martes, 10 de julio de 2007

Entrevista a JOSÉ DONAYRE


El más reciente libro de José Donayre, Horno de reverbero (Mundo ajeno, 2007), tuvo su génesis en el soporte virtual de un blog. Ahora, impreso en una muy cuidada edición, el libro adquiere nuevas dimensiones. Y sobre ellas, precisamente, nos habla su autor en esta entrevista.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Una de las definiciones de Horno de reverbero es la de aquel horno que sirve para separar el cobre de la escoria. ¿La elección del nombre tiene que ver con la brevedad de los textos y el extremado cuidado del lenguaje de éstos?
Claro, parte de la evocación de la alquimia del horno de reverbero. Creo que es uno de los hornos que usaban los alquimistas. Y existen estos hornos, en Chile lo utilizan para el cobre. Pero también juega con la palabra de reinventar el verbo, de ser doblemente verborreico, quizás.

Son 69 relatos. Dijiste en una entrevista que la elección del número tenía relación con el inicio y el final de las cosas...
Más allá de la figura, de la posición sexual, que es una lectura respetable, mi interés estaba por la imagen del número, que vienen a ser figuras opuestas y complementarias. Una suerte de fusión de opuestos complementarios. Y visto desde cierta perspectiva es más bien el símbolo del eterno retorno, de una visión mítica del final que se une con el comienzo.

El libro se origina en un blog...
Nace en un blog, pero al comienzo no pensé en la posibilidad de publicarlo. El blog me pareció un soporte, un sistema de comunicación interesante. Me pareció divertido tener una historia y al día siguiente publicarla, y que la pueda leer cualquier persona en cualquier parte del mundo. Pero lo que es cierto es que todavía internet y los blogs no tienen el estatus que tiene un libro impreso.

El libro aún conserva las cualidades de objeto de culto.
Claro, hace algunos años se hablaba de la amenaza del fin del libro, que iba a ser reemplazado por el libro electrónico por el cd room. Pero veo con agrado que el libro todavía sigue siendo un objeto de culto, que ocupa un lugar más en tu estante y no sólo es un conjunto de kb. Por lo menos hasta que existan los árboles vamos a tener libros. (risas).

Horno de reverbero está lleno de reflexiones filosóficas. Una de ellas, que se puede ver en el relato “Fragmentum”, es acerca de la vulnerabilidad del ser humano.
No somos nada, realmente. Dentro de lo que es la historia del planeta, la humanidad es el último minuto de un día de 24 horas. El hombre como tal tiene apenas 70 mil años; hace 300 mil años gracias a una supernova, a una gran explosión estelar se dieron las condiciones climáticas para que se generara una vida semejante a la que tenemos actualmente.

Tenemos además una marcada cuestión autodestructiva.
Claro, somos inquilinos recientes y somos quienes estamos acabando con nosotros mismos muy rápido. Creo que los dinosaurios tuvieron más suerte. Tuvieron 60 millones de años de explendor. Y desaparecieron posiblemente por algún asteroide o un cometa que cayó. Y nosotros nos hemos esmerado en acabar con nuestro género muy rápidamente.

En “Contubernio” reflexionas sobre la creación literaria...
Sí, además es uno de mis textos preferidos. Como que se crea una especie de mafia, una alianza maligna entre el creador y el lector. Y el texto está en el medio. Es un homenaje a la lectura creativa, también. Yo creo que tan creativo como el autor tiene que ser también el lector. Un lector sin creatividad, sin una imaginación cultivada, no pasa nada. Por más que el libro te ofrezca toda una serie de posibilidades, si tu lectura no es creativa, si no vuelas, de nada sirve ese combo literario.

*Fotografía de LUIS IPARRAGUIRRE.
**Publicado en Correo el lunes 10 de julio del 2007.

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