martes, 13 de enero de 2009

Entrevista a JOSÉ GÜICH


José Güich ha urdido en Los espectros nacionales (San Marcos, 2008) ocho historias en las que a través de lo fantástico explora la historia y el pasado. A propósito de esta, su tercera entrega editorial, Güich reflexiona sobre su particular apuesta literaria.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

La mayoría de los cuentos de este libro aparecieron originalmente en diversas publicaciones.
Efectivamente, la mayor parte de estos cuentos se fueron escribiendo en el transcurso de dos años. Y curiosamente, a pesar de que había una agenda establecida para un tercer libro, después de Mascarón de proa, no me decidía a trabajar en esa agenda de 8 o quizás 9 relatos, que ya tenía además ciertos apuntes previos para tener una idea de lo que iba a ser el libro. Y a veces salían los cuentos a pedido de los amigos. En el caso de "Los espectros nacionales", ese cuento se escribió a pedido de mi amigo Francisco Tumi, que en esa época era editor de Etecé. Él me dio el impulso para empezar este libro. Entonces, los amigos fueron básicamente los responsables de que el libro saliera antes de lo que yo hubiese pronosticado.

¿Cómo ves este libro con respecto a los dos precedentes?
Me interesaba un libro en donde los relatos tuvieran más conexión entre sí, que hubiera más vasos comunicantes en torno a una idea común. Eso no estuvo presente ni en Año sabático ni en Mascarón de proa. El primero es más antológico, es un libro de estreno, además, un libro de tributos. El segundo sí es un libro más pensado como un sistema de cuentos, pero creo yo no tan consolidado. Pero en esos dos libros no existía un ánimo que sí aparece en este libro, que es algo más estructurado en torno a una idea general, que es la idea de los fantasmas, de las pesadillas, de los espectros que habitan en la vida de los seres humanos y de los pueblos.

Y a través de esos espectros hay una reflexión en tornoal pasado…
Efectivamente. Y creo que eso ya estaba presente en Año sabático y en Mascarón de proa, el tema del tiempo, del pasado, que son para mí cruciales. Creo que es parte de un proceso que viene desde que yo era muy chico. Siempre me ha obsesionado el pasado, la idea de que hubo algo antes de este presente que vivimos. Y creo que hay algo que finalmente nos conecta con ese pasado. Y creo que el pasado que presiona a la mayoría de los personajes es una metáfora de la existencia como la veo yo: somos seres hechos de pasado, de memoria, de recuerdos.

En "El otro monitor", uno advierte la influencia de Bioy Casares…
Sí, la influencia de Bioy Casares es marcadísima. Algunos me han dicho que es más Borges que Bioy Casares. Pero ese cuento en particular le debe mucho a La trama celeste del gran Bioy Casares, el tercer gran gigante de la literatura fantástica rioplatense junto a Borges y a Cortázar. Es un escritor notable. Yo recuerdo con una emoción casi febril mis primeras lecturas de Bioy Casares allá por los años 80.

Ese cuento, además, se lo dedicaste a José B. Adolph, otro estupendo cultor del género fantástico, desaparecido el año pasado. ¿Qué recuerdas de él?
Pepe, en el poco tiempo que nos tratamos, y esto es para mí muy emocionante, me acogió como su amigo. Nunca olvidaré esas tardes en su casa. No fueron muchas, lamentablemente. Lo conocí por intermedio de Daniel Salvo, que lo frecuentaba. Yo estaba muy emocionado de sentir que era amigo de un escritor de su talla, un escritor que tiene que ser más reconocido que antes, es un escritor que merece toda la gloria posible.

El último relato del libro puede leerse como una novela corta. ¿Se puede entender como el anuncio de una novela a futuro?
Es una pregunta interesantísima. Creo que sí, creo que ya desde Mascarón de proa los cuentos anunciaban que había una vocación novelística. En una conversación, una vez les dije, a Manolo (Eráusquin) y a ti, que para mí el cuento era algo muy distinto que la novela. Y es probable que ahora sí me sienta más seguro en ese rumbo novelístico. De hecho que tengo ya un proyecto medio detenido, pero que ya está en la recta final.

*Entrevista publicada en Correo el martes 12/01/09.
**Fotografía tomada de Porta9.

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