libro, parece que estuvo mucho antes de lo que yo pensaba. Yo me he dado cuenta de que personajes inspirados en Carlos, consciente o inconscientemente, están desde el primer libro mío.
Te refieres al último cuento de Sobredosis: "No hay nadie allá afuera"...
Claro. Y quizás no es sólo por Carlos. Quizás uno conecta con las cosas que te conectan a ti. Algo hay en mí que hace que me atraiga la gente que se pierde o que no se integra del todo. Y que curiosamente siento, para beneficio mío, que es algo que parece que mucha gente también hace. No es como obsesionarse con los mosquitos.
¿En qué momento de la investigación descubres que tienes un libro?
No, en la investigación no. Pero una vez que la cosa se calmó, que lo encontré y se produjo la reconciliación, yo le escribí a Carlos y le dije: "Yo siento que aquí tengo un libro, que hay una historia, pero creo que el libro sería mucho más importante no sólo contando la primera parte, la parte mía en la que investigo, sino tu historia". A mí no me gustan mucho los libros policiales. Entonces, escribir un libro en el que sólo lo encontré no me parecía. Me parecía que el libro podría ser un libro de verdad si Carlos participara. Si él contara el verdadero misterio del asunto, que no era tanto dónde estaba, sino por qué se había ido, por qué se había perdido.
En un momento dudas de seguir con el proyecto del libro...
Si hubo un momento en el que dudé si tenía un libro, si el libro era suficientemente bueno. Y como que la excitación se me quitó. Cuando uno está muy obsesionado por algo y lo encuentras es como que se te va un poco la adrenalina, tú lo sabes. Entonces le dije a Carlos que todo ese tiempo había sido bueno, pero que el libro no valía la pena escribirlo. Pero ahí se produce un gran cambio. Carlos me dice: "Yo tenía muchas ganas que se hiciese el libro". Por qué, le pregunté, si yo escribo el libro muchos secretos tuyos van a salir a la calle. "Sí, pero me gustaría tener una historia". Jamás había esperado que me respondiera eso. Y allí entendí muchas más cosas sobre mí y sobre la literatura. Para la gente al final más importante es la historia. Al final él quería leerse a sí mismo.
Me da curiosidad saber cómo fue aquella escena en la que le muestras el libro a Carlos.
Sí, fue también como una especie de puesta en escena. Fue como planeado, porque yo sabía que podía ser, como dices tú, raro, arriesgado y emotivamente peligroso. Tenía que ser de una manera tranquila. No podía ser un trámite, debía ser un rito. Yo le pedí a mi padre que me acompañara a entregarle el libro a Las Vegas, donde él vive ahora, porque yo sentía que no podía mandarlo por internet. Fuimos a comer a un buen restaurante de un casino. Y nada, hicimos como vida social. Y muy de noche le entregué el manuscrito anillado.
¿Qué te dijo luego de leerlo? ¿Sugirió cambiar algo?
No, no me cambió nada. Lo único que me dijo fue que había unas fechas erróneas. Él estaba muy emocionado, tenía lágrimas en los ojos. Y me dice: "Me entendiste. Ese soy yo. Ahora tengo historia". Como que de pronto las cosas se le habían ordenado y había entendido quién era.
A raíz de tus primeros libros, en los que tocas temas familiares, se generó cierta tensión entre tu familia y tú. ¿Cómo tomaron este libro?
Hubo, como dices tú, tensión, pero por falta quizás mía de inmadurez o de atarantamiento. O de no haber entendido el proceso literario. Yo he aprendido mucho. Entre otras cosas me doy cuenta de que quizás uno siempre debería escribir sin ficción, a pesar de que este libro sigue siendo ficción, sigue siendo una novela. Tal como tú me preguntaste sobre cómo lo tomó Carlos, creo que si él lo hubiera leído en una librería le daba un ataque. Este libro antes de ser publicado también lo leyó mi padre. Y a mi padre también le di todas las oportunidades del caso: le dije que no quería cambiar nada, pero que podíamos negociar. Le dije que había cosas que le podían doler y otras no, pero que era un libro hecho sin venganza. Y que me gustaría que me diera la bendición. Y bueno, me mandó un e-mail a decirme que le había encantado.
*Entrevista publicada en Correo el domingo 29/11/09.
**Pueden ver también una estupenda entrevista en video realizada por Ernesto Arrascue y con cámara de Rosa María Puga en CorreoTV.
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1 comentario:
Muy buena entrevista!!!
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