Enrique Vila-Matas (Foto: http://www.cambio.com.co/)
Escribe CARLOS CALDERÓN FAJARDO
En un artículo de Vila-Matas “Más allá de Gutemberg” en El País a la letra dice: “A lo largo del día me he preguntado que habría sido de Kafka si hubiera tenido que contestar en mil entrevistas por qué contó que Gregor Samsa se encontró un día en su cama convertido en un monstruoso bicho con una espalda dura como un caparazón y un vientre abombado. Me imagino a Kafka escuchando mil veces la misma pregunta.
-¿Es usted ese bicho?
-¿Cómo dice señor?
Ha habido hoy un momento terrible en el que, sin duda a causa del cansancio, me ha parecido que en lugar de preguntarme por el futuro del libro impreso me he interesado más por el futuro del bicho".
La guerra entre La galaxia Gutemberg y el imperio Google es tema de discusión mundial. En periódicos de todo el planeta aparecen, con frecuencia, artículos sobre el problema del libro impreso amenazado por el libro virtual. En el Perú este debate al parecer no llega todavía. O ya está, pero el libro y la lectura siguen siendo un asunto de mayor interés. Es objetivo nacional entrar plenamente en la era de Gutemberg, cuando en el mundo entero Gutemberg sucumbe ante Google. ¿Pero en realidad estamos en la galaxia Gutemberg? ¿O estamos ya en la era Google sin haber pasado por Gutemberg? Por qué diríamos esto. El libro no juega ni ha jugado nunca un rol trascendental en la vida cultural del Perú, por una razón muy simple: porque sólo es leído por una ínfima cantidad de gente. El libro es objeto de consumo de muy pequeñas élites; no existe un verdadero público lector como en España, Argentina o México, tampoco editoriales importantes; los periódicos son sobre todo informativos ( peor aún, sensacionalistas) más que de opinión (reflexión) como lo son El País o Le Monde, donde todos los artículos son firmados. ¿Cuantos ejemplares tiran estos periódicos? ¿Cuál es porcentaje de este tiraje en relación al número de habitantes en el país? ¿Cuántas personas leen solo tabloides amarillos? El 80% peruanos no entiende lo que lee, etc. Los lectores que leen literatura compran en su mayoría libros bestseller. Y la literatura se escribe para tan pocos lectores que se escribe prácticamente para casi nadie. Sin embargo, no hay ciudad, barrio donde no exista una cabina de Internet. Es decir nadie lee en el Perú, pero mucha gente participa del Internet. El libro no juega casi ningún papel en la vida peruana pero el Internet sí. El peruano desde muy joven es sometido a lo bueno y lo malo del Internet sin haber pasado por el libro. Y es posible que cada vez su vida cotidiana sea más afectada por el Internet sin que nunca en la vida lea un libro. Entonces que el libro, sea este impreso o virtual, es un problema de segundo orden porque si nadie lee libros impresos menos los va a leer virtuales. Para que el problema del libro impreso corra riesgo de pasar del papel a la pantalla, tiene que haber previamente lectores de libros impresos que cambien de formato. En el Perú el problema es que nuestra población no lee y sí participa del Internet. De qué le sirve la información que podemos encontrar en google a un analfabeto, es decir al 99% de los peruanos, sobre todo jóvenes, aunque los viejos tampoco leen nada.
Pero qué más dice Vila-Matas en este artículo publicado en El País el 23 de abril del 2010 en la que alude a Gregor Samsa (un articulo mío sobre G. Samsa en el Internet, apareció en blog Letra Capital el 12 de abril): Dice VM: “¿Es pdf una palabra? ¿Me estoy volviendo loco? Esa es también otra buena pregunta. No sé ya si, cuando llegue a casa, podré dormir. Todo me da vueltas, como si las punzadas vinieran de una peonza que fuera a ratos punzón y en otra un monstruoso bicho y ese bicho fuera, además, el futuro del libro. Algo me dice aquí dentro -en la cabeza, reiteradamente punzada y próxima a estallar- que en realidad la producción y distribución de libros poco a poco migrará al ciberespacio y la pantalla reemplazará a la palabra escrita sobre el papel y que habrá ruptura por mucho que yo quiera creer y diga lo contrario. Estoy deshecho. Estoy, con perdón, muy pdf. Habrá ruptura, claro que sí. Pueda que esto sea lo que va a pasar. Pero lo peor es que aún no he llegado a casa y ya sólo veo escarabajos que parecen burdos actores cómicos en un gran drama muy serio. El drama es el mío. Y soy el escarabajo principal”.
A la vez, entre los pocos que leen y escriben empieza a sentirse la influencia de parte del Internet, en cuanto a temas, estilos, procedimientos de técnica literaria. Encontramos novelas construidas a partir de citas al parecer sacadas del google, novelas escritas en forma de blog, o libros que fueron primero un blog. El estilo en la narrativa se hace minimalista y muy conciso, y no por influencia de la lectura del escritor norteamericano Raymond Carver sino por la frecuentación de los escritores menores de 40 años del Internet. Novelas cortas y no extensas novelas totalizadoras que se hacen en Perú cada vez más raras. El florecimiento del micro-relato como sub-género dentro del cuento, son consecuencias del Internet, que es, hoy, también fundamental para la información acerca de la circulación del libro: blogs, revistas virtuales, Facebook, etc. son apoyos importantes para el libro escrito. Cuando se ha debilitado mucho la retroalimentación entre libros y medios de comunicación escritos, ahora el debate de la literatura tiene como escenario los espacios del Internet. Pero acá vivimos un tipo de terror al que está sintiendo Vila-Matas, el verdadero Gregorio Samsa vive entre nosotros, es el que pasa muchas horas en el Internet y ninguna en la letra impresa: nadie lee libros, periódicos, revistas. El que navega en Internet no piensa: juega; no se forma ni se informa, no es crítico, se hace acrítico, se distrae. Se va convirtiendo lentamente en un escarabajo cibernético. ¿Qué tipo de cultura va a salir de esta generación adicta al Internet y que no tiene ningún contacto con la letra impresa? Me imagino que es parte de nuestro Apocalipsis, diferente al de Vila-Matas. Él se convertirá en un escarabajo a la usanza antigua, un insecto cualquiera con patas y pelos, y nosotros en un escarabajo vaciado de cerebro, y con habilidad para apretar botones y dominar no digamos pensamientos sino mecanismos. Una especie de cucaracha ultra-moderna en un país pobre, sin agua ni comida, seres deformes que manejan con pericia programas ultra-desarrollados en donde casi no hay luz eléctrica.
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