domingo, 1 de julio de 2007

Entrevista a MIGUEL GUTIERREZ


Paralela a su trayectoria novelística, Miguel Gutiérrez ha ido forjando a lo largo del tiempo una obra ensayística, nada deleznable, desplegada en libros, revistas y diarios. El pacto con el diablo. Ensayos 1966-2007 (Editorial San Marcos, 2007) recopila una selección de textos que van desde los primigenios de la época de narración hasta los más recientes.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR

Este libro contiene artículos de su época juvenil, aquellos que aparecieron en la revista Narración. ¿Cómo ve aquellos textos a la distancia?
Yo había dejado de leer los artículos de narración hacía muchísimos años. Y tenía un cierto temor. De repente no me iban a gustar, de repente he dicho barbaridades. Uno era joven y vehemente. Uno aún tenía lagunas en la formación. Entonces, con cierto temor leí las cosas que había publicado en Narración. Y cuando leí un artículo sobre Todas las sangres, me pareció que no estaba tan mal, que no había nada de lo cual podía avergonzarme.

Recoge en el libro un artículo de esa época sobre Un mundo para Julius de Alfredo Bryce. ¿No le parece que fue un poco duro con él?
Sí, también tuve ese temor con el artículo sobre Bryce. En ese sentido, sí me pareció que había sido un poco duro, pero no era contra el libro mismo ni contra su calidad sino contra el sector social que él representa.

¿Ha cambiado en algo la mirada del autor de aquellos textos al de la actualidad?
Como lo digo en el prefacio, creo que los artículos han tenido como característica que son generalmente de combate, de contiendas de ideas. Yo pienso que esto se ha mantenido a lo largo de toda mi actividad. Sin embargo, los últimos quince años he combinado esto con el goce del texto. Es decir, que los textos sean placenteros.

¿Ha variado en algo su método?
Con los años he leído mucho más, soy menos ignorante. He seguido durante años leyendo los textos fundamentales de la novela desde sus orígenes. Pero he mantenido una concepción cuyo núcleo es marxista, materialista. Incorporo, además, otras corrientes de pensamiento, y echo mano de todas mis lecturas, de distintas disciplinas, que pueden ayudar a iluminar el texto.

¿En qué tipo de lector piensa cuando escribe sus ensayos?
Pienso en un lector que ama la literatura, pero que no ha tenido acceso a la vida académica, que no ha seguido cursos especializados, pero que quiere saber más de literatura. Pienso, también, en los profesores de secundaria que van a transmitir esto a los alumnos, pienso en estos alumnos y en los universitarios. Por supuesto empleo todo el rigor, pero procuro que sea un lenguaje no difícil, no hermético como se utiliza en el mundo académico.

¿Piensa quizás en el tipo de textos que le hubiese gustado leer de joven?
Claro, también pienso en el muchacho que fui. Cuando leí el libro de Vargas Llosa, Cartas a un novelista, pensé que era un libro que me hubiese gustado leer a los 15 años. Me habría ayudado, y a cualquiera. Pienso, por eso, en los jóvenes que tienen vocación literaria.

En el libro remarca la importancia de Joyce en la novela moderna...
El Dr. Pucinelli me contó que el libro de literatura para quinto año de inicios de los años 30 terminaba con dos autores: Proust y Joyce. Entonces, quienes realmente toman esa línea experimental son los de los años 30. Yo creo que las condiciones aún no estaban dadas. Zavaleta, Reynoso y en un nivel superior Vargas Llosa agarran el legado de Joyce. En los años cincuenta empiezan a aplicar a Joyce, pero sobre todo a través de Faulkner. Reynoso en Los inocentes, por ejemplo, agarra el monólogo interior. Luego viene Vargas Llosa, quien hace palidecer toda esa línea experimental de la gente del 50. Fue un impacto, incluso para la gente de su propia generación.

También destaca, en nuestra literatura, a un autor como Carlos Herrera y su estupenda novela Blanco y negro.
Me gustó el tono de farsa que tiene la novela (Blanco y negro). Tiene además eso que se llama ahora metaficción, es decir que se hace literatura a partir de la literatura. Emplea las estructuras joyceanas pero dentro de sus propios objetivos, en forma satírica, paródica, humorística, un poco no tomándolo en serio; y esto le sirve para contar una historia seria como es un episodio de la guerra interna de los años 80.

Sorprende un poco la amplitud de registro de sus lecturas. En el libro aborda a un autor norteamericano relativamente reciente como Bret Easton Ellis.
No sé que desarrollo va a tener este escritor después, pero la novela American Psycho está muy bien escrita. Este autor tuvo mucha influencia en los escritores jóvenes de los años noventa. El problema de algunos escritores, me parece a mí, es que son lectores de uno o dos escritores. Pareciera que sólo lo han leído a él y a ese escritor del realismo Charles Bukowski. Y no son los únicos ni tampoco están entre los grandes escritores. Incluso Bukowski decía que admiraba la forma de contar de Hemingway.

*Fotografía de KEYKO MONTEBLANCO.

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