martes, 6 de mayo de 2008

Entrevista a JUAN JOSÉ MILLÁS


El último Premio Planeta, el escritor español Juan José Millás, ausculta su universo interno y da a luz una novela escrita desde su propio enfrentamiento personal. El resultado: una historia esencialmente genuina y conmovedora.

Entrevista MANUEL ERÁUSQUIN
Fotografía de KEYKO MONTEBLANCO

Es interesante ver cómo desde la infancia se siembra nuestra felicidad y también nuestras desdichas.
Sí, y no es raro pensarlo, pues en esas edades se construyen los cimientos de nuestra identidad. Y esto es como un edificio, donde los cimientos son cruciales, aunque no se vean. Además, lo que llamamos identidad, subjetividad, es una edificación y regresar a la infancia para saber qué sucedió en ese tiempo equivale a bajar al sótano, lugar en el que se ven los cimientos.

Pero no hay que perder de vista que el sótano da la idea de un lugar sin mucha luz, con mucho desorden.
El sótano es un lugar frío, húmedo, un poco ruinoso y donde se colocan los trastos que no nos gustan. Sin embargo, ahí, en ese espacio en el que existe tanta humedad, tanto frío, poca luz y trastos que no queremos: existe gran parte de lo que somos. Y es importante enfrentarse a esa zona de nuestra humanidad, que normalmente se encuentra oculta y que además olvidamos, porque la infancia es una etapa de la que hacemos unas operaciones de cierre y clausuramos de la memoria de forma selectiva las cosas malas y sólo dejamos las buenas.

En la novela se maneja la analogía del bisturí eléctrico con la escritura: donde ambos al proceder abren heridas, pero al mismo tiempo las cauterizan. En ese sentido, ¿la escritura puede convertirse en un vehículo de sanación interna?
Puede cumplir esa función, porque incluso se dice que la escritura es una forma de terapia para quien la experimenta. Y en ese sentido, es muy curioso que haya mucha gente que cuando se jubila manifiesta que desea escribir, puesto que en ese ejercicio sienten que van a encontrar alivio en su contradicción. Y sin duda es así. Pero yo creo que la escritura es sobre todo un vehículo para conocer el mundo. Creo que la literatura es un modo de conocimiento de la realidad, que no es ni mejor ni peor que otros discursos: no es mejor ni peor que el discurso científico, por ejemplo, para acercarnos a la realidad.

Bueno, la literatura es clave también en su posibilidad de complementarse con otros discursos o posibilidades expresivas.
Su valor es fundamental y es necesario que se complemente con otros discursos, y esto es una labor fundamental de la literatura: yo creo que una buena novela o es metáfora de la realidad o no es nada. Y es importante este aspecto, porque siempre nos nutrimos de nuestras experiencias o de las experiencias de las personas más cercanas. Escribir de cierto modo consiste en metamorfosear la experiencia, y por lo tanto toda literatura es biografía.

Lo importante también en la experiencia literaria es que el escritor se mire a sí mismo, que se enfrente a su propia interioridad.
Es importante esto porque uno siempre escribe desde el conflicto, y si el conflicto no está o el conflicto es artificial: el texto no tendrá alma. Pero si uno ha escrito desde un conflicto personal que intenta aliviar o intenta resolver ciertas cosas de la experiencia vital con la literatura, entonces se convertirá en universal.

Además, el hecho de sabernos mortales los humanos nos conduce a un conflicto permanente.
Esa es una de las contradicciones que no hemos resuelto todavía. Cómo es posible que la vida implique la muerte. Que sin muerte no haya vida y sin vida haya muerte. En definitiva, el ser humano no ha logrado responder a las preguntas fundamentales de ¿quiénes somos?, ¿adónde vamos? Incluso, llegamos a referirnos a ellas de manera irónica, y eso es porque tenemos siglos dándoles vueltas a esas interrogantes que hasta ahora no hemos podido responder.

Hay gente que piensa que para escribir se tiene que hacer desde la desgracia…
Yo no diría eso, creo más bien que se escribe siempre desde el conflicto, porque si no hubiera conflicto para qué vas a escribir. Y se escribe desde el conflicto para intentar comprender lo que está sucediendo.

El personaje sufre una serie de carencias afectivas, experimenta de manera intensa el desamor.¿Diría usted que en todo caso el amor puede llegar a salvarnos?
Bueno, yo creo que sin amor es muy difícil vivir. Ahora, el amor entendido en un sentido muy amplio, de tal manera que podamos entender que la falta de amor nos puede matar, por eso el amor nos puede salvar.

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