domingo, 21 de febrero de 2010

Entrevista a DIEGO ALONSO SÁNCHEZ


Diego Alonso Sánchez apela a un apreciable conocimiento de la tradición poética oriental para urdir Por el pequeño sendero de Matsuo Basho (Lustra editores), su segundo conjunto de poemas en donde el yo poético adopta la voz del célebre poeta japonés.

Entrevista y fotografia: CARLOS M. SOTOMAYOR

Tú eres uno de los fundadores de Sociedad Elefante, ¿qué recuerdas de esa época?
Hace diez años que se formó. Y también hace diez años que se disolvió, a pesar de que todos seguimos siendo amigos.Unos más que otros, claro, sobre todo con Agustín (Haya de la Torre), con Romy (Sordómez), con quienes somos más cercanos. Y fue un pequeño pedestal para apoyarnos y meternos en el oficio con verdadera seriedad, con desprendimiento. Y eso nace a partir de unas conversaciones antojadas entre Agustín, Miguel (Sanz Chung) y yo, en las cuales decidimos intercambiar algunos textos: lo que se suele hacer en la universidad. Y a partir de allí generamos una conciencia de taller. Así formamos la primera armada de Sociedad Elefante.Y organizamos recitales y presentaciones de las plaquetas que sacábamos cada dos meses.

Tuvieron gran notoriedad...
Con base en la seriedad con la que se tomó el asunto la gente comenzó a darse cuenta de que estábamos allí. Y en el 2001 o 2002 ya cada uno estaba sacando un proyecto de libro independiente, también con el sello de Sociedad Elefante.Y nos separamos porque era un proceso. Y lo que me da gusto, y justo lo conversaba con Agustín y con Miguel, es que casi todos hemos publicado un libro por lo menos. Ya Miguel va por el tercer, Agustín va por el segundo, Romy va por el tercero. De alguna manera ha sido productivo entre nosotros haber compartido ese momento.

Y aparece Mitsuya Nicolás y otros poemas...
Claro, en ese entonces yo saqué un conjunto de poemas de lo que fue, digamos, mi experiencia como padre joven. Y esas primeras experiencias de padre los volqué en una serie de textos que los junté como primer esfuerzo integrador de textos. En ese primer poemario breve estuvo esta idea de lo que es mi situación como padre. La conciencia de que tengo que darme por entero a un ser vivo hermoso que está a mi lado y que comparte conmigo el mismo oxígeno de este país, de este planeta. Es una conciencia de vida que me impuse y que me lleva a escribir el segundo libro, ocho años después.

Ambos conjuntos tienen referencias orientales.
Es a partir de una conciencia de familia, de querer muchísimo a mi hijo y a la familia de mi hijo, que vale la pena mencionar son todos de raíz japonesa, son cien por ciento okinawenses. Y mi hijo es ya la mezcla con lo criollo, con lo peruano.

Por ello este tributo a lo oriental.
Técnicamente. Porque a partir de esa relación que entablo con la familia de mi hijo empiezo a interesarme muchísimo por la literatura japonesa.Ya había tenido conocimiento con lo clásico, pero el meterme con tanto aplomo, con tanta conciencia a partir de esta lectura pasional que tenía, se da a partir del 2002 o 2003. Que en realidad es un preámbulo a lo que fue Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho, que es un libro que se inicia en el 2004 y que fui escribiendo de a poco hasta el año pasado. Fue un proceso larguísimo: una gran cantidad de lecturas que fui procesando de a poco.

El personaje del libro, Basho, emprende un viaje que finalmente es una travesía interior.
Sí. La traducción literal de Oku no hosomichi, que es el cuarto o quinto libro de Basho, al castellano es "Viaje por las tierras hondas". Es una mezcla de significados, pero "tierras hondas" como metáfora del camino personal. Entonces, qué hace Octavio Paz. Le da una traducción comercial: Sendas de oku. Y oku es interioridad.

*Entrevista publicada en Correo.

No hay comentarios.: