lunes, 12 de enero de 2009

Entrevista a ALBERTO FUGUET (sobre ANDRÉS CAICEDO)


Alberto Fuguet ha logrado, valiéndose de una gran cantidad de cartas y anotaciones, urdir, a la manera de un documental, un libro estupendo: Mi cuerpo es una celda (Editorial Norma, 2008), la autobiografía de Andrés Caicedo, este colombiano que se arrebató la vida a los 25 años y se convirtió, con el tiempo, en un autor de culto.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Me comentaste el año pasado que fue en Lima donde descubriste a Caicedo por un libro suyo que encontraste en una librería. ¿Qué fue lo que te atrajo de él?
Así es: en la librería La Casa Verde, hoy desaparecida. Me topé con Ojo al cine y con, claro, su pequeña biografía de solapa: la suma de esas dos cosas (un cinéfilo-crítico de cine que escribió tantas páginas de cine) más un suicida caleño de 25 que estaba más obsesionado con el presente que con el pasado (a diferencia de García Márquez) fue una suerte de combo irresistible. Fue, de alguna manera, un enganche inmediato. Supe ahí que sería un escritor importante y un amigo clave. Jamás pensé que terminaría haciendo un libro suyo, pero así fue. Creo que lo que más me atrajo de él es aquello que siempre atrae: que en alguien distinto uno se tope con cosas extremadamente cercanas y personales.

¿Cómo surge la idea de trabajar en una biografía de Caicedo y cómo así decides darle el carácter de documental que presenta el libro ya publicado?
Primero fue una biografía, pero rápidamente la deseché. Más tarde cruzó por mi mente, por un par de segundos, una novela acerca de un personaje parecido, pero, por suerte, la idea me duró muy poco. Y al final todo cambió, en Bogotá, cuando Luis Ospina me dijo por qué no te quedas con este material que no sé qué hacer con él. De ahí partió todo: me di cuenta de que era una autobiografía cuando leí esa caja llena de archivos, revisé las carpetas que me pasó Patricia Restrepo y ordené lo que encontré en la biblioteca Luis Ángel Arango. Sentí que él estaba contando su vida. No 'el cuento' sino 'la novela' de su vida. Y la idea fue, desde ese momento, hacerme a un lado. Como trabajé en UCLA por esos días, me bajó una fobia académica que me llevó a prometerme no tener notas al pie de página o explicaciones ni prólogos ni presentaciones de otros, pero al final no tengo tan claro si me hice a un lado. Creo que estoy. Que están 'mis temas'. Y que Andrés, como me dijo un periodista, podría ser un personaje mío.

Al leer Mi cuerpo es una celda me vino a la mente Apuntes autistas. ¿Crees que de alguna manera ambos comparten una esencia similar, algo que los emparenta?
AF: Creo que sí, ahora que lo mencionas. No lo había pensado, pero sí veo conexiones, desde estructurales a la cosa autista (uno de mis temas, creo) a la fanatización por el cine. Sí, las veo. Es más: cada vez creo que Apuntes autistas es un libro que, para mí, es fundacional. Veo mucho en el libro que estoy terminando tanto de Apuntes autistas como de Mi cuerpo es una celda.

¿Cuál es tu opinión sobre la obra narrativa de Caicedo?
Me parece que este libro es, claramente, su mejor libro, más allá que yo tenga que ver con él. Incluso en Colombia están diciendo esto. Creo que como escritor era un escritor en ciernes. ¡Dios: tenía 25 años! Y estaba buscando su mundo, su estilo. Creo que Viva la Música es un libro donde el narrador claramente debió ser un hombre, por ejemplo. Pero al escribir crítica o cartas, al escribir para sí, sin máscaras, el tipo es un gran escritor. Caicedo prueba una vez más que un autor no es necesariamente el más creativo sino el más valiente o el más jugado.

¿Crees que el fracaso que significó su viaje a Hollywood contribuyó al fatal desenlace de su vida?
El comienzo del fin… sin duda. Ir a la ciudad de Los Ángeles y toparse con el diablo fue un error fatal. Igual es fascinante y revelador que su meta era Hollywood, no Barcelona o París. ¿Cuántos escritores latinoamericanos se van a Hollywood? Pero creo que no volvió siendo el mismo. A pesar de que era un tipo extremadamente fracturado, creo que ese golpe fuerte hizo que todas sus cicatrices se abrieran. No se puede vivir ni crear tan herido.

*Publicado en Correo el domingo 11/01/09.

1 comentario:

Librería La Casa Verde dijo...

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