domingo, 17 de junio de 2007
CARMEN OLLÉ a propósito de una reseña de Marcel Velázquez
Noches de adrenalina podría decirse que es su libro emblemático. No sólo es motivo de estudios académicos sino que, además, ya cuenta con tres ediciones –en el 2006, incluso, se celebraron los 25 años de su publicación, con una emotiva ceremonia en la Feria del Libro–. Sin embargo, de su obra literaria, hay una novela que, como pocas, me remeció la primera vez que la leí: ¿Por qué hacen tanto ruido? Mi ejemplar (la edición que tengo es una de la editorial San Marcos) está atiborrado de frases subrayadas. Y claro, pertenece a la lista de libros que me niego a prestar. Alberto Fuguet me dijo una vez en Lima que los libros subrayados revelan más de aquel lector que del propio autor. ¿Por qué hacen tanto ruido? fue, además, la primera obra narrativa que leí de Ollé. Y fue la detonante para que, como siempre me ocurre, inicie la incesante búsqueda de sus demás libros. Hasta el momento he llegado a leer Las dos caras del deseo (Peisa, 1999), Una muchacha bajo su paraguas (santo Oficio, 2002) –ese año, por ese libro en particular, la entrevisté por primera vez– y, por supuesto Retrato de mujer sin familia ante una copa (Peisa, 2007) –tercera entrevista; la segunda, a raíz de la tercera edición de Noches...–. Precisamente sobre este libro inclasificable, que se vale de la ficción, la biografía y el ensayo, el crítico Marcel Velásquez escribe un estupendo artículo en El Dominical de El Comercio. Retrato de mujer sin familia frente a una copa, señala Marcel, “confirma la valía de una escritora que ha convertido la subversión en su estilo literario”. No lo dudamos.
*Imagen tomada del blog Libros de Javier Agreda.
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