martes, 7 de octubre de 2008

TEATRO: Amadeus (dirige: Jorge Chiarella)


Texto: CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía: ERICK ELCOROBARRUTIA

Antonio Salieri era, por aquellos años, el músico más connotado de la corte. Un hombre que amaba la música y que anhelaba, con una locura casi desmedida, la posteridad. Aquel sitial reservado para sólo unos cuantos elegidos. Su anhelo, sin embargo, se verá amenazado de manera repentina con la llegada de un joven prodigio: Wolfgang Amadeus Mozart.

Salieri no sólo advertirá en el recién llegado la presencia de la genialidad. Se dará cuenta también de los límites frustrantes de su mediano talento, ensombrecido ante el fulgor musical de Mozart. De esta manera irá engendrando en él los más oscuros sentimientos respecto de su colega. Y así se irá desplegando, además, la trama que da vida a Amadeus, la obra de teatro escrita por Peter Shaffer y que ahora es llevada a escena por la Asociación Peruano Británica bajo la dirección del reconocido Jorge Chiarella.

"Amadeus es una obra que reúne y conjuga mis pasiones fundamentales: la música, el teatro y mi interés por saber más de las complejidades del ser humano -confiesa Chiarella-. Y la obra toca un tema fundamental: la trascendencia del ser humano. Es decir, por qué unos trascienden y otros no".

Para la puesta en escena, Jorge Chiarella ha recurrido a un elenco importante, en el que destaca la presencia de Bruno Odar, Gian Piero Díaz, Natalia Parodi, Leonardo Torres Vilas, Víctor Prada, Christian Ysla, Ricardo Morán, entre otros. Mención aparte merece el estupendo vestuario, obra de Emilio Montero. Como en sus montajes anteriores, Chiarella demuestra sus dotes de estupendo director. En esta oportunidad, su faceta de músico lo ha ayudado a darle un matiz particular a la puesta en escena. "En general -nos cuenta Chiarella-, las escenas las compongo en función de la dinámica musical. Y acá, el autor ha escrito la obra de una manera musical. Si uno comienza a explorarla, advertimos que el inicio, por ejemplo, se plantea como una obertura.Terminada la obertura viene una especie de cosa lenta, que es el monólogo de Salieri. Y a partir de allí empiezan los demás movimientos. Por ello había necesidad de que los actores se imprimieran de este trabajo en el que ellos son instrumentos, notas, pasiones abstractas de esa música que está funcionando". Recomendable.

*Texto publicado en Correo el viernes 3/10/08.

No hay comentarios.: