domingo, 5 de agosto de 2007

Entrevista a LORENZO OSORES


Lorenzo Osores, pintor, dibujante, artista gráfico y escritor, publica La sonrisa de la Musaraña (PEISA, 2007), un conjunto de textos pródigos en agudezas paganas, hedonistas y contestatarias. Toda una exploración a su exquisito y singular sentido del humor.

Entrevistan MANUEL ERÁUSQUIN y CARLOS M. SOTOMAYOR

Varios de estos textos tienen su origen en la columna que tenías en la sección de Culturales de Correo. Sin embargo, ese particular sentido del humor que posees ha explorado diferentes géneros expresivos, como la pintura y el diseño gráfico.
Sí, varios de esos textos fueron publicados en mi columna Palomilla de ventana que publicaba en la sección cultural de ustedes. Pero claro, yo básicamente soy un dibujante y un pintor que trabaja en papel de arroz con tinta china. Sin embargo, eso va emparentado a la literatura, y no por gusto mis amigos más cercanos han sido y son poetas y escritores, caso Watanabe, Toño Cisneros, Marco Martos o Balo Sánchez León. Incluso, tengo más amigos escritores que pintores. En ese sentido, mi cercanía a la literatura siempre ha estado presente. Incluso, de algún modo las cosas que pinto o dibujo están emparentadas con la literatura.

Lo bueno de ti es que siempre has tenido un carácter con disposición para con el humor.
Yo estoy convencido de que el humor es un ingrediente de la buena literatura. Por ejemplo, el caso de Borges o de Kafka, que según Augusto Monterroso se revolcaba de risa cuando acabó de escribir La metamorfosis. Y bueno, esa disposición al humor también explica mi participación en publicaciones humorísticas, como Monos y Monadas. En ese sentido, ninguno de los que participamos en Monos y Monadas pensábamos que éramos humoristas. Incluso, en ese momento nadie se propuso hacer del humorismo una profesión, era un elemento natural, algo espontáneo que surgía de nuestro espíritu. Era algo genuino.

¿De dónde te viene esa vocación por la palabra bien escrita, tu aprecio por la estética dentro de un contexto literario? ¿Tu condición de pintor influye también?
Creo que sí, pero también el gusto por el lenguaje viene desde mi niñez. Mi padre era un hombre al que le gustaba que la gente se expresara bien. Si yo cometía un error al hablar me corregía, lo hacía sin que yo me sintiera mal, sin pedantería. Creo que esa es la primera influencia. Después, y sin que lo sepa, Arturo Corcuera también influyó, pues cuando lo iba a visitar él tenía una gran biblioteca, y ahí leí por primera vez Las mil y una noches. Además, también tenía toda la colección de la famosa editorial argentina Losada, que disponía de traducciones de autores europeos. Ahí me embebí de lo mejor de la literatura universal.

La diatriba siempre ha sido una tentación para quienes escriben. Lamentablemente, también existe la tentación de la diatriba sin estilo, chabacana, vulgar y carente de humor.
Para que una diatriba tenga efecto uno no puede ser chabacano o vulgar, de lo contrario sucumbe, convirtiéndose en una diatriba contra uno mismo. Ahora, yo nunca he utilizado la diatriba personalizando, la he usado contra las costumbres. He escrito sátira contra ciertos convencionalismos sociales, contra la estupidez del poder, contra los fundamentalismos religiosos o la intolerancia. Incluso, en La sonrisa de la musaraña hay un texto que se llama “Diatriba contra un canalla ejemplar”, pero no es contra alguien en particular. Es sencillamente contra un miserable que puede ser la suma de muchos miserables.

Tú siempre has dicho que la gente de derecha no tiene sentido del humor.
Es que no conozco a ninguno que lo tenga. Más bien conozco a derechistas que practican el humorismo involuntario, pero eso ya es otra cosa. Por ejemplo, por qué la derecha no ha sido capaz de sacar una publicación de humor, porque la derecha defiende el statu quo. En cambio el humor va precisamente contrariamente a eso, contra lo establecido: Y es que el buen humor es el reino de la libertad total. Incluso, nosotros en Monos Y Monadas o en el Idiota, siendo publicaciones de gente de izquierda, le dábamos duro a los dirigentes de izquierda y a las estupideces de los actos de la izquierda. Nosotros nunca tuvimos esa cosa tendenciosa de parcializarnos con un lado. Nosotros estábamos por encima de esas tonterías.

¿Pero no crees en serio que haya derechistas con sentido del humor?
Que si hay derechistas con gran sentido del humor, sí los hay, como el caso de Borges. Pero cuando él hacía humor nunca era un humor de derecha, porque Borges era demasiado fino e inteligente para hacer humor de derecha. Y para mí lo que ha escrito Borges puede estar dentro de la extrema izquierda de la extrema izquierda (Risas) .

* Fotografía de PAVEL UGAZ.

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