miércoles, 27 de junio de 2007

AMOS OZ: Premio Príncipe de Asturias de las Letras


Mis dos favoritos, Belli y Marakami, quedaron relegados y ni siquiera entraron en la recta final. Aficionado por las encuestas literarias, desde un punto de vista lúdico, voté por uno de estos dos autores en la encuesta de Moleskine. Me abstengo de revelar por quién.

Amos Oz

La incertidumbre terminó hace unas horas. El escritor Amos Oz (Jerusalén, 1939) fue declarado ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras. El jurado, presidido por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, justificó la decisión señalando que se trata de un autor que “ha contribuido a hacer de la lengua hebrea un brillante instrumento para el arte literario y para la revelación certera de las realidades más acuciantes y universales de nuestro tiempo".
Se trata de un escritor que conozco -literariamente hablando, claro- desde hace muy poco. Confieso que apenas he leído No digas noche (DeBolsillo, 2006), una novela en la que a través de sus dos personajes protagónicos: Teo y Noa, el autor indaga sobre aquello que rodea a la condición humana como la amistad o el amor. Y también, creo yo, el silencio.
Cuando obtuvo en 1998 el Premio Nacional de su país, Oz señaló en una entrevista en España lo siguiente: “Fue algo estupendo para mi ego, pero los premios literarios son algo extraño porque se reciben por algo que yo haría de todas formas. Yo inclusive hubiese pagado por escribir. No es un premio por haber rescatado a una mujer de las llamas de un incendio; es como si me hubiesen dado un premio por el mero hecho de respirar. Pero está muy bien, me siento autocomplacido. Además no está nada mal para mi cuenta bancaria...”.
Sin duda se trata de alguien para quien la literatura, como para muchos, es algo vital. En otra entrevista concedida al diario El País, hace algunos años, confesó que no se había criado en parques o campos, “sino en un sótano como si fuese un submarino lleno de libros. El paisaje de mi infancia son cuatro paredes repletas de libros en lenguas que no pude leer. El mundo de los libros para mí fue más real y más sensual que el mundo exterior”.


*Fotografía tomada de www.svd.se

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