lunes, 26 de mayo de 2008

LUCÍA FERNÁNDEZ y JUAN DIEGO VERGARA


Escribe CARLOS M. SOTOMAYOR
Fotografía de KEYKO MONTEBLANCO

Quizás la travesía más significativa sea aquella que, en su concepción simbólica, representa un recorrido interno, a través de los recuerdos, al nostálgico territorio de la infancia. Precisamente a ese trascendente espacio vital en donde, según los sicoanalistas, se halla el origen de todo. Lucía Fernández y Juan Diego Vergara han coincidido en esta idea –cada uno a su manera, claro– al momento de abordar la temática del viaje que prima en la muestra Sobre crecer y viajar que se exhibe en la galería Espacio Arte, que se ha habilitado en el local del Instituto Euroidiomas de Miraflores.

Repaso de la infancia
En el caso de Lucía Fernández el retorno a la infancia se sostiene a través de una mirada lúdica y de fantasía, como sucede, por ejemplo, cuando la artista evoca su casa como la alta torre de un castillo. “Mi idea era encontrar justamente las imágenes de mis primeros viajes que no están en el álbum –sostiene Fernández–. Hay recuerdos e imágenes que son tan significativas que te marcan y el ejercicio era tratar de plasmar eso. El tema del viaje, a partir de la metáfora y lo simbólico, aparte de lo poético, es algo que visualmente me interesa mucho”.

Juan Diego Vergara, por su parte, nos ofrece una galería de personajes familiares que acompañaron su niñez. “Esta serie es de principio del año pasado y son basadas en fotos de mi familia –explica Vergara–. Y los textos corresponden a lo que yo pensaba cuando miraba las fotos, claro, con una carga un poco irónica. El texto me ayuda a cerrar la idea”.

Palabras en la imagen
La inclusión del texto es, pues, el otro punto en común en el trabajo de los dos artistas. Luego de un inicio abstracto y el respectivo viraje hacia lo figurativo, Vergara empieza, de un momento a otro, a escribir palabras en sus cuadros. “Para que haya una atmósfera sobre lo que yo pintaba. Y luego textos completos”, acota. En el caso de Lucía Fernández la presencia de los textos se da desde siempre y son parte integrada a las imágenes. “Eso lo vengo haciendo desde la escuela. Hace bastante tiempo. Y siempre había esa relación entre el texto y la imagen. No que uno sea accesorio del otro, sino que ambos se complementan y cierran el conjunto”, concluye Fernández.

Se trata de dos miradas, distintas y al mismo tiempo complementarias, que impulsan al espectador a mirarse a sí mismo, a través del tiempo y en medio de la nostalgia.

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