LA FIESTA DE DISFRACES
Por JOSÉ GÜICH
Los narradores que hoy cabalgan entre la veintena y la treintena han propiciado más de una frenética escaramuza en diversos espacios, especialmente en los territorios de la blogósfera (así se denomina al conjunto de páginas personales hágalo usted mismo que hoy infestan al universo virtual). No queda muy claro en torno de qué asuntos se generan las discusiones, aderezadas vía la incursión de mastines ocultos en el anonimato. El debate argumentado no parece tener cabida en estos pugilatos. Y en meses recientes, el lanzamiento de una serie de antologías ha recrudecido la intensidad hepática.
Leonardo Aguirre (Lima, 1975) emerge de esos campos minados. Ya se había granjeado notoriedad con las ásperas reseñas que escribió para Agenda Perú. Su primer libro de narraciones, Manual para cazar plumíferos, apareció en 2005. Una nueva colección, La musa travestida, prolonga el cariz de esos relatos, ahora concentrado en el lado marginal de la literatura. En efecto, por las páginas de esta entrega desfila una legión de seres periféricos. A todos los caracteriza la autosuficiencia, a veces disfrazada por “colectivos” de dudosa catadura, como los del relato "WC" o el titulado "Backstage". En el primero, Aguirre caricaturiza a oscuros aspirantes a las letras, ubicados a años luz de cualquier escenario mediático. Resulta muy atractiva la divagación en torno de una musa subterránea, que habría bendecido a iconos como Valdelomar o Martín Adán. En el segundo, los resultados no son tan felices: una sociedad de autores llamada Psirrosis es entrevistada por una periodista, a quien los miembros de esa especie de banda intentan violar después de narcotizarla. Es visible la destreza de Aguirre para los juegos de palabras; sin embargo, no siempre están al servicio de la historia, que por momentos se diluye en el efectismo.
Donde sí se aprecian los recursos del narrador —sin que el lenguaje lúdico se convierta en una trampa— es en Sublime Sorrento. El cinismo algo impostado que encarnan los personajes de los otros relatos por fin deja respirar a un argumento con fibra: la biografía ficticia de un escritor inédito que decide suicidarse en el transcurso de un recital de poesía. El viaje del ataúd hasta el cementerio, secundado por los amigos del autoinmolado Sorrento, está narrado con solvencia y pulso firme. El lenguaje cumple su función, sin necesidad de apoyarse en las referencias culturales. Lo mismo puede afirmarse de Sodomización mutua, cierre del libro. La musa travestida pretende ser una visión sarcástica sobre el ejercicio de la literatura en el Perú de hoy. Pese a que el volumen no ofrece relatos del mismo nivel, es evidente que Aguirre ha establecido sus parámetros. Dependerá sólo de él que las obsesiones más viscerales salgan a flote, cual cadáveres sobre la superficie de una laguna viscosa. Y que las demás descansen en el sedimento.
Autor: Leonardo Aguirre
Título: La musa travestida
Editorial: Matalamanga (131p.)
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